lunes, 8 de julio de 2013

ENTRE GIGANTES DE ACERO

María Laura Castro Morales
A01224930
Ética Persona y Sociedad
Dra. Alicia Ocampo Jiménez

Entre gigantes de acero

En un mundo rápido, globalizado, de producción y tecnología, la persona y el medio ambiente han pasado a un segundo plano de preocupación moral. Nos hemos limitado a vivir entre paredes y materiales que nos dictan qué hacer y para dónde ir. ¿Por qué hemos permitido que se nos rebaje nuestra autonomía y que se maltrate tanto al planeta?
Imagina tu ciudad, camina por las calles del pavimento gris gastado, el sol abraza la ciudad con su gran intensidad y ¿qué es lo que ves? Paredes de fortalezas levantándose a todo tu alrededor; si no es una casa levantada sobre fríos y mudos ladrillos, son edificios. Grandes construcciones por todos lados se sostienen en pie totalmente cerrados al exterior, como si fueran gigantes de acero que dan poder y nombre a quienes lo habitan y rebajan al pobre espectador que no puede mas que descansar bajo su sombra, si es que se le permite, porque alrededor de todos estos gigantes nos encontramos con enormes cantidades de automóviles, que están estacionados. La ciudad entonces se convierte en una lucha gigantes; quién es quién, quién es mejor, cómo superar al otro. Gigantes que se olvidan del exterior y lo dejan en un desierto gris donde el espacio más cómodo pudiera ser la parada del camión.
Estos gigantes son fruto del hombre claro está, de la sociedad tecnológica y consumista en la que vivimos. Los resultados terminan siendo tristes, vanos, destructores. El hombre ha ido acabándose la Tierra simplemente para construir más y vender más, y al mismo tiempo se deja en el olvido el contexto de dichas construcciones, acción que termina con sociedades destruidas. ¿Qué acaso terminar con una sociedad no es un problema ético de gran tamaño? Existe una tremenda despreocupación por el otro y con ella un constante preocupar personal que nos lleva a actuar egoístamente. El bienestar del otro pasa a un segundo plano o no existe. Construir por construir sin pensar en el daño que se causa a la ciudad y sus pobladores, y a su vez a la Tierra misma por falta de tecnologías verdes o sobre construcción. Debemos de recordar que los derechos del medio ambiente entran ya en los derechos humanos.
 Dice Rem Koolhas, famoso arquitecto holandés, en su escrito Toward the Contemporary City que “es más fácil de controlar el espacio vacío que jugar en volúmenes completos que se han convertido en incontrolable” (Koolhas, 1989) La violencia e inseguridad se desatan con mayor facilidad y mayor cantidad en espacios donde no hay ojos que observen que no sucedan. Existe gran número de construcciones modernas que no se preocupan por el contexto en el que se localizan y como resultado tenemos calles desoladas, feas, sin valor, donde no ocurre nada de importancia y en su lugar existe inseguridad. Se crea un “sistema de calles aberrantes y conexiones de garaje que cortan a las personas sus modos de vivir” (Koolhas, 1989) Según una perspectiva kantiana al hacer esto atentaríamos contra la dignidad de la persona. Según Kant las personas tienen dignidad “porque son agentes racionales: esto es, agentes libres, capaces de tomar sus propias decisiones, establecer sus propias metas y guiar su conducta por la razón.” (Rachels, 2006) Un político, constructor, persona adinerada que manda construir sin pensar en las consecuencias de no preocuparse por el contexto está atentando contra la dignidad de las personas porque en cierto modo les limita actividades, provoca inseguridad, y se pasa sobre su opinión (derecho de pensamiento y libre expresión, así como derecho a la participación ciudadana). ¿Dónde está pues la persona libre e igual que venimos reclamando desde hace años?
Conseguir mayores riquezas quitándoles a las personas espacios, oportunidades y modos de vivir es usar a la persona para conseguir un bien personal. Kant dice “obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio.” (Rachels, 2006) La persona ya dijimos que tiene una dignidad por ser racional, y por la misma razón debe de ser un fin en sí mismo y no para un externo; eso sería usar a la persona como medio y pasar sobre su dignidad y manipularla.
Otra consecuencia de  este egoísmo, de este pensar únicamente en nuestro bien personal, son los daños al medio ambiente. “Nuestra cultura se ha adaptado a un estratagema que esencialmente dice que si la fuerza bruta o cantidades masivas de energía no funcionan, no estás usando la suficiente. Hacemos edificios de cristal que son más sobre el edificio que las personas.”(McDonough, 1993) Buscamos resultados rápidos, que den respuestas claras y rápidas, y que dejen remuneración. La felicidad del que compra no es importante, y menos lo es la Tierra. Las construcciones rápidas muchas veces terminan siendo de baja calidad y no se contemplan las fallas que tienen de ventilación, agua, cañerías, uso inadecuado de recursos, explotación y destrucción de los mismos. “Hemos creado estrés en las personas porque estamos hechos para estar conectados con el exterior, pero en su lugar estamos atrapados. Los problemas de calidad del aire se están volviendo muy serios.”(McDnonough, 1993).
¿Por qué no existe la preocupación por un bien común?, ¿No sería mejor y más fácil vivir habitar una sociedad construida con respeto y solidaridad?, ¿Construida con preocupación por la Tierra? Construir y habitar se vuelven términos sin un fondo importante; construir para ganar y el vivir realmente no importa. Hemos perdido el verdadero sentido del habitar. Martin Heiddeger tenía una forma de pensar sobre esto que decía:
1.      E1 construir es propiamente habitar
2.      Habitar es la manera como los mortales están sobre la tierra.
3.      El construir en cuanto habitar se despliega en el construir, el que cuida, el cultivo, y en el construir, el que erige edificaciones. (…) el rasgo fundamental del habitar es este cuidar.
(Ábalos, 2000)
Cuidar entonces es lo que debemos hacer; cuidar a la persona, cuidar al medio ambiente, para que así podamos cuidar de nosotros. Sería entonces parecido a la propuesta contractualista en donde “la moral consiste en el conjunto de reglas que gobiernan cómo las personas deben tratarse unas a otras, que la gente racional estará de acuerdo en aceptar, para su mutuo beneficio, a condición de que los demás también sigan estas reglas.” (Rachels, 2006) Nos habla de cierto contrato que establece reglas para la convivencia social que todos aportan, están de acuerdo y la siguen; porque saben que el bien común les dará un bien personal. El contrato realmente no existe, pero está implícito en nuestra persona porque somos parte de él con nuestras acciones.
¿Por qué estamos destruyendo al planeta y a la sociedad? “El enfoque debería de ser en las necesidades de las personas, y nosotros necesitamos agua limpia, materiales seguros y durabilidad.” (McDonough, 1993) Unas por otras; si queremos ser libres y gozar de buenas condiciones de vida debemos corresponder con tratar bien al planeta y las personas para que gocen de lo mismo. Actualmente se vive una tercera generación de derechos humanos que están basados en la solidaridad, y nos dice que los derechos implican deberes.
“En efecto frene al exclusivismo individualista, tales derechos reivindican el disfrute solidario de determinados bienes, Y, frente a la pretendida autosuficiencia individual o colectiva, la demande de esos derechos surge de la toma de conciencia de la interdependencia planetaria e incluso diacrónica entre los seres humanos”
                                                                                                                      (Rachels, 2006)
Querer ser hombres de trabajo ha quedado atrás, se nos olvidó que los derechos conllevan deberes, responsabilidades, y hay que trabajar por cumplirlas. Pero, ¿acaso una persona trabajadora no vale más por sus hábitos adquiridos, por sus virtudes? Aristóteles diría que sí. Que esa persona que trabaja y tiene hábitos buenos es virtuosa y por lo tanto feliz. Una virtud es “un rasgo de carácter manifestado en la acción habitual. Lo “habitual” es importante.” (Rachels, 2006) ¿Por qué no ser mejor hombres de virtud que trabajan día a día por conseguir su felicidad y la del otro?
“Han llegado a ser raros los hombres con las manos callosas, con las espaldas curvadas y con el rostro amplio y bellamente expresivo, y además están situados detrás  de nosotros desde el punto de vista de su consideración social.” (Ábalos, 2000) Que el egoísmo no nos cubra y mejor emprendamos acciones por el bien común y personal. Hay que trabajar para que aquellas virtudes sean un granito de arena en la montaña que tenemos que hacer para lograr el respeto a la dignidad y a la Tierra que se ha perdido.
Necesitamos por lo tanto llegar a una reconciliación entre la razón y la moral; saber por nuestra propia razón qué está bien y mal, hasta dónde puede llegar mi egoísmo porque si no está moralmente mal. Las personas deben de alcanzar un “nuevo estado de conciencia, autonomía y control sobre sus mundos de vida, haciéndose responsables de sus actos hacia sí mismos, hacia los demás y hacia la naturaleza en la deliberación de lo justo y lo bueno.” (Tangencial, 2002).
El desarrollo no es simplemente crecer económicamente, sino entender que es un progreso social y cultural con un objetivo final de justicia. Si queremos lograr el desarrollo tecnológico, económico y social que hemos estad haciendo mal, debemos de hacerlo en conjunto con los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y del medio ambiente.
Se puede, claro que sí. Salir de nuestro confort y vicios que el egoísmo causa es difícil, y los resultados probablemente no aparezcan de un día para otro, pero ya lo dijimos, una virtud es aquella que se realiza repetidamente; todos los días todo el día con un fin bueno. Salir de nuestro confort implica pensar en los demás; en su dignidad y respetarla, en sus formas de pensar y actuar, en que necesitamos todos dónde vivir y vivir bien. No podemos seguir rodeados de gigantes de acero que nos rebajan y limitan. Que aquellos gigantes sean puentes entre sociedades, formas de pensar, de vivir, que cuiden y se preocupen por la naturaleza. Sólo así el desarrollo que queremos lograr va a llegar a su máximo.


Referencias

Rachels, J. (2006). Introducción a la Filosofía Moral. México: Fondo de Cultura Económica.
Ábalos, I. (2000). La buena vida. Barcelona: Editorial Gustavo Gili
Nesbitt, K. (1996). Theorizing a New Agenda for Architecture: An Anthology of Architectural Theory. New York: Princeton Architectural Press
Gil, R. (1999) Valores Humanos y Desarrollo Personal. España: Editorial Escuela Española.
Tangencial (2002, año V) Manifiesto por la vida: Por una ética para la Sustentabilidad. Ambiente y Sociedades, 10.
McDonough, W. (1993) A Centennial Sermon: Design, Ecology, Ethics and the Making of Things. New York City.

1 comentario:

  1. Doc James
    Hola, mi nombre es Dr. James Henri del Hospital Universitario de la Universidad de Benin, soy especialista en Cirugía de órganos y nos ocupamos de la compra de órganos de humanos que quieren vender, y estamos ubicados en Nigeria, EE. UU. Y Malasia. , pero nuestra oficina central está en Nigeria. Si está interesado en vender su riñón o en vender cualquier parte de su órgano corporal, comuníquese con nosotros para obtener más información. Contáctenos a través de
    Correo electrónico: jameshenryhome@gmail.com
    Número de Whatsapp: +2348110133466
    Esperando saber de ti.
    Saludos,
    Dr. James
    CEO
    HOSPITAL DE ENSEÑANZA DE LA UNIVERSIDAD DE BENIN.

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