lunes, 20 de septiembre de 2010

DIME QUE TIENES Y HACES Y TE DIRÉ QUE TAN FELIZ ERES


por María José Rizo Olvera
Ética, persona y sociedad

Todos los días queremos y estamos en búsqueda de satisfacer una serie de necesidades y no propiamente las necesidades básicas como comer, descansar, etc. Sino un conjunto de caprichos que consideramos prioritarios y que sin ellos, con seguridad, no podemos ser felices. Todos los días ese deseo de poseer, de comprar, adquirir, usar, vestir o manejar es alimentado por ese monstruo llamado mercadotecnia que utiliza la publicidad para mantenernos bombardeados e informados de lo último y de lo que por error debemos y tenemos que tener. Pero realmente ¿somos felices? Quizá de manera instantánea o temporal, pero siempre con ese impulso de tener más y más, como un barril sin fondo. Deberíamos buscar el placer en cosas menos terrenales y buscar esa felicidad en cosas menos perecederas y mucho más permanentes que a la larga nos den mucho más satisfacción, como el cariño, las amistades, la familia; y no en las posesiones. La publicidad y las grandes compañías olvidan poner una clausula en el empaque donde se estipule que la felicidad y las baterías no vienen incluidas. Posiblemente el llenarnos de pura teoría filosófica no nos lleve tampoco a la felicidad pero hay muchas cosas que en la práctica darían muy buenos resultados. Epicuro hablaba del placer como camino a la felicidad, pero para llegar a la felicidad él no hablaba de lujos, él creía firmemente que para ser feliz se necesitaban tres cosas: amigos, libertad y ese espacio para poder reflexionar sobre nuestros problemas y nuestra vida. Primero para obtener eso necesitamos ser más listos que la publicidad y el mundo comercial que nos rodea y sobretodo ser críticos. La publicidad y los espectaculares no nos hacen querer un producto nos hacen querer la idea de lo que el producto podría hacer si lo compramos. Disfrazan lo que realmente queremos para engancharnos, son caminos equivocados hacia lo que verdaderamente nos causa placer o felicidad. El alcohol, amigos y un yate, no te engañes entre líneas ese anuncio vende amistad, poder y libertad y el alcohol no nos da eso. No nos dejemos engañar y seamos más listos y démonos cuenta que las compañías lucran con el derecho y las ganas de las personas de ser felices. En cierto modo la posesión material como medio para ser feliz nos mantiene dependientes, el ruido comercial no nos deja ser más pensantes y tampoco nos permite ese silencio con nosotros mismos para poner prioridades y lo más importante el dinero no compra verdaderos amigos. ¿En donde está la verdadera felicidad? Yo les comparto estas frases de la Madre Teresa de Calcuta sobre ser felices y tal vez coincidamos en que seguramente cuando hemos hecho algunas de esas cosas nos hemos sentido mucho más felices y nos ha durado más que cuando conseguimos un par de zapatos nuevos.
El día más bello, hoy
La cosa más fácil, equivocarse
El obstáculo más grande, el miedo
El mayor error, abandonarse
La raíz de todos los males, el egoísmo
La distracción más bella, el trabajo
La peor derrota, el desaliento
Los mejores maestros, los niños
La primera necesidad, comunicarse
La mayor felicidad, ser útil a los demás
El misterio más grande, la muerte
El peor defecto, el mal humor
El ser más peligroso, el mentiroso
El sentimiento más ruin, el rencor
El regalo más bello, el perdón
Lo más imprescindible, el hogar
La ruta más rápida, el camino correcto
La sensación más grata, la paz interior
El arma más eficaz, la sonrisa
El mejor remedio, el optimismo
La mayor satisfacción, el deber cumplido
La fuerza más potente, la fe
Los seres más necesitados, los padres
Lo más hermoso de todo, el amor
Madre Teresa de Calcuta

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