Tema:
Límites éticos en la Biotecnología
Introducción
Lo
que conocemos ahora sobre la tecnología no es una novedad, cada día salen al
mercado nuevas invenciones que hacen de nuestra vida algo “más fácil”,
convirtiendo aquello que no teníamos previsto en necesidad. Hablando también de
la biotecnología, es por eso que surge la pregunta: ¿tiene o no límites ésta
ciencia?
Este
ensayo pretende abordar de una manera elocuente, crítica y sin crear dilemas lo
que se cree de los avances en la Biotecnología, los límites éticos tanto los
económicos e individuales de los involucrados en éste ámbito de ésta ciencia
que parece ser muy prometedora, con el fin de promover el diálogo y el derecho
a la disponibilidad de información hacia todo público.
Desarrollo
En
este sentido, citando a Pfeiffer “podríamos marcar que parecería ser que el
único mandato que tiene la tecnología en general y la biotecnología en
particular es la eficacia. El límite lo pondría entonces que fueran eficientes
hasta la excelencia” que “aunque el
valor que dice mover la eficacia es la excelencia, la realidad es otra, su
regla primordial es la productividad”. (Pfeiffer, M, 2001, p 272).
Es
lamentable este hecho, de que el avance tecnológico sea meramente controlado
por las corporaciones, instituciones privadas y públicas, en base a la
productividad, y en lugar de ejercer una justicia equitativa para disminuir la
gran diferencia entre los beneficios tecnológicos que pueden obtener los ricos
y los pobres, ésta se hace más grande, potenciando las oportunidades para los
más ricos. Si se daña el medio ambiente, aquellos que llegan a sufrir
consecuencias más drásticas, son las personas de niveles socioeconómicos bajos,
ya que no tienen los recursos para costear lo mejor en tecnología. Por lo
tanto, no existe justicia tal en éste ámbito de la tecnología y sustentabilidad
del medio ambiente.
Cuando
nos referimos a la falta de límites en lo que respecta a los procesos
biotecnológicos, es inevitable que aparezcan las críticas bioéticas. Sin embargo, como menciona Pfeiffer, “hay otras experiencias que afectan directa y
actualmente a muchos seres humanos que no suelen estar en la mira de las
discusiones bioéticas y cuyos límites son marcados exclusivamente por intereses
económicos y políticos y de ninguna manera por la ética: me refiero a los
experimentos genéticos con vegetales y animales. La norma parecería ser en este
nivel: lograr todo lo imaginable, convertir en realidad todo lo posible".
(Pfeiffer, M, 2001, p 272)
Y es
en este punto donde hay que ponernos a pensar, ¿en realidad todo este avance
voraz científico, es por mejorar la calidad de vida humana? En lo personal, y
estando en éste ámbito he llegado a pensar que muchas veces se trata de un
alter ego, de propuestas inimaginables y de querer rebasar todo lo que se ha
hecho, por mera satisfacción personal. El llegar a ser alguien importante o de
renombre y no pasar desapercibido por el mundo. Es ahí donde no tiene sentido
entonces hablar de la ética del cuidado, donde lo esencial sería que los
avances científicos fueran con el fin del beneficio de todos, y como es de
saberse, a final de cuentas no lo es, porque las grandes empresas terminan
monopolizando todos los avances en éste ámbito, y el reconocimiento es de muy
pocos, a pesar de que se requieren grandes grupos de trabajo.
Como
menciona Pfeiffer, es preocupante, “especialmente hoy cuando las motivaciones
económicas, más que las preocupaciones ecológicas, determinan el tipo de
investigación y las modalidades de producción agrícola que prevalecen en todo
el mundo. Y esto es más preocupante aún en América Latina donde las economías
son totalmente dependientes de las voluntades de los países desarrollados”.
(Pfeiffer, M, 2001, p 272-273).
Es
por eso que especialmente, en los países subdesarrollados, no es que no se
cuente con la capacidad intelectual de realizar grandes cambios, si no que
nuestra economía es más bien limitada y se hacen investigaciones en base a
ésta. Por lo tanto, existe mucha fuga intelectual hacia los países desarrollados,
en donde se les permite explotar sus capacidades e ir más allá de los límites
económicos prevalecientes en sus países de origen.
“Las
empresas interesadas minimizan las cuestiones, las instituciones
gubernamentales asocian biotecnología con bienestar económico y son ciegas a
las consecuencias y los científicos siguen viviendo en su burbuja de cristal”
(Pfeiffer, M, 2001, p 273). Siempre que la práctica de la biotecnología se vea,
en esencia, como ganancia económica en masa, no se estarán considerando los
verdaderos riesgos que el lanzamiento de estos productos biotecnológicos
pudiera tener, y es ahí donde entran las controversias de la bioética y la
gente, aunque no bien informada, prefiera consumirlos productos orgánicos
pensando que lo proveniente de las prácticas biotecnológicas va a tener alguna
consecuencia ambiental o en la salud.
Se
ha destacado la seguridad y calidad en los alimentos transgénicos ya que según
Pfeiffer "lo que antes se hacía mediante procedimientos manuales muy
complicados, ahora se hace en un laboratorio de forma más rápida, según
estrictos estándares de seguridad y evitando cualquier riesgo” (Pfeiffer, M,
2001, p 273). Así mismo Ossa menciona que “la humanidad ha venido haciendo uso
de la biotecnología desde su mismo
origen, pues siempre hemos utilizado
seres vivos y sus subproductos para
nuestro propio beneficio”. (Ossa, J, 2007)
éste argumento pone en defensa cualquier práctica biotecnológica, y si
lo vemos desde éste punto de vista, es cierto. Lo que mucha gente no se pone a
pensar es que desde la antigüedad se hacían cruzas en plantas, se modificaban a
fin de obtener características deseadas, esto no dista tanto de lo que se busca
hacer ahora, el dilema está en los métodos que probablemente puedan ser
invasivos hacia algunas especies y no se les vea o sea tratados con el respeto
que merecen como seres vivos.
Al
hablar de introducir estos nuevo productos transgénicos, tenemos que asumir
responsabilidad, ya que la población
está en su derecho de conocer y poder anticipar los probables efectos que estos
OGM podrían tener sobre el medio ambiente, la salud y por tanto la sociedad. Se
necesita del flujo de información, las instituciones públicas tanto como
privadas deben compartir lo que hay en realidad, es nuestro derecho saber para
así poder elegir lo que consumimos. Así
como lo dice la ética del cuidado, el fin de estos productos sería generar
beneficios para el mayor número de personas y que sus posibles efectos adversos
no perjudiquen a la sociedad o al medio ambiente, o en el peor de los casos,
puedan resultar perjudiciales o con un daño irreversible a la sociedad o medio
ambiente.
En
suma, como menciona Jorge Enrique Linares, “el aumento en el poder de
intervención tecnológica en el mundo implica por necesidad una ampliación de la
responsabilidad colectiva”. (Linares,
J, 2011). Ya que se asume que ésta es por el bien y para el bien de todos.
Se
han hecho planteamientos y declaraciones ecologistas como la "Declaración
Latinoamericana sobre Organismos Transgénicos, realizada en enero de 1999, en
que se denuncia que las prácticas transgénicas sobre vegetales y animales
violan la integridad de la vida humana, de las especies que han habitado sobre
la tierra por millones de años y de los ecosistemas. Por otro lado, exacerba el
proceso de desarrollo global basado en la inequidad de las regiones, la
explotación de seres humanos y naturaleza y la subordinación de las economías
locales, campesinas y tradicionales del tercer mundo al desarrollo de las
agroindustrias (y otras industrias) en función del lucro de las grandes
empresas”. (Pfeiffer, M, 2001, p 273).
Como
se ha visto, las corporaciones son las que causan estos daños al medio ambiente
y a la sociedad misma, pero no se debe satanizar a los organismos genéticamente
modificados, existen una serie de pruebas y manejo cauteloso antes de lanzar
alguno de estos productos para su consumo. El propósito es mejorar la calidad
de vida del individuo, no destruir la biodiversidad y los ecosistemas. Por este
lado, estamos en posición de exigir el etiquetado y la información verídica
correspondiente a cada producto, para poder ser autónomos y elegir lo que
queremos consumir. Finalmente, promover la libertad de elección, no sólo en el
caso de querer o no consumir determinado producto, sino que se pueda tener la
posibilidad elegir otros medios si se prefiere.
Actualmente,
como menciona Cardozo, “se evidencian escenarios esperanzadores y de grandes
avances en el campo biotecnológico, con grandes preocupaciones de tipo técnico,
científico, de retos que implican la creatividad, y un encuentro permanente con
la comunidad” (Cardozo, C, 2008). Es por eso que surge la bioética, para
promover el diálogo entre las organizaciones y naciones, llegar a acuerdos,
superando diferentes posturas y para
evitar que se deteriore en cualquier caso la justicia.
Según
Correa “la práctica del control social de la biotecnología demanda salidas
bases de naturaleza ética a fin de racionalizar la aplicación de los principios
científicos y permitir beneficios para la sociedad en general”. (Correa, B.
2003) Es cierto que al hablar de la ingeniería
genética y las prácticas biotecnológicas, la sociedad cree que los organismos
modificados son potencialmente más peligrosos que los que no lo han sido,
poniendo en debate toda creencia humanista contra estipulaciones científicas.
Se debe llegar a acuerdos legales para proteger tanto la salud y la biosfera,
con la debida filtración de información necesaria para mantener informada a la
sociedad sobre lo que está ocurriendo en éste ámbito.
Por
otra parte, según Pfeiffer “los mismos científicos han reconocido que la
ciencia no es capaz de predecir los riesgos y los impactos que puede producir
la liberación al ambiente de los organismos modificados genéticamente sobre la
biodiversidad, la salud humana y animal, el medio ambiente, y tampoco en los
sistemas productivos y en la seguridad alimentaria”. (Pfeiffer, M, 2001, p 273).
Conclusión
Debido
a esto y como conclusión, es necesario establecer criterios de precaución, ya
que no se tiene pleno conocimiento de los efectos adversos que pudieran tener
los OGM, las instituciones deberían organizar más pruebas e implementación de
técnicas preventivas antes de lanzar estos productos. La sustentabilidad y el
cuidado del medio ambiente es parte importante de las sociedades actuales, que
han despertado y se han dado cuenta de todos aquellos daños que hemos hecho en
conjunto a través del tiempo. Es hora de implementar medidas más eficaces para
prevenir más daños y poder revertir aquellos que sean reversibles. Lo
inevitable es que en éste ámbito de la biotecnología, cada día surgen más
preguntas que respuestas, pero creo que a través del diálogo y la transparencia
se pueden llegar a acuerdos equitativos que beneficien a la humanidad.
Bibliografía
Cardozo,
C. (2008). Ética y biotecnología: más preguntas que respuestas. Revista
Colombiana de biotecnología vol.10 no.2. Bogotá, Colombia.
Correa,
B. (2003). Aspectos éticos del entendimiento público de la biotecnología. Acta
Bioethica.
Linares,
J. (2011). Una perspectiva ética sobre los transgénicos. Pp 1-14.
Ossa,
J. (2007). Lo viejo, lo nuevo y lo ético de la biotecnología. Universidad de
Antioquia.
Pfeiffer,
M. (2001). El riesgo biotecnológico: ¿ficción o realidad? Asociación Argentina
de Investigaciones Éticas. Argentina.
Anel Sandoval Duarte - 366094
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