Ramiro Zermeño Díaz
El presente ensayo presenta un problema social que ha impactado al país en los últimos y al cual; aunque se le ha prestado atención, no se han tenido acciones concretas que puedan eliminarlo de raíz. La violencia provocada por las desigualdades sociales ha sido una situación que ha sido pseudoatacada desde diversos puntos: intervención del ejército, mayor vigilancia, aumento en la seguridad pública; sin embargo, el problema no ha terminado. Esto se debe a que si intentamos acabar con una plaga solamente podando sus hojas jamás vamos a terminar. Lo que se debe hacer es buscar las raíces y arrancarlas de lo más profundo. Las desigualdades sociales son la raíz de la plaga de la violencia y se deben de realizar acciones concretas para poderlas arrancar desde el fondo y así poder eliminar el problema que nos aqueja. La violencia no se va a terminar atacándola con más violencia; es precioso idear nuevas estrategias para poderla combatir desde lo más profundo de su origen.
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En la actualidad se escucha y se lee acerca de asesinatos, secuestros, trata de personas, prostitución, desaparecidos, balaceras y demás situaciones que dejan ver a México como un país salvaje y sin orden. Continuamente los medio de comunicación son bombardeados con imágenes y noticias sangrientas, llenas de desesperación, agonía y dolor. Se escuchan gritos constantes de una sociedad que sufre injusticias, violaciones, maltratos y torturas. A pesar de ello, el pueblo no reacciona ni se toma conciencia de lo que sucede alrededor. A los mexicanos, no nos importa lo que sucede en nuestro entorno, mientras no nos suceda a nosotros directamente. Nos hacemos de la vista gorda y nos tapamos ojos, oídos y boca con tal de seguir viviendo en nuestra burbuja de “comodidad” que nos mantiene en cierto modo alejados de todo aquello que sucede en lugares peligrosos y distantes: los llamados lugares de mala muerte. No nos damos cuenta que esos “lugares peligrosos” son nuestra ciudad, nuestra colonia, nuestro vecindario e incluso en nuestra propia casa. La violencia es un tema de gran relevancia en la actualidad y que no se le ha dado una solución apropiada para poderlo combatir. No son solamente actos aislados en los que personas, que muchas veces vemos como lejanas y ajenas a nosotros, sufren; sino que es un problema que involucra a toda la sociedad. Las causas de la violencia son causas profundas que no son tan fácilmente removibles y que se deben combatir desde la raíz y no con más violencia. La violencia sólo alimenta a la violencia y la hace mucho más fuerte.
La violencia se ha convertido en algo cotidiano. Algo que ya es parte de nuestra rutina diaria: despertamos, nos duchamos, desayunamos, vamos al trabajo o la escuela, encendemos la radio y escuchamos una nota acerca de migrantes asesinados, secuestro de un joven en su propia universidad, brutal balacera en Nayarit, asesinatos de periodistas, prostitución infantil y la cuenta de noticias sigue y sigue. Al llegar a nuestro destino olvidamos todas esas notas, que deberían impactarnos, y continuamos nuestro día sin que le demos mayor importancia. Esto se repite día con día, volviéndose parte de nuestra rutina diaria. “Todos los días hay alguna noticia relacionada con la violencia” nos decimos y como ya se vuelve algo cotidiano nos encogemos de hombros y lo ignoramos.
En lo que va de este sexenio las ejecuciones y muertes violentas superan la marca de los 30 mil, lo que lo hace el sexenio más violento desde el 68. Tan sólo desde el mes de enero hasta el mes de octubre del año 2010 se registraron 10 mil muertes violentas, colocando a ese año como el más violento en todo el sexenio de Calderón. Si México sobresale en algo con respecto al resto de lo países del mundo es, sin duda alguna, en violencia. Lejos de ganar medallas de oro en las olimpiadas, de ganar el mundial, de estar en los primeros lugares en competitividad, de tener excelentes niveles educativos y altos porcentajes de alfabetización, estamos al menos en los primeros lugares respecto a la violencia. A pesar de que en México no existe una guerra civil es el país con mayor número de muertes violentas según el expresidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos: Emilio Álvarez Icaza.
Entre los años 2007 y 2010 México bajó 28 puestos (del 79 al al 107 de una lista de 149 países) según el Instituto para la Economía y la Paz (The Guardian citado por CNN México, 2011). Además México registró una tasa de 3% en el índice de robo con violencia (el más alto de entre 30 países estudiados) contra un promedio de 0.9% (ICVS citado por El Universal, 2008). Lo que indica claramente que a pesar de todas esas cifras no se han tomado acciones concretas por parte de los gobernantes ni de la ciudadanía en general.
Para el punto de vista de muchas personas podría parecer que la violencia, al ir aumentando se descontrolaría y sería imposible hacer algo; lo cual es una respuesta muy típica de las personas apáticas que piensan para qué hacer algo si no se puede resolver el problema. Quizás esta es la razón por la cual nos sentamos a cruzarnos de brazos y sólo esperamos que al salir a la calle no nos vayan a robar, balacear o hacer daño, pero realmente no pensamos en alguna solución para que esto suceda.
Tomando como ejemplo, en Colombia, alcaldes de ciudades como Medellín (Fajardo) y Bogotá (Mockus y Peñalosa); principalmente Medellín, que es una ciudad en la cual la violencia fue casi completamente erradicada mediante acciones simultáneas para atacar la violencia y las desigualdades sociales que según menciona Sergio Fajardo son dependientes una de la otra. Así como mencionaba Adela Cortina que un ciudadano debe de llegar a la autonomía e igualdad, entendiendo igualdad como una reducción de las desigualdades.
La violencia tiene su origen en las desigualdades sociales; las cuales a ser más marcadas aumentan el descontento de la población y la única alternativa que se ve es la violencia. Pero realmente la violencia no es el verdadero problema sino las desigualdades. La violencia es la única alternativa que le queda al pueblo que sufre injusticias, que pasa hambre, que no reciben una atención médica adecuada, cuya educación es deficiente o que simplemente no tienen un lugar decoroso para vivir. Entonces, es cuando gran parte de la población nos preguntamos por qué las personas reaccionan con violencia. A partir de toda esta realidad es cuando hace sentido que viviamos en una sociedad violenta. Las personas no serían violentas viviendo de manera decente. “Detesto la violencia. Tanto la verbal como la física. La detesto y procuro alejarme de ella. Me intimida y me rebasa. Me atenaza. Sin embargo, la comprendo y la justifico. No la estimulo pero la entiendo. No la deseo pero pienso que es válida cuando no hay dinero en casa para comprar medicamentos.” (KRAUS, 2008: http://bit.ly/l5GvXc). Por lo que se puede ver la violencia no es el problema raíz; ni tampoco es lo único que se debería de combatir. Está claro que no se debe dejar que la violencia aumente, pero enviar al ejército por las calles o someter actos violentos por medio de más violencia no es la respuesta más adecuada.
En México, es de vital importancia comenzar a comprender los conceptos de ciudadanía, violencia y desigualdades sociales. Mas aún, se debe comenzar a ponerlos en práctica. Las acciones que se lograron en Colombia se debe a que los alcaldes llegaron como al poder como candidatos independientes y por lo tanto no eran corrompidos por las mafias que existen en los partidos políticos y podrían actuar libremente sin ser presionados por partidos políticos; así como mencionaba Mockus que su única alianza era con la ciudadanía. La igualdad es un punto clave para poder lograr que la violencia sea erradicada. “Toda persona debe tener exactamente proporciones iguales de los beneficios y cargas de una sociedad o grupo” (VELÁSQUEZ, 2006: 89). Los seres humanos somos iguales de cierta manera; lo cual es reconocido por casi todo el mundo y por lo tanto todos tenemos los mismos derechos para acceder a los bienes que tiene la sociedad. Todos deberíamos tener acceso a ellos sin que exista alguna clase de discriminación. Es preciso que exista una mayor cooperación y solidaridad para poder lograr la igualdad. Y no igualdad en que todos reciban exactamente lo mismo; puesto que aunque somos iguales en algunos aspectos no somos copias idénticas. Por lo tanto, dentro del modelo de justicia distributiva igualitarista no se toman en cuenta tres factores que son esenciales para la distribución de la riqueza dentro de la sociedad: la necesidad, la habilidad y el esfuerzo no son considerados. Por lo que pensar que a todos se otorguen la misma cantidad de bienes es erróneo, ya que cada persona tiene necesidades diferentes; así como habilidades que desarrollan a lo largo de su vida. Además, cada uno se esfuerza de manera diferente de acuerdo a los ideales que tenga en la vida. A pesar de las deficiencias que este tipo de justicia pueda tener se puede lograr un gran cambio si se realiza de una manera adecuada. Ya que por el simple hecho de que las personas tengan las mismas oportunidades hace que sus esfuerzos aumenten y por lo tanto su calidad de vida. Esto provocaría que tengan aspiraciones más altas y así puedan desarrollarse de una manera más integral.
Las acciones que deberían tomarse en México van ligadas a la ciudadanía; ya que ellos son los afectados y no solamente deberían ser acciones que dicte el gobierno. “Es preciso consultar a los afectados por las decisiones que se toman, es preciso contar con los ciudadanos como protagonistas de su propia vida. Por lo tanto, conseguir que todos sean ciudadanos sociales es una meta hoy en día, pero los ciudadanos tienen que ser también agentes de esa tarea.” (CORTINA, 2008: 23). Así pues, las acciones deberían salir de la ciudadanía para realizar presión para que las desigualdades sociales desaparezcan. Otro camino sería impulsar las candidaturas independientes que tengan la posibilidad de llegar a cargos públicos para que de esta manera no reciban presión o manipulación de los partidos políticos o algunas otras organizaciones con quien se haya tenido alianza para llegar al poder. Posteriormente para poder disminuir la violencia se deben de hacer énfasis en disminuir la violencia y al mismo tiempo realizar intervenciones sociales, de manera similar a las realizadas en la ciudad de Medellín, Colombia. Otra acción importante sería la atención psicológica y capacitación en materia de ética y ciudadanía a jóvenes que viven en este tipo de ambientes; ya que como se menciona anteriormente: la violencia sólo generará más violencia y castigos como la cárcel o multas elevadas realmente no traen resultados favorables; ya que se provoca más ira en la población y por lo tanto más violencia.
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Finalmente es necesario hacer una reflexión y preguntarnos si las acciones que se están tomando en México están dando resultados positivos o el supuesto combate del narcotráfico realmente está teniendo los resultados que se esperan. También es necesario reflexionar lo que menciona Fajardo de que la corrupción mata la capacidad de soñar; ya que al robar, incluso un pequeño porcentaje, se evita que se puedan realizar acciones que cambien a la sociedad y la sociedad pierde fe en los gobernantes. Es importante hacer énfasis en lo que la ciudadanía desea estableciendo normas, leyes o reglamentos aprobados por medio del diálogo; ya que en México sólo existe una “Democracia” a la hora de votar, pero nunca se toma en cuenta a la sociedad al decidir cómo y en qué serán utilizados los recursos. Y no solamente es que el sistema no tome en cuenta a los “ciudadanos” sino que realmente no existen los llamados ciudadanos que puedan ejercer la ciudadanía. La apatía y el conformismo son también el enemigo a enfrentar, además de la violencia y las desigualdades; ya que los primeros dos inhiben a los verdaderos ciudadanos a realizar un cambio. Comenzar a ver que el problema es de todos y por lo tanto todos somos responsables de que se llegue a una solución es el primer paso. Si no llegamos a comprender que algo, aunque no nos afecte directamente, es problema nuestro entonces realmente no se podrá llegar a nada y el país no tendrá remedio alguno.
Referencias
(2009). "Del Miedo a la Esperanza" Sergio Fajardo [Web]. Available from http://youtu.be/3Hn1wDbftFw
CORTINA, A. C. (Ed.). (2008). Ciudadanía: verdadera levadura de transformación social. México: Limusa.
González, MLG. (2008). ONU: México, primero en delincuencia con violencia. El Universal, Retrieved from http://bit.ly/kjzMxI
Kraus, A. K. (2008). ¿es ética la violencia social?. La Jornada, Retrieved from http://bit.ly/l5GvXc
La violencia en México se aceleró en tres años: Índice global de paz. (2011). CNN México, Retrieved from http://bit.ly/mbeIFu
Velásquez, M. G. (2006) Ética en los negocios. Conceptos y casos, México: Pearson-Prentice Hall.
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