Las
presas hidroeléctricas han demostrado ser una buena solución a la problemática
descrita anteriormente a nivel mundial y en nuestro mismo país donde contamos
con grandes presas como El Cajón y La Yesca.
En el año de 2005 la Comisión Nacional del Agua comenzó los estudios
preliminares para la construcción de una presa hidroeléctrica que además de la
producción de energía pudiera también abastecer de agua a la región a las ciudades de Guadalajara
Jal y León Gto. Tras casi 4 años, habiendo finalizado los estudios geológicos e
hidrológicos se determino que el mejor sitio para la misma se encuentra en la
región de los Altos Sur de Jalisco, cerca del poblado de Yahualica. La presa
suministraría agua con un gasto de 8.6 m3/s a dichas ciudades, a
Guadalajara Jal., que actualmente cuenta ya con un déficit de 1 m3/s
se le proporcionaría 3 m3/s, a la ciudad de León Gto. se le
otorgarían 3.8 m3/s y a los Altos de Jalisco 1.8 m3/s
beneficiando a un total de 2 millones 800 mil personas (Raul Iglesias,Subdirección General de Agua
Potable, Drenaje y Saneamiento ,
30/Oct/2012) . A este proyecto de presa se le dio por nombre
“El Zapotillo”
La construcción de la presa el Zapotillo diseñada
originalmente con una altura de cortina de 80 m de altura a partir del 16 de
octubre de 2007 tras la firma de un convenio entre los poderes ejecutivo
Federal y los estatales de Jalisco y Guanajuato se planeo y comenzó a
construirse con una altura proyectada de 105 m de altura. Con dicha altura el
embalse que la presa generaría hundiría los poblados de Temacapulín,
Palmarejo y a la comunidad de Acasico ocasionando que se tenga que reubicar a
sus 991 habitantes.
Nuestra problemática ética se presenta
debido al hecho de que existe polémica y una importante oposición social ante
la realización de este proyecto por diversos motivos variando desde la
violación de los derechos de los habitantes de los poblados a inundar hasta argumentaciones
basadas en el comportamiento social diciendo que la presa no solucionaría lo que pretende.
Dicha problemática nos plantea una incógnita ¿Se debería continuar con la
construcción de la presa hasta finalizar la obra a pesar de el descontento
social o se debe de cancelar la construcción de la misma y dejar de atender
(por lo menos durante 5 años) las necesidades de abastecimiento de agua de las
personas de las ciudades?
Los
habitantes antes mencionados se encuentran en desacuerdo con la obra y no
quieren dejar sus hogares, los poblados tienen historia en el sitio, el poblado
de Temacapulin tiene vestigios de desde
1321 y gran parte de sus edificios son considerados patrimonio. Este fenómeno
de oposición sigue el patrón definido y explicado muy claramente por Cesar
Pineda y Mina Navarro (2009) en su
artículo “Luchas socioambientales en América Latina y México: Nuevas
subjetividades y radicalidades en movimiento” donde ellos explican:
El Estado prioriza una racionalidad económica
basada en la máxima ganancia y el desarrollo entendido como las condiciones
necesarias para la acumulación capitalista. Los movimientos priorizan una
racionalidad no económica cuyo eje es la preservación de sus comunidades,
culturas y ecosistemas. La tierra, el agua, los bienes comunitarios, la
cultura, las tradiciones se presentan como bienes inconmensurables, sobre los
cuales los pueblos no están dispuestos a negociar, rechazando contundentemente que
éstos tengan precio. La lucha a librar transita entonces entre la vida o la
muerte. (p. 97,98)
Ellos
explican también que el poder de el Estado suele ser superior y apela a
bienestar nacional por que también suele ser abrumador pero ellos indican que
eso no debe de ser suficiente para superar a el poder legítimo de las
comunidades opositoras que buscan la sustentabilidad.
Es
entendible que los habitantes de dichas poblaciones, parcelas y rancherías no
quieran dejar sus tierras por el estilo de vida de vida que llevan y el apego a
su espacio, además de que a pesar de no existir pruebas fuertes de que así sea,
sería entendible también que los afectados desconfiaran de las promesas de
indemnización y reubicación por parte de las autoridades así como se entiende
el descontento de varias organizaciones con la presa por las realidades mexicanas
expuestas por Alfono Iracheta (2010) quien dice:
Muy
a menudo encontramos que las acciones urbanas, públicas y privadas, no se
coordinan, que se cambian y que son frecuentemente arbitrarias, teniendo al menos
dos consecuencias negativas. Por una parte, no resuelven el problema que en sus
documentos han formulado y por la otra, sus impactos negativos tienden a ser mayores
a los que supusieron los políticos, planificadores y funcionarios.
Un
ejemplo claro de esto han sido las interpretaciones del gobierno sobre los
problemas ambientales. (p. 512)
La gente es dueña de las tierras en cuestión
y privarlas de sus hogares aunque se les proporcionen nuevas viviendas, si es
en contra de su voluntad es violar sus derechos. Con palabras muy sencillas y
según Kant, como lo explica en su libro “Fundamentación de la Metafísica de las
Costumbres”, eso sería utilizar a las personas como un medio y no como un fin, utilizándolas
para obtener algo, no respetando así su dignidad (Kant,1785). Por lo que desde
esta perspectiva no se debería permitir continuar con la construcción de la
presa.
Stuart Mill (Mill,1861,citado en
Rachels, 2006) nos dice desde la perspectiva utilitarista que se debe de buscar
la mayor cantidad de bien para la mayoría de las personas. Con esta obra, a
pesar de estar generándoles conflictos a los habitantes de Temacapulín,
Palmarejo y Acasico así como a los dueños de parcelas que serán sumergidas en
el embalse, el impacto en abastecimiento de agua afecta a 2.8 millones de
personas en más de 14 municipios de los altos, la Zona metropolitana de
Guadalajara y la ciudad de León el abastecimiento eléctrico se suministraría a
la red nacional afectando a todo el país. Es por esto que la perspectiva
utilitarista apoya la construcción d obras de esta naturaleza, apoyando así
este proyecto en particular.
Tambien respecto a sustentabilidad se
puede decir que el avance que esta obra no sigue varios de los principios
éticos básicos para el desarrollo sustentable planteados por Motomura (2002, p.
27 a 35) , quien nos dice que se debe de tener un respeto genuino el cual no se
presenta al momento de querer expropiar los terrenos, tampoco sigue la ética de
la integración en el tiempo que nos dice que las acciones se deben de
considerar con sus impactos futuros y el legado del pasado a afectar, legado
que en este caso no esta siendo respetado y eso queda demostrado con el hecho
de que se encontraron vestigios arqueológicos en la zona del embalse y aun así
se prosiguió con la construcción. A pesar de que la obra buscar ser para el
bien común, al no respetar estos principios no se puede considerar una obra
sustentable.
En resumen y conclusión la construcción de la presa el
Zapotillo, como todo en la vida tiene sus ventajas y desventajas afectando
positivamente a unos y negativamente a otros con argumentos fuertes en ambos
lados variando desde el derecho al acceso al agua hasta la evidente falta de
sustentabilidad del proyecto, lo que hace que la disyuntiva de si se debería de
proseguir con la construcción o no sea una difícil de responder. En lo
personal, para este caso en concreto, creo que si se debe de proseguir con la
construcción por el dinero ya invertido y la latente necesidad de agua para las
ciudades así como la demanda nacional de energía. Dicha postura a favor de la
construcción no representa una a favor del sistema que la gestionó, creo
injusto el ataque a los derechos y la reubicación de los afectados y también
califico de ineficiente el manejo, la planeación y la gestión del proyecto por
parte de las autoridades. Creo que las obras actuales deben de ser las últimas
realizadas de esta forma y que como nación debemos de gestionar un cambio en el
que las obras a realizarse formen parte de un proyecto integral a largo plazo
(100 años aprox.) en el que los impactos
sean planificados y minimizados, no una respuesta a un problema latente que
como país permitimos que se forme y donde la negociación sea real y no
impuesta, sin atentar contra la justicia y la dignidad de las personas en
ninguna etapa de su realización.
Por Ernesto Cepeda
Bibliografía
Immanuel, K. (1785). Fundamentación de la Metafísica
de las Costumbres. Digitál: Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.
Iracheta, A. (2010). Ciudad Sustentable: crisis y
oportunidad en México. Revista del CESLA, 2(13), 503-530.
Mina Lorena Navarro Trujillo, C. E. (2009). Luchas
socioambientales en América Latina y México. Nuevas subjetividades y. Bajo
el Volcán, 8(14), 81-104.
Motomura, O. (2002). Desarrollo sustentable: principios
éticos para. ÉTICA, VIDA, SUSTENTABILIDAD, 27-35.
Rachels, J. (2006). Introducción a la Filosofía Moral.
México: Fundo de Cultura Económica.
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