María
Laura Castro Morales
A01224930
Ética Persona y SociedadDra. Alicia Ocampo Jiménez
A01224930
Ética Persona y SociedadDra. Alicia Ocampo Jiménez
Entre gigantes de acero
En
un mundo rápido, globalizado, de producción y tecnología, la persona y el medio
ambiente han pasado a un segundo plano de preocupación moral. Nos hemos
limitado a vivir entre paredes y materiales que nos dictan qué hacer y para
dónde ir. ¿Por qué hemos permitido que se nos rebaje nuestra autonomía y que se
maltrate tanto al planeta?
Imagina
tu ciudad, camina por las calles del pavimento gris gastado, el sol abraza la
ciudad con su gran intensidad y ¿qué es lo que ves? Paredes de fortalezas
levantándose a todo tu alrededor; si no es una casa levantada sobre fríos y
mudos ladrillos, son edificios. Grandes construcciones por todos lados se sostienen
en pie totalmente cerrados al exterior, como si fueran gigantes de acero que
dan poder y nombre a quienes lo habitan y rebajan al pobre espectador que no
puede mas que descansar bajo su sombra, si es que se le permite, porque
alrededor de todos estos gigantes nos encontramos con enormes cantidades de
automóviles, que están estacionados. La ciudad entonces se convierte en una
lucha gigantes; quién es quién, quién es mejor, cómo superar al otro. Gigantes
que se olvidan del exterior y lo dejan en un desierto gris donde el espacio más
cómodo pudiera ser la parada del camión.
Estos
gigantes son fruto del hombre claro está, de la sociedad tecnológica y
consumista en la que vivimos. Los resultados terminan siendo tristes, vanos,
destructores. El hombre ha ido acabándose la Tierra simplemente para construir
más y vender más, y al mismo tiempo se deja en el olvido el contexto de dichas
construcciones, acción que termina con sociedades destruidas. ¿Qué acaso
terminar con una sociedad no es un problema ético de gran tamaño? Existe una
tremenda despreocupación por el otro y con ella un constante preocupar personal
que nos lleva a actuar egoístamente. El bienestar del otro pasa a un segundo
plano o no existe. Construir por construir sin pensar en el daño que se causa a
la ciudad y sus pobladores, y a su vez a la Tierra misma por falta de
tecnologías verdes o sobre construcción. Debemos de recordar que los derechos
del medio ambiente entran ya en los derechos humanos.
Dice Rem Koolhas, famoso arquitecto holandés,
en su escrito Toward the Contemporary
City que “es más fácil de controlar
el espacio vacío que jugar en volúmenes completos que se han convertido en
incontrolable” (Koolhas, 1989) La violencia e inseguridad se desatan con
mayor facilidad y mayor cantidad en espacios donde no hay ojos que observen que
no sucedan. Existe gran número de construcciones modernas que no se preocupan
por el contexto en el que se localizan y como resultado tenemos calles
desoladas, feas, sin valor, donde no ocurre nada de importancia y en su lugar
existe inseguridad. Se crea un “sistema
de calles aberrantes y conexiones de garaje que cortan a las personas sus modos
de vivir” (Koolhas, 1989) Según una perspectiva kantiana al hacer esto
atentaríamos contra la dignidad de la persona. Según Kant las personas tienen
dignidad “porque son agentes racionales: esto es, agentes libres, capaces de
tomar sus propias decisiones, establecer sus propias metas y guiar su conducta
por la razón.” (Rachels, 2006) Un político, constructor, persona adinerada que
manda construir sin pensar en las consecuencias de no preocuparse por el
contexto está atentando contra la dignidad de las personas porque en cierto
modo les limita actividades, provoca inseguridad, y se pasa sobre su opinión
(derecho de pensamiento y libre expresión, así como derecho a la participación
ciudadana). ¿Dónde está pues la persona libre e igual que venimos reclamando
desde hace años?
Conseguir
mayores riquezas quitándoles a las personas espacios, oportunidades y modos de
vivir es usar a la persona para conseguir un bien personal. Kant dice “obra de tal modo que uses a la humanidad,
tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin
al mismo tiempo y nunca solamente como un medio.” (Rachels, 2006) La persona
ya dijimos que tiene una dignidad por ser racional, y por la misma razón debe
de ser un fin en sí mismo y no para un externo; eso sería usar a la persona
como medio y pasar sobre su dignidad y manipularla.
Otra
consecuencia de este egoísmo, de este
pensar únicamente en nuestro bien personal, son los daños al medio ambiente. “Nuestra cultura se ha adaptado a un
estratagema que esencialmente dice que si la fuerza bruta o cantidades masivas
de energía no funcionan, no estás usando la suficiente. Hacemos edificios de
cristal que son más sobre el edificio que las personas.”(McDonough, 1993) Buscamos resultados rápidos, que den
respuestas claras y rápidas, y que dejen remuneración. La felicidad del que
compra no es importante, y menos lo es la Tierra. Las construcciones rápidas
muchas veces terminan siendo de baja calidad y no se contemplan las fallas que
tienen de ventilación, agua, cañerías, uso inadecuado de recursos, explotación
y destrucción de los mismos. “Hemos
creado estrés en las personas porque estamos hechos para estar conectados con
el exterior, pero en su lugar estamos atrapados. Los problemas de calidad del
aire se están volviendo muy serios.”(McDnonough, 1993).
¿Por
qué no existe la preocupación por un bien común?, ¿No sería mejor y más fácil
vivir habitar una sociedad construida con respeto y solidaridad?, ¿Construida
con preocupación por la Tierra? Construir y habitar se vuelven términos sin un
fondo importante; construir para ganar y el vivir realmente no importa. Hemos
perdido el verdadero sentido del habitar. Martin Heiddeger tenía una forma de
pensar sobre esto que decía:
1. E1
construir es propiamente habitar
2. Habitar
es la manera como los mortales están sobre la tierra.
3. El
construir en cuanto habitar se despliega en el construir, el que cuida, el
cultivo, y en el construir, el que erige edificaciones. (…) el rasgo
fundamental del habitar es este cuidar.
(Ábalos, 2000)
Cuidar
entonces es lo que debemos hacer; cuidar a la persona, cuidar al medio
ambiente, para que así podamos cuidar de nosotros. Sería entonces parecido a la
propuesta contractualista en donde “la
moral consiste en el conjunto de reglas que gobiernan cómo las personas deben
tratarse unas a otras, que la gente racional estará de acuerdo en aceptar, para
su mutuo beneficio, a condición de que los demás también sigan estas reglas.”
(Rachels, 2006) Nos habla de cierto contrato que establece reglas para la
convivencia social que todos aportan, están de acuerdo y la siguen; porque
saben que el bien común les dará un bien personal. El contrato realmente no
existe, pero está implícito en nuestra persona porque somos parte de él con
nuestras acciones.
¿Por
qué estamos destruyendo al planeta y a la sociedad? “El enfoque debería de ser en las necesidades de las personas, y
nosotros necesitamos agua limpia, materiales seguros y durabilidad.”
(McDonough, 1993) Unas por otras; si queremos ser libres y gozar de buenas
condiciones de vida debemos corresponder con tratar bien al planeta y las
personas para que gocen de lo mismo. Actualmente se vive una tercera generación
de derechos humanos que están basados en la solidaridad, y nos dice que los
derechos implican deberes.
“En
efecto frene al exclusivismo individualista, tales derechos reivindican el
disfrute solidario de determinados bienes, Y, frente a la pretendida
autosuficiencia individual o colectiva, la demande de esos derechos surge de la
toma de conciencia de la interdependencia planetaria e incluso diacrónica entre
los seres humanos”
(Rachels,
2006)
Querer
ser hombres de trabajo ha quedado atrás, se nos olvidó que los derechos
conllevan deberes, responsabilidades, y hay que trabajar por cumplirlas. Pero,
¿acaso una persona trabajadora no vale más por sus hábitos adquiridos, por sus
virtudes? Aristóteles diría que sí. Que esa persona que trabaja y tiene hábitos
buenos es virtuosa y por lo tanto feliz. Una virtud es “un rasgo de carácter manifestado en la acción habitual. Lo “habitual”
es importante.” (Rachels, 2006) ¿Por qué no ser mejor hombres de virtud que
trabajan día a día por conseguir su felicidad y la del otro?
“Han llegado a ser raros los
hombres con las manos callosas, con las espaldas curvadas y con el rostro
amplio y bellamente expresivo, y además están situados detrás de nosotros desde el punto de vista de su
consideración social.” (Ábalos, 2000) Que el egoísmo no
nos cubra y mejor emprendamos acciones por el bien común y personal. Hay que
trabajar para que aquellas virtudes sean un granito de arena en la montaña que
tenemos que hacer para lograr el respeto a la dignidad y a la Tierra que se ha
perdido.
Necesitamos
por lo tanto llegar a una reconciliación entre la razón y la moral; saber por
nuestra propia razón qué está bien y mal, hasta dónde puede llegar mi egoísmo
porque si no está moralmente mal. Las personas deben de alcanzar un “nuevo estado de conciencia, autonomía y
control sobre sus mundos de vida, haciéndose responsables de sus actos hacia sí
mismos, hacia los demás y hacia la naturaleza en la deliberación de lo justo y
lo bueno.” (Tangencial, 2002).
El
desarrollo no es simplemente crecer económicamente, sino entender que es un
progreso social y cultural con un objetivo final de justicia. Si queremos
lograr el desarrollo tecnológico, económico y social que hemos estad haciendo
mal, debemos de hacerlo en conjunto con los derechos civiles, políticos,
económicos, sociales, culturales y del medio ambiente.
Se
puede, claro que sí. Salir de nuestro confort y vicios que el egoísmo causa es
difícil, y los resultados probablemente no aparezcan de un día para otro, pero
ya lo dijimos, una virtud es aquella que se realiza repetidamente; todos los
días todo el día con un fin bueno. Salir de nuestro confort implica pensar en
los demás; en su dignidad y respetarla, en sus formas de pensar y actuar, en
que necesitamos todos dónde vivir y vivir bien. No podemos seguir rodeados de
gigantes de acero que nos rebajan y limitan. Que aquellos gigantes sean puentes
entre sociedades, formas de pensar, de vivir, que cuiden y se preocupen por la
naturaleza. Sólo así el desarrollo que queremos lograr va a llegar a su máximo.
Referencias
Rachels,
J. (2006). Introducción a la Filosofía Moral. México: Fondo de Cultura
Económica.
Ábalos, I. (2000). La buena vida. Barcelona: Editorial Gustavo Gili
Nesbitt, K.
(1996). Theorizing a New Agenda for
Architecture: An Anthology of Architectural Theory. New York: Princeton
Architectural Press
Gil, R. (1999) Valores
Humanos y Desarrollo Personal. España: Editorial Escuela Española.
Tangencial (2002, año V) Manifiesto por la vida: Por una ética para la Sustentabilidad.
Ambiente y Sociedades, 10.
McDonough, W.
(1993) A Centennial Sermon: Design,
Ecology, Ethics and the Making of Things. New York City.
Doc James
ResponderEliminarHola, mi nombre es Dr. James Henri del Hospital Universitario de la Universidad de Benin, soy especialista en Cirugía de órganos y nos ocupamos de la compra de órganos de humanos que quieren vender, y estamos ubicados en Nigeria, EE. UU. Y Malasia. , pero nuestra oficina central está en Nigeria. Si está interesado en vender su riñón o en vender cualquier parte de su órgano corporal, comuníquese con nosotros para obtener más información. Contáctenos a través de
Correo electrónico: jameshenryhome@gmail.com
Número de Whatsapp: +2348110133466
Esperando saber de ti.
Saludos,
Dr. James
CEO
HOSPITAL DE ENSEÑANZA DE LA UNIVERSIDAD DE BENIN.