ÉTICA,
TRABAJO Y SUSTENTABILIDAD EN EL SIGLO XXI
Por: Juan Manuel Romero González
El
siglo XXI ha traído consigo cambios a pasos agigantados como nunca se habían
visto en la historia de la humanidad. Estos cambios se originan en la
conciencia colectiva de la sociedad, en la forma de percibir las cosas; y por
ende, en la forma de conducir sus actos. Esta sociedad es la más próspera y
dinámica que ha existido, sin embargo, tiene fallas muy graves, además ha
llegado el tiempo de lidiar con las consecuencias heredadas de los siglos
pasados.
Comenzaremos
por explicar en qué consisten los cambios de los que estamos hablando. Zygmunt
Bauman define como “Modernidad Líquida” a este nuevo ambiente que tiene
dificultad para conservar su forma, que es inestable, donde las cosas cambian
inesperadamente. Hablando del trabajo, él dice que existe una crisis porque se
tiene una tendencia a realizar las cosas a corto plazo. Los efectos de esta
visión cortoplacista se ven reflejados en varios aspectos del ser humano.
Una
de las cuestiones más básicas que representan la esencia de las personas y que
ha sido afectada por la modernidad líquida es el carácter. Sin duda alguna, el
trabajo no solamente refleja el carácter de la sociedad; también es un factor
muy importante para la construcción del
mismo. Es de esperarse que si la concepción del trabajo y las prácticas
laborales están cambiando, por fuerza debe cambiar el carácter de los
trabajadores.
Richard
Sennett, en su obra “La corrosión del
carácter”, nos habla de que con el cambio de generación se están
deteriorando virtudes como la sinceridad, el compromiso, la generosidad, la
autonomía, la lealtad y la autodisciplina. Esta premisa, si bien no es errónea,
no abarca la totalidad del panorama. Existen varias empresas donde se está
observando una tendencia a crear trabajos más humanistas dado que se están
obteniendo resultados muy favorables de ello. Un ejemplo es Google, donde se
genera lealtad y compromiso de los trabajadores al mantenerlos contentos y
satisfechos con su trabajo; se crea autonomía y autodisciplina al dejarles el
manejo de su propio tiempo y, hasta cierto punto, de sus proyectos; y se
promueve la generosidad y la amistad al proporcionarles espacios y medios para
su comunicación y convivencia.
Otra
cuestión que debe ser analizada y que ha ido cambiando es la definición del
sentido que tiene el trabajo, qué representa, qué se logra con tener uno u otro
empleo y cuáles son los aspectos importantes de éste. Victoria Camps, Adela
Cortina y Jesús Conill coinciden en que el trabajo ha dado un sentido de
identidad a la sociedad, que hoy en día (al menos en el estilo de vida
occidental) se identifica y clasifica a una persona por su profesión; también
concuerdan en que este sentido que hemos dado al trabajo ha ocasionado efectos
negativos. Quizá el problema más evidente es que se ha construido una sociedad
cuyo mayor deseo es el generar riquezas, una sociedad una sociedad egoísta que
no se preocupa por los demás o por su entorno. La solución propuesta a esta
situación es el voltear a ver a los demás y darnos cuenta de que necesitamos
unos de otros y que si no unimos nuestras fuerzas para cuidar lo que tenemos,
nos vamos a hundir juntos. Camps describe una situación desesperanzadora que se
ve reflejada en su frase “la cooperación social en general brilla por su
ausencia”, posición completamente entendible dada la vasta gama de escenarios
que la comprueban; sin embargo, Cortina y Conill se aventuran a mencionar que
de entre las voces que hablan del consumo, la productividad y el riesgo, surgen
voces que hablan de prudencia, opinión que comparto profundamente.
Cada
día hay más personas que se concientizan de su responsabilidad social. Los
gobiernos se están dando cuenta de que deben invertir en cosas que con el
tiempo cuestan menos. En Brasil, por ejemplo, se ha luchado arduamente por
reducir la pobreza y esto se demostró cuando la FGV mostró en un estudio que la
pobreza disminuyó en 11% entre el 2006 y 2007. Otro ejemplo lo tenemos en
nuestro propio país, el cual se encuentra en el cuarto lugar a nivel mundial de
reforestación y donde se toman muchas medidas de reforestación, restauración de
suelos y rescate de cuencas silvícolas o forestales, de acuerdo con el Lic.
Emilio R. Flores Director Gral. Adjunto de la CONAFOR. Pero el revertir los
efectos negativos de lo que ha hecho la humanidad no es asunto únicamente del Estado, toda la
sociedad debe comprometerse promover la cultura, la diversidad, el diálogo y
juntos tratar de eliminar la inequidad social y el deterioro ambiental.
El
plan de acción que propongo es, primero, despertar el interés de las personas.
¿Cómo se logra esto? Mostrándoles ejemplos creativos de lo que se ha hecho para
generar desarrollo sustentable, ejemplos como el carrusel PlayPump que bombea
agua mientras los niños se divierten girándolo o el filtro en forma de popote
LifeStraw que hace que todo tipo de agua se pueda beber de forma segura. Cuando
las personas conocen estas cosas, se emocionan y quieren ser parte. Una vez que
se tiene su interés, se debe proceder a educarlos en materia de
sustentabilidad. Principios muy valiosos que se pueden enseñar son los propuestos
por Óscar Motomura que básicamente dicen que se deben realizar las cosas con
verdadero interés, con conocimientos relevantes y apuntando siempre a la
perfección de la sociedad. La única pregunta que nos queda por hacer es ¿Será
posible que despertemos como sociedad antes de que sea demasiado tarde?
Fuentes bibliográficas:
·
Motomura,
Óscar (2002). Desarrollo sustentable:
principios éticos para “hacer que las cosas pasen”. En Leff, Enrique
(Coord.), Ética, Vida, Sustentabilidad (pp. 27-35). México D.F.
·
Sennett, Richard (1998). La corrosión del carácter: Las consecuencias personales del trabajo en
el nuevo capitalismo (pp. 13-31).
Nueva York: Editorial Anagrama.
·
Camps,
Victoria (1999). Paradojas del
individualismo (pp. 138-157). Barcelona: Grijalbo Editorial.
·
Zygmunt Bauman: la crítica como llamado al cambio (2009, septiembre 23).
[Archivo de Video].
Recuperado de
http://www.youtube.com/watch?v=X4YGdqgCWd8&list=HL1351013791&feature=mh_lolz
·
Cortina,
Adela y Conill, Jesús (2002). Cambio en
los valores del trabajo. Barcelona: Alianza Editorial.
·
Carlos
Galano (Argentina); Marianella Curi (Bolivia); Oscar Motomura, Carlos Walter
Porto Gonçalves, Marina Silva (Brasil); Augusto Ángel, Felipe Ángel, José María
Borrero, Julio Carrizosa, Hernán Cortés, Margarita Flórez, Alicia Lozano,
Alfonso Llano, Juana Mariño, Juan Mayr, Klaus Schütze y Luis Carlos Valenzuela
(Colombia); Eduardo Mora (Costa Rica); Ismael Clark (Cuba); Antonio Elizalde y
Sara Larraín (Chile); María Fernanda Espinosa y Sebastián Haji Manchineri
(Ecuador); Luis Alberto Franco (Guatemala); Luis Manuel Guerra, Beatriz Paredes
y Gabriel Quadri (México); Guillermo Castro (Panamá); Eloisa Tréllez (Perú);
Juan Carlos Ramírez (CEPAL); Lorena San Román y Mirian Vilela (Consejo de la
Tierra); Fernando Calderón (PNUD); Ricardo Sánchez y Enrique Leff (PNUMA)
(2002). Manifiesto por la vida por una
ética para la sustentabilidad. Elaborado en el Simposio sobre Ética y
Desarrollo Sustentable. Bogotá, Colombia.
·
Alex
Steffen: The route to a sustainable future (2005, Julio 15). [Archivo de Video]. Recuperado de http://www.ted.com/talks/alex_steffen_sees_a_sustainable_future.html
- Entrevista Ética profesional a Emilio Floresx (2012, Octubre 9). [Comunicación personal].
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