Ser o no ser un teletubbie
Introducción
En mi ensayo presento varios dilemas
éticos que traerían el ser un teletubbie en varios modelos de universos,
utópicos y realistas. También presento argumentos para señalar que los
teletubbies son seres de esencia pura después de un análisis y comparación con
otros personajes que son “dignos” como para seguir su comportamiento.
Entiendo la rareza del tema, pero fue
escrito de tal forma que al cambiar la palabra teletubbie por el de un personaje histórico o mesías de algunas creencias o historias ficticias, se pueda hacer
un análisis de su comportamiento estricto, que al final lo llevaran a una
posición de sabiduría y benevolencia máxima (en una escala de seres
superiores). Pero siempre manejando la dualidad de ser estrictamente moral en
realidades donde el caos existe.
El ensayo abarca muchos temas que fueron
vistos en el curso, incluso algunos que no fueron mencionados formalmente como
es el caso de Rousseau y algunos puntos de seres que nacen con una naturaleza
buena pero se corrompen conforme van viviendo.
Palabras
clave
Teletubbie, esencia, pura, benevolencia,
moralmente, ética, autonomía, Rousseau, mesías
Las personas en
la actualidad tienen guías morales como en los antiguos tiempos de Aristóteles
y Sócrates. Algunos posiblemente son religiosos como Jesús, Buda o Alá, otros
más de obras como Aquiles, Hércules, Goku o famosos como Chuck Norris, Chagdud
Tulku Rinpoche o Gandhi. ¿Son estos ejemplos fidedignos? ¿Deberíamos de tomar
ejemplos más factibles y puros de esencia como ángeles? o incluso más puros que
ellos, ya que es conocido incluso por las mismas historias que los afirman que
son corruptibles. Algo que siempre sea moral en su comunidad y correcto en
esencia desde el momento de su existencia.
Es posible que
nunca sea mencionado como ejemplo moral un teletubbie, principalmente por su
necesaria demostración del motivo de su esencia siempre pura.
Los teletubbies
son un ejemplo de vida, ejemplos para los seres humanos como seres racionales;
los teletubbies son seres cuya naturaleza benévola nunca se marchita ante la
sociedad, ya que su universo ha evolucionado de tal forma que sea incorruptible
(Rendon, Jorge, 2009).O en su opuesto, los seres tienen como
verdadero comportamiento axiomático el contrato social, nacido con él, no
aprendido. Todos los seres racionales que viven en el mundo de los teletubbies
tienen este comportamiento, ellos mismos han evolucionado su universo para que
siga desarrollando el único comportamiento existente; el correcto (García,
Roberto, 2005).
La persona que
se convierta en el quinto teletubbie necesita adquirir el comportamiento
estricto de un teletubbie, pero su temperamento es adquirido por la simple
naturaleza del teletubbie, nace con él, su universo le permite y exige ese
comportamiento desde su existencia en ese plano. Aquel que sea convertido en
teletubbie debió de haber siempre tenido un comportamiento de teletubbie, ya
que el hecho por definición de haberlo adquirido significa que existió un lugar
en el tiempo en el que el sujeto no lo poseía (Rendon, Jorge, 2009).La persona que se
convirtió en teletubbie siempre lo fue en comportamiento pero no en forma, por
lo que el comportamiento antes y después de la transformación es idéntico.
Los teletubbies
nacen con una naturaleza incorruptible, solamente puede transformarse en uno
aquel cuyo comportamiento hubiera sido guiado previamente por la misma
naturaleza benévola (García, Roberto, 2005).
Esto en parte
significa un problema en el otro extremo, qué modelo moral seguir, mientras que
los otros son corruptibles los teletubbies no, es decir, no existe ni la idea
vaga o un concepto efímero de algo antimoral. Por lo que por consecuencia no es
aplicable tratar de ser un teletubbie en nuestro mundo actual, es decir: Podemos
imaginar un caso en el que una persona entre a un banco y atente con quitarse
la vida a menos que le den dinero. El comportamiento de respuesta de las
personas serán muy diferentes, mientras que algunos con cualidades físicas
tratarán de desarmar al sujeto antes de causarse daño, otros lo alentaran y no
le darán el dinero a pesar que en el código moral “universal” se acuerda el
valor invaluable de la vida humana. Si la persona amenazara a otra persona
(quitarle la vida a ella), las reacciones cambiarían, pero el código de
respuesta de un teletubbie siempre seria el mismo, ninguno.
El ser o no ser
un teletubbie es un dilema teórico, que cuando se lleva a la práctica, y
fundamentalmente a nuestro plano, se vuelve un falso dilema debido al contexto
social junto con todos los problemas que lo derivan, por lo que el seguir un
comportamiento idóneo en un plano no utópico no es posible, ni siquiera para el
desarrollo del plano moral en esencia.
Para poderse
comportar en la práctica como un teletubbie (suponiendo que no es tan estricto
lo estipulado anteriormente y cualquiera puede de convertirse en un
teletubbie), puede existir un caso donde la sociedad se vuelva una
conglomeración de teletubbies que viven para sí mismo y para el otro,
proponiendo una forma de esparcimiento de ideas donde uno seguirá al ser más
moral que reconozca y análogamente tras varias series, todos actuaran pero no
serán teletubbies (Olivares, Marta 2013).
También podemos
manejar un comportamiento de teletubbies más realista donde no son seres puros
de esencia y acto desde un principio, podemos asumir el caso qué dice que los
teletubbies son seres racionales con desarrollo moral y social. En este caso es
posible extrapolar esta “versión” de teletubbie para poder ser aplicado en nuestro
no utópico plano.
Entonces, en un
universo que no delimita las acciones y que es posible su destrucción mediante
la evolución e interacción de sus seres, entonces los teletubbies tienen como
deber el conservar el universo y el orden mediante las leyes y comportamientos
que son generados con sus mismas acciones. Que consecuentemente pueden ser heredadas y aprendidas por cada uno de sus
seres, aunque por definición se crearía un momento donde los teletubbies no tienen
un comportamiento puro de esencia, es posible debido a que el universo no lo
necesitaba en todo momento para existir, pero entonces se supone un caso donde
puede existir algo malo (por que no era bueno desde un principio),
permitiéndole al mismo universo y a sus seres el desarrollo moral a partir del
establecimiento de un código moral implícito, justo y necesario, pero sobretodo
universal para todo aquel que quiera ser un teletubbie (Rendon, Jorge, 2009)
Los deberes de
un teletubbie en su totalidad no son universales e independientes de la situación.
La característica universal que comparten es el fin, pero por axioma, podemos
llegar a la conclusión que sea cual sea el deber siempre se tiene el mismo fin,
por lo que el fin ni la acción importan al final del acto. Por lo tanto los
teletubbies siempre consiguen su meta final y lo único dependiente seria la
meta, entonces sería necesario preguntarle al universo (o al instinto del
teletubbie) qué es lo que debe de hacer (García, Roberto, 2005).El vivir en el
universo de los teletubbies implica el seguir el orden de ese universo, de
forma estricta; un comportamiento axiomático irrompible que ayude a mantener
este mismo orden sin considerar otras alternativas por encima de ésta. Esto es
el comportamiento y el deber de un teletubbie, comportarse de tal forma que sea
un ejemplo para sus similares y a su vez mantenga el equilibrio en su universo
que no sea quebrantado hasta el momento (García, Roberto, 2005).
Por lo tanto, la
moral siempre en (muchos de los) el universo de los teletubbies se encuentra dirigida
y conservada por los teletubbies en esencia. Además, la ejemplificación
posiblemente más clara es la de los experimentos de cerebros sociales, o al
menos en el caso de los teletubbies, sería un cerebro social propuesto por
ellos mismos; un estándar que los gobernada, más en derechos que en
obligaciones, pero siempre con beneficios distribuidos siempre y cuando exista
cooperación entre ellos con otros seres (Montiel & Martínez, 2011).
Pero
considerando previamente que el comportamiento de los teletubbies es en su
esencia bondad y que se asemeja con la del mismo universo, entonces todas las
acciones del teletubbie le llevan a mantener el orden y a propagar su misma
esencia con sus similares (García,
Roberto, 2005) Aunque no lo parezca, los teletubbies viven en una autonomía
donde respetan a sus similares y así mismos, ya que si los deberes y el
comportamiento único considerado como adecuado siguen las mismas leyes y se
exige lo mismo, entonces la única forma de comportarse es la adecuada, pero a
su vez no tiene límites de qué hacer.
Aquel que quiera
ser el quinto teletubbie no vivirá en una libertad absoluta, ya que deberá de
hacer valer su puesto y hacer lo que hace en esencia un teletubbie, pero una de
las ventajas que puede presentarse es el crear una conciencia colectiva a
partir del desarrollo individual, no necesitaría de instituciones ni las reglas
de éstas y se hará todo como lo sugirió Robert Pippin; cada uno de los seres
que se conviertan o sigan a los teletubbies podrán definir lo que es correcto y
los mismos deberes incuestionables (cuya definición no existe en el plano
utópico de los teletubbies) que hará la sociedad (Rendon, Jorge, 2009).
Por otro lado,
es importante señalar las desventajas que representa ser un teletubbie en
nuestro universo, como es la necesidad de formar parte de una sociedad con otra
ideología que rechazaría la ideología del teletubbie y posiblemente se aprovecharían
de él (Rachels, 2005) pero que a su vez seria alabado como un ser justo, un ser
que siempre sigue las normas y como ente de cambio y progreso para todos los
que conviven con él, hasta el punto de tener seguidores y multiplicar los
practicantes de la ideología del teletubbie en un universo que no está
preparado para este tipo de comportamientos, el tratar de hacer un cambio en
una sociedad que simplemente rechazaría al teletubbie por soñador.
Pero a pesar de
las dificultades que tendrá que vivir, junto con las posibles adaptaciones que
tenga éste quinto individuo que tolerar y a su vez, aprender de ellas y
evolucionar para quedar impune a pesar del trato, se convertirá en un ser que
la sociedad difícilmente pasará por alto.
Conclusiones:
No somos seres
perfectos (no estamos cerca de ser teletubbies, esto no significa que ellos lo
sean), pero nuestra capacidad de adaptarnos al universo caótico que tenemos nos
permite sobrevivir, la tendencia a evitar el caos en lo mayor posible nos
permite mantener el orden social, si viviéramos en un universo donde no existen
crímenes ni algo cuya definición sea malvado, esta capacidad se erradicaría con
el paso del tiempo y de ser así; se eliminaría de la historia para siempre.
El ser un ente
perfecto en un universo no utópico no es muy viable, debemos de adaptarnos al
universo donde existimos, tenemos muchas desventajas si una única persona actúa
como un teletubbie, a menos que más personas sigan su ejemplo y empiecen a
actuar más como él, análogamente se llenaría el mundo de puros teletubbies, por
lo que cambiarían el mundo para hacer nuestro universo más utópico.
Sería más fácil
convertir a personas en teletubbies con algún aparato especial, pero como no es
posible, una solución sería “sembrar” teletubbies en el mundo, esperando un
futuro esparcimiento por el mundo.
Este ensayo me
dejo mucho, cada vez que lo leía o lo comentaba con compañeros de la escuela
veía el ensayo desde otro punto de vista. Además, me divertí mucho escribiendo
este texto, en ocasiones lo leía en voz
alta, me parece muy divertido que algo tan “tonto” haya sido escrito
“seriamente”. Tuve varios problemas para explicarles el universo de los
teletubbies a varias personas, por lo que usé una referencia a la película “La invención de la mentira” donde les
decía que el universo de los teletubbies es más extremo, ya que no sólo no
existen mentiras, tampoco existen robos,
ni asesinatos, ni ningún otro delito o algo que sea visto como algo malvado.
Bibliografía:
García,
Roberto, 2005, extraído de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-77422005000200013&lng=es&nrm=iso
Olivares,
Marta, 2013, extraído de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-77422013000100003&lng=es&nrm=iso
Rachels,
J. (2006). Introducción a la Filosofía Moral. México. Progreso
Rendon,
Jorge, 2009, extraído de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-13242010000200003&lng=es&nrm=iso
Montiel,
A. & Martínez, J. (Septiembre, 2011). En busca del origen evolutivo de la
moralidad: el cerebro social y la empatía. Fil, 14(28). Recuperado de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-13242012000200002&lng=es&nrm=iso
No hay comentarios:
Publicar un comentario