Violencia, Muertes, narcotráfico, corrupción; son algunas de las palabras que se han oído con frecuencia en esas últimas semanas. México y ahora Guadalajara, se ven sumidos en una ola de violencia que atenta contra la tranquilidad y seguridad de todos sus ciudadanos. Sin embargo ¿Cuál es la razón por la cual nuestro país se está destrozando en manos de la violencia?, y más importante aún ¿Cómo podemos recuperar al México que tanto queremos?
Algunos años atrás, hombres como Antanas Mockus, Enrique Peñalosa y Sergio Fajardo describieron a su país, Colombia, como una nación destruida, dividida por la violencia y la corrupción. Como una sociedad controlada por el narcotráfico, que no respetaba la dignidad del ser humano y vivía inmersa en el miedo. La descripción de Colombia era una imagen desalentadora, muy similar a la que hoy en día vivimos todos en México.
A pesar de eso, es en dicho momento cuando nacen las condiciones necesarias para la transformación de la política; y es a partir de esta situación que personas del sector social, académico y empresarial se convierten en activistas políticos para generar un cambio en su sociedad. La desconfianza hacia el gobierno crecía cada vez más, y una “democracia radical” comienza a nacer en distintas partes del país. Colombia, como México, necesitaba de un líder que estuviera libre de los compromisos políticos, capaz de tomar decisiones que tuvieran como único fin el beneficio del pueblo y no de particulares.
Los lideres colombianos tomaron distintas estrategias para erradicar los problemas que acababan con su país: la trasparencia, la educación y la recuperación del espacio público fueron los puntos iníciales en la recuperación de Colombia. Era necesario que el pueblo comenzara a creer otra vez en sus representantes, y así desarrollar confianza entre el pueblo y su gobierno.
A su vez, la educación buscaba devolverle a la sociedad su dignidad como ciudadanos, destruyendo la desigualdad que impedía el progreso en el país. El utilizar la educación como “motor de la trasformación social” 1, generaba una rehabilitación principalmente en la juventud, permitiendo formar mentes nuevas dentro de una sociedad de valores, rompiendo así el circulo vicioso que corrompía la ciudadanía.
La transformación de los espacios por medio de la arquitectura fue el elemento complementario que ayudo a formar una nueva sociedad llena de esperanza. Al vivir dentro de un ambiente de violencia se provocó la ruptura de “los vínculos de la ciudadanía” 1 asilando a los ciudadanos en distintos grupos, haciéndonos así, ajenos unos de los otros. El espacio público se convierte en el elemento conector que nos vuelve a reunir a todos como ciudadanos, devolviendo a la sociedad la unidad para trabajar juntos.
“Creamos unos espacios que nunca se había soñado en el barrio más humilde de la ciudad y ese es el “cambio de piel”, donde estaba la destrucción aparecen los nuevos símbolos. La arquitectura juega un papel estético en el sentido de que “lo más bello para los más humildes” un mensaje contra la desigualdad, un mensaje de esperanza. Unos nuevos espacios, y todos los espacios que estaban construidos están asociados con el conocimiento en una de sus formas. La educación tenía un sentido más amplio, y es ahí donde están las oportunidades”. 1
En México como en Colombia, debemos de estar consientes de la situación que actualmente estamos viviendo en nuestro país. De la importancia que tiene que nosotros, los ciudadanos, dejemos de tener miedo, de no quedarnos inconformes; si no actuar en contra de lo que está acabando con nuestro país. Es momento de crear una “democracia radical” donde cada ciudadano se involucre en el bien común, y así recuperar nuestro gobierno, nuestras ciudades y nuestra libertad.
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