La ética en el “nuevo mundo globalizado” en el que
vivimos, representa un concepto caro de implementar en el ámbito económico e
incluso ambiental ¿Por qué? Muy sencillo las especulaciones económicas a la que
se sujeta el mercado y los costos de
implementación de ciertas técnicas significan inversiones importantes que,
considerando el valor de la ética (que es básicamente hacer lo correcto nos
traiga un beneficio o no) pueden no ser redituables. Es poco común que se hable
de la ética, como un negocio, porque sencillamente no lo es, difícilmente se
puede lucrar económicamente con una rama filosófica y por burdo que parezca
“enriquecer el espíritu y tener mucha calidad moral” no es atractivo para
muchos.
Todo viene de adentro, desde
el núcleo familiar, con esto me refiero a que si bien en algún momento de
nuestra formación académica nos han enseñado acerca de valor intrínseco de las
cosas y las personas, los valores morales y los lineamientos a seguir para ser
moralmente respetables, nuestras profesiones eventualmente nos plantearán
dilemas éticos en los que no siempre se puede ganar, con esto me refiero a que
ser éticamente ejemplar no siempre va a ser económicamente satisfactorio. Hoy
en día la economía se basa en especulaciones y las bolsas de valores se ven seriamente
afectadas por los acontecimientos externos (que podrían parecer nada tienen que
ver con ellas) a los de sus contabilidades. Se dice que para establecer un
equilibrio en las economías del mundo, no deberá rumorearse acerca de las
situaciones aledañas a éstas, pero ¿qué pasa cuando esa “situación aledaña” se
vuelve un peligro real y económico para los inversionistas? ¿A quién beneficia
ese silencio? ¿En qué debemos pensar? Y finalmente ¿qué es lo éticamente
correcto?
En algún punto de nuestras
vidas todos hemos escuchado o nos han dicho que la vida está llena de matices,
que nada es negro o blanco y que la gama del gris es muy amplia, pero en
cuestiones éticas, ¿realmente es así? A juicio de quien escribe, en situaciones
donde el dilema se sitúa ético las respuestas son correctas o incorrectas, y en
mi caso tengo la convicción de que no toda situación económica o ambiental
puede ser resuelta satisfactoriamente sin poner en riesgo la calidad ética y/o
moral del trabajo que desempeñamos.
Probablemente en ciertas
circunstancias la ética se ve como un recurso sobrevalorado en los negocios,
pero lo cierto es que, si empezáramos por darle el valor real a la ética en el
ámbito profesional, muchos de los problemas que tenemos se resolverían
indiscutiblemente por el efecto dominó,
es decir, si ante nuestros dilemas éticos en nuestro desempeño laboral
realmente le apostamos a la ética y a lo moralmente correcto nuestra calidad
humana y profesional mejora, desempeñando un mejor trabajo, ofreciendo un mejor
servicio y eventualmente haciendo crecer nuestros negocios, creando más
oportunidades para otros y para nosotros; el problema principal se encuentra en
que los resultados de hacer las cosas bien casi nunca son inmediatos y los
números no nos ayudan, porque si la ética es un recurso que es caro
implementar, la paciencia lo es más.
No puedo deliberadamente
estar de acuerdo con el artículo en el que me basé para escribir estas líneas,
realmente la ética personal y profesional viene de la propia convicción de que
es lo correcto, de lo que es bueno, de lo que está bien, el conocimiento
académico y técnico nos marca una pauta a seguir para progresar pero realmente
somos nosotros quienes al final decidimos si hacemos lo correcto para nosotros
o para nuestro empleador.
Por José Mata
@r_b_rabbit
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