jueves, 22 de noviembre de 2012

LA FALTA DE ÉTICA EN LA PLANEACIÓN URBANA DE NUESTRA CIUDAD GUADALAJARA


Guadalajara es una ciudad que ha crecido exponencialmente los últimos 50 años. “La metropolización de Guadalajara comenzó en la década de 1960 vinculada a procesos económicos, políticos y sociales que proporcionaron el surgimiento del mercado inmobiliario y la urbanización del suelo tanto de Guadalajara como en los municipios vecinos (López 1996; Cabrales, 200)” (Núñez, 2007) Esto ha llevado a diferentes inversionistas a aprovechar la demanda tan alta que existe de vivienda para crear conjuntos habitacionales que brindarán supuestamente una mejor calidad de vida a los nuevos residentes. Pero, ¿realmente mejoran la calidad de vida o simplemente son proyectos a gran escala que son beneficiados por intereses económicos?

Existe una gran demanda de vivienda por el acelerado crecimiento que tuvo el país y puntualmente nuestra ciudad, en dónde el 70% de los habitantes forman parte de un estrato socioeconómico bajo, “así el crecimiento urbano de la ciudad y su anexión con poblaciones periféricas (El Salto, Juanacatlán, Ixtlahuacán de los Membrillos, Tlajomulco de Zúñiga, etc.) multiplicó la pluralidad de asentamientos destacando los grandes desarrollos habitacionales de vivienda media e interés social” (Pozos, 2004). El gran reto es crear espacios dignos para todos los habitantes que estén al alcance de sus ingresos, pues somos seres humanos y tenemos derecho a contar con un hogar ya que se deriva del derecho a la vida, el cual todos debemos tener acceso.

Es evidente que en México tenemos un problema de vivienda y esto se ha venido agravando con la formación educativa que se nos brinda a profesionistas como nosotros. Las universidades de nuestro país tienen el compromiso de formar profesionistas éticos y socialmente responsables con su entorno y el tema de la vivienda esta en relación directa con disciplinas como arquitectura, urbanismo, diseño, economía, política, ecología, cultura, etc. Es decir, nosotros como futuros profesionistas, somos responsables del futuro de nuestra ciudad y debemos estar conscientes de que nuestras acciones causarán un impacto en el bienestar de cada uno de nosotros. “La misión de las universidades y escuelas técnicas es ayudar a formar profesionales que sean sensibles y entiendan la importancia del espacio construido y la ciudad, que es donde principalmente se aplican sus conocimientos, y las diferencias entre el espacio público y el privado, en particular el de la vivienda donde habita y desarrolla sus actividades básicas cualquier ser humano” (Cortés, 2001). Pero muchas veces debido al tipo de vida que llevamos, a causa del capitalismo y la globalización, dejamos a un lado el compromiso con la sociedad y sólo buscamos nuestro beneficio propio.  “En la globalización la ciudad se extiende, se dispersa, se difumina, se fragmenta, se segrega. La privatización de la urbe es algo muy impresionante, barrios cerrados, centros comerciales en lugar de calles, plazas y mercados […] por suerte la realidad es contradictoria y gracias a eso se transforma y hay una revalorización de las metrópolis” (J. Borja, 2000). Debemos ser capaces de integrar las necesidades personales y sociales hasta llegar a un razonamiento moral pos-convencional.

Los nuevos conjuntos habitacionales muchas veces no cumplen con los estándares mínimos de una vivienda óptima y los que construyen o producen estas viviendas sólo ven las viviendas como un producto y se pierde el sentido de crear espacios que satisfagan las necesidades de los usuarios. “Los grandes desarrollos habitacionales de vivienda media e interés social son ámbitos planificados que, por su tamaño y número de pobladores, se asemejan a ciudades medias, mas no tienen el equipamiento y los servicios de una ciudad...“  (Núñez, 2007).  Así mismo se dejan de lado factores como la sustentabilidad y la calidad de vida, y se involucran aspectos como corrupción, inseguridad, sobreoferta, crecimiento desordenado y falta de ética. Los fraccionamientos residenciales conocidos como “cotos” como bien señala Cabrales (2001) se caracterizaban por ser cerrados, con vigilancia, accesos controlado y rodeados de altos muros. Se inició así la privatización del espacio público – calles, zonas verdes y espacios de recreación- pues sólo pueden acceder ellos sus moradores y sus invitados“ (Núñez, 2007). El problema del crecimiento acelerado ha producido que la construcción de vivienda lejos de ser una cuestión de planeación y diseño, se convierta en un producto en dónde se vea beneficiada la parte económica y el impacto que produce en la sociedad no se tome en cuenta.

Como lo dice José Luis Cortés en su artículo de “Reflexiones sobre el problema de la vivienda en México”, la ética debe ser el cimiento de cualquier acción en materia de vivienda. Desde mi punto de vista, la ética debería ser la base de cualquier planeación y construcción dentro de la ciudad, además de contar con los conocimientos necesarios para poder diseñar y planear adecuadamente buscando siempre la sustentabilidad y la calidad de vida.  Desgraciadamente muchas veces éste tipo de decisiones caen en manos de políticos, desarrolladores de inmobiliarias, o instituciones de vivienda, los cuales cuentan con conocimiento mínimo de lo que debería ser un urbanismo sustentable.  “La ética implica que en el futuro los que intervienen en el proceso de gestión de la vivienda deban hacer las cosas bien, por el bienestar personal y el de las generaciones futuras. No es aceptable seguir destruyendo la naturaleza, continuar contaminando el ambiente, construir en lugares inadecuados y con materiales no apropiados, diseñar sin sentido y hacer viviendas efímeras. En síntesis, proporcionar o vender un producto que no corresponde a su precio, ni a lo que se requiere. (Cortés, 2001)


Este problema de la vida cotidiana se puede fundamentar con algunas de las teorías éticas del utilitarismo. Como lo plantea la teoría ética del Utilitarismo en el libro de Rachels (2003) “Introducción a la filosofía”, debemos buscar “La mayor felicidad para el mayor número de personas” que “debemos actuar de modo que promovamos los intereses de todos por igual”. Y buscar el interés de todos por igual significa involucrar todos los aspectos que intervienen en desarrollo de la ciudad, orientando un desarrollo sustentable.

El término sustentabilidad significa que la provisión de bienes y servicios ambientales, económicos y sociales para los seres humanos se realice de manera que no reduzca en el tiempo, la cantidad y calidad de bienes y servicios que la naturaleza, la economía y los sistemas sociales pueden proveer (Rosales 2011). Los objetivos de la sustentabilidad son la adecuación arquitectónica y la eficiencia de producción, transformación y distribución de la energía.  

De acuerdo a la Real Academia podemos definir el urbanismo como el conjunto de elementos o circunstancias que tienen como estudio las ciudades. El urbanismo abarca aspectos como la cultura, la política, la economía, la sociedad y el entorno de un espacio o una ciudad, así como sus necesidades o fortalezas, de manera que se pueda producir un desarrollo que busque el bienestar y mejora en la calidad de vida de cada uno de sus habitantes. Además permite conectar el espacio mediante infraestructura o equipamiento que les brinden oportunidades a los ciudadanos  y abarquen sus necesidades. Se encarga de estudiar las ciudades y su principal objetivo es encaminar dichas urbes hacia un desarrollo sostenible. La desventaja de crear nuevos desarrollos urbanos mal planeados, es la poca infraestructura y equipamiento que tienen a su disposición, afectando la calidad de vida de los residentes. Y es más grave aun cuando se decide construir en zonas protegidas cómo bosques o patrimonio históricos y los intereses privados se vuelven prioridad en vez de conservar y proteger nuestra ciudad y sus alrededores. Lo inquietante de este proceso de privatización urbana es que provoca “la perdida de los interés comunes “. “ La privatización urbana produce una fragmentación de la conciencia ciudadana, anula la alteridad con los diferentes cercanos, la solidaridad con los necesitados y la responsabilidad con el conjunto de la ciudad” (Aceves 2004).

“El crecimiento desordenado genera externalidades negativas de tipo ambiental, económico y social, ya sea que se trate de la ubicación periférica de asentamientos precarios o de zonas residenciales de hogar de alto ingreso” (CIMC, 2011). En la actualidad, Guadalajara parece estar diseñada a satisfacer las necesidades de los automovilistas, fuera de las necesidades de los peatones o los ciudadanos en sí. Existe una desigualdad, ya que la ciudad se vuelve más cara para los que no cuentan con un automóvil, ya que tienen que desplazarse de sus viviendas a su trabajo  en un promedio de 10 kilómetros, ocasionado que el crecimiento de la ciudad afecte ambientalmente. La Secretaría de Desarrollo Urbano (SEDEUR) aplicó por años un plan de obras que sólo deteriora más la calidad del aire y de vida de los tapatíos.

Por otro lado, muchas veces las nuevas desarrolladoras de vivienda, sólo buscan vender y no les importa engañar a sus clientes con mercadotecnia falsa que muestren mentiras del resultado final de alguna vivienda. Incluso los arquitectos que se ven involucrados en el proceso muchas veces caen en el diseño de “arquitectura de revista”, mostrando diseños que sólo vendan y estén fuera del alcance de las necesidades de los clientes, dejando por lado el verdadero sentido de generar espacios que satisfagan las necesidades del usuario. Tal vez el crecimiento de la población esta fuera de nuestro alcance pero como seres humanos y ciudadanos responsables podemos mejorar la calidad de vivienda, los materiales y los costos.

Desde mi punto de vista el problema de la planeación urbana y la vivienda en nuestra ciudad (y en México) puede ser un problema ético ya que intervienen diferentes cuestiones como calidad de vida, dignidad humana, igualdad y sustentabilidad. De acuerdo a “Desarrollo Sustentable: Principios éticos para “hacer que las cosas pasen”  de Oscar Motomura (2002) debemos de tener ética del bien común  y no debemos seguir destruyendo a nuestro planeta, construyendo viviendas sin sentido, en lugares poco accesibles y que estén dañando nuestra naturaleza. Un urbanismo sustentable implica edificar en lugares adecuados con el contexto determinado y que en vez de fragmentar la ciudad, conecten con servicios, equipamientos o espacio público. Debemos buscar el bienestar para todos, pues eso mismo nos brindará bienestar propio. Esta en nuestras manos mejorar la calidad de vida de nuestras futuras generaciones.  “No es ético actuar en el juego de las ilusiones en donde lo económico a corto plazo prevalece incluso sobre la salud global de las personas y de todas las formas de vida en el planeta. La premisa, en este caso es que la vida debe estar en el centro de todo.” (Motomura, 2002). Tal como lo dice Weiss en su texto de la Ética en los negocios (2006), en la actualidad, más que nunca, están desapareciendo los límites tradicionales entre política, cultura, tecnología, finanzas, seguridad nacional y ecología. Con frecuencia no puede explicarse uno sin referirse a los demás, y no puede explicarse el conjunto sin hacer referencia a todos ellos, es decir no podemos hablar de la ciudad sin incluir aspectos políticos, urbanísticos, sociales, culturales, éticos, etc. Es por eso que el problema se debe atacar desde la educación que se está cultivando en nuestro país. En nuestras manos esta el futuro de nuestro país y debemos estar totalmente conscientes que las acciones que tomemos beneficiaran o afectaran a toda la humanidad.






Referencias
           
Aceves, Jorge (2004) Fragmentos Urbanos de una misma ciudad: Guadalajara, ESPIRAL, Guadalajara, México, pp. 227-320, http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=13803110

Cortes, José Luis, Reflexiones sobre el problema de la vivienda en México, http://www.difusioncultural.uam.mx/revista/oct2001/cortes.html

CMIC, Vivienda y planeación urbana: Agenda e incidencia de la construcción en México. http://www.cmic.org/agendaindustria/AGENDA%20VIVIENDA.pdf

Martínez, E. (2006) Compromiso de ciudadanía, Universidad de Murcia

Miranda Rosales, Verónica; Giménez Sánchez Pedro (2001) Sustentabilidad Urbana Planteamientos Teóricos y Conceptuales. Quivera, vol 13. Núm 1.enero-junio 2012. Pp. 180-196. Universidad Autónoma del Estado de México Toluca México http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=40118420011

Motomura, O. (2002) Ética, Vida, Sustentabilidad. (1ra edición). México D.F., México. Pensamiento Ambiental Latinoamericano

Núñez, Beatriz (2007) Grandes desarrollos habitacionales en la zona conurbada de Guadalajara, pp 111-137, http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=13803904

Pozos, Fernando (2004) Guadalajara: ¿En búsqueda de una nueva función urbana?, ESPIRAL, Universidad de Guadalajara, Guadalajara México, pp 135-160. http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=13802905

Rachels, James (2003) Introducción a la filosofía moral, México FCE, 2006

Rodríguez, Jaime. Ética, política y urbanismo, pp 283-307, http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/6/2735/13.pdf

Weiss, J. W. (2006) Ética en los negocios. Un enfoque de administración de los stakeholders y de casos, Thompson, México: 2006.



No hay comentarios:

Publicar un comentario