martes, 12 de mayo de 2015

Discriminación de las mujeres en el ámbito médico



 Tecnológico de Monterrey Campus Guadalajara






Discriminación de las mujeres en el ámbito médico
Ética, persona y sociedad


Mariana Fuentevilla Rivera
A01228382
MC-13
11/05/15



Introducción
La discriminación femenina no es un tema novedoso más sí importante. En la actualidad la mujer es reprimida en distintos ámbitos laborales, uno de ellos es la práctica sanitaria o también conocida como la medicina. Este texto abarca dicho tema tomando una postura en contra de las ideas de favorecer o tener preferencia por la formación de médicos varones y expone datos sobre la capacidad equitativa de ambos sexos.
Palabras clave: discriminación femenina, mujer, medicina

Abstract
Women discrimination it’s not a new theme but it is very important. Now a days the woman is suppressed in various work fields, one of them, for example, it’s medicine. This text covers the subject taking a stand against the ideas of favour or have preference for the formation of male doctors and exposes data on equitable ability to both sexes.
Key words:   women discrimination, woman, medicine







11.    Las mujeres en la medicina

A lo largo de la historia, ha existido siempre esa fricción entre hombres y mujeres, una constante discriminación al sexo débil, que para muchos equivale al femenino. En muchos campos de la educación su saber ha sido reprimido y sus logros no reconocidos, uno de estos es en las ciencias, en específico, la medicina.
La medicina es la ciencia de la salud que se dedica al estudio del ser humano y sus enfermedades, con el fin de comprenderlas, brindar un diagnóstico al paciente y lograr su mejoría. Esta por lo tanto es la más humanitaria de las ciencias, ya que analiza ambos sexos, encontrando sus similitudes y diferencias.  
En la antigüedad, solo existían médicos varones, pues eran a estos a los que se les permitía estudiar y ejercer un trabajo como tal, a las mujeres no se les reconocía con ese título, las normas sociales solo les permitían, por ejemplo, en la edad media,  ser parteras o cuidadoras, como damas de compañía o niñeras, no se les dio más que el título de enfermeras a finales del siglo XIX como tal, por su gran requerimiento en las guerras a seguir.
Actualmente la mujer es capaz de estudiar y ejercer una carrera profesional como médico cirujano, sin embargo, siguen existiendo algunos factores y detalles que aluden a su discriminación en este campo, como el machismo, las preferencias de algunas instituciones por crear o trabajar con médicos varones, entre otros, los cuales no permiten ver en realidad los beneficios que una mujer puede aportar a esta ciencia y a la vez ignoran su capacidad y fuerza. “(…) podemos definir una virtud como un rasgo de carácter, manifestado en una acción habitual, que es bueno que una persona tenga” (Rachels, 2007, p. 268), si tomamos en cuenta las virtudes femeninas como paciencia, bondad, tolerancia, amabilidad o generosidad, además de que la mayoría son escrupulosas o detallistas, esto las convierte en grandes candidatas para la medicina, pues pueden establecer mejores relaciones con sus pacientes y colegas así como desempeñarse de forma exitosa.
 

1.1  Los derechos humanos, iguales para todos los profesionistas

De acuerdo a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, estos son “(…) el conjunto de prerrogativas inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente organizada” (CNDH, 2010), esto nos indica que cada ser humano, independientemente de su sexo, religión, profesión, entre otros factores, cuenta con ellos y estos deben de ser respetados por cada persona sin importar su posición en la escala social. “(…) los derechos humanos  son un punto de convergencia del derecho y la educación” (Barba, 1997, pág. 6), por lo  tanto, está en nosotros, practicarlos de manera responsable y no contradecirlos.
Una manera de ignorar a los derechos humanos, está en la discriminación a la mujer, en especial  a las que buscan desarrollar una carrera profesional en el ámbito de la salud, como es la medicina. Y recordando que esta práctica discriminatoria femenina “viola los principios de la igualdad de derechos y del respeto  de  la  dignidad  humana,  que  dificulta  la  participación  de  la  mujer,  en  las  mismas  condiciones que el hombre, en la vida política, social, económica y cultural de su país” (CEDAW, 1981, p.1)
Es un hecho que ahora la mayoría de las universidades alrededor del mundo admiten mujeres en cualquier carrera, ya sea licenciatura, ingeniería o técnica, sin embargo, la humanidad no se ha modernizado tanto en algunas regiones como en otras para aceptar del todo a la mujer en el campo de la medicina. Aunque este derecho de educación igualitaria se encuentra plasmado en distintos documentos, por ejemplo, se expresa que los Estados Partes que se encuentran en la CEDAW pretenden eliminar esta discriminación por la toma de ciertas medidas como lo es que existan Las mismas condiciones de orientación en materia de carreras y capacitación profesional, acceso a los estudios y obtención de diplomas en las instituciones de enseñanza de todas las categorías, tanto en  zonas  rurales  como  urbanas” (CEDAW, 1981, p.4)

Hemos de comprender que la mujer que estudia y practica esta profesión cuenta con los mismos estudios que cualquier hombre ya que las clases o sesiones educativas son mixtas y en la mayoría, laicas, en lo que es la escuela de medicina general, internado, residencia o subespecialidad. Por lo tanto, resulta inexplicable y verdaderamente faltante de argumentos esta discriminación por el hecho de pertenecer al género femenino, pues ambos sexos cuentan con los mismos derechos de poder estudiar  ejercer la profesión que gusten.

1.2  Visión mundial de la medicina practicada por mujeres

De acuerdo a la teoría ética del relativismo cultural “(…) diferentes culturas tienen códigos morales diferentes” (Rachels, 2007, p.40), es decir, que lo que es considerado correcto puede variar de acuerdo a la cultura que se tenga, es decir,  debido a la educación y al ambiente en el que se desenvuelva y crezca cada individuo, sin embargo, el relativismo afirma que ninguna ideología es completamente correcta. Por lo tanto, la idea de que la mujer es un ser inferior al hombre depende de la cultura que se posea, pero esta resulta ser no válida, ya que la teoría relativista sostiene que nada es verdadero, además en estos tiempos modernos, con los avances tecnológicos y científicos, los descubrimientos de que el sexo lo define la genética del espermatozoide y que el cerebro cuenta con una parte femenina y masculina, el discriminar a la mujer resulta un pensamiento anticuado, pues se ha comprobado su capacidad que es equiparable a la del hombre y muchas la han llegado a superar.
Muchas actividades y profesiones han sido categorizadas o estereotipadas como femeninas o masculinas, “Los mecanismos históricos de segregación han contribuido, por otra parte, a los diferentes desarrollos profesionales, a la diferente feminización entre unas y otras actividades o a la diferente elección de especialidades según sexo” (Ortiz, 2007, p.65), es por esta cultura o falta de la misma, ese retraso de actualización de la información que sufren muchas personas, acción que, de acuerdo a la CEDAW, está en un error y se practica por lo tanto la discriminación, pues esta explica que se debe realizar “La  eliminación  de  todo  concepto estereotipado  de  los  papeles  masculino  y  femenino  en  todos  los niveles  y  en  todas  las  formas  de  enseñanza,  mediante  el  estímulo  de  la  educación mixta” (CEDAW, 1981, p.4), por lo que es común pensar que la profesión de enfermería es exclusiva de las mujeres y cuando se ve a un hombre que la práctica se cree que ha caído en la homosexualidad o no logró ser médico, así como en el caso contrario cuando se ve una mujer doctora, muchos creen que está ejerciendo como tal por ayuda o las famosas “palancas” y que se deben inclinar a las especialidades de medicina interna exclusivamente o las supuestas “fáciles” en este ámbito, como son la dermatología o la oftalmología por mencionar algunas, siendo que en realidad, cualquier estudiante siendo hombre o mujer, tiene las mismas capacidades de llevar a cabo cualquier especialidad ya sea quirúrgica o interna, esto ya depende completamente de los gustos y capacidades que se desarrollaron mejor durante su estudio básico.


1.3  La medicina en México y las mujeres

En México, la cultura machista es predominante en la mayoría del país, hecho que se puede apreciar desde en su historia como en el territorio actual, ya que, han sido y son muy pocas mujeres las que han logrado tener relevancia en este o que ocupan cargos de importancia en el mismo. Para la población sigue siendo confuso o extraño ver a una mujer empoderada, es decir, con una buena posición económica y un buen trabajo sin que se lo deba a un marido o a un hombre en específico. Esto es porque la figura paterna y del hombre tiene mucho peso en nuestra sociedad mexicana, ya que, en ningún momento de la historia se ha registrado o dado importancia a mujeres con grados altos en la escala social, como ejemplo esta Frida Kahlo, Sor Juana  Inés de la Cruz, Josefa Ortiz de Domínguez, entre otras mujeres que tuvieron gran peso en el arte, la educación, literatura e independencia de nuestro país que se pasan por alto o de forma muy superficial en la educación actual del mexicano.
En nuestro país, durante años ha  existido la ideología de que el hombre es el proveedor y se encuentra a la cabeza de la familia y que la mujer se debe dedicar a trabajos simples para pasar más tiempo en casa, preparar y encargarse tanto del marido como de los hijos, sin embargo,  si recordamos por ejemplo la teoría del relativismo cultural, esto se debe en especial a la educación y cultura en México, donde existe una constante discriminación femenina y un alzamiento del hombre, que no es del todo correcta. Esta ideología solo compite con el progreso del país, pues al no permitir el avance de la sociedad igualitaria, el país no está listo para hablar en planes a futuro de por ejemplo, una presidenta mujer, una gran empresaria o una médica exitosa. Por esto y muchos otros factores más, se tiene la idea de que una mujer que es doctora forzosamente va a pasar el resto de su vida sola, categorizada como “la quedada” o no va a poder formar una familia, se va a divorciar, entre otros pensamientos negativos.  “Es común que se contemple a la mujer como un 'peligro' laboral, ya que será ella quien habitualmente solicite permisos para (…) hacerse cargo de sus hijos. Otros se preocupan por la cuestión del embarazo, exista o no, (…) y, para algunos, trabajar con una embarazada supone inconvenientes” (Flores, 2012, p. 191) El relativismo cultural nos sugiere mantener una mente y actitud abierta (Rachels, 2007, p.59), esto resultaría efectivo para las personas en nuestro país, para que a futuro cambien esos pensamientos negativos y las mismas mujeres pretendan establecer una familia ya que se realicen profesionalmente o que no sientan la presión de casarse y tener hijos y que esto defina su elección de especialidad médica.

1.4  Feminización de la medicina

La medicina ha sido una de las ciencias en las que la mujer ha luchado más por darse a notar, resaltar y por formar parte. Los pensamientos antiguos sugerían que esta no era adecuada para la parte femenina de la humanidad, por ejemplo Aristóteles afirmaba que “las mujeres no son tan racionales como los hombres, y por eso las mujeres están naturalmente gobernadas por los hombres” (Rachels, 2007, p.245) o Rousseau que aclaró que simplemente las mujeres y los hombres poseían virtudes diferentes (Rachels, 2007, p.245). En la actualidad, el mundo científico, es consciente de que la variedad es necesaria para la comprensión de distintos fenómenos mediante diferentes puntos de vista, para así alcanzar un máximo, por eso la diversidad de sexos es importantes, pues sin esta solo se tendrían estudios de intereses masculinos u opiniones de este tipo.
Las mujeres pueden alcanzar éxito en su profesión, (…) son capaces de satisfacer sus necesidades personales si se les brinda apoyo, si se generan estructuras y medidas logísticas, y si se eliminan prácticas vejatorias, discriminatorias o actitudes sexistas” (Flores, 2012, p.191). Una mujer puede y tiene la capacidad de realizarse de manera profesional, puede aspirar siempre a más, tiene la misma sed por el saber que el hombre. La parte femenina puede, incluso, traer grandes beneficios a la medicina y a las ciencias, pues de acuerdo a Gilligan tiene una “(…) orientación moral fundamental (…) de preocuparse por los demás –“cuidado” de otros en lo personal, no solo preocupándose por la humanidad en general- y atender sus necesidades” (Rachels, 2007, p.251), esto convierte a la mayoría de las mujeres en  candidatas excelentes para practicar el cuidado de la salud de otros, pues cuenta con virtudes normalmente más desarrolladas que en el hombre y además de que, gran parte de la población femenina, cuenta con una naturaleza maternal, de preocupación y desarrollo de un liderazgo integral, lo que fomenta su relación con sus pacientes y brinda una mejor atención a los mismos mediante un modelo enfocado en la búsqueda del bien común.



22.    La medicina femenina en el ámbito académico y profesional

2.1  Universidades y su preferencia por formar médicos varones
“(…)  hace tan solo 50 años la hegemonía femenina se limitaba a enfermeras y matronas, mientras que en las demás profesiones del sector la mayoría eran varones” (Ortiz, 2006, p.61), desde tiempos remotos se creía que las mujeres no tenían nada que hacer o no era de su incumbencia los asuntos relacionados a las ciencias, que ellas estaban relegadas a labores domésticas, subestimándolas por completo; hoy en día, casi el 50% de los alumnos que entran a la carrera de medicina en la universidad son mujeres (González, 2005, p. 342). Hasta hace relativamente poco, a las mujeres se les veía mal si decidían estudiar una carrera como medicina, los padres de familia solían no apoyarlas y los profesores en las escuelas las discriminaban y trataban mal, esto no solo en la escuela de medicina básica sino que también en la residencia, sobre todo en las quirúrgicas. Como testimonio  tenemos a la ahora presidenta del Consejo de Cirugía Plástica de Sinaloa, la Dra. Ana Chang, egresada hace aproximadamente 20 años de la facultad, comenta “ (…) recuerdo que cuando entré a la especialidad, todos mis compañeros eran hombres y que mi profesor me dijo: al primer error te vas” (Chang, 2015), ella siendo uno de los muchos ejemplos de mujeres poderosas hoy en día que sufrieron discriminación durante su carrera de medicina, cuenta con una historia fascinante y es un gran ejemplo de cómo una mujer puede lograr desarrollar una carrera de este tipo, mantener una familia unida con dos hijas y un esposo, tener una buena posición económica y llegar a ser una figura representativa en el país.
Es verdad que las instituciones educativas hoy en día, en pleno siglo XXI, han cambiado mucho de cómo eran hace 20 o 30 años, sin embargo, esta discriminación sigue siento vigente más en el campo de especialidades, habido temas considerados “tabú” como es el pensar en una mujer con especialidad en urología “La incorporación de la mujer a la Urología es cada vez mayor, aunque todavía es una especialidad mayoritariamente masculina” (Juárez, 2011, p.244); las personas comunes suelen pensar que esta rama de las ciencias médicas se dedica plenamente a la inspección de los órganos sexuales masculinos, olvidándose casi por completo que también estudia es aparato urinario de ambos sexos, incluyendo riñones, y siendo que en realidad abunda la cantidad de pacientes femeninas en esta área, ya que la mujer, por la disposición de sus órganos, es más propensa a contraer infecciones de vías urinarias, pero la gente se deja llevar por el  “morbo” y considera que si una mujer estudia esto es una pervertida. La primera mujer uróloga en nuestro país fue la Dra. Tijerina, egresada en 1976 del IMSS de Nuevo León, ella misma fue víctima de discriminación al intentar acceder a esta especialidad ya que el director del hospital para la misma “(…) tuvo que discutir incluso con el jefe nacional de enseñanza del IMSS para que Susana fuese aceptada como residente de Urología” (Juárez, 2011, p. 246). Es por mujeres como ella que “(…) es posible que en México existan alrededor de 15 mujeres graduadas como urólogas”  (Juárez, 2011, p.246) número que si se compara con países más desarrollados como EUA, donde “Actualmente hay más de 300 participantes activas en la Asociación de Mujeres en Urología, afiliada a la AUA fundada en el Congreso de San Francisco, California” (Juárez, 2011, p.245) y esto es solo en uno de sus  estados, siendo la cantidad en nuestro país aún muy baja.   Esto aplica para especialidades quirúrgicas también o las vistas como muy difíciles tales como neurología, siendo que en realidad la mujer es considerada más detallista que el hombre por lo cual sugiere gran capacidad para operaciones e intervenciones en pequeños espacios así como una mayor visión estética.

2.2  Hospitales, clínicas y consultorios
Los hospitales y distintas instituciones que brindan servicios de salud suelen no dar los mismos derechos, oportunidades y/o salarios a las mujeres como a los hombres, esto siendo una  práctica discriminatoria de primera clase ya que se están violando los derechos humanos de la persona haciendo distinción de sexos aunque posean la misma profesión y preparación.
En México, en la vida institucional no hay discriminación salarial, pero en la práctica privada los ingresos se ven repercutidos con el prestigio y el reconocimiento del médico, influyendo en esto la discriminación de género de nueva cuenta” (González, 2005, p. 342). Recordemos que en la actualidad existen más hospitales e instituciones privadas que públicas, por lo tanto esta discriminación es latente. Comienza desde el establecimiento del consultorio del médico, en una torre donde se venden estos suele dársele preferencia por uno más grande o lujoso al médico varón que a la mujer, aunque posean la misma especialidad y tengan las mismas necesidades. También le siguen la ocupación de puestos importantes, En general los puestos directivos son ocupados por hombres en un alto porcentaje (…) En ocasiones, las mujeres son percibidas con menor habilidad para el liderazgo y la competencia” (González, 2005, p. 342) tomando estas decisiones sin argumentos o bases lógicas y razonables. Usualmente se cree o se menciona mucho que la resistencia física en un hombre es mayor, argumento que lo favorece, quitándole oportunidades de trabajo a la mujer, que puede y ha demostrado tener la misma resistencia física, evidencia de estos son las múltiples traumatólogas a lo largo del mundo que pasan días sin dormir al igual que sus colegas varones y experimentan experiencias desastrosas y repugnantes. En realidad, el argumento de la fuerza es inválido de igual manera ya que para la cirugía en este caso, no se requiere de dicha fuerza física, sino de la capacidad intelectual de la persona para tomar decisiones rápidas, seguras y acertadas y sus habilidades con las manos (González, 2005, p.342).

2.3  Relación con el paciente y su visión
Muchos pacientes, sobre todo en una sociedad machista como lo es la mexicana, no están acostumbrados a las consecuencias que ha tenido la revolución femenina en la actualidad y como el mundo ha cambiado y ahora se habla de él como contemporáneo o moderno, esto considerando más a los de la tercera edad o adultos mayores en general, los cuales no se sienten cómodos siendo atendidos por una mujer que sea médica, sea o no especialista, ya que suelen no tomar en serio la visión femenina en las ciencias, pues fueron educados y se desarrollaron en tiempos distintos con diferentes ideales a los actuales.
La gente tiene opiniones diferentes, pero en lo tocante a la moral, no hay “hechos” y nadie está en lo “correcto”. La gente simplemente opina de diversas maneras y allí se acaba la discusión.” (Rachels, 2007, pág. 63), estas ideologías deben de ser respetadas, como la persona que las emite y el que opina de las mismas, sin embargo, no se sugiere que sean correctas, ya que el no gustar de ser atendido por una mujer puede verse igual de discriminatorio que no querer ser atendido por un afroamericano o un hombre de raza hindú o árabe, alguien que salga de los contextos habituales. Es por eso que La concientización con respecto a la equidad es un factor muy importante para evitar las tendencias sexistas de hombres, pero también de mujeres. Se hace necesario un cambio de actitud y mentalidad de toda la sociedad” (González, 2005, p. 342), con el fin de lograr una igualdad de géneros en todos los ambientes sociales y así lograr una mayor paz en el mundo.

Conclusiones
De acuerdo a lo expuesto anteriormente, se puede decir que la mujer cuenta con las mismas capacidades que un varón para estudiar y ejercer de manera efectiva la carrera de médico cirujano seguida de cualquier  especialidad que  sea de su elección, ya que, ha demostrado a lo largo de la historia que tiene grandes habilidades que son equiparables a las de su sexo contrario y que su capacidad para formar una familia o dar inicio a esta así como los sentimientos más cálidos de algunas no resultan un impedimento para su realización en la práctica sanitaria.








Referencias básicas
Barba, J. (1997). Educación para los derechos humanos. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 15-42.
Flores, C. (2012). Feminización en medicina: liderazgo y academia. Barcelona. Recuperado el 19 de febrero de 2015 de:http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1575-18132012000400003&script=sci_arttext
González, A. (2005). Medicina académica y género. La mujer en especialidades quirúrgicas. México.  Recuperado el 19 de febrero de 2015  de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0016-38132005000400016&script=sci_arttext
Ortiz, T. (2009). Entre la salud y la enfermedad: Mujeres, ciencia y medicina en la historiografía médica actual. Barcelona. Recuperado el 20 de febrero de 2015 de: http://www.ugr.es/~esmujer/pdf/tortiz_h__medicina_h_mujeres.pdf
Ortiz, T. (2007).  La práctica sanitaria en la historia ¿una cuestión femenina? De Eidon. Revista de la Fundación de Ciencias de la Salud. España,  Recuperado el 15 de febrero de 2015 de: http://www.ugr.es/~tortiz/EIDON%2023-.pdf
Rachels, J. (2007). Introducción a la filosofía moral. México: Fondo de Cultura Económica

Referencias complementarias
Cedaw (1981). Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.
Comisión Nacional de los Derechos humanos (2010). Qué son los derechos humanos. Recuperado de: http://www.cndh.org.mx/Que_Son_Derechos_Humanos
Juárez, A. (2011). Urólogas en México, su inicio, devenir y estatus, dentro de la especialidad; artículo de investigación histórica y opinión.  Revista Mexicana de Urología. Recuperado de: http://www.revistamexicanadeurologia.com/Revistas/2011/Espanol/Julio-Agosto/11_H_UROLOGAS_EN_MEXICO.PDF




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