Michelle
Argentina López Franco
343922
Introducción:
La
discriminación se define como “una conducta,
culturalmente fundada, sistemática y socialmente extendida, de desprecio contra
una persona o grupo de personas sobre la base de un prejuicio negativo o un
estigma relacionado con una desventaja inmerecida, y que tiene por efecto
(intencional o no) dañar sus derechos y libertades fundamentales.” (Zepeda,
2005, pg. 1), es decir es un prejuicio que las personas tienen acerca de cierta
actividad o grupo. Al trabajar con definiciones según Zepeda ayuda a
identificar la principal problemática o los puntos de vista a tratar en este
caso la discriminación siendo un problema ético ya que invades los derechos y
la libertad del otro, en mi opinión una de las peores discriminaciones con
específicamente al grupo de la tercera edad.
Desarrollo:
Envejecer es un proceso natural por el cual todos pasamos
eventualmente, independientemente de
nuestros deseos o anhelos. Por otro lado la
longevidad es un logro tanto médico, gracias a los antibióticos y campañas de
prevención, como de sociedad en conjunto, programas de inmunización y agua
potable al igual que drenaje, demuestra mayor desarrollo y capacidad para
tratar al igual que curar enfermedades, sin embargo esta longevidad es
indeseada y evitada por la mayoría ya que nadie desea llegar a la vejez. A
pesar de todo este avance el envejecimiento de la población es algo
relativamente reciente ya que antes del siglo XX las personas envejecidas eran
poco comunes porque no se contaba con medidas de prevención al igual que los
riesgos a muerte eran muy altos, muy pocos llegaban a la vejez entre estos eran
los que destacaban por ser fuertes y contaban con capacidad económica y social
para tratarse. Gracias a los avances ya la vejez no es un lujo por lo tanto ha
ido en incremento esté grupo. (Osorio, 2006)
En la cultura occidental no es extraño que discriminen a las
personas de mayor de edad, empezando por el mercado laboral donde llaman
“viejos” a todos los trabajadores después de los 40 años cuando para jubilarse
es de los 60 a los 65 años según lo establece la institución
social de la jubilación. Poco a poco les quitan sus roles, tanto en casa como
madre/padre o abuela/abuelo como laboralmente como empleado, al igual que toda
participación activa dentro de la sociedad dejándolos marginados el cual
muestra un problema de integración en la sociedad.
Según el utilitarismo cuantitativo, se apoyaría tal marginación
laboral ya que si se busca la mayor felicidad para el mayor número de personas
al igual que se ve a la moral como el intento de producir la mayor felicidad, es claro que tanto los empresarios como los
candidatos más jóvenes para el puesto apoyarían que personas mayores de 40 años
se despidieran, siendo estos una minoría, con el propósito de no pagarles la
jubilación para cuando lleguen a los 60 años, al igual que las empresas
prefieren jóvenes recién graduados ya que estos al no contar con familia tienen
mayor disponibilidad.
Kant
afirma que “los seres humanos tienen “un valor intrínseco, esto es, dignidad”,
que los hace valiosos “sobre cualquier precio” (Rachels, 2009, pg. 204),
por esta misma dignidad es inconcebible que cualquier ser humano sea tratado
como un medio y mucho menos como un objeto como a veces se trata a estas
personas de la tercera edad, ya que como seres o agentes racionales tenemos la
capacidad de tomar nuestras propias decisiones y guiarnos por nuestra propia
razón sin embargo lo que sucede en la mayoría de los casos de las personas de
la tercera edad es que dejan de contarlos como personas racionales y los hijos
o familiares empiezan a tomar decisiones acerca de sus vidas sin tomar en
cuenta su opinión de esta manera atentan contra su dignidad al igual que su
autonomía y los marginan robándoles ese derecho a decidir por sí mismos.
De acuerdo a Aristóteles una persona virtuosa es aquella que
tiene un rasgo de carácter que lo manifiesta habitualmente y entre estos, se
destaca la lealtad a los seres queridos, por lo tanto para ser una buena
persona o virtuosa se tiene que ser leal al igual que generoso hacia tus seres queridos
indiscriminadamente de su edad y esto nos lleva a la felicidad (Rachels, 2009).
En mi opinión, independientemente de si te da felicidad o no, todos tenemos que
tener por lo menos algunas de estas virtudes para poder convivir y coexistir
pacíficamente como un ser social en un su entorno.
El argumento de los beneficios “Si
podemos beneficiar a alguien, sin dañar a nadie más, debemos hacerlo” (Rachels, 2009, pg. 20) en este caso aplicaría de
si podemos ayudar a las personas de la tercera edad ya sea laboralmente o
evitar marginarlas, se debe hacer. Otro argumento importante es el argumento
sobre lo incorrecto de discriminar, ya que nadie tiene el derecho ni el poder
de decidir que vidas valen menos que otras. Estos argumentos son en mi criterio
necesarios para evitar la discriminación.
Las nuevas generaciones han ido desarrollando una
cultura totalmente nueva que se desliga totalmente de los viejos y de su
historia (Osorio, 2006), esto también muestra el pensamiento postmoderno en él
que nos encontramos donde ya cae la razón y hay una exaltación del placer y los
sentimientos, al igual que separa el yo de los otros, este es el pensamiento de
la juventud busca vivir el presente sin pensar en el futuro al igual que busca
independizarse por lo tanto se desliga de los ancianos y de la familia en sí,
por lo tanto no existe esta conciencia incluyente con los grupos sociales como
son las personas de la tercera edad.
El
envejecimiento se está dando en todos los países, sin embargo en la región
latinoamericana especialmente cuenta con un escaso desarrollo institucional y
su incidencia de pobreza, discriminación y cada vez menor apoyo de los núcleos
familiares. (Osorio, 2006) esto nos
indica que para cuando la juventud de hoy en día envejezca no contara con apoyo
ni instituciones a las cuales acudir y mucho menos un trabajo propio y digno
donde se respete su racionalidad., ya que el simple hecho de que envejezcan no
quiere decir que pierdan sus habilidades de raciocinio.
La
“no discriminación que incluya en su concepto la defensa del tratamiento
diferenciado y que no obstante, se formule como una forma específica del valor
de la igualdad” (Zepeda, 2005, pg. 29) esto quiere decir que para que exista
adecuadamente la no discriminación se tiene que buscar un equivalente de
igualdad para este grupo, siendo más específico no quiere decir que se les va a
dar los mismo trabajos que un muchacho de 18 años si implica cargar cosas
pesadas, si no que un trabajo que se adapte a sus capacidades reconociendo que
aún son seres racionales al igual que capaces de aportar y desempeñar papeles
en la sociedad, pero adaptando a que tienen necesidades especiales tomando en cuenta
también que poseen menos energía y fuerza.
La
ética nos dice que debemos guiarnos por un razonamiento moralmente justo que es
portarnos imparciales y hacer aquello con las razones moralmente justas en
lugar de dejarnos llevar por: “Nuestros sentimientos pueden ser irracionales:
pueden no ser más que productos del prejuicio, del egoísmo o de
condicionamiento cultural” (Rachels,
2009, pg. 32), es decir evitar tanto el relativismo cultural como el emotivismo,
que uno nos dice que todas las culturas tienen diferentes códigos morales y no
debemos juzgar mientras que el otro nos habla de argumento meramente guiados
por el deseo de influir, apelando a las emociones, las decisiones del otro.
"Hablamos de la justicia como valor desde la
aspiración y el deseo más profundo de todo ser humano o un orden social, a un
trato y a una vida cada día más equitativos." (Martínez, 1999, pág. 149)
Justicia, en este contexto aplica a las personas de la tercera edad que busca y desean ser tratados como seres
racionales aun con capacidades para producir bien a la sociedad y la necesidad
de ser parte de ella. “Desde una
perspectiva ética, la justicia es el valor nuclear en todas las relaciones
humanas y el criterio que sirve para juzgar la adecuación o no de las conductas
a la dignidad de la persona; rectitud de conducta con y hacia los demás t
rectitud interior” (Martínez, 1999, pág.
151) Por lo tanto una persona que se guía éticamente debería ser respetuosa
ante la dignidad de otro para su convivencia social, desde mi punto de vista
tenemos el deber de no atentar contra la dignidad de otro y tratarlo como
igual, incluyendo a las personas de la tercera edad que al igual son personas
con dignidad y merecen ser tratadas como tal.
Conclusión:
Envejecer es un proceso natural de la vida humana, sin
embargo por otro lado la
longevidad es un logro tanto médico y social reciente que demuestra mayor
desarrollo y capacidad para tratar al igual que curar enfermedades, pero una
problemática es que esta longevidad es indeseada y evitada por la mayoría ya que
nadie desea llegar a la vejez por el problema de la discriminación. Las
personas de la tercera edad al igual que
cualquier ser humano tienen su valor intrínseco que es su dignidad y como seres
racionales con la capacidad de tomar decisiones merecen ser tratados como tal,
en lugar de ser aislados o segregadas tanto familiar como laboralmente, cuando
todavía pueden realizarse personalmente
ante la sociedad, además el ser humano al ser un ser sociable que convive en
sociedad necesita estar desarrollándose dentro de su mismo rol para con su
entorno. La no discriminación no involucra sólo ofrecer las mismas
oportunidades sino que también es adaptarlas a sus necesidades personales, como
es la enfermedad y horarios cortos, ya que al ser personas de la vejez cuentan
con menos energía.
Bibliografía:
-Rachels, J. (2009). Introducción a
la filosofía moral. México: FCE.
-Rodríguez Zepeda, Jesús. (2005). Definición y concepto de la no
discriminación. El Cotidiano, noviembre-diciembre, 23-29.
-Osorio, Paulina. (2006). Exclusión Generacional: La Tercera Edad. Revista
Mad. Revista del Magíster en Análisis Sistémico Aplicado a la Sociedad, Sin
mes, 47-52.
-González, César A.; Ham Chande, Roberto. (2008). Discriminación en las
edades avanzadas en México. Papeles de Población, Enero-Marzo, 35-58.
-Cardero, López, José Luis. (2004). Kant, el entusiasmo de la razón. Nómadas,
enero-junio,
-Martínez, R. (1999). Valores Humanos Y Desarrollo Personal.
Madrid: Editorial Escuela Española.
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