jueves, 9 de septiembre de 2010

Vive ligero

Por: Natalia Cadena

Light: liviano, de poca importancia, somero, fútil… ¿Cuántas veces hemos escuchado este término en la televisión o en la radio? El autor Enrique Rojas lo utiliza, no para promocionar una nueva marca de cereal que cuida la figura, sino para describir lo que para él es el perfil del hombre actual: sus motivaciones, intereses, inquietudes y miedos.

El argumento central se enfoca en los comportamientos hedonistas, pragmáticos y materialistas que el hombre contemporáneo ha llevado al extremo y que son fomentados en gran parte por los medios de comunicación. Este modo de actuar ha llevado a los jóvenes a tener una falta de aspiraciones sólidas, desarrollando poco a poco una actitud indiferente frente a los problemas sociales, creando una barrera entre LA realidad y SU realidad, lo cual termina orillándolos a un vacío existencial.

El Hombre Light tiene una concepción hedonista de las ideas de felicidad y libertad, ya que las busca incansablemente pero las adapta a su vida de forma que no le impliquen compromiso alguno, haciendo uso de ellas en la medida que le produzca placer. De esta manera, su verdad está supeditada al bienestar personal ya que en su mente, satisfacción y complacencia son sinónimos de felicidad.

El modelo del liberalismo sexual sin consecuencias, que toma los estilos de vida promovidos por los medios de comunicación, es uno de los estandartes del Hombre Light: máximo placer sin responsabilidad alguna sobre sus acciones. Al paso del tiempo, su vida se vuelve un reflejo de lo que ven en la televisión y sus intereses no van más allá que enterarse del último escándalo en Hollywood: tienen que recurrir a la desgracia ajena para así tener un punto de comparación con sus vidas.

Al llevar un ritmo de vida marcado por las pautas de la irresponsabilidad y el hedonismo exacerbado, se desemboca necesariamente en el enfrentamiento con una realidad dominada por un círculo vicioso de: indiferencia, individualismo, y soledad.

Las repercusiones no se quedan allí, ya que el sentimiento de vacío, muchas veces lleva a pensar a los jóvenes que la única salida a esa esclavizante realidad es refugiarse en los vicios, desubicándolos aún más de toda noción real y verdadera.

La consecuencia del estilo de vida del Hombre Light llevado al extremo, es una persona sin eje, que se mueve en relación a lo que diga la mayoría ya que sus motivaciones no tienen un fondo más profundo. Permanece “estacionado” en un nivel de moral convencional, de acuerdo al modelo de Kohlberg, donde el individuo no alcanza una autonomía verdadera porque actúan cuidándose de lo que opinen los demás, es decir, su moral no viene desde adentro, sino que es impuesta en cierto modo por la sociedad.

Yo pienso que la promesa está en nosotros mismos. Debemos ser capaces de dar un rumbo a nuestras vidas y verdaderamente hacer un esfuerzo por recuperar los valores que nos distinguen como personas: no hay que olvidar que al actuar por impulsos meramente instintivos, sin razonar las consecuencias de nuestros actos, estaremos al mismo nivel de un perro o un caballo. Si fuimos dotados de una capacidad de razonar, ¡Usémosla!

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