A pesar de lo que se puede llegar a creer, la homosexualidad no es un “problema” reciente; desde la época de auge de los griegos era sabido que los soldados no solo luchaban acompañados de sus compañeros de batallón, sino que estos al mismo tiempo representaban algo más: una pareja; convirtiéndose este en el secreto de sus innumerables victorias. Las mujeres en esta época eran consideradas únicamente con el fin de la procreación, pero entre los hombres existía el sentimiento al que conocemos como amor.
Desde el punto de vista deontológico no debería de ser tolerado la existencia de la homosexualidad como tercer género, debido a que atenta directamente con la ley natural; sin embargo visto desde un enfoque civil, esto está permitido, siendo la aceptación social un factor independiente. El 21 de diciembre del 2009 en México DF. se realizó una reforma al código civil que permite a los homosexuales contraer matrimonio; esto convirtió a México en el primer país de Latinoamérica en permitirlo, país en el cual ocurre un homicidio homofóbico cada 2 días.
Los homosexuales son personas que, por este simple hecho, deben serles respetados íntegramente sus derechos y libertades; así como un heterosexual tiene derecho a demostrar su afecto mediante la firma de un contrato social sin algún tipo de juicio, deberían los homosexuales gozar de este mismo derecho. Desde el punto de vista teleológico el que se realice un matrimonio civil entre personas del mismo sexo, brinda un fin de felicidad para aquellos que lo desea. La única diferencia entre la comunidad heterosexual y la homosexual se reduce a gustos, el gusto al elegir una pareja; proceso que todos realizamos. Los gustos no pueden y no deben ser objeto de un juicio ético, ya que si la ética en la sociedad se rebajara a hacer juicios de este nivel la comunicación se vería truncada en su totalidad, además, que se podría discriminar por el tipo de música que escuchan o por lo que comemos; que viéndolo desde un punto de vista objetivo estas críticas no están tan alejadas de nuestra realidad.
Adentrándonos más aun en corrientes éticas, el racionalismo nos pide tolerar las diferencias de creencias y costumbres ya que esto representa la verdad personal, entonces, al determinar que la homosexualidad es una “mala” forma de actuar; estamos quebrantando todo aquello que el racionalismo defiende, además, de la libertad de expresión. Un claro ejemplo del quebranto del racionalismo se vive en Honduras, donde en los últimos dos meses se han asesinado a seis transexuales y ahora la cifra de muertos se eleva a 34 si contamos desde mayo del 2009.
La intolerancia hacia los diferentes gustos lleva a este país a seguir en un estadio de retroceso, estadio en el cual tomamos mayor interés en como el otro actúa y juzgándolo desde lo que el yo considera que es bueno para sí mismo. La homofobia no es más que una enfermedad relacionadas a pavor en contra de las personas que gustan de otras de su mismo sexo, ésta en el ámbito social no es tan criticada como debería de serlo; si somos objetivos la homofobia es totalmente comparable con la xenofobia, aquella que Hitler padecía. Nos hemos encargado de hacer juicios a diestra y siniestra de hechos a los cuales deberíamos prestarle la mínima atención, el pueblo mexicano debería de concentrarse en la falta de disciplina e inteligencia que presenta, y no en enjuiciar y no dejar sobresalir a aquellas personas que demuestran más amor y respeto que algunas parejas heterosexuales.
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