Ética
siglo XXI por Andros Martínez Mora.
Los tiempos cambian y con ellos también la sociedad, vivimos
en un mundo donde la competitividad se ha convertido en un factor imprescindible
dentro de nuestras vidas y el estar preparado y dedicar nuestro futuro al
trabajo se ha convertido en un todo, el problema viene cuando individualismo se
hace presente en su totalidad. En una modernidad líquida donde todo es a corto
plazo, donde comienza a preocuparnos que
haremos con el medio ambiente y la sustentabilidad la Ética se convierte una
herramientas para tomar decisiones en el mundo tan cambiante al que nos
enfrentamos.
Vivimos en un tiempo de crisis, lo
escuchamos en las redes sociales, el hecho de estar conectados nos da la ventaja
de hacernos escuchar en la mayoría de puntos en el globo terráqueo, la
injusticia y la diferencia social es un tema que cada vez se hace más evidente,
este modelo civilizatorio dominante degrada el ambiente, subvalora la
diversidad cultural y desconoce al Otro (al indígena, al pobre, a la mujer, al
negro, al Sur) mientras privilegia un modo de producción y un estilo de vida
insustentables que se han vuelto hegemónicos en el proceso de globalización.
(Galano, Curi&otros, 2002). Una sociedad sustentable es una sociedad más
prospera, el autor Oscar Motomura a través de su texto Desarrollo sustentable: principios éticos para “hacer que las cosas
pasen” sugiere una toma de decisiones a través del tiempo y enmendar
nuestros errores es decir que siempre al elegir que es lo mejor para todos se
tiene que tomar en cuenta el pasado, presente y futuro, y si se cometió un error es cuestión de sólo
repararlo.
Una vez
que hemos optado por una sociedad sustentable y el tratar de tener el
mejor beneficio para todos (invididuo-Sociedad-Planeta), se necesita saber cual
es el sentido del trabajo. El trabajo puede llegar a ser sinónimo de pesadez,
pero es necesario para la subsistencia y para construir una sociedad
productiva, lamentablemente el sentido del trabajo a cambiado para fomentar el
modelo de felicidad actual que es el de consumo y a esto se le suma la perdida
de la estabilidad en él, convirtiendo el trabajo en algo flexible, en estos
modelos de flexibilidad se refiere a la flexibilidad de sueldos, horarios, movilidad
geográfica, posición ocupacional y tareas (Cortina&Collin, 2002). El hombre
actual por no decir moderno ya que nos encontramos en una pos-modernidad está
siendo preparado para la famosa modernidad líquida, pero lo importante aquí es
saber a que encaminar la productividad, verificar si lo que hace me produce
algún otro tipo de placer que no sea el
económico sino que realmente estés conforme y contento con lo que haces.
El tiempo es un bien ilimitado, éste se
reparte de igual manera a ricos y pobres y cada individuo es libre de elegir
que puede y debe de hacer con él. Esta definición podría haber sido razonable hace
50 años pero no actualmente, el tiempo es dinero y eso hasta los pilares más
bajos de la sociedad lo saben, de aquí
surge la problemática sobre la administración del tiempo y de nuevo sobre la
modernidad líquida, el tiempo escasea y debe de ser aprovechado al máximo ¿Pero
aprovechado en qué? ¿Familia? ¿Trabajo? ¿Tiempo para si mismo? Una buena
administración en nuestros horarios o bien distribuir cierta cantidad de tiempo
a todo lo que nos conforma con seres íntegros de una sociedad nos ayuda a no
caer en el workalcoholismo, el trabajo es importante, pero nuestro bienestar en
general lo es más.
¿Empleado o empresario? Ese es dilema,
inevitablemente la mayoría sueña contar con un negocio propio pero podemos
encontrar algún tipo de beneficio o consecuencias en cada uno de estas dos
opciones. Se podría catalogar el concepto de empleado como algo pesado, un vil sirviente, una alma más que forma
parte del sistema ¿pero que no todos formamos parte del sistema lo queramos o
no? Unos más que otros pero en realidad
tenemos buenos ejemplos del beneficio de ser empleados, empresas como Google
han implementado modelos donde sus trabajadores están inspirados a trabajar y a reducir la
infelicidad, claro que hay otras empresas donde el trabajador es un peldaño y
su bienestar está muy por debajo de sus intereses, aún así, el trabajador cuenta con derechos
que en teoría lo deberían de beneficiar. Por el otro lado tenemos a los
empresarios, aunque cabe mencionar que los dos van de la mano, uno necesita al
otro para seguir, y al igual que alguien como empleado tiene sus dificultades un empresario no se
queda muy atrás, conflictos con permisos, trabajadores, proveedores pueden llegar a afectarlos, pero
lo importante aquí es que tanto empleado como trabajador deben de encaminar su
trabajo a un bienestar colectivo que los involucre tanto individual, ecológica
y socialmente.
No podemos volver atrás, pero si podemos aprender
del pasado, vivir un presente y pensar en un futuro, la vida conforme pasa se
convierte en un reto, pero lo importante es saber adaptarse y tomar una decisión donde todos los afectados gocen
del mayor beneficio de ésta.
Camps, V. Paradojas del indvidualismo. En El sentido del trabajo .
Biblioteca de bolsillo .
Cortina, A., & Conill, J. (2002). Cambios
en los valores del trabajo. Valencia, España: Sistema.
Galano, C., Curi, M., Porto, C., Silva,
M., & Córtes, H. (2002). Manifesto por la vida por una Ética para la
sustentabilidad. Tangencial, (pág. 14). Bogotá.
Motomura, O. (2002). Desarrollo
sustentable: principios éticos para “hacer que las cosas pasen”. En ÉTICA,
VIDA, SUSTENTABILIDAD. DF, México: rolac.
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