martes, 23 de octubre de 2012


ÉTICA, TRABAJO Y SUSTENTABILIDAD EN EL SIGLO XXI

Por: Juan Manuel Romero González

El siglo XXI ha traído consigo cambios a pasos agigantados como nunca se habían visto en la historia de la humanidad. Estos cambios se originan en la conciencia colectiva de la sociedad, en la forma de percibir las cosas; y por ende, en la forma de conducir sus actos. Esta sociedad es la más próspera y dinámica que ha existido, sin embargo, tiene fallas muy graves, además ha llegado el tiempo de lidiar con las consecuencias heredadas de los siglos pasados.
Comenzaremos por explicar en qué consisten los cambios de los que estamos hablando. Zygmunt Bauman define como “Modernidad Líquida” a este nuevo ambiente que tiene dificultad para conservar su forma, que es inestable, donde las cosas cambian inesperadamente. Hablando del trabajo, él dice que existe una crisis porque se tiene una tendencia a realizar las cosas a corto plazo. Los efectos de esta visión cortoplacista se ven reflejados en varios aspectos del ser humano.
Una de las cuestiones más básicas que representan la esencia de las personas y que ha sido afectada por la modernidad líquida es el carácter. Sin duda alguna, el trabajo no solamente refleja el carácter de la sociedad; también es un factor muy  importante para la construcción del mismo. Es de esperarse que si la concepción del trabajo y las prácticas laborales están cambiando, por fuerza debe cambiar el carácter de los trabajadores.
Richard Sennett, en su obra “La corrosión del carácter”, nos habla de que con el cambio de generación se están deteriorando virtudes como la sinceridad, el compromiso, la generosidad, la autonomía, la lealtad y la autodisciplina. Esta premisa, si bien no es errónea, no abarca la totalidad del panorama. Existen varias empresas donde se está observando una tendencia a crear trabajos más humanistas dado que se están obteniendo resultados muy favorables de ello. Un ejemplo es Google, donde se genera lealtad y compromiso de los trabajadores al mantenerlos contentos y satisfechos con su trabajo; se crea autonomía y autodisciplina al dejarles el manejo de su propio tiempo y, hasta cierto punto, de sus proyectos; y se promueve la generosidad y la amistad al proporcionarles espacios y medios para su comunicación y convivencia.
Otra cuestión que debe ser analizada y que ha ido cambiando es la definición del sentido que tiene el trabajo, qué representa, qué se logra con tener uno u otro empleo y cuáles son los aspectos importantes de éste. Victoria Camps, Adela Cortina y Jesús Conill coinciden en que el trabajo ha dado un sentido de identidad a la sociedad, que hoy en día (al menos en el estilo de vida occidental) se identifica y clasifica a una persona por su profesión; también concuerdan en que este sentido que hemos dado al trabajo ha ocasionado efectos negativos. Quizá el problema más evidente es que se ha construido una sociedad cuyo mayor deseo es el generar riquezas, una sociedad una sociedad egoísta que no se preocupa por los demás o por su entorno. La solución propuesta a esta situación es el voltear a ver a los demás y darnos cuenta de que necesitamos unos de otros y que si no unimos nuestras fuerzas para cuidar lo que tenemos, nos vamos a hundir juntos. Camps describe una situación desesperanzadora que se ve reflejada en su frase “la cooperación social en general brilla por su ausencia”, posición completamente entendible dada la vasta gama de escenarios que la comprueban; sin embargo, Cortina y Conill se aventuran a mencionar que de entre las voces que hablan del consumo, la productividad y el riesgo, surgen voces que hablan de prudencia, opinión que comparto profundamente.
Cada día hay más personas que se concientizan de su responsabilidad social. Los gobiernos se están dando cuenta de que deben invertir en cosas que con el tiempo cuestan menos. En Brasil, por ejemplo, se ha luchado arduamente por reducir la pobreza y esto se demostró cuando la FGV mostró en un estudio que la pobreza disminuyó en 11% entre el 2006 y 2007. Otro ejemplo lo tenemos en nuestro propio país, el cual se encuentra en el cuarto lugar a nivel mundial de reforestación y donde se toman muchas medidas de reforestación, restauración de suelos y rescate de cuencas silvícolas o forestales, de acuerdo con el Lic. Emilio R. Flores Director Gral. Adjunto de la CONAFOR. Pero el revertir los efectos negativos de lo que ha hecho la humanidad  no es asunto únicamente del Estado, toda la sociedad debe comprometerse promover la cultura, la diversidad, el diálogo y juntos tratar de eliminar la inequidad social y el deterioro ambiental.
El plan de acción que propongo es, primero, despertar el interés de las personas. ¿Cómo se logra esto? Mostrándoles ejemplos creativos de lo que se ha hecho para generar desarrollo sustentable, ejemplos como el carrusel PlayPump que bombea agua mientras los niños se divierten girándolo o el filtro en forma de popote LifeStraw que hace que todo tipo de agua se pueda beber de forma segura. Cuando las personas conocen estas cosas, se emocionan y quieren ser parte. Una vez que se tiene su interés, se debe proceder a educarlos en materia de sustentabilidad. Principios muy valiosos que se pueden enseñar son los propuestos por Óscar Motomura que básicamente dicen que se deben realizar las cosas con verdadero interés, con conocimientos relevantes y apuntando siempre a la perfección de la sociedad. La única pregunta que nos queda por hacer es ¿Será posible que despertemos como sociedad antes de que sea demasiado tarde?



Fuentes bibliográficas:

·         Motomura, Óscar (2002). Desarrollo sustentable: principios éticos para “hacer que las cosas pasen”. En Leff, Enrique (Coord.), Ética, Vida, Sustentabilidad (pp. 27-35). México D.F.

·         Sennett,  Richard (1998). La corrosión del carácter: Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo (pp. 13-31). Nueva York: Editorial Anagrama.

·         Camps, Victoria (1999). Paradojas del individualismo (pp. 138-157). Barcelona: Grijalbo Editorial.

·         Zygmunt Bauman: la crítica como llamado al cambio (2009, septiembre 23). [Archivo de Video]. Recuperado de http://www.youtube.com/watch?v=X4YGdqgCWd8&list=HL1351013791&feature=mh_lolz

·         Cortina, Adela y Conill, Jesús (2002). Cambio en los valores del trabajo. Barcelona: Alianza Editorial.

·         Carlos Galano (Argentina); Marianella Curi (Bolivia); Oscar Motomura, Carlos Walter Porto Gonçalves, Marina Silva (Brasil); Augusto Ángel, Felipe Ángel, José María Borrero, Julio Carrizosa, Hernán Cortés, Margarita Flórez, Alicia Lozano, Alfonso Llano, Juana Mariño, Juan Mayr, Klaus Schütze y Luis Carlos Valenzuela (Colombia); Eduardo Mora (Costa Rica); Ismael Clark (Cuba); Antonio Elizalde y Sara Larraín (Chile); María Fernanda Espinosa y Sebastián Haji Manchineri (Ecuador); Luis Alberto Franco (Guatemala); Luis Manuel Guerra, Beatriz Paredes y Gabriel Quadri (México); Guillermo Castro (Panamá); Eloisa Tréllez (Perú); Juan Carlos Ramírez (CEPAL); Lorena San Román y Mirian Vilela (Consejo de la Tierra); Fernando Calderón (PNUD); Ricardo Sánchez y Enrique Leff (PNUMA) (2002). Manifiesto por la vida por una ética para la sustentabilidad. Elaborado en el Simposio sobre Ética y Desarrollo Sustentable. Bogotá, Colombia.

·         Alex Steffen: The route to a sustainable future (2005, Julio 15). [Archivo de Video]. Recuperado de http://www.ted.com/talks/alex_steffen_sees_a_sustainable_future.html

  • Entrevista Ética profesional a Emilio Floresx (2012, Octubre 9). [Comunicación personal].

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