viernes, 11 de febrero de 2011

Máximos y Mínimos: Guadalajara, Medellín. Alivsi Hernández

En enero de este año, un grupo de estudiantes y ciudadanos de distintas organizaciones civiles de Guadalajara crearon la primer Ciclovía Ciudadana del país; este proyecto fue promovido en gran parte por estudiantes de nuestra institución, el Tec de Monterrey Campus Guadalajara, la ciclovía pasa por distintas zonas residenciales y llega hasta la universidad. Había dudas respecto a la legalidad de estas acciones e incertidumbre sobre el futuro de esta acción ciudadana. Después de una serie de diálogos entre el gobierno y otras instituciones, se acordó rehacer la ciclovía y poner nuevos señalamientos (se hizo casi inmediatamente), y dar seguimiento al Plan de Movilidad para crear otras rutas de ciclismo en la ciudad.
Este movimiento ciudadano es un comienzo, y uno muy bueno. La ciclovía fue creada en una zona privilegiada por y para los miembros de una institución privilegiada, pero se espera que sea sólo una semilla y que los frutos –o, mejor dicho, las ramificaciones-de esta acción crezcan por toda la ciudad. A ciudadanos como estos, quienes a través de la participación ciudadana activa logran cambios en su comunidad y ejercen una verdadera democracia, Adela Cortina los llama “la levadura de la transformación social”.
En una ciudad distinta, Medellín, Colombia, se dio una transformación social de manera distinta. Este cambio fue promovido por Sergio Fajardo, quien fue alcalde de la ciudad de 2004 a 2007, y generó una propuesta en la que no pensaríamos la mayoría de los mexicanos: “lo más bello, para los más humildes”, su estrategia consistía en construir espacios públicos, como escuelas, casas de cultura, centros de emprendimiento y parques biblioteca; el valor atribuido a estos edificios es estético, Fajardo insiste en que la belleza del espacio contribuye a la autoestima y dignidad de los individuos, a partir de cambios como estos, se logró transformar la base de la sociedad y las condiciones de vida en Medellín, reduciendo drásticamente problemas profundos como la violencia y la pobreza.
Quisiera aplicar un principio ético al caso de la Ciclovía en comparación con la propuesta de Fajardo en Medellín: la ética de mínimos y ética de máximos. Cortina define la ética de máximos como la búsqueda de propuestas de vida plena y feliz, y la ética de mínimos, los requisitos básicos para que una comunidad mejore, como la libertad, la igualdad, y la solidaridad. A partir de estas definiciones, se puede argumentar que la Ciclovía Ciudadana fue un proyecto de ética de máximos, los estudiantes del Tec no necesitan llegar en bicicleta a la escuela, quienes así lo hacen, es por decisión propia, para mejorar la movilidad de la ciudad, cuidar de su salud y del medio ambiente; mientras que el proyecto de Fajardo se enfocó en una ética de mínimos: buscando acabar con las desigualdades de oportunidades y creando solidaridad en su comunidad, gracias a la convivencia en los nuevos espacios públicos. Ambas propuestas se extienden y logran transformar la comunidad, sin embargo, la transformación desde una ética de mínimos es mucho más profunda.
¿Cómo podemos aplicar una ética de mínimos en nuestra sociedad mexicana? Es fácil pensar que si se realizaran obras públicas de alto presupuesto y valor estético en las zonas marginadas de Guadalajara, éstas serían descuidadas y destruidas en poco tiempo. Pero hay que tomar también en cuenta que esas zonas son también las que no reciben la atención, tanto en términos de mantenimiento como de seguridad, que otras zonas privilegiadas reciben por parte del gobierno. Buscamos mejorar la vialidad al interior de la zona metropolitana, mientras que a las afueras, hay espacios que no cuentan siquiera con alumbrado público, pavimento, o servicios de agua y electricidad. Para encontrar la solidaridad en nuestra comunidad, debemos estar conscientes de la profunda desigualdad en la que se encuentra el país.
Otra de las estrategias que Fajardo implementó para mejorar la seguridad y calidad de vida en su comunidad, fue utilizar a la policía para entender cuáles eran los problemas en cada zona de la ciudad, para resolver un problema, es necesario conocerlo. Se llevaron a cabo proyectos para atacar de manera individual y específica los problemas de violencia y fueron sustituidos con oportunidades de educación, cultura y emprendimiento.
Lo que nos hace falta es, justamente, entender las condiciones concretas en las que se encuentran los sectores más desprotegidos de la población; conocemos las cifras sobre pobreza en el país, pero existen zonas de la ciudad por las cuales no queremos transitar, las encontramos peligrosas o incómodas. Vivimos en un país con muchísimos recursos, pero con una extrema desigualdad económica y social, y la brecha entre privilegiados y desprotegidos, en vez de cerrarse, se abre cada vez más; hay muchas cosas por hacer para disminuir esta desigualdad y ofrecer a toda la población estos mínimos de igualdad, libertad y solidaridad, el primer paso es abrir los ojos.
Fuentes Consultadas:
Ciudadanos en Movimiento, El Informador.
• Ciudadanía: verdadera levadura de transformación social, Adela Cortina.
• Medellín: del Miedo a la esperanza. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

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