martes, 23 de octubre de 2012

En búsqueda de la felicidad


En búsqueda de la felicidad

                        Diego Francisco Barrera Rivera

 Una de mis corrientes éticas favoritas y la que más coherencia tiene con la sociedad de hoy desde mi punto de vista es la aristotélica, ya que “todos” estamos buscando la manera de ser felices. Sin embargo, el concepto de “felicidad” es algo tan subjetivo y cambiante hoy en día que no podemos escribir un camino o receta para llegar a ella. La principal razón de esta realidad tan cambiante es por la velocidad que vivimos en nuestra sociedad. Esta velocidad ha cambiado también en gran forma el mercado laboral, manera de desarrollar tecnología y el hábito de consumir recursos naturales.
            Antes tener una familia, con un hogar y trabajo estable era suficiente para ser felices, como lo pudimos leer en el caso de visto en clase de “Enrico y Rico”. Donde  Enrico es el padre de Rico que planeó siempre a largo plazo su vida, con los recursos que contaba sin trabajar de más, ya que estaba en su “status” de confort. Caso que contrastó con Rico su hijo, que buscaba siempre ir escalando y tenía metas a corto plazo que una vez que lograba una se ponía otro objetivo. Este cambio entre Enrico y Rico se derivó del cambio dentro de la sociedad, con la tecnología y capitalización de la sociedad. Es un típico caso de adaptación forzada, ya que si no te adaptas te quedas atrasado, “corto placo limita la posibilidad de que madure la confianza informal”(Sennet, 2000).
            Bien dicen que “el dinero no es el amor, ni la felicidad”, pero como dice mi padre “pero cómo se le parece”. No quiere decir que comparta totalmente esta creencia, pero estoy consciente que de alguna manera esto influye en la vida de cada persona. El trabajo desde un principio fue considerado como un castigo (Adán y Eva), ya que era la búsqueda de recursos para sobrevivir. Hoy en día  el trabajo es un recurso primordial para sobrevivir, y entre mayor sea la retribución que recibimos, mejor es el trabajo. Nos olvidamos si estamos haciendo lo que nos gusta, que le dejamos a la sociedad o que tanto sacrificamos nuestra libertad. “Sólo tiene sentido el trabajo bien remunerado por el poder adquisitivo que implica” (Camps, 1993) y esto tiene que ver con la frase que mencioné antes.
            El trabajo en sí tambien ha sufrido algunos cambios, como se plantea en la lectura de Cortina y Conill, ya que el trabajo se mide por el dinero que implica y es a lo que le llama “la trampa de la productividad”, ha dejado de tener  un valor cualitativo (eficiencia) y pasar a ser medible con números en su totalidad. Esto por supuesto que genera diferencias y falta de equidad entre las personas,  ya que los que tiene más preparación tendrán mayores y mejores oportunidades, que otros sectores que no tienen la misma preparación. Bajo este escenario la sociedad se ha preocupado por tener una preparación mínima para tener ventaja sobre los demás, dejando en segundo plano aquello que realmente nos apasiona.
            Bauman hizó una comparación entre nuestra sociedad y el programa de “reality show” Big brother. En donde asimila el comportamiento de los integrantes del concurso y la sociedad, ya que hacían sociedades temporales con otros para obtener algún beneficio en común y al llegar a este objetivo, la ruptura era inevitable porque buscarían metas distintas, es decir, “te utilizo hasta que me seas útil”. En el mercado laboral pasa algo muy parecido con la “subcontratación” de empresas, ya que son empresas que hacen lo que un empleado haría, pero con un periodo determinado, y se ahorran salario, seguro y liquidación.
            Como lo vimos en la entrevista con “Cari’s studio”, que tiene una fundación en la cual forma de manera gratuita estilistas. De esta manera beneficia a un sector de la sociedad brindando capacidad y oportunidades, pero ella (Carina) también se favorece formando colaboradoras con un perfil deseado. Es un claro ejemplo de la industrialización del capitalismo, “te ayudo, pero tú también me das un beneficio a cambio”.
            Por otro lado Google el gran gigante del internet busca cambiar la naturaleza del trabajo, y volver a su esencia principal. Contratando a personas altamente capacitadas, pero que tengan “el estado mental adecuado”, es decir, trabajen en equipo, convivan y talentosos. Aquí la retribución pasa a segundo plano, a pesar de que suelen ser trabajos muy bien remunerados. Sin embargo, su trabajo se convierte en su vida, privándolos pacíficamente de su libertad.
            El impacto ambiental también afecta nuestra felicidad, ya que por la situación actual debemos sacrificar algunas cosas. Por ejemplo; en algunas colonias tenemos que separar la basura, lo que implica para algunas personas un sacrificio o labor muy difícil. La tecnología y avances científicos han dejado de ser lo que “deberían” ser, una herramienta de desarrollo global y a pasado a ser una manera de explotar los recursos naturales.
            Sin embargo, no todo son malas noticias porque hay personas que están tomando acción, como dice uno de los principios propuestos por Óscar Motomura. Como es el caso del “Colectivo ecologista” y la “eco-tienda”. Esto se a convertido en una mega-tendencia que brinda una mejo ambiente y por lo tanto una mayor calidad de vida y felicidad.
            Ahora le hablo a todos que como yo están estudiando y no saben que camino les espera en el futuro. Piensen que es lo que en realidad esperan de él, qué te brindará mayor felicidad; sí tener los mejores carros, casas, ropa, pero vivir atado a tu trabajo, o tener una vida equilibrada. Y qué mundo quieren; uno que tengamos la tecnología de punta, pero que no existan recursos naturales por la explotación en exceso de ellos, o vivir en una sociedad que su tecnología se enfoque en el desarrollo de beneficios globales. Aunque en ocasiones nuestro futuro parezca incierto, aún estamos a tiempo de ponerle dirección y establecernos a nosotros mismos reglas de vida. Nuestra felicidad no depende de nadie más que de nosotros.












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