Y
tú, ¿por qué trabajas?
Carla Amaya Martínez
Según
una encuesta realizada en Julio de 2009, 63% de la población laboral mexicana
no realiza un trabajo acorde con sus estudios de licenciatura. Debido a la
escasez de oportunidades que el mercado
laboral ofrece, estas personas se ven en la necesidad de trabajar en campos
donde ofrezcan plazas, aun cuando estos no se relacionen directamente con
sus carreras universitarias ni
satisfagan plenamente sus proyecciones laborales.
En
palabras del director general de Bumeran México, Mateo Cuadras, este problema
tiene una relación directa con la elección de carrera en los jóvenes, ya que
muchas veces las licenciaturas elegidas no concuerdan con las necesidades
actuales en el mercado laboral. Cuadras recomienda que los jóvenes piensen más
a fondo al momento de decir que carrera universitaria cursar, pues aun cuando
hayan elegido realizar sus estudios en algo de su agrado, probablemente no
puedan dedicarse a eso en su vida futura, y tampoco tengan las herramientas
necesarias para ser competentes en los empleos existentes. Con esto, el grueso
de la población mexicana se encuentra en la disyuntiva de qué hacer, no sólo al
seleccionar qué estudiar, sino al plantearse las opciones que tienen al momento
de decidir en que trabajar y por qué hacerlo.
La
RAE define el trabajo como “el esfuerzo humano aplicado a la producción de
riqueza, en contraposición a capital”, sin embargo el sentido que las personas
le damos al mismo ha ido evolucionado a lo largo del tiempo.
Una
realidad que encontramos globalmente, es que así como la percepción de los
valores de la sociedad ha ido evolucionando, ha cambiado también la forma en la
que el trabajo es considerado. Como destaca Sennett (2010) en Enrico y Rico, este cambio ha sido
cuestión de una generación a otra: se prefiere ahora la flexibilidad y la falta
de roles definidos sobre las reglas rígidas y un trabajo constante, el cambiar
continuamente de empleo en busca de satisfacción personal sobre conservar el
mismo trabajo siendo leal a una sola empresa. Pero también considerando el pasar
mayor tiempo con la familia sobre el hecho de sólo preocuparse por proveer
económicamente para ella. Estamos siendo testigos de lo que Bauman (2009) describe
como modernidad líquida, la cual es la descripción del cambio y la liberación
de los mercados, que ha traído como consecuencia la caída de los vínculos
humanos, con relaciones volátiles y un enfoque individualista y tanto en los
negocios como en las relaciones personales.
Esta
serie de cambios traen consigo bastantes implicaciones éticas. Visto desde un enfoque dialógico, la comunicación
digital ha superado a el contacto personal quitando así el percibir las
emociones de los interlocutores basándose únicamente en lo que se analiza a
través de las pantallas de equipos tecnológicos; si lo analizamos desde una
perspectiva Kantiana, el atender y ver los deberes familiares no sólo de manera
económica, sino procurando su formación al pasar más tiempo de calidad con
ellos. Y pasando también a un estilo de vida más aristotélico, donde lo
importante es la felicidad y la realización personal, por encima de la lealtad
hacia terceros. La sociedad ha pasado de buscar el mayor bien para el mayor
número de personas, a ser una sociedad individualista donde cada quien vela por
sus propios intereses y sus propias ganancias.
Esta
falta de estabilidad y de sentido de pertenencia a alguna institución nos hace
pensar que un solo trabajo ya no es lo suficientemente satisfactorio para un
empleado; el trabajo ha pasado de ser un fin (como lo notaban Hegel, Marx y
Engels) a ser un medio para lograr nuestra realización personal. (Camps, 1993).
Actualmente el área laboral nos encontramos con empleados desmotivados,
realizando labores que no son de su agrado y haciendo trabajos únicamente por
la remuneración económica que éste les brinda. La ideología que se gestó del
trabajo como algo adoctrinado durante el siglo XIX ha quedado atrás, dando
espacio a un enfoque contemporáneo en el cual el trabajo no es el enfoque
central de la vida, sino diversas actividades que incitan a la creatividad y a
librarse del trabajo alienado.
Sin
embargo, también se tiene que considerar que este tipo de ideología en donde el
individuo es lo más importante y éste sólo busca su realización personal por
encima del bien común, podría rallar en el libertinaje, trayendo como
consecuencia una sociedad con poca formalidad en los negocios y en donde el
valor de la palabra, los acuerdos o los contratos fuera cada vez más decadente.
Si todos los jóvenes comenzaran a preferir la satisfacción laboral momentánea a
un trabajo arduo para lograr satisfacción laboral a largo plazo, la creación de
grandes empresas y profesiones de mucha dedicación comenzarían a desaparecer,
para ser remplazados por empresas que cambien constantemente de giro, que
desaparezcan sin considerar sus responsabilidades con sus clientes.
Conociendo
esta situación, los jóvenes debemos cuestionar el por qué trabajar y que
esperar lograr con esto; si el trabajo es una acción que se realiza la mayor
parte del día, debemos procurar que sea algo satisfactorio y no simplemente una
forma de conseguir recursos para cuando se tenga tiempo libre. Hemos llegado a
un punto de transición en donde nuestro deber es encontrar el balance entre las
actividades por placer y procurar
encontrar un trabajo que nos ayude a realizarnos como personas, sin perder por
esto la formalidad que debe de tener un ambiente de trabajo, sin dejar de
respetar los acuerdos que se pactan por mucho que estos acaben no siendo lo que
esperamos necesariamente.
En
los últimos años, muchos jóvenes han enfrentado este dilema mediante la
creación de sus propios empleos, enfocándose principalmente en dos
mega-tendencias: el uso de las tecnologías de la información y el consumidor
ecológico. Estas nuevas compañías, también conocidas como “star-ups” o pymes,
se caracterizan por ser negocios enfocados generalmente a la innovación
mediante el uso de nuevas tecnologías; comienzan con la identificación de una
necesidad y la creación de una solución novedosa a través de un producto o
servicio. Dentro de estas, los emprendedores
pueden enfocarse a temas que son realmente de su interés, con horarios
flexibles designados por ellos mismos, trabajando más por objetivos y metas,
que por itinerarios definidos.
Este
tipo de empresas representan el 99.8% de las existentes en México, aportando el
15% del Producto Interno Bruto del país, y actualmente representan una
excelente oportunidad laboral para personas que buscan dedicarse a algo que los
satisfaga a nivel personal y que sea una fuente de ingresos para ellos, sin
tener que depender así de grandes corporativos.
Aun
cuando la creación de una empresa propia implica en un principio trabajo extra,
mucha dedicación, enfoque y apasionamiento por lo que se hace, los resultados
para los emprendedores una vez que se han superado los primeros años, resultan
ser satisfactorios tanto a nivel profesional como personal.
Poder
disminuir el porcentaje de personas que
se dedican a algo que no era su objetivo, no sólo por cuestiones estadísticas,
sino por lo que ese número representa a nivel de satisfacción personal en los
trabajadores mexicanos. Tú qué vas a hacer para que tus gustos y satisfacción
personal sean congruentes no sólo con lo que el mercado laboral requiere, sino
con lo que el ambiente necesita. Para
así lograr conjuntar tus propios intereses con los intereses para la mayoría,
ayudar con lo que tienes/sabes.
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