Alan F. Lozano Pérez
La doctora Elizabeth Lawson es una reconocida médica
que se especializa en una condición genética conocida como Ataxia
Telangiectasia (AT), enfermedad de inmunodeficiencia primaria que afecta varios
órganos del cuerpo y presenta síntomas neurológicos que pueden ser observados a
muy temprana edad en los pacientes. A pesar de que es muy difícil estimar el
tiempo de vida de una persona con este padecimiento, si presenta síntomas en la
etapa infantil, en general, se estima que no sobrevivirá la adolescencia.
Emily Lawson, una niña de 6 años de edad, hija de la
Dra. Lawson, tiene un caso muy particular de este padecimiento ya que ha
heredad dos copias, por parte de ambos progenitores, del gen que causa AT y ya
presenta síntomas de este padecimiento, por lo cual, la Dra. Lawson sabe que la
expectativa de vida con la que cuenta su pequeña es mucho menor que el promedio
de las personas con esta enfermedad y que ya han presentado síntomas.
Actualmente la Dra. Lawson trabaja con un antibiótico
experimental llamado LEX-2, el cual no será aprobado hasta pasados
los siguientes 5 años. Aunque el LEX-2 ya ha dado resultados positivos en
pacientes con la condición AT,
debido a la condición única de su hija, la Dra. Lawson no tiene la información
suficiente para determinar los posibles y probables efectos secundarios que
tendrá esta droga si se la suministra a Emily, sin mencionar que al hacerlo, se
estaría enfrentando a problemas legales por utilizar drogas sin aprobar en una
paciente que no forma parte de un grupo de pruebas. En el mejor de los casos la
Dra. Lawson se llegaría a perder su licencia médica mientras que en el peor
podría ir a prisión.
Es claro que el dilema al que se enfrenta la doctora
se reduce a la cuestión de si debe usar o no el antibiótico LEX-2 en su hija,
cuestión que se analizará bajo la perspectiva de distintas teorías éticas,
tratando de justificar porque la doctora no debe llevar a cabo este experimento,
aunque también se presentarán argumentos en contra de esta postura, permitiendo
que el lector pueda, de esta manera, crear su propio criterio.
Partiendo desde un punto de vista aristotélico y
tomando con referencia el trabajo de Adela Cortina, Principales teoría éticas, en donde explica que “es prudente quien,
al elegir, no tiene en cuenta sólo el momento concreto, sino lo que le conviene
para el conjunto de su vida”(Cortina, pág. 2), en el caso en que la doctora decidiera
llevar a cabo el experimento, estaría siendo imprudente ya que, además de no
contar con la información suficiente para poder predecir el efecto que tendría
el antibiótico en Emily, no estaría considerando las repercusiones que podría generar
esta acción sobre su vida y por consecuencia sobre la vida de su hija, sin
mencionar que el protocolo de aprobación de drogas experimentales existe porque
a lo largo de los años la experiencia ha enseñado a los doctores que de otra
forma se tendrían un impacto negativo mucho mayor. En otras palabras, tomar la
decisión de llevar a cabo la acción caería en un vicio y por tanto no se
estaría logrando el último fin que dicta la teoría.
Si ahora nos movemos a un enfoque utilitarista
clásico, es necesario que tratemos, de alguna manera, de medir la cantidad de
felicidad o infelicidad que se genera a partir de la decisión de la doctora
(Rachels, 2006, pág.164). Nuevamente, en caso de que la doctora decidiera
llevar a cabo la prueba, es claro que tendría que realizarla en un ambiente
controlado, y por tanto limitar la libertad de la niña con el propósito de
monitorearla para así poder reaccionar a tiempo bajo cualquier circunstancia.
Al estar privada en buena medida de su libertad, se puede concluir que la
infelicidad de Emily crecería y solo estaría aceptando esto para satisfacer los
deseos de su madre. Finalmente, como se menciona James Rachel, en su trabajo Introducción a la filosofía moral, ya
que la felicidad es la única consecuencia que importa y además la felicidad de
todas las personas involucradas cuenta por igual (Rachels, 2006, pág.164),
entonces podría decirse que la decisión de realizar la prueba es incorrecta por
el hecho de generar infelicidad en Emily. Es importante además analizar más de
cerca la cuestión de la libertad de Emily, ya que no solo se refiere a barreras
físicas, sino también a la libertad de realizar su voluntad. Si tomamos como
referencia la siguiente frase: “El hombre y la mujer virtuosos no tendrán que
ser coaccionados desde fuera por la ley para ser buenos ciudadanos: la voluntad
general es su voluntad y por eso son libres” (Aguiar, pag.13),
entonces al considerar que
Emily y su madre constituyen una sociedad, y que la madre es quien dicta las
leyes en dicha sociedad, estaría entonces coaccionando a su hija en contra de
su voluntad, y por tanto privándola de su libertad como ya se mencionó. Sin
embargo, es claro una niña de 6 años no tiene la madurez mental para ser
autónoma y prudente, recordando la definición de prudencia descrita
anteriormente, la cual dice que “es prudente quien, al elegir, no tiene en
cuenta sólo el momento concreto, sino lo que le conviene para el conjunto de su
vida” (Cortina, pág. 2). Aunque si las actividades de las que se le priva son
parte de su desarrollo (tales como jugar con otros niños u otras actividades
que fomenten la formación de habilidades sociales), entonces si podríamos hacer
referencia al argumento dado con respecto a la privación de la libertad de
Emily para decidir no llevar a cabo el experimento.
Por otro lado,
si observamos la situación deontológicamente, bajo una teoría kantiana la cual
reza: “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la
persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca como un
medio” (Hoyos, 2007 , pág. 6), la obra de la doctora de hacer todo lo que esté
en su poder para preservar la vida de su hija, considera como fin a la niña
reconociendo de esta manera su dignidad y derecho a la vida, por lo tanto
podría decirse que es correcto que la doctora suministre el antibiótico a su
hija y tratar de incrementar la expectativa de vida de Emily.
La doctora Elizabeth claramente se especializó en esa
condición en particular justamente por la condición de su hija y a pesar de no
contar con la información médica suficiente para tomar una decisión con
resultados predecibles, se sabe que tiene toda la información posible y por
tanto no podría decirse que la decisión de llevar a cabo la medicación de Emily
es infundada. Ahora, haciendo referencia al trabajo de María Santacruz llamado Ética del cuidado, en donde concluye que
“una ética de responsabilidad y cuidado es un entendimiento de las relaciones
que hace surgir la compasión y el cuidado” (Santacruz, 2006, pág. 8), junto con
lo que constituye a la ética del cuidado propiamente, podemos entonces observar
que al realizar la acción, la doctora Elizabeth se hace responsable del
bienestar de la niña al hacer todo lo posible por preservar su vida, desarrollando
el concepto de verdad una vez que tiene toda la información que le fue posible
obtener para llevar a cabo la acción y de esta manera hacerse responsable ante
sí misma, sabiendo exactamente qué es lo que quiere y sosteniendo su elección
bajo su ideal del cuidado de su hija.
En última instancia vale la pena mencionar el código
ético al que están sujetos los médicos, el cual los obliga a llevar acciones
medicas con el mejor interés para sus pacientes y a pesar de ser en muchas
ocasiones obras llevadas a cabo de forma perfecta, siempre existe la
posibilidad de obtener resultados desagradables o fatales, a los cual se le da
el término de iatrogenia, descrita por Esteban Alfonso en su trabajo Ética médica como aquellos resultado
adversos como consecuencia de un acto médico realizado de manera correcta,
término que únicamente se encuentra en la medicina. Es decir que, a aunque la
doctora Elizabeth contara con más información, siempre va a existir la
posibilidad de lesiones iatrogénicas, por lo tanto se puede decir que más
información no es garantía de buenos resultados, logrando con esto reducir el
peso que tiene este elemento en la toma de decisión.
En conclusión, con respecto al caso hipotético que se
presenta, en donde de la doctora Elizabeth Lawson debe decidir si tratar o no a
su hija con la medicina experimental LEX-2, con este trabajo se pretendió dar
argumentos que sustenten dicha decisión y que le den una connotación de buena o
mala con base en el enfoque de cada una de la teorías éticas mencionadas, dando
la oportunidad al lector de formar un criterio propio con fundamentos más
sólidos.
Trabajos citados
Aguiar, F. (s.f.).
Libertad, justicia y juegos. Andalucia, España. Obtenido de Instituto de
estudios sociales avanzados de andalucia:
http://digital.csic.es/bitstream/10261/2071/1/12-06.pdf
Alfonso, E. (11 de
Mayo de 1983 ). Ética médica. Obtenido de http://www.uaca.ac.cr/bv/ebooks/salud/1.pdf
Cortina, A.
(1996). La vida moral y la reflexión ética. En A. Cortina, Ética.
Madrid: Santillana.
Hoyos, D. (31 de
Mayo de 2007). Ética de la virtud: alcances y límites. Obtenido de
http://discusionesfilosoficas.ucaldas.edu.co/downloads/Revista11_8.pdf
Rachel, J. (2006). Introducción a la filosofía
moral. México: McGraw-Hill.
Santacruz, M. (10
de Mayo de 2006). Ética del cuidado. Obtenido de
http://www.facultadsalud.unicauca.edu.co/fcs/2006/junio/etica%20y%20cuidado.pdf
Es lupus...
ResponderEliminarNo es Lupus
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