Génesis Peralta Ornelas
México se encuentra posicionado como un país en desarrollo humano alto (IDH, 2011. p. 158), este dato nos sirve para ubicar al país en términos generales pero hay que tomar en cuenta que el desarrollo no es un mero crecimiento económico, sino que comprende también un progreso social y cultural con un objetivo final de justicia. (Fernández, 1997. p. 691).
Según datos del 2011, México tiene el segundo nivel más elevado de desigualdad de los ingresos en la población activa en la OCDE*, justo por debajo de Chile y muy por encima de la media de la OCDE (OCDE, 2011). Lo que quiere decir que existe una gran diferencia entre el salario de una persona de clase alta comparado con el de una persona de clase baja. Siempre he pensado que entre mayor sea la diferencia económica en una misma sociedad, es más difícil la convivencia, por lo que a mi parecer, sería ideal que se pudiera llegar a un punto intermedio para que exista una mayor igualdad entre los ciudadanos. Los países que se encuentran en el mismo grupo de desigualdad que México son los siguientes: Chile, Israel, Portugal, Turquía y Estados Unidos. (OCDE, 2013).
La desigualdad de género también es un factor importante a considerar, el 55.8% de las mujeres y 61.9% de los hombres de 25 años o más, cuentan con al menos un nivel de educación secundaria, y el 43.2% de las mujeres y el 80.6% de los hombres participan en la fuerza de trabajo (IDH, 2011. p. 158), es una “buena” cifra si la comparamos con otros países de América Latina pero definitivamente tenemos que cambiar nuestra cultura para que poco a poco estas cifras aumenten considerablemente, ya que los estudios es una parte fundamental de nuestra formación, ya que no sólo nos ayudan como personas, sino también como sociedad.
La desigualdad en México mucho tiene que ver con los derechos humanos, los de primera generación, tienen la función primordial de limitar al Estado, los de segunda generación tienden a limitar al mercado mediante la intervención del Estado, (Fernández, 1997. p. 685) y los de tercera generación no dependen solo del sistema político y económico vigente en cada sociedad, sino también, del orden político y económico internacionales (Fernández, 1997. p. 686). La relación que existe entre la desigualdad y los derechos humanos es que el hecho de que sean tres diferentes lógicas, afectan al correcto funcionamiento del llamado estado social de derecho, pues se puede decir que apenas se están formando y están en constante evolución.
Para regular los posibles conflictos entre los derechos humanos podemos aplicar la indivisibilidad, los derechos humanos y las libertades fundamentales son indivisibles, resultando imposible el disfrute completo de los derechos civiles y políticos sin el de los derechos económicos, sociales y culturales. Los progresos duraderos en la vía de la aplicación de los derechos humanos suponen una política nacional e internacional racional y eficaz de desarrollo económico y social (Fernández, 1997. p. 690). De esta forma, todos los derechos humanos tendrían el mismo valor, y se tendrían que cumplir y respetar. Por lo que regresando al párrafo anterior, todas las personas tendrían que ejercer su derecho a la educación, aumentando las posibilidades de un mejor sueldo para las familias de clase baja y eliminándose la desigualdad en México.
* Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Bibliografía
OECD . (2011). Divided We Stand: Why Inequality Keeps Rising. 1 de julio de 2013, de OECD Sitio web: http://www.oecd.org/mexico/49177732.pdf
OECD. (2012). Reducing income inequality while boosting economic growth: Can it be done?. 1 de julio de 2013, de OECD Sitio web: http://www.oecd.org/mexico/49177732.pdf
IDH. (2011). Índice de Desigualdad de Género e indicadores relacionados. 1 de julio de 2013, de IDH Sitio web: http://hdr.undp.org/en/media/HDR_2011_ES_Table4.pdf
María Encarnación Fernández Ruíz-Gálvez. (1997). Derechos humanos : ¿Yuxtaposición o integración?. España: Universidad de Valencia.
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