sábado, 4 de septiembre de 2010

Bases de Kolhberg y Gilligan para mejores emprendedores - Daniel Ricalde

A mí me pareció muy interesante este tema, ya que realmente me sentí de cierta forma identificado con las dos teorías. Empezaré por abordar el tema de Kolhberg.

En la teoría de Kolhberg tenemos tres niveles, el primero es el pre convencional en donde las personas se comportan por medidas de castigo/premio. Este nivel lo asocio mucho con mi carrera (Licenciado en Creación y Desarrollo de Empresas) ya que en la antigua administración este era el sistema por el cual se regían los empleados, si se portaban bien se les otorgaba un premio. En cambio, si se portaban mal se les daba un castigo. Este método hoy en día no es aprobado en ningún estilo de empresas.

El segundo nivel es el convencional, en donde las personas se preocupan por el “¿Qué dirán?”. De igual manera asocé esto con mi carrera, ya que en este país el empresario “debe ser” un hombre de traje, con el pelo corto, barba recortada y ser una persona reconocida por todos. Yo realmente no creo esto, si bien el dicho “no juzgues un libro por su portada”, no por traer un traje serás exitoso.

El tercer y el último nivel es el post convencional, aquel en donde las personas hacen las cosas por una creencia propia, no impuesta por la sociedad o la ley, no por una regla obligada. El empresario de hoy en día necesita estar en este nivel, ya que muchas veces se encuentran con comentarios como “eso es imposible”. Es necesario sobrellevar estos comentarios sociales y buscar realizar aquello que realmente quieren, así como no dejar corromper sus principios éticos.

El segundo tema es el de Gilligan y la ética de cuidados, en donde también se manejan tres niveles. El primero es el nivel del yo, en donde las personas se concentran tanto en sí mismas que olvidan a la sociedad. Un empresario no tiene permitido este pensamiento, principalmente porque en donde ponga una empresa va a afectar de una u otra forma a la sociedad.

El segundo nivel es donde las personas olvidan su yo por atender a los otros. De igual manera los empresarios no pueden permitirse esto, pues si se concentran en realizar acciones para/con sus clientes y empleados, pueden llevar el negocio a la quiebra, lo cual perjudicaría a la ciudad y los empleados.

El último nivel es en donde se encuentra una armonía entre el yo y los otros. En este nivel los empresarios deben generar una relación con el cliente para hacerle saber que se preocupan por ellos, igualmente con la sociedad y sus empleados.

Todo lo mencionado aquí no se hace por deber sino que se realiza porque así debe ser, no por mandato social, no por mandato divino o por regla gubernamental, sino que es importante mantener la ética social y empresarial en conjunto con los valores de uno mismo.

Es necesario mantener en conjunto las convicciones personales con la sociedad y el entorno en donde se encuentra cada empresa, no podemos permitirnos perder el sentido del negocio sólo por obtener más dinero o más favores. Es necesario establecer un equilibrio, en donde lo más importante siempre será el valor humano, la vida de las personas que afectan nuestras decisiones, antes que el dinero que podamos generar.

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