lunes, 7 de febrero de 2011

Maria Fernanda Medina. Microensayo

EGIPTO: Protestas y poder

Los levantamientos contra los regímenes del norte de África comenzaron a finales del mes pasado, en Túnez. Manuel Camacho Solís nos identifica los principales detonadores de esta rebelión “El descontento por los aumentos (globales) de precios de los alimentos y el combustible; la inconformidad de los jóvenes, especialmente los recién egresados de la educación superior que no consiguen empleo; y desde luego los agravios contra el régimen por la corrupción, la represión y la falta de libertades y elecciones libres”. El descontento de la sociedad provocó levantamientos fuertes en Egipto, donde miles de manifestantes pidieron la recesión del régimen de Hosni Mubarak, quien ya lleva 30 años en el poder.

A pesar de estos levantamientos, Mubarak se negó a la renuncia a lo cual los protestantes respondieron “Nosotros nos quedamos, tú te vas”. Ante tal situación Egipto se encuentra bajo una grave problemática en la que el pueblo lucha por la devolución de la libertad y el respeto a sus derechos humanos, mientras que el gobierno se opone ante tales denuncias y se niega a la cesión del poder.

Estos levantamientos han colocado a Egipto en un dilema ético, donde los intereses del pueblo ya no coinciden con las decisiones tomadas por el gobierno. Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿El gobierno está buscando una solución pacífica que abarque por completo los intereses sociales? ¿De qué lado está la justicia? ¿Hasta qué punto pueden manejarse estos levantamientos sin recurrir a la violencia?

Nos encontramos ante un paradigma ético de gran complejidad. Las acciones por parte del Gobierno y las acciones tomadas por parte de la sociedad se encuentran dentro de dos paradigmas morales.

Los fuertes levantamientos están directamente ligados con la Ética Teleológica, ya que esta ética tiene como base principal el fin de las acciones, en la cual los manifestantes piden a gritos la libertad, el bienestar y la felicidad (principios eudemonistas que defendió Aristóteles desde su ética que buscaba la felicidad); buscan principalmente el bienestar colectivo (fin de la ética hedonista establecida por John Stuart en el utilitarismo que defendía el mayor beneficio para el mayor número de personas) por medio de la renuncia del dictador Mubarak, para así dar paso a un nuevo gobierno democrático en el que la sociedad tenga la oportunidad de ser parte de las decisiones que se toman para el país. Como lo estableció Télam Ashraf Mohi, uno de los organizadores del levantamiento, “Será el día más grande de nuestra historia, vamos a comenzar a construir el futuro…”.

Mientras tanto el gobierno se encuentra desde una perspectiva de la Ética Deontológica, la cual es una ética de principios, en la que Mubarak claramente intenta solucionar estos levantamientos desde una Ética Deontológica Dialógica (establecida por Apel); la cual busca llegar a un consenso a través del diálogo escuchando las protestas de la sociedad y respondiendo al descontento social con la solución de cambiar por completo su gabinete para así poder reformar la estructura del gobierno egipcio “He ordenado la disolución del gobierno y mañana (sábado) designaré otro que asuma nuevas funciones”.

A pesar de los esfuerzos de Mubarak para calmar a los protestantes, ninguna de las soluciones propuestas ha dado fin a las rebeliones. Por lo que se necesita urgentemente que tanto el gobierno como la sociedad puedan llegar a un consenso que favorezca los intereses, tanto del pueblo como del estado; llegando así a concluir que la ética utilitarista sería la ideal para solucionar este problema que late en el corazón de Egipto.


Bibliografía:
Guisán, Esperanza, Introducción a la ética,
Cátedra, Barcelona 2006

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