miércoles, 8 de septiembre de 2010

La ética. Sergio Quiroz

La ética

Al hablar de ética me vienen a la mente miles de situaciones a las que me enfrento en la vida cotidiana, ya que a todo momento se presenta la oportunidad de hacer juicios éticos sobre qué camino seguir en cada acto. En muchas ocasiones resulta bastante simple tener una ética utilitarista, ya que es la que mejor se puede adaptar a los deseos personales, evitando así caer en dilemas causados por convicciones religiosos o por formaciones morales rígidas.

Un ámbito en el que he visto que es muy común el uso de la ética utilitarista es en los negocios, debido a que los empresarios muchas veces anteponen el interés de obtener utilidades a cualquier otra cosa. Esto incluye muchas situaciones como desde el no tener mucho cuidado sobre el medio ambiente, prestarse a aceptar o dar sobornos, contratar a personas con cierto perfil moral conveniente para las intenciones de los administradores o incluso evadir impuestos.

Mucho se ha dicho acerca de que “negocios son negocios”, para poder así justificar la falta de cumplimiento con la ética y las leyes, para poder explotar gente y recursos naturales indiscriminadamente, pero lo cierto aquí es que tal vez el actuar éticamente puede no traer las mayores utilidades en corto plazo, pero en el largo plazo puede traer beneficios no cuantificables, como que la empresa no valla a la quiebra o alguna huelga, además de evitar multas carísimas y posibles problemas con el gobierno.

Desde mi punto de vista sólo hay un camino seguro para lograr que la gente tenga y fomente una ética bien definida y no sólo por conveniencia: la educación. Ya que siempre he pensado que es muy difícil cambiar las costumbres y la forma de ser de las personas, es muy importante hacer campañas de conciencia social, pero lo más importante es preocuparse por la educación de las nuevas generaciones.

Es muy difícil cambiar la cultura de corrupción desde las personas mayores, debe ser más bien un proceso lento que envuelva el crear una nueva cultura, crear personas con bases éticas y lograr que empiecen a entender que la vida en el país podría ser mejor si todos actuásemos de una manera más consiente. Que no sea tan fácil unirse a bandas de delincuentes o al narcotráfico, sólo porque aparentemente es el camino más fácil para obtener dinero, que los nuevos empresarios corrijan sus procesos en lugar que ofrecer sobornos a los inspectores. Logrando así un país más seguro, el que se puedan disfrutar las áreas públicas sin temor a un asalto, que puedas disfrutar de un buen vehículo sin temor a ser secuestrado o extorsionado por tus negocios, que la imagen de alguien poderoso no sea de aquel que es líder de un cártel de la droga, que sea más bien un líder de alguna empresa con una causa social. Pero eso solo se puede lograr partiendo de una base firme: la educación.

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