Introducción
La creciente inseguridad que aqueja a nuestro país y la falta de opciones para disminuirla, son temas que se discuten en todos los rincones del territorio nacional. Por esta razón, -y buscando una propuesta para solucionar el problema- a lo largo del documento se analizará la situación actual mexicana y se comparará con los hechos ocurridos en Bogotá y Medellín. Ciudades donde existe un significativo avance y progreso, que han sido resultado de programas implantados por alcaldes de ambas ciudades colombianas. Asimismo, se describirá la relación que tienen dichos programas con algunas teorías éticas.
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En 2006 – con la entrada del Presidente Felipe Calderón- el Gobierno Federal inició una serie de operativos armados para combatir a los cárteles mexicanos de tráfico de drogas ilícitas. Esta operación es conocida comúnmente como la “Guerra contra el narcotráfico”, la cual ha sido duramente criticada por varias razones: la escasa capacidad de los cuerpos policiacos para combatir al crimen organizado, el uso del ejército en asuntos públicos y la falta de una estrategia contra las redes financieras de los cárteles. Según cifras del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) el número de muertos como consecuencia de la “guerra” han ascendido a un aproximado de 28,000 muertes entre el 2006 y el 2010, de los cuales, un alto porcentaje son civiles (Najar, 2010).
El panorama entre los ciudadanos desde el emprendimiento de los dispositivos armados fluctúa entre la desconfianza, la incredulidad, la decepción y –sobretodo- el pánico. Los especialistas en tanatología (aquellos que estudian el fenómeno de la muerte) Felipe Martínez, José Darío Navarrete, Maricarmen López Fernández y Hernán González explican que una guerra como la que se vive en México puede provocar inmovilidad social, así como un “duelo patológico” en el que los decesos se consideran una herida que tardará varias generaciones en sanar y será muy difícil de resolver en el corto plazo porque el daño más profundo está en el rompimiento del tejido social (Olmos, 2010). Partiendo de esto, es inevitable que la gente se pregunte “¿Qué se puede hacer?”.
Lo que hizo Colombia…
En 1991, la ciudad de Medellín tenía una cifra de 381 asesinatos por 100,000 habitantes, (en Ciudad Juárez registra una cifra de la mitad de asesinatos) ahora en cambio, la ciudad es tan segura como Washington (Fukuyama, 2011). Medellín sufrió un proceso de transformación con la llegada de un profesor de matemáticas, un candidato apartidista, un candidato ciudadano. En el 2004, Sergio Fajardo asumió –con una importante cantidad de votos- la alcaldía de la ciudad e inmediatamente comenzó su labor de reparación social. Lo primero que realizó fue identificar y comprender los dos grandes problemas de Medellín: la desigualdad social y la violencia. ¿Cómo solucionarlos? Con educación.
Una de las características más notables del enfoque de Fajardo fue la creación de proyectos arquitectónicos públicos de alta calidad en los barrios más pobres de Medellín. Fajardo aseguraba que “cuando vas al barrio más pobre y construyes el edificio más bonito de la ciudad, otorga un sentido de dignidad” (Fajardo citado en Escobar, 2008). El equipo de Fajardo tenía una férrea confianza en el urbanismo social: la creación de edificios modernos y los sistemas de transporte ayudan a cerrar la enorme brecha de desconfianza que separa a los pobres de la sociedad en general.
En julio de 2003, el gobierno nacional concretó un acuerdo de reinserción con las Autodefensas Unidas de Colombia. La primera acción fue la desmovilización del Bloque Cacique Nutibara (organización paramilitar colombiana), la cual se llevó a cabo en Medellín el 15 de noviembre del mismo año. Para algunos, esta desmovilización significó una grave amenaza. Para Fajardo, en cambio, fue la oportunidad perfecta de fortalecer la convivencia pacífica y el reencuentro ciudadano. A través del programa “paz y reconciliación”, implementado durante la alcaldía de Fajardo, se estudiaron las necesidades individuales, familiares y comunitarias de los jóvenes desmovilizados; ayudando así a restaurar los valores, comportamientos y destrezas. De igual manera, el programa dio cabida a las víctimas del conflicto y a aquellas personas que aún no se encontraban dentro del marco de la ilegalidad, pero –dadas las condiciones de desigualdad- estaban cerca de hacerlo (Escobar, 2008)
La comunidad representó para el gobierno de Fajardo una parte fundamental del proceso. Por medio del programa “Medellín despierta para la vida” se incentivó el uso del espacio público y paseos peatonales, sumado al programa “guías ciudadanos” que permitió a cientos de jóvenes de sectores asociados a la violencia encontrar en la convivencia y la educación una alterativa de vida y sensibilizar a los ciudadanos en normas, valores y comportamientos no violentos. Asimismo el programa “vigías, los vigilantes de mi barrio” funcionó como una efectiva red de apoyo para que las autoridades legítimas recuperaran el control de los barrios. (Escobar, 2008)
Sergio Fajardo escribió:
“Tenemos que pasar de mirar la educación como uno de tantos programas en una administración, a ponerla en el centro de la construcción social y convertirla en columna vertebral de la política. Necesitamos descubrir y hacer explícitas las múltiples formas como la educación aparece en los aspectos fundamentales de nuestra vida. Debemos salirnos del marco restringido de la educación, entendida como el proceso de asistir a un aula para aprender algo, y convertirla en verdadero motor de la actividad social. […] Al proponer la educación como elemento central en la transformación de nuestra sociedad, sabremos en qué dirección vamos y, por lo tanto, la política misma se convertirá en actividad educadora, y a los políticos les corresponderá buena parte del liderazgo pedagógico de la sociedad”. (Fajardo citado por Escobar, 2008)
Es posible observar que la alcaldía de Medellín (durante los años de Fajardo) se centró en la educación como eje para alcanzar una sociedad más digna y justa, combatiendo las desigualdades y la violencia con educación de calidad, fomentando la inclusión y la competitividad en la sociedad del conocimiento, creando igualdad de oportunidades y –sobretodo- pagando la deuda social que se tenía.
No muy lejos de Medellín, se encuentra Bogotá, la capital colombiana. Ésta era considerada, al igual que Medellín, una de las ciudades más peligrosas y violentas del mundo. No obstante, en los años noventa, llegaron dos alcaldes fuera de lo común: Antanas Mockus (se reeligió en 2001) y Enrique Peñalosa. Ellos transformaron la ciudad colombiana sumergida en la violencia en una capital pacífica, con una visión clara de movilidad urbana, en una ciudad justa y democrática.
Entre los programas que se implementaron durante esta década se encuentran: la creación de espacios públicos (jardines infantiles, parques públicos, bibliotecas); mejora en los servicios de transporte urbano y ciclovías; desmarginalización de barrios (que consistió en la legalización de barrios y la titulación de viviendas); promoción de la participación de elecciones comunales para la realización de obras públicas; ejecución de proyectos de desarrollo comunitario (clubes deportivos, festivales culturales, jornadas de arborización, etc.); y le recuperación del centro, el cual se había convertido en un foco de inseguridad y desorden. (Peñalosa, 2010)
Una ética de máximos y mínimos.
Los programas implementados por los ex alcaldes colombianos tienen una base ética muy marcada. Hacen de su administración -usando el término impuesto por Adela Cortina- una “levadura social”, en donde se conjuga de manera perfecta lo político con lo público y donde se hace partícipe a la sociedad civil. Las ideas de Mockus, Peñalosa y Fajardo se agrupan alrededor de una ética de mínimos y máximos: proyectos de vida buena y de vida feliz.
“Cuando se habla de ética mínima da la sensación de que estamos hablando de una ética de rebajas, de que a fin de cuentas somos tan inmorales, que por lo menos habría que exigir unos mínimos. Pero no, no es eso, no es “por lo menos unos mínimos”. Es que hay unos mínimos por debajo de los cuales no podemos descender sin caer en la inhumanidad. […]Una sociedad pluralista es aquella en la que hay distintos proyectos de vida buena, distintas propuestas de vida feliz y todas ellas comparten unos valores que constituyen unos mínimos e justicia unos valores de libertad, de igualdad, de solidaridad, que tienen que ser compartidos para poder hablar de vida humana en plenitud. Esos valores componen lo que llamamos una ética cívica, que no es sino una ética de los ciudadanos.” (Cortina, 2003)
Asimismo, Cortina define una ética de máximos:
“[…] los proyectos de vida feliz no pueden ofertarlos los políticos, sino la sociedad civil, esa es una tarea indispensable dela sociedad civil, los temas de felicidad no son cuestiones de los políticos. Los políticos tienen por tarea justicia, mientras que las cuestiones de felicidad son muy personales. Yo elijo mi proyecto de felicidad y puedo imitar a otros a que opten por un proyecto de felicidad parecido.” (Cortina, 2003)
Es posible observar que lo sucedido en las ciudades colombianas fue la creación de “una sociedad pluralista” en las que se trabajó para dignificar la vida de los ciudadanos y así reducir la violencia, el resentimiento y las desigualdades. Por otro lado, Adela Cortina deja claro que los proyectos de una ética de máximos solo pueden ser ejecutados por la sociedad civil; sin embargo, ¿qué pasa cuando un miembro de la sociedad civil, totalmente apartidista, tiene la capacidad de acceder a un cargo político? Pasa lo que en Medellín y Bogotá: se garantiza la justicia social, se realizan proyectos de embellecimiento y se hace feliz a la gente; porque en palabras de Peñalosa “las ciudades pueden hacer mucho para hacer vidas más felices, y para crear equidad” (Peñalosa, 2010)
¿Qué le falta a México?
Las deficiencias en el sistema electoral y la apatía ciudadana ante temas públicos, son cuestiones que deben ser corregidas para lograr un cambio radical, detener la violencia y superar las desigualdades. Es necesario educar para prosperar. Se necesita una ciudadanía participativa, una sociedad civil activa; ya que los políticos no siempre ven por el interés general mientras que la sociedad civil no siempre ve por el interés particular (Cortina, 2003). Y la clave del éxito colombiano se debe a que Mockus, Peñalosa y Fajardo eran antes que políticos, ciudadanos. Llegaron al poder por medio de una candidatura ciudadana, que –lamentablemente- en México todavía es inexistente. Actualmente se está cosechando una reforma política para aprobar las candidaturas ciudadanas; sin embargo, la situación se ha tornado lenta y complicada. La secretaria general priista afirma que “no creen que se den los tiempos” refiriéndose a que faltará tiempo legislativo para aprobar la reforma y lograr que las candidaturas ciudadanas puedan entrar en vigor en la elección del 2012. (Milenio, 2011)
Conclusión
México aún está lejos de lo que actualmente es Colombia. La principal pieza faltante para el progreso mexicano, es un líder como Enrique Peñalosa, Antanas Mockus o Sergio Fajardo, que aunque los desacreditaban por “locura” decidieron luchar y continuar con su labor. Necesitamos un Peñalosa, Mockus o Fajardo mexicanos, sin intereses políticos ni ambiciones personales, con el compromiso de mejorar su pueblo, su ciudad, su país. Necesitamos ahora, un ciudadano que proteja y vea protegidos sus derechos de primera y segunda generación; necesitamos un ciudadano social, necesitamos una colombianización a la mexicana.
Bibliografía
· Cortina, Adela. (2003) Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía, Madrid: Alianza.
· Dalsgaard, Andreas (2010) Bogotá Cambió, Documental. Recuperado el 3 de mayo desde http://www.youtube.com/watch?v=C1k8Py6D__A&feature=related.
· Escobar, David (2008) Del miedo a la esperanza. Alcaldía de Medellín 2004-2007. Cargraphics. Medellín, Colombia.
· Fajardo, Sergio (2010) Lo que hicimos en Medellín. Recuperado el 3 de mayo de 2011 desde http://www.sergiofajardo.com/index.php?option=com_content&view=article&id=234&Itemid=12
· Fukuyama, Francis (2011) Half a miracle. Foreign policy recuperado el 3 de mayo de 2011 desde http://www.foreignpolicy.com/articles/2011/04/25/half_a_miracle?page=0,2
· Milenio (2011 )Faltará tiempo para avalar candidaturas ciudadanas 2012:PRI. Recuperado el 3 de mayo de 2011 desde http://www.milenio.com/node/703800
· Nájar, Alberto (2010) México: 28.000 muertos en guerra contra el narco. BBC Mundo. Recuperado el 3 de mayo de 2011 desde http://www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2010/08/100803_2300_mexico_cifras_victimas_violencia_narcotrafico_alf.shtml
· Olmos, José (2011) México, en la patología de la muerte violenta. Revista Proceso. Recuperado el 3 de mayo de 2011 desde http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/88626
· Peñalosa, Enrique (2010) Lo que hicimos en Bogotá. Recuperado el 3 de mayo de 2011 desde http://www.enriquepenalosa.com/presidente2010/-perfil-menu/logros-menu.html
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