miércoles, 8 de septiembre de 2010

Alejandra Cebreros López, A01110922

ITESM,Campus Guadalajara
Alejandra Cebreros López
A01110922
Ética, persona y sociedad
Dra. Alicia Ocampo Jiménez
Grupo 9
Parcial 1: Primer artículo mensual
08/08/10


¿Qué es la ética?


A lo largo de este mes, la clase de ética, persona y sociedad ha abierto y despertado una parte de mí que siempre ha estado presente, pero que nunca he logrado manifestar de la manera que desearía. He tenido la oportunidad, en tan solo este mes que llevamos de clases, de conocer perspectivas e ideas tan diversas y cada una de esas opiniones tan opuestas o tan similares que he escuchado tanto de mis compañeros como de mi maestra, han dejado algo en mí, pues a través de todos los temas que hemos platicado en clases es como he logrado enriquecer mi perspectiva que tengo sobre el mundo en general.
Sin embargo, no es solo acerca de los demás sobre lo que he aprendido, este curso me ha proporcionado, a través de lecturas y actividades, las herramientas necesarias para tener bien en claro el concepto de ética, cosa que muchas veces las personas suelen relacionar con lo que está bien hacer, pero la ética es mucho más que eso. Para muchas personas la ética es sinónimo de moral y esto es razonable puesto que ambos términos se ven directamente reflejados en el modo de ser de una persona, no obstante a pesar de las similitudes de los términos es importante saber distinguirlos. Moral son aquellos valores, principios y normas que adquieren las personas por costumbres y ética es aquella filosofía que hace reflexionar a las personas acerca de los problemas que se les presentan.
Algo muy interesante que aprendí y que comparto con ustedes, puesto que en mi caso en particular no lo tenía muy en claro, es que la ética no puede ser neutral, ya que a pesar de no estar identificada con ningún código moral, la ética siempre juzga las normas morales, ya sea como correctas o incorrectas. Asimismo, es importante quitarnos esa idea errónea que tenemos sobre la ética, en el que nos limitamos a verla solo como un sistema de normas y reglas, es decir prohibiciones con las que hemos crecido y hemos sido educados. Considero algo fundamental para el desarrollo de una persona, el que posea su propio juicio ético, pues muchas veces nuestros juicios se basan en las costumbres o principios que rigen nuestra sociedad, tenemos que aprender a no dejarnos guiar por ello y aprender a basar nuestras acciones y decisiones conforme a lo que nosotros creemos. Es normal que algunas veces pensemos que otras personas tienen valores poco convencionales, pero aquí es importante aprender a diferenciar entre lo que tú crees y lo que los demás creen, cada persona puede tener sus razones y si creen en ellas entonces está bien que actúen como lo hacen.
De hecho, uno de los objetivos de la ética es lograr entender con qué fin o porque actuar conforme a los principios éticos, es decir cuál es la racionalidad de la moral. Son muchas las personas que se ven limitadas por la moral, viven contentos solo siguiendo aquello con lo que han crecido pensando que es lo correcto, que es lo que debemos hacer y solo porque su sociedad, su familia, su amigos, escuela, el ambiente en el que se mueve les va imponiendo esas ideas. Lo importante es poder distinguir entre lo que está bien para la sociedad y lo que está bien para uno mismo. De otro modo vivimos conformándonos con solo sacar buenas calificaciones, con portarnos bien en la familia, con no hacer maldades, como robar, copiar, entre otras cosas. No es por quitarle importancia a esos aspectos, pero sin embargo, la vida nos ofrece mucho más que eso para poder progresar y para poder desarrollarnos moralmente. Y es ahí en donde recae la importancia de que empecemos a reflexionar sobre los problemas morales que se nos presentan y empezar a tomar nuestras propias decisiones.
En la medida en que reflexionemos sobre los problemas que afectan gravemente a nuestra sociedad o al mundo en el que vivimos, en esa medida nuestra racionalización acerca de los juicios morales crecerá. Para Kolhberg el nivel más alto del desarrollo moral era el de la autonomía, es decir ver más allá de lo que nos conviene y de las leyes o reglas que tiene nuestra sociedad, para así lograr concebir principios éticos universales que sean beneficiosos para todos sin excepción. Y por otra parte en el caso de Gilligan, a pesar de solo limitarse a hablar del desarrollo moral femenino, el establece que el más alto nivel de desarrollo moral es alcanzado cuando dejamos de preocuparnos solo por nosotros mismos y alcanzamos un equilibrio entre el cuidado propio y la atención a los demás. Hago referencia a estas dos clasificaciones del desarrollo moral, puesto que son muchas las personas que se puede decir no logran alcanzar el nivel máximo o pleno de su desarrollo. Nos limitamos a basar nuestras acciones en lo que a nosotros nos conviene o de acuerdo las costumbres, tradiciones y reglas de nuestra sociedad, nos preocupamos más por el qué dirán, que por lo que podemos hacer por otras personas o por nuestra comunidad.
Como sociedad nunca lograremos el cambio que todos con tantas ansias queremos ver si no logramos romper esa esferita en la que vivimos. Es tiempo de empezar a reflexionar sobre nuestros actos y en cómo estos afectan a los demás. Todos nos damos cuenta por lo que nuestra sociedad está pasando, pero no hacemos nada al respecto, debemos agrandar nuestra esfera de preocupación moral, pero no solo quedarnos ahí sino tomar conciencia y lograr responsabilizarnos, para así cooperar con esa o esas causas que tanto decimos forman parten de nuestra preocupación. Nuestra mayor recompensa será tener la certeza de que fuimos realmente útiles para nuestra sociedad. Es tiempo de empezar en nosotros el cambio que tanto esperamos ver en nuestra sociedad.

Bibliografía:
•Blackburn, Pierre. La ética. Fundamentos y problemáticas contemporáneas. FCE, México 2006.
•Cortina, A. Ética. La vida moral y la reflexión ética. (1996) Santillana, Madrid. 1996.
•Cortina, Adela; Martínez Emilio. Ética, Akal, Madrid 2001.
•Singer, Peter. Ética Práctica. Cambridge University Press, Cambridge 1995.

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