viernes, 11 de febrero de 2011

La colombianización ética que México necesita Rigoberto Bracamontes Salazar #A01134473

La cultura mexicana es una de las mas ricas del mundo, la calidez de los mexicanos, nuestras tradiciones, la abundante riqueza natural y la alegría y picardía con la que vivimos el día a día nos proporcionan una posición privilegiada para desarrollarnos como país. Sin embargo, hoy en día el narcotráfico y la violencia están terminando con la tranquilidad de las ciudades, las calles dejaron de ser seguras y un ambiente general de miedo y cautela se percibe por los barrios del país.

Es un hecho que las condiciones políticas y sociales representan una gran barrera a vencer en esta lucha, sin embargo hay mucho que podemos hacer desde un enfoque ciudadano. Tomemos como ejemplo la historia de Colombia, un país azotado por la violencia, el narcotráfico y por diferentes problemáticas sociales que llevaron a ciudades, como Medellín y Bogotá, a encabezar la lista de las mas peligrosas del mundo. Un punto importante a destacar es que la transformación en estas ciudades no comenzó con iniciativas de políticos convencionales, comenzó a través de un proceso de cambio cultural generado desde diferentes participaciones ciudadanas, participaciones como las de Fajardo, Mockus y Peñalosa.

Fajardo, matemático de profesión, observaba desde los adentros de las aulas las diferentes situaciones sociales del país, con jóvenes que, en busca de sus sueños, encontraban frustrados sus caminos por no haber inversión en la educación y por tener de lado el proceso cultural que enaltece y enriquece a las sociedades. Cuando Fajardo llegó a la alcaldía de Medellín comenzó una reestructuración educativa, construyo aulas y espacios públicos para jóvenes de bajos recursos y genero un proceso de transformación cultural donde los jóvenes a través del arte entendieron otra forma de vida que se alejaba de la delincuencia. En este sentido Fajardo apostó en una transformación basándose en la disminución de las desigualdades sociales utilizando la belleza y el arte para incrementar la dignidad de las personas.

Por su parte Mockus, un alcalde que también vivió su proceso desde las aulas al ser Rector de la universidad Nacional, empezó con gobierno que buscaba, desde la cultura, transformar la idea de como los ciudadanos asumían su ciudad. Con la promoción de leyes fundamentadas en la protección de la vida y con programas de educación ciudadana, Mockus tomo una Bogotá llena de personas violentas para convertirla en una capital llena de ciudadanos comprometidos con la participación social. En este sentido el trabajo de Mockus refleja muy bien las ideas de Adela Cortina acerca de la creación de Democracias Radicales fundamentadas en los ciudadanos.

Finalmente nos encontramos con Peñalosa un alcalde que recibió a una Bogotá con un cambio cultural en proceso y que necesitaba a gritos un cambio a nivel estructural, se implementa un plan de inversión en infraestructura, se crean numerosas áreas publicas y un sistema de transporte publico integral. Durante su mandato Peñalosa promueve la democracia a traes de la convivencia en espacios públicos y al mismo tiempo crea las bases para una cultura del cuidado de la ciudad.

Cada uno de estos alcaldes aplico distintos métodos para lograr un cambio social pero los tres basándose en un cambio de moral, atacaron la situación desde distintas posturas éticas para sacudir las raíces del problema. Con tácticas poco ortodoxas y muchos ataques de una sociedad escéptica los tres demostraron ser fieles a sus convicciones y lucharon por sus ciudades sin corromperse.

Ahora es nuestro turno, ya no se puede seguir negando que el problema ya esta aquí, el futuro de México esta en nuestras manos. Debemos fomentar perfiles como los de Mockus, Fajardo y Peñalosa y para hacerlo se tiene que trabajar en disminuir la desigualdad y aumentar los recursos éticos. Solo con una sociedad formada por ciudadanos comprometidos se podrá hacer frente al cáncer que amenaza con destruir a México.

No hay comentarios:

Publicar un comentario