jueves, 2 de septiembre de 2010

El Dominio Dominó - Marcelo Ruiz - Gpo 9



Hasta hace poco la ciudad donde vivía, la ciudad de La Paz, era famosa por hacer honor a su nombre, recuerdo muchas veces haberme ido caminando a cualquier lugar, he recorrido muchísimas veces entre doce y una de la madrugada el centro de la ciudad sin preocupación alguna.

Viví 18 años en La Paz nunca había escuchado un incidente más fuerte que una pelea en la prepa, un choque en la esquina o incluso el perder una vida era debido a que trataron de cruzar un rio el cual se forma cada 2 días al año debido a un huracán. Hasta hace poco estos eran los mayores problemas que tenía la belleza ciudad de La Paz.

Pero hace un par de meses, un compañero de la prepa se convirtió en homicida. Divirtiéndose en una fiesta el asesino (que lo llamaremos así para no revelar el nombre) llego a molestar a unos muchachos, los muchachos no se dejaron y fueron balaceados, el hermano del difunto también fue balaceado pero logro huir. Tengo la fortuna de haber conocido al asesino, y la desdicha de no haber conocido al difunto. Ahora tengo una visión más clara de lo que los extremos pueden lograr hacer. He pensado en varias ocasiones esta situación pero nunca me había puesto a analizarla.
Recuerdo haber visto al asesino varias veces en mi prepa, llegaba con un carro del año algo prepotente, no entraba a las clases, a todos les faltaba el respeto, es una persona arrogante y hasta hace poco con demasiada libertad. Después del asesinato fue arrestado, pero ¿Que paso entonces? Fue liberado por que su tío es un hombre de influencias, después de eso el asesino huyo a Estados Unidos, pero sin la protección de nadie en aquel lugar fue apresado y enviado nuevamente a México.

¿Cuáles son los límites que tenemos? Bien lo dijo Aristóteles al hablar del término medio: “Obra racionalmente quien elige el término medio entre el exceso y el defecto, porque en eso consiste la virtud”. El muchacho excedió su libertinaje afectando a terceros, no se hizo responsable por sus actos, fueron quebradas las leyes, ocasiono un daño irreparable llevándose la vida de un individuo y no existe justicia para tal atentado, no existe forma de compensar el daño, ocasionado para él ni para la familia, es algo irreparable.

Mockus cuando estableció la hora zanahoria limito el horario de fiestas, no importa la diversión y la libertad que restringe pero sin con eso podría salvar aunque fuera una sola vida eso lo justificaba.

Si pudiéramos vernos como una sociedad, como una unidad, porque cada acción repercute a toda la sociedad.

Lamentablemente este hecho es mucho peor de lo que parece, se acaba de sembrar la semilla del miedo en la ciudad. No podría decir que fue el gatillo, pero es el inicio de una serie de atentados que se aproximan, hace un par de días acaban de encontrar en pleno malecón un cuerpo fallecido y un par de semanas antes fue balaceado un hotel. Estos hechos no se vivían en mi ciudad, pero nosotros seguimos callados y la pregunta típica es ¿Por qué sucede esto? Pero lo que nos deberíamos preguntar es ¿Cómo detener esto? Unidad y Valor. Si tan solo pudiéramos aferrarnos a no formar parte del sistema y no generar más consecuencias a terceros, que es la sociedad y nosotros somos parte de ella, romperíamos con esta cadena de sucesos, con estos hechos egoístas que “benefician” a un par de individuos nada más, pero el precio es alto y crece conforme a los daños. Es obligatoria que nos unamos y pongamos un alto a este efecto dominó.

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