Publicado por: Alan F. Lozano Pérez
Crisis, fraudes por parte de empresas transnacionales
y asociaciones gubernamentales, y problemas medioambientales se han convertido
en temas tan recurrentes hoy en día que resulta factible pensar que no es
posible desarrollarse de manera exitosa en un mundo globalizado sin recurrir a
la mentira o explotación de recursos de forma desmedida e insostenible. Sin
embargo, basta con ampliar un poco esta visión tan limitada del éxito para
darse cuenta que con esas bases, el éxito en si se vuelve insostenible. Claro
ejemplo de esto fue la crisis financiera en E.U.A en 2008 donde sufrieron la
peor recesión provocando el desempleo de millones de estadounidenses a costa de
que un grupo muy reducido de personas se volvieran inmensamente ricos.
Con esto viene a la mente la pregunta: ¿Sería mejor
entonces construir bases honestas y confiables para generar un éxito
sostenible? Y la respuesta es claramente afirmativa. Una empresa confiable
adquiere mayor inversión y clientela, con lo cual genera más trabajo y da pie
al progreso de su entorno que conlleva una retribución generosa y la mejora
continua, logrando con todo esto el éxito duradero. Siendo esto cierto,
entonces ¿por qué no se llevan a cabo de esta manera los negocios? Al parecer
muchos ecónomos opinan que esta visión no es posible por un detalle, y es que
existe esta carrera por adquirir poder en donde no puedes darte el “lujo” de
ser honesto, ya que esto lleva tiempo y no paga tan rápido como la mentira en
cualquier contexto.
En tal caso sería bueno preguntarse también ¿por qué
existe esta carrera por adquirir poder? Para esto, Thomas Hobbes tenía una
respuesta que vale la pena considerar a fondo, en donde nos dice que el hombre
es motivado sobre cualquier otra cosa por sus deseos, y ya que para tener
cualquier cosa que se desee en un mundo material se requiere de poder
adquisitivo, nos queda claro que bajo este pensamiento el objetivo del hombre
se convierte en tener el mayor poder posible sobre cualquier otra cosa.
Si bien ya se tienen muchos casos en donde se ve que
esto trae consecuencias catastróficas para naciones enteras, no basta con darse
por enterado de estas situaciones, es necesario un cambio de paradigmas, que
busquen asegurar el bienestar social por sobre esta sed de poder, y es
justamente aquí donde la ética debe comenzar a surgir como una solución para
este reto tan grande que enfrentamos las nuevas generaciones de profesionistas.
Profesionistas con una moral superior y herramientas
éticas que entiendan que esta carrera, como cualquier otra, requiere de reglas
es lo que el mundo necesita hoy en día. Y pensándolo bien, no sólo profesionistas,
sino cualquier ciudadano, ya que finalmente por más pequeña que sea la acción,
en conjunto se convierte en una fuerza con la capacidad tanto de crear
maravillas, como de destruirlas.
Vale mucho la pena esforzarse por alcanzar esa vida
plena y virtuosa, llena de satisfacción y que trascienda más allá de lo
material. Quizá finalmente alcancemos una nueva era de igualdad que tan
desesperadamente anhelan miles de personas con menos oportunidad. De otra
manera lo único que tendremos serán vidas desechables, como todo aquello que
las conforma.
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