La discriminación representa uno de los principales problemas sociales dentro de nuestro país. Tristemente, lejos de apreciar las culturas indígenas que vuelven tan diverso nuestro entorno cultural, los mexicanos tendemos a discriminarlos pensando que son una raza inferior, poco culta y con pocas probabilidades de salir adelante. El problema ético radica en la misma naturaleza de la problemática, pues no se respeta un principio fundamental de los derechos humanos que es la dignidad humana. Si nuestro país desea salir adelante y logar el desarrollo anhelado, lo principal es que la población fijen objetivos comúnes y se establezca el procedimiento para lograrlos. Por lo anterior es fundamental tomar en cuenta a la minoría étnica que habita en nuestro país pues de ellos tomamos costumbres, tradiciones, folklore y la identidad mexicana en sí; sin dejar a un lado que por en simple hecho de ser personas merecen todo nuestro respeto.
México ocupa el octavo lugar a nivel mundial con respecto a la cantidad de nativos que habitan en su territorio. Tomando en cuenta esta cifra, es necesario que el gobierno establezca legislaciones que respeten sus derechos fundamentales como son la vivienda, la educación, la alimentación, y la posibilidad de desempeñar un empleo bien remunerado. Desgraciadamente, estas aspiraciones se ven como puntos difíciles de alcanzar pues según un censo poblacional el 66% de los mexicanos encuestados piensa que las comunidades indígenas tienen pocas o nulas posibilidades de salir adelante por la agenda establecida por los gobernantes que le da poca importancia a estas personas.
A pesar de distinguirnos por ser una sociedad rica en cultura y tradición, el 30% de los encuestados piensa que la única solución a la problemática que vive el indígena es que dejara de serlo y se integrara a la vida laboral del resto de la comunidad mexicana. Aquí radica otro problema ético pues sería violar las garantías individuales de los indígenas al arrebatarles sus costumbres, obligarlos a que dejen atrás su pueblo y dejen un estilo de vida que puede considerarse incluso patrimonio de la humanidad. Esta alternativa podría resultar la más cómoda para el gobierno pues representaría arrebatarles las tierras a las cuales ellos tienen derecho y también significaria el no tener que invertir en la infraestructura que requieren las comunidades a veces tan remotas en donde estos grupos habitan.
Lo que resulta indignante y difícil de asimilar es que de ese 30%, el 40% estaría dispuesto a hacer lo que sea para que en dado caso de que las familias indígenas se establecieran en las urbes éstas no habitaran cerca de sus hogares. Esto representa
una bofetada en la cara para la historia mexicana, pues a ellos es a quienes les debemos tantas cosas y tanto reconocimiento internacional, no podemos mirarlos como enfermos o delincuentes, al contrario, ellos son nuestros iguales los cuales merecen el mismo trato que merece todo ser humano.
Desde que fuimos conquistado, el mexicano (criollo) ha vivido con prejuicios ya que se ha visto él mismo discriminado por los españoles “penisulares”, es por esto que presentamos tendencias un tanto clasistas y buscamos siempre sobresalir por algún status social; esto lo vemos reflejado en la manera de vestir, de actuar, en los lugares a donde asistimos, el vocabulario que utilizamos y actividades que practicamos. Lo importante es figurar en la sociedad y por supuesto esto excluye las tradiciones indígenas y la humildad con la cual estos viven. Es momento de recapacitar y dejar a un lado todo estereotipo y aprender a convivir y tolerarnos como un todo, como los mexicanos que somos.
Referencias:
Naciones Unidas, . (2009). Lucha contra la discriminación de los pueblos indígenas. Retrieved from http://www.ohchr.org/SP/AboutUs/Pages/DiscriminationIndigenousPeoples.aspx
Mony Herrera, Initials. (2004, Abril 20). Racismo y discriminacion en méxico. Retrieved from http://www.ilustrados.com/publicaciones/EplkuAuZVEafekaWyE.php
Heredia, E. (2005). Los pueblos indígenas en méxico y la cndh. Retrieved from http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/88_may_2006/casa_del_tiempo_num88_53_61.pdf
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