Ética en los negocios, una solución práctica para crisis mundiales
No es fácil dejar
de lado los efectos de la crisis económica que se ha vivido en el mundo desde
lo años 30´s. Una crisis que costó a naciones como Estados Unidos de América y al
Reino Unido, el 12.7% y 9.1% de su Producto Interno Bruto (FMI, 2009)
respectivamente. Consecuencia de lo anterior es que mucho se ha estudiado
respecto de las causas que la originaron; también, mucho se previó acerca de
las posibles consecuencias que podría llegar a generar. Así, entre el gran
espectro de causas de la crisis es posible atribuir preponderantemente a una
sola: la falta de ética en los negocios. Pero, no obstante lo mucho o poco que
se ha estudiado al respecto, lo cierto es que la crisis ha revolucionado el
modo de cómo se ven y manejan los negocios en nuestra actualidad.
Todavía son
palpables los efectos que la crisis de 2008 tiene en el mundo y en nuestro país.
Ejemplo de lo anterior, es que en 2008 en nuestro país se renovaron los escaños
que se ocuparían en el Congreso de la unión; elección que se vio influenciada
por los efectos de la crisis, pues ésta desgastó la imagen del partido en el
poder, por lo que la oposición del PRI pudo obtener una mayoría de 208 cargos
populares (Joy & Pérez, 2009). Pero para entender dicho problema, que ha
trascendido fronteras, es necesario definir a sus actores, los cuales en
resumen son: el Estado, los bancos y entidades financieras, las calificadoras, y
en un último plano (por que así fue trasladado, pero no por ser el menos
relevante) los ciudadanos y consumidores. En efecto, la crisis de 2008 puso de
manifiesto una sociedad viciada por la injusticia y a merced de los intereses
particulares; una sociedad donde en el fondo del escalafón se encuentran los
ciudadanos y en donde las políticas públicas giran en torno de las grandes
corporaciones y no de la sociedad. Luego entonces, la crisis ha demeritado el
contrato social que rige las naciones; puso de manifiesto el menoscabo la
dignidad de los millones de seres humanos que han visto transgredidos sus
derechos de propiedad, de contribución y de igualdad; y se evidenció que la
justicia solo ha de ser aplicada para carteristas pero no contra corporaciones
que, consecuencia a su ambición, dejaron sin hogar a decenas de miles de
familias (Ferguson, 2010).
Para ilustrar un
escenario completo respecto de la crisis de 2008, es necesario remontarnos a la
gestión del Presidente Ronald Reagan, en donde desde 1980 empezó a generar un
déficit fiscal (Gambrill, 2008). Luego, las posteriores gestiones intentaron
corregir dicho déficit mediante la desregulación de los mercados. Así es, en
1980 con la naciente tendencia neoliberal el gobierno norteamericano inicio una
campaña cuyo principal objetivo era el libre mercado en su máxima expresión.
Poco a poco las leyes que controlaban al mercado financiero y sus instituciones
fueron despareciendo. Desregulación que sin lugar a dudas es una de las causas
que acarreó el problema que en 2008 aquejó (y aun hoy nos aqueja) a la
humanidad y que tuvo como última consecuencia el colapso de los mercados a
merced de los intereses particulares. Consecuencia de lo anterior, es que
estudiosos del tema como Aguirre y Mesa proponen como solución una “nueva
regulación debe crear una constante vigilancia y control mediante reglas estandarizadas
sobre las empresas financieras que tengan importancia sistémica, y la
constitución de una norma legal explícita de la publicación de informes
financieros que permita la revisión de la estabilidad del sistema financiero
estadounidense” (Aguirre y Mesa, 2009, p. 75).
Por su parte, existe
una causa estructural del problema, más allá de implicaciones políticas o
económicas, y que tiene que ver con la mentalidad de los seres humanos. En
efecto, el Gobierno o las instituciones financieras no son entes autónomos pues
su voluntad se encuentra gobernada por el conjunto de intereses particulares.
Entonces, podemos concluir que la raíz del problema no se encuentra en las
grandes inversiones privadas o en los órganos del Estado, se encuentra en los
humanos que los manipulan. Conclusión, a la cual arribó Etzioni en su artículo
“Cuando se trata de ética, las escuelas de negocios reprueban” en donde
cuestiona el plan de estudios de reconocidas Universidades como la escuela de
negocios de Harvard; artículo en donde Etzioni explica que “Muchos profesores
de escuelas de negocios prefieren abstenerse de dictar clases de moralidad,
aludiendo, con cierta justificación, que mientras es relativamente claro lo que
la economía dicta y aun lo que las leyes dictan, lo que es ético se aleja de lo
obvio” (Etzioni, 2002). Así, es innegable que las escuelas de negocios gradúan
a estudiantes calificados para maximizar las ganancias, pero poco confiables y
sin un panorama ético que los respalde.
Finalmente, una vez
a analizadas las causas que originaron la crisis de 2008 es viable concluir que
la solución a las mismas radica sustancialmente, en incluir a los economistas y
políticos el estudio de la ética en los negocios. Cobra relevancia el anterior
argumento, si se tienen en cuenta los niveles en la ética de los negocios que
plantea Weiss, los cuales tienen como centro primigenio el nivel personal;
nivel que lo explica basándose en la historia del Director General de Malden
Mills (individuo) y la cual muestra como su actuar (reflejo de principios
éticos) tuvo incidencias en el resto de los niveles éticos, incluso
trascendiendo al plano internacional (2006). En virtud de lo anterior, es que
no será posible pugnar por una regulación sana si no hay legisladores que la
planteen; no podremos exigir el cumplimiento de las leyes si no hay entes
reguladores que vigilen el correcto actuar; tampoco se podrá obtener un mercado
sano sin directivos que encaminen a sus compañías por un camino recto; mucho
menos se podrá sancionar de una manera justa a aquellos que infringen el
contrato social, si nosotros como individuos no cuestionamos el actuar de los
responsables.
Solución antes
planteada que ataca el problema de fondo pues, en primer término nadie puede
asegurarnos que los grandes capitales respetaran las normas que se establezcan,
o más aún si serán castigados cuando infrinjan las leyes. Llegándose a un punto
en el que la autoridad gubernamental deja de surtir efectos, un punto en el que
la ética debe prevalecer; un punto en el que no se deben acatar las normas por
miedo a ser castigado, sino que su respeto se debe a ese deber superior tal
como Kant nos explica. Además, hay que tomar en cuenta que en nuestra
actualidad entre la mayoría de los altos funcionarios encargados de regular la
banca existe un conflicto de intereses; pues éstos deben a los grandes
capitales su formación; asimismo, tenemos que el sistema mediante el cual las
grandes instituciones financieras operan, no les genera ninguna pérdida ni
afectación, aun cuando manejen capitales de alto riesgo (Ferguson, 2009). Me
explico: el consumidor final (es decir, tu y yo) son los que ven mermado su
patrimonio mientras las corporaciones financieras no se ven afectadas, y muy
por el contrario son rescatadas por sus gobiernos.
En conclusión, podemos
resumir que la crisis financiera del 2008 se vio generada por: a) una
regularización del mercado; b) un sistema rapaz controlado por unos pocos; c)
que estos pocos no vieron mermado su patrimonio y mucho menos fueron
responsables por sus consecuencias; d) que efectivamente, dichos problemas no
tienen como base fundamental el error de un gobierno o de la ciudadanía; pues
aun existiendo una fuerte regulación o un interés ciudadano los efectos podrían
preverse de la misma manera, por lo que es de concluir entonces que la raíz del
problema es una constante y profunda falta de ética en todas las esferas
sociales. En definitiva, si es deseo de esta actual sociedad prevenir una
catástrofe como la vivida en 2008, tenemos que apostar al valor y conciencia
humanos, apostar por una sólida ética en los negocios por fortalecer el nivel
primigenio de la ética en los negocios. Siendo lógico que si las autoridades
regulatorias, los ciudadanos, y primordialmente las grandes corporaciones se llegaren
a regir por un sistema de mercado basado en la ética, la consecuencia natural
es un mercado financiero íntegro y sano.
Bibliografía:
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[Consultado 12 de Noviembre de 2012].
Gambrill, Mónica. Causas
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Disponible en:
[Consultado 18 de Noviembre de 2012].
Weiss, Joseph W. Etica en los negocios: un enfoque de
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Etzioni, Amitai.
(2002), “Cuando se trata de ética, las escuelas de
negocios reprueban”. Disponible en: http://www2.iadb.org/Etica/SP4321-i/DocHit-i.cfm?DocIndex=345 [Consultado
18 de Noviembre de 2012].
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