miércoles, 8 de septiembre de 2010

Consumo Responsable

Por Miriam Ruiz Becerra (Mat. 1050937 Grupo: 10)

Con el paso de los años, los hábitos de consumo han cambiado drásticamente. Anteriormente se buscaba satisfacer las necesidades mediante el fomento de la cooperación, el respeto de los recursos y conocimiento de los productos que se consumían. Actualmente el mundo desarrolla fuertemente la cultura individualista, así como fomenta lo práctico o desechable. Todo esto bajo un contexto de mayor comodidad y estatus.
Es bueno el consumo, pero siempre y cuando sea responsable, lo que implica desde el fabricante hasta el usuario o consumidor. Cada día somos más habitantes en el mundo y al mismo tiempo la capacidad del planeta para regenerarse llega a su límite.
Los hábitos de consumo actuales generan desperdicio, gasto innecesario de energía, así como sobreexplotación de recursos naturales y humanos. El modelo nos habla de que se extraen los recursos naturales, se industrializan, se comercializan, se venden, se consumen, y se desechan (dañando el medio ambiente y salud).
Existen en el mundo contrastes muy marcados. Habitamos en el mundo alrededor de 6.100 millones de personas. El 20% de los habitantes residen en regiones de altos ingresos (Europa occidental, Japón, América del Norte y Australia). Esos países cuentan con el 86% del total del consumo privado. En un país industrializado, un niño nacido consumirá y contaminará más a lo largo de su vida que de 30 a 50 niños en países en desarrollo.
La quema de combustibles fósiles se ha cuadriplicado durante los últimos 50 años y el consumo de agua se ha duplicado a partir de 1960. Estados Unidos posee un 4% de la población mundial y emite casi la cuarta parte del total mundial de gases de efecto invernadero.
Por lo que debemos de consumir, pero de forma responsable, consciente, inteligente y sustentable. Podemos llegar a consumir responsablemente si conocemos lo que estamos consumiendo. Esto quiere decir que conozcamos su procedencia, ingredientes, etc. Además de que al consumir, estamos apoyando o rechazando proyectos que llevan las grandes corporaciones y muchas veces pueden ir en contra de lo que pensamos.
Actualmente existen opciones de productos sustentables como los alimentos orgánicos, de comercio justo, sin conservadores, saborizantes, colorantes artificiales, etc.
Otros ejemplos de consumo responsable son: cambiar empaques de las llaves (la fuga mínima tira 643 litros de agua al día), bañarte rápido (5 a 10 minutos), no abusar de los productos de limpieza (contaminan el agua), no arrojar aceites ni líquidos de autos al drenaje, reutilizar el agua, regar las plantas de noche o muy temprano, meter cargas completas en las lavadoras (ahorran energía, tiempo y agua), desconectar los aparatos, comprar aparatos de bajo consumo, aprovechar al máximo la luz natural, cambiar los focos por ahorradores (a la larga son más baratos), evitar uso de pilas, instalar calentadores solares, dar mantenimiento al tanque de gas, estufa, etc.
Hay acciones que cada uno de nosotros podemos hacer y estaremos beneficiando a futuras generaciones, así como estaremos cuidando a nuestro planeta de un desgaste innecesario. Antes de actuar, siempre hay que pensar en las consecuencias de nuestros actos (buenas o malas). Porque planeta, sólo tenemos uno.

Bibliografía:
Pichardo, Andrés (2008). Guía de Consumo Responsable para Universitarios. Insecta Grupo Ambiental.

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