jueves, 22 de noviembre de 2012

ensayo final


La ideología del consumismo en la actualidad: “Cuanto más puedo comprar, más feliz soy”
La sociedad se ha vuelto cada vez más materialista, esto presenta un problema ético desde el momento en el que  para alcanzar la felicidad es indispensable encontrarla en objetos. Si bien es necesario que las personas consuman como una conducta natural del hombre para obtener lo que necesita, esto se vuelve un conflicto cuando se hace de una manera impulsiva y descontrolada. De igual forma ocurre cuando se busca suplir lo humano por lo material, se suprimen las necesidades reales con las artificiales y todo el mundo se torna falso. En la actualidad, la mentalidad de las personas se define con “eres lo que tienes” y entonces tal como lo propone Erich Fromm (2007) en su libre Del Tener al Ser “si yo soy lo que tengo, y si lo que tengo se pierde, ¿quién soy?, basando así la identidad de las personas en lo que poseen y materializando el sentido de la vida. El fenómeno del consumismo hace referencia, de acuerdo con la Real Academia de la Legua Española, a la “tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios” (RAE 2012). Esto genera una conducta estandarizada y repetitiva que se vuelve un problema ético desde el momento en el que tu felicidad o la de los que te rodean depende de cosas materiales. El consumo se ha vuelto una necesidad en las personas y es preciso que se analicen los factores que causan este problema, así como los riesgos que se corren dentro de nuestra sociedad al vivir bajo el yugo de éste, para entonces poder plantear una solución al respecto.
En primer lugar, logran detectarse ciertos factores esenciales que causan un consumo desmedido o inconsciente por parte de las personas. El primero de ellos es la obsolescencia programada. Ésta se refiere al tiempo que decide la empresa que fabrica los productos, principalmente electrónicos, para que estos se deterioren un lapso de tiempo determinado. De esta manera, te verás en la necesidad de estar comprando el mismo producto constantemente. Así la empresa se asegura de que sus productos estén en constante movimiento.
Esto plantea distintos problemas éticos, desde el momento en que las compañías cada vez hacen más corta la duración de sus productos están jugando con el bolsillo de las personas, que se pronto se verán en la necesidad de reemplazarlo. En segundo lugar, esto no representa un desarrollo de acuerdo a la ética de la sustentabilidad, pues se utilizan recursos y se generan desechos desmedidamente, haciendo que la huella ecológica aumente. Los países desarrollados, “con una cuarta parte de la población mundial, consumen entre el 50 y el 90% de los recursos de la Tierra y generan las dos terceras partes de las emisiones de dióxido de carbono” (Asociación de Profesores Amigos de la Ciencia: EUREKA 2007). Tal como lo menciona Eva Valencia Alarcón en el diario El País (2012)  “Estamos convirtiendo a los países subdesarrollados en el basurero del mundo” pues son estos las principales víctimas de esta situación.
Otro de los factores cruciales que promueven el consumismo, es la publicidad. En este tiempo influido por el fenómeno de la globalización y la informática existe un uso constante de los mensajes y anuncios publicitarios, tal como lo menciona Erich Fromm (2007) “Estamos demasiado rodeados de mensajes, casi todos ellos consumistas, que obligan a mantener una vida que no es la ideal; se nos inculca que hay que ser mejores que el vecino, que hay que gastar”. Esto funciona así: las agencias publicitarias se encargan de que el producto que quieran venderte esté constantemente en todo lo que te rodea. Así tu subconsciente se ve afectado creando una falsa necesidad por obtener este producto. Además, su estrategia consiste en jugar con nosotros, pues se despierta una sensación colateral, haciéndonos creer que al adquirir el producto nuestra vida se resolverá o será envidiado por los demás.
Esto genera un problema ético, desde el momento en que los medios quieren causar en las personas un cambio en su mentalidad y en tus emociones, juegan con tu subconsciente al crear falsas necesidades de manera involuntaria. La mercadotecnia se ha vuelto en un arte que, si bien es cierto vino a revolucionar la venta de productos y a sacar adelante a muchas empresas, también crea una herramienta de manipulación al consumidor, que lo incita cada vez más a adquirir bienes y servicios innecesarios.
Esto nos lleva al tercer factor que es la presión social. En un estudio realizado por la Universidad del Sur de California sugiere que cuando nos encontramos observados por la sociedad actuamos para poder formar parte y tomamos decisiones que normalmente no haríamos si estuviéramos solos. Esto genera que cuando sintamos la presión al estar vigilados por comprar un producto que no es meramente necesario, no nos podremos negar a hacerlo por el temor al “qué dirán” de los que te rodean.
Generalmente, las personas que cuentan con un alto nivel socioeconómico están en una constante competencia por adquirir productos caros o excéntricos para demostrar más poder. Tal es el caso de los conjuntos residenciales que se exponen constantemente en las películas de Hollywood, en los que si uno de los miembros del vecindario compra un auto nuevo, todos se verán en la necesidad de hacerlo, todo con el objetivo de demostrar que “perteneces” a ese lugar.
En constantes ocasiones, se han conocido a familias que han tenido un descenso económico pero con tal de tratar de seguir formando parte, se endeudan para poder estar a la altura de los demás. Esto sólo puede terminar en un panorama crítico que te hunda aún más económicamente y la presión puede causar un estrés tan grande a las personas, al borde de caer en una depresión y querer terminar con sus vidas. Pero lo más triste, es cuando los grupos sociales con escasos recursos son víctimas de este juego, dejándose manipular por la publicidad, la presión social y afectando seriamente su patrimonio. Esto afectando y atentando directamente contra la dignidad humana.
Los humanos tendemos a actuar de esta manera porque buscamos formar parte de un status social superior o porque carecemos de identidad propia. Llegamos a creer que nuestra calidad de vida mejora a medida que consumimos y es uno de los más grandes errores de la sociedad contemporánea. El hábito del ahorro se deja olvidado, se toman todas las medidas necesarias para obtener recursos y así poder comprar, endeudándose, lo que causa una gran cantidad de problemas en las familias actuales. Los consumidores modernos pueden identificarse con la fórmula siguiente: yo soy lo que tengo y lo que consumo. Tal como lo dice Bauman (2007) “el fetichismo de la mercancía no sólo ayuda al individuo a crearse una auto imagen de que ÉL ES, sino además de que puede ser otro. Sí, mediante determinado consumo y modo de consumo una persona puede llegar a ser, o bien a sentir que es otra persona”.
Asimismo, hablando de otro de los aspectos éticos que atiende el problema del consumismo es el valor del trabajo. De acuerdo con Cortina y Conill (2002) está presente una libertad de consumo, que como ya mencionamos anteriormente, es la motivación crucial para el trabajo. De esta forma, en lugar de “buscar una libertad en el trabajo, se busca una libertad del trabajo”, esto con el objetivo de obtener más ganancias, con un menor tiempo empleado y obtener mayor tiempo libre para utilizarlo en consumo. Aquí se puede ver cómo se ha evolucionado hacia un trabajo sin sentido, vacío y que sólo se enfoca en tener poder adquisitivo, dejan algunos valores éticos dentro la autorrealización y satisfacción personal, por la capacidad de consumir. Se abre la brecha entre un empleo para asegurar ingresos y la ocupación con sentido (significativa).
De igual forma, hablando del sentido de trabajo, de acuerdo con Camps, es la fuente de la identidad y de la autorrealización humana. Sin embargo se cuestionan aspectos de este como la materialización del mismo, donde los trabajadores le dan su valor por lo que ganan, de acuerdo con el autor “el trabajo no vale en absoluto por sí mismo: vale sólo el salario que obtiene a cambio”. No obstante, esta actividad causa satisfacción y alivio pues permite el consumo. Esto refleja cómo el consumismo se ha apoderado de la vida de las personas y como el trabajo se ha convertido en una fuente de éxito dependiendo que tanto puedas comprar. Es decir, el régimen capitalista actual en el que vivimos es un factor más de este fenómeno, causando así un problema ético más dentro del trabajo. De acuerdo con Erich Fromm (2007) “la función del estado es establecer normas para un consumo sano, opuestas al consumo patológico e indiferente”, cosa que no sucede, al contrario, hay ocasiones en las que el gobierno también promueve el consumo, desde el momento en el que tienen presupuestos ilimitados para cada proyecto.
A este problema no existe una solución única, simplemente se tiene que comenzar por realizar juicios que permitan tomar decisiones más acertadas y apegadas a la ética y a la moral en cuanto al consumo. De acuerdo con Rachels (2006) “los juicios morales deben apoyarse en buenas razones y, segundo, que la moral requiere la consideración imparcial de los intereses de cada quien”. Lo ideal sería que las personas cuando deseáramos un producto analizáramos como al adquirirlo se vería afectada nuestra economía, nuestra salud y el medio ambiente. De igual forma, cuánto nos va a durar, el impacto ambiental de desecharlo, si éste es una necesidad real o sólo queremos obtenerlo porque está de moda. A lo mejor, ayudaría establecer un límite de dinero que se pueden gastar en cierto tiempo. De esta forma sólo comprarías lo necesario. Igualmente, podría ayudar pensar en las consecuencias negativas y positivas de si no adquiero dicho producto, de esta forma te darías cuenta de que nada cambiaría en tu vida si no existieran estos bienes dentro de ella.
Si bien es cierto, existe un punto de vista ético que hace referencia al “relativismo cultural” en el que se supone que cada cultura o civilización tiene su propio código ético y que lo que para unos puede estar bien, para otros no y viceversa. Sin embargo, bien aclara Rachels (2006) que “es necesario que haya algunas reglas morales que todas las sociedades deben tener en común, porque esas reglas son necesarias para que la sociedad exista”. De esta manera, en cuanto al consumismo, todas las culturas deben de conocer las causas y las consecuencias de esta conducta que afecta a todo el mundo y desde este momento, les concierne a todos hacer algo al respecto. Es por esto que sin importar de que cultura seas, se debe entender que el cuidado del medio ambiente, el de la seguridad económica de tu familia y la salud mental de cada individuo deben ser parte de este código general. Aclarando así que el criterio culturalmente neutral calificaría al consumismo como una conducta incorrecta, obedeciendo al juicio de que “si la práctica promueve o impide el bienestar de las personas cuyas vidas se ven afectadas por ella” (Rachels 2006), ésta no será aprobada.
Finalmente, el problema del consumismo atiende a la ética social, pues ésta es parte crucial del desarrollo de cualquier colectividad. De igual forma la ética de la sustentabilidad, en la que debido al consumo de recursos y a la producción de desechos se deja cada vez más de lado. Asimismo, las personas deben de entender que no es correcto suplantar las necesidades reales y humanas con las materiales, es decir, dejar de materializar la vida y la felicidad, no te dejarán más satisfecho. Si las personas siguen atendiendo a la idea actual de “eres lo que tienes” siempre estarán queriendo tener más para poder “ser más”. Sin embargo, en el momento en el que no lo puedan hacer o lo pierdan, tal como lo dice Fromm (2007) “si yo soy lo que tengo, y si lo que tengo se pierde, ¿quién soy?”, es decir, sentirán que habrán perdido su identidad. La solución aún no es eminente, pero se puede comenzar aceptando que es necesario que los individuos se vuelvan dueños de sus decisiones y sus juicios, que no se vean manejados e influidos por la impulsión gobernante del consumo exacerbado.

Fuentes de Consulta:
Asociación de Profesores Amigos de la Ciencia: EUREKA (2007). Consumo Responsable. EUREKA, vol.4 (Núm. 001), Extraído el 18 de noviembre de 2012, de http://redalyc.uaemex.mx/pdf/920/92040112.pdf
Bauman, Z. 2007. Vida de consumo. Fondo de Cultura Económica. México.
Camps, V. Paradojas del individualismo. Sentido del trabajo. pp. 138-157.
Cortina y Conill (2002). Cambio en los Valores del Trabajo. Sistema 168/169.
Fromm, Erich (2007). Del Tener al Ser. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, S.A.
Lara, José David (2009). Consumo y Consumismo: algunos elementos traza sobre estudiantes universitarios en México. Nómadas, Núm. 21, Extraído el 18 de noviembre de 2012, de http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=18111521024
Rachels, James (2006). Introducción a la filosofía moral. México: Fondo de Cultura Económica.
Real Academia de la Lengua Española. Consumismo. Recuperado el 05 de noviembre de 2012, de http://lema.rae.es/drae/?val=Consumismo
Valencia, Eva. (2012). Obsolescencia Programada. Diario El País. Recuperado el 05 de noviembre de 2012. http://elpais.com/elpais/2012/04/27/opinion/1335548013_883098.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario