miércoles, 6 de octubre de 2010

Alejandra Cebreros López A01110922

ITESM
Campus Guadalajara
Alejandra Cebreros López
A01110922
Ética, persona y sociedad
Dra. Alicia Ocampo Jiménez
Grupo 9
Parcial 2
Segundo artículo mensual
06/10/10

¿Y tú qué haces por tu México?


México se ha convertido en un lugar donde abundan y sobran los problemas. Por una parte están aquellos problemas sociales y humanos, como el hambre, la pobreza, el analfabetismo, la escasez de recursos, catástrofes ecológicas, así como las grandes enfermedades de nuestro tiempo, tanto las físicas como el cáncer, la lepra y el SIDA; o las psicológicas, como la drogadicción y el alcoholismo. Son múltiples las dificultades que atraviesa la sociedad mexicana como para que además por otra parte estén aquellos problemas sociales generados en perjuicio de nuestro país por la misma sociedad, como la violencia, la delincuencia, el narcotráfico, el abuso sexual, la explotación, guerras, corrupción, entre muchos otros. Todo esto es a lo que lamentablemente ha llegado nuestro México actual.
Como podemos ver la situación en la que se encuentra nuestro país es un tema preocupante, puesto que los problemas sociales han ido incrementando a tal punto que se han vuelto algo normal y común ante los ojos de nosotros, los ciudadanos. Escuchamos, leemos y vemos por todas partes indicios de la situación que estamos atravesando, pero ¿acaso hacemos algo para tratar de cambiarla?
La pregunta esta en porque los ciudadanos cometen acciones tan perjudiciales para la sociedad. Lo que pasa es que actualmente pareciera ser que el móvil de las acciones de la sociedad está basado en el beneficio individual, el mexicano actual se limita a ver por sí mismo, por su propia felicidad y su propia conveniencia. Desafortunadamente, casi siempre buscamos sacar ventaja de cualquier situación, solo nos interesa aquello que nos produce un beneficio propio. Pero, la pregunta es ¿en dónde quedan los demás? ¿Qué lugar le damos a nuestra sociedad?
De acuerdo con Aristóteles, por naturaleza la felicidad es el fin último de nuestras acciones y elecciones, pero sólo es prudente aquella persona que se propone siempre fines buenos y que además no tiene en cuenta solo el presente, sino lo que le conviene para el conjunto de su vida. No obstante, la sociedad en su mayoría está dejando guiar sus decisiones en el presente, sin consideración alguna del futuro. Asimismo, podemos ver en base a nuestras circunstancias actuales, que la sociedad se deja guiar básicamente por necesidades utilitaristas, pues predomina un sentimiento de que eso es lo importante, dejando así de lado las consideraciones de las repercusiones sociales de nuestras acciones. Y es por esto mismo es que estamos en donde estamos, puesto que la sociedad ha llegado a tal grado, que hace lo que sea con tal de obtener lo que quiere o lo que desea.
Por otra parte, a pesar de que Kant reconoce el deseo de los seres humanos por ser felices, considera que en esto no recae la verdadera cuestión moral, sino en que criterios debemos aplicar a la hora de tomar decisiones para realmente respetar la dignidad de los demás. Es por eso que establece que es autónomo aquel que se pone en el lugar de los demás y no se rige por lo que dicen, ni por sus instintos, sino por las normas que cree que todos deberían cumplir. Es importante tomar aquí en cuenta que esto no promete la felicidad a cambio, pero si realizar lo mejor para la humanidad.
Y es, en este punto, en donde los mexicanos estamos fallando, no somos capaces de ver más allá de nosotros mismos y es por esto que estamos estancados. Las formulaciones del imperativo categórico propuesto por Kant, dice que tenemos que obrar de acuerdo a una máxima, siguiendo aquellas leyes morales que se cree que todos deberían de cumplir, además contrapone mucho el concepto de dignidad, diciendo que debemos de obrar de tal modo que tratemos a los demás como un fin y nunca como un mero medio.
Si tan solo la sociedad actuara de acuerdo a estas formulaciones, nuestra realidad actual fuera muy distinta. Desde mi perspectiva, nuestro México es lo opuesto a lo que propone la tradición Kantiana, en el sentido de que la dignidad de los demás no es realmente respetada y todo el tiempo las personas son utilizadas como medios y no como fines. Me atrevo a decir que se ha perdido la calidad de nuestro país hablando en función de las personas.
Para cambiar esto es importante que a lo hora de actuar y de tomar decisiones, empecemos a tomar en cuenta las repercusiones sociales que tienen nuestras acciones. Mientras, el móvil de las acciones de la sociedad siga siendo individualista, es decir que siempre se busque el mayor beneficio propio, nuestro país seguirá siendo inviable. Hoy en día, es prácticamente imposible permanecer ignorante de los conflictos y sufrimientos ajenos y es importante tener en mente que todos nosotros estamos implicados en el bienestar de nuestro mundo. Y la pregunta que surge al ver la situación actual de México es ¿qué pasará el día de mañana? .
En conclusión la situación en la que se encuentra México actualmente no es nada agradable. Hace falta ética en nuestro país, es decir aquella filosofía moral que nos hace reflexionar sobre que decisiones tomar. Es importante que el mexicano actual se desprenda de ese individualismo y aprenda a distinguir entre sus deseos propios y lo que está bien para la sociedad. Aristóteles decía que la persona prudente es aquella que sabe aplicar los principios morales y discernir sobre que deseos deben ser satisfechos y hasta donde y cuáles no. Hay una frase que me gusta mucho que dice, las cosas no cambian, cambiamos nosotros. Desafortunadamente siempre van a existir problemas sociales, siempre va a haber personas que actúen con fines malos y por lo tanto habrá violencia, delincuencia, entre muchas otras cosas más, pero todo esto puede ser reducido en la medida en que los ciudadanos abandonen ese sentido utilitarista y se vean más comprometidos a una cultura ética de legalidad. Por eso hay que empezar el cambio en nosotros mismos, como dice en la película de la fuerza de uno ¨cada gotita de agua, genera una cascada”.

Bibliografía:
Cortina, A. Ética. La vida moral y la reflexión ética. (1996) Santillana, Madrid. 1996.

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