Discriminación
de las mujeres en el ámbito médico
Ética, persona y sociedad
Ética, persona y sociedad
Mariana Fuentevilla Rivera
A01228382
MC-13
11/05/15
A01228382
MC-13
11/05/15
Introducción
La
discriminación femenina no es un tema novedoso más sí importante. En la
actualidad la mujer es reprimida en distintos ámbitos laborales, uno de ellos
es la práctica sanitaria o también conocida como la medicina. Este texto abarca
dicho tema tomando una postura en contra de las ideas de favorecer o tener
preferencia por la formación de médicos varones y expone datos sobre la
capacidad equitativa de ambos sexos.
Palabras clave: discriminación femenina, mujer,
medicina
Abstract
Women discrimination it’s not a new
theme but it is very important. Now a days the woman is suppressed in various
work fields, one of them, for example, it’s medicine. This text covers the
subject taking a stand against the ideas of favour or have preference for the
formation of male doctors and exposes data on equitable ability to both sexes.
Key words: women
discrimination, woman, medicine
11.
Las mujeres en la medicina
A lo largo de la historia, ha existido
siempre esa fricción entre hombres y mujeres, una constante discriminación al
sexo débil, que para muchos equivale al femenino. En muchos campos de la
educación su saber ha sido reprimido y sus logros no reconocidos, uno de estos
es en las ciencias, en específico, la medicina.
La medicina es la ciencia de la salud
que se dedica al estudio del ser humano y sus enfermedades, con el fin de
comprenderlas, brindar un diagnóstico al paciente y lograr su mejoría. Esta por
lo tanto es la más humanitaria de las ciencias, ya que analiza ambos sexos,
encontrando sus similitudes y diferencias.
En la antigüedad, solo existían médicos
varones, pues eran a estos a los que se les permitía estudiar y ejercer un
trabajo como tal, a las mujeres no se les reconocía con ese título, las normas
sociales solo les permitían, por ejemplo, en la edad media, ser parteras o cuidadoras, como damas de
compañía o niñeras, no se les dio más que el título de enfermeras a finales del
siglo XIX como tal, por su gran requerimiento en las guerras a seguir.
Actualmente la mujer es
capaz de estudiar y ejercer una carrera profesional como médico cirujano, sin
embargo, siguen existiendo algunos factores y detalles que aluden a su
discriminación en este campo, como el machismo, las preferencias de algunas
instituciones por crear o trabajar con médicos varones, entre otros, los cuales
no permiten ver en realidad los beneficios que una mujer puede aportar a esta
ciencia y a la vez ignoran su capacidad y fuerza. “(…) podemos definir una
virtud como un rasgo de carácter,
manifestado en una acción habitual, que es bueno que una persona tenga” (Rachels,
2007, p. 268), si tomamos en cuenta las virtudes femeninas como paciencia,
bondad, tolerancia, amabilidad o generosidad, además de que la mayoría son
escrupulosas o detallistas, esto las convierte en grandes candidatas para la
medicina, pues pueden establecer mejores relaciones con sus pacientes y colegas
así como desempeñarse de forma exitosa.
1.1 Los
derechos humanos, iguales para todos los profesionistas
De acuerdo a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos,
estos son “(…) el conjunto de
prerrogativas inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realización
efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral del individuo que
vive en una sociedad jurídicamente organizada” (CNDH, 2010), esto nos
indica que cada ser humano, independientemente de su sexo, religión, profesión,
entre otros factores, cuenta con ellos y estos deben de ser respetados por cada
persona sin importar su posición en la escala social. “(…)
los derechos humanos son un punto de
convergencia del derecho y la educación” (Barba, 1997, pág. 6), por lo tanto, está en nosotros, practicarlos de
manera responsable y no contradecirlos.
Una
manera de ignorar a los derechos humanos, está en la discriminación a la mujer,
en especial a las que buscan desarrollar
una carrera profesional en el ámbito de la salud, como es la medicina. Y
recordando que esta práctica discriminatoria femenina “viola los principios de la igualdad de derechos y del respeto de
la dignidad humana,
que dificulta la
participación de la
mujer, en las
mismas condiciones que el hombre,
en la vida política, social, económica y cultural de su país” (CEDAW, 1981,
p.1)
Es un hecho
que ahora la mayoría de las universidades alrededor del mundo admiten mujeres
en cualquier carrera, ya sea licenciatura, ingeniería o técnica, sin embargo, la
humanidad no se ha modernizado tanto en algunas regiones como en otras para
aceptar del todo a la mujer en el campo de la medicina. Aunque este derecho de
educación igualitaria se encuentra plasmado en distintos documentos, por
ejemplo, se expresa que los Estados Partes que se encuentran en la CEDAW
pretenden eliminar esta discriminación por la toma de ciertas medidas como lo
es que existan “Las
mismas condiciones de orientación en materia de carreras y capacitación
profesional, acceso a los estudios y obtención de diplomas en las instituciones
de enseñanza de todas las categorías, tanto en
zonas rurales como urbanas”
(CEDAW, 1981, p.4)
Hemos
de comprender que la mujer que estudia y practica esta profesión cuenta con los
mismos estudios que cualquier hombre ya que las clases o sesiones educativas
son mixtas y en la mayoría, laicas, en lo que es la escuela de medicina
general, internado, residencia o subespecialidad. Por lo tanto, resulta
inexplicable y verdaderamente faltante de argumentos esta discriminación por el
hecho de pertenecer al género femenino, pues ambos sexos cuentan con los mismos
derechos de poder estudiar ejercer la
profesión que gusten.
1.2 Visión
mundial de la medicina practicada por mujeres
De acuerdo a la teoría ética del relativismo cultural “(…)
diferentes culturas tienen códigos morales diferentes” (Rachels, 2007, p.40),
es decir, que lo que es considerado correcto puede variar de acuerdo a la
cultura que se tenga, es decir, debido a
la educación y al ambiente en el que se desenvuelva y crezca cada individuo,
sin embargo, el relativismo afirma que ninguna ideología es completamente
correcta. Por lo tanto, la idea de que la mujer es un ser inferior al hombre
depende de la cultura que se posea, pero esta resulta ser no válida, ya que la
teoría relativista sostiene que nada es verdadero, además en estos tiempos
modernos, con los avances tecnológicos y científicos, los descubrimientos de
que el sexo lo define la genética del espermatozoide y que el cerebro cuenta
con una parte femenina y masculina, el discriminar a la mujer resulta un
pensamiento anticuado, pues se ha comprobado su capacidad que es equiparable a
la del hombre y muchas la han llegado a superar.
Muchas actividades y profesiones han
sido categorizadas o estereotipadas como femeninas o masculinas, “Los mecanismos históricos de segregación han
contribuido, por otra parte, a los diferentes desarrollos profesionales, a la
diferente feminización entre unas y otras actividades o a la diferente elección
de especialidades según sexo” (Ortiz, 2007, p.65), es por esta cultura o
falta de la misma, ese retraso de actualización de la información que sufren
muchas personas, acción que, de acuerdo a la CEDAW, está en un error y se
practica por lo tanto la discriminación, pues esta explica que se debe realizar
“La eliminación
de todo concepto estereotipado de
los papeles masculino
y femenino en
todos los niveles y en
todas las formas
de enseñanza, mediante
el estímulo de la educación mixta” (CEDAW, 1981, p.4), por lo que es común pensar que la profesión de enfermería
es exclusiva de las mujeres y cuando se ve a un hombre que la práctica se cree
que ha caído en la homosexualidad o no logró ser médico, así como en el caso
contrario cuando se ve una mujer doctora, muchos creen que está ejerciendo como
tal por ayuda o las famosas “palancas” y que se deben inclinar a las
especialidades de medicina interna exclusivamente o las supuestas “fáciles” en
este ámbito, como son la dermatología o la oftalmología por mencionar algunas,
siendo que en realidad, cualquier estudiante siendo hombre o mujer, tiene las
mismas capacidades de llevar a cabo cualquier especialidad ya sea quirúrgica o
interna, esto ya depende completamente de los gustos y capacidades que se
desarrollaron mejor durante su estudio básico.
1.3 La
medicina en México y las mujeres
En México, la cultura machista es
predominante en la mayoría del país, hecho que se puede apreciar desde en su
historia como en el territorio actual, ya que, han sido y son muy pocas mujeres
las que han logrado tener relevancia en este o que ocupan cargos de importancia
en el mismo. Para la población sigue siendo confuso o extraño ver a una mujer
empoderada, es decir, con una buena posición económica y un buen trabajo sin
que se lo deba a un marido o a un hombre en específico. Esto es porque la
figura paterna y del hombre tiene mucho peso en nuestra sociedad mexicana, ya
que, en ningún momento de la historia se ha registrado o dado importancia a
mujeres con grados altos en la escala social, como ejemplo esta Frida Kahlo,
Sor Juana Inés de la Cruz, Josefa Ortiz
de Domínguez, entre otras mujeres que tuvieron gran peso en el arte, la
educación, literatura e independencia de nuestro país que se pasan por alto o
de forma muy superficial en la educación actual del mexicano.
En nuestro país, durante
años ha existido la ideología de que el
hombre es el proveedor y se encuentra a la cabeza de la familia y que la mujer
se debe dedicar a trabajos simples para pasar más tiempo en casa, preparar y
encargarse tanto del marido como de los hijos, sin embargo, si recordamos por ejemplo la teoría del
relativismo cultural, esto se debe en especial a la educación y cultura en
México, donde existe una constante discriminación femenina y un alzamiento del
hombre, que no es del todo correcta. Esta ideología solo compite con el
progreso del país, pues al no permitir el avance de la sociedad igualitaria, el
país no está listo para hablar en planes a futuro de por ejemplo, una
presidenta mujer, una gran empresaria o una médica exitosa. Por esto y muchos
otros factores más, se tiene la idea de que una mujer que es doctora
forzosamente va a pasar el resto de su vida sola, categorizada como “la
quedada” o no va a poder formar una familia, se va a divorciar, entre otros
pensamientos negativos. “Es
común que se contemple a la mujer como un 'peligro' laboral, ya que será ella
quien habitualmente solicite permisos para (…) hacerse cargo de sus hijos.
Otros se preocupan por la cuestión del embarazo, exista o no, (…) y, para
algunos, trabajar con una embarazada supone inconvenientes” (Flores, 2012, p. 191) El relativismo cultural nos sugiere mantener una mente y
actitud abierta (Rachels, 2007, p.59), esto
resultaría efectivo para las personas en nuestro país, para que a futuro
cambien esos pensamientos negativos y las mismas mujeres pretendan establecer
una familia ya que se realicen profesionalmente o que no sientan la presión de
casarse y tener hijos y que esto defina su elección de especialidad médica.
1.4 Feminización
de la medicina
La medicina ha sido una de las ciencias
en las que la mujer ha luchado más por darse a notar, resaltar y por formar
parte. Los pensamientos antiguos sugerían que esta no era adecuada para la
parte femenina de la humanidad, por ejemplo Aristóteles afirmaba que “las mujeres no son tan racionales como los
hombres, y por eso las mujeres están naturalmente gobernadas por los hombres”
(Rachels, 2007, p.245) o Rousseau que aclaró que simplemente
las mujeres y los hombres poseían virtudes diferentes (Rachels, 2007, p.245). En la actualidad, el mundo
científico, es consciente de que la variedad es necesaria para la comprensión
de distintos fenómenos mediante diferentes puntos de vista, para así alcanzar
un máximo, por eso la diversidad de sexos es importantes, pues sin esta solo se
tendrían estudios de intereses masculinos u opiniones de este tipo.
“Las mujeres pueden alcanzar
éxito en su profesión, (…) son capaces de satisfacer sus necesidades personales
si se les brinda apoyo, si se generan estructuras y medidas logísticas, y si se
eliminan prácticas vejatorias, discriminatorias o actitudes sexistas”
(Flores, 2012, p.191). Una mujer puede y tiene la capacidad de realizarse de
manera profesional, puede aspirar siempre a más, tiene la misma sed por el
saber que el hombre. La parte femenina puede, incluso, traer grandes beneficios
a la medicina y a las ciencias, pues de acuerdo a Gilligan tiene una “(…) orientación moral fundamental (…) de
preocuparse por los demás –“cuidado” de otros en lo personal, no solo
preocupándose por la humanidad en general- y atender sus necesidades” (Rachels,
2007, p.251), esto convierte a la mayoría de las mujeres en candidatas excelentes para practicar el
cuidado de la salud de otros, pues cuenta con virtudes normalmente más
desarrolladas que en el hombre y además de que, gran parte de la población
femenina, cuenta con una naturaleza maternal, de preocupación y desarrollo de
un liderazgo integral, lo que fomenta su relación con sus pacientes y brinda
una mejor atención a los mismos mediante un modelo enfocado en la búsqueda del
bien común.
22.
La medicina femenina en el ámbito
académico y profesional
2.1 Universidades
y su preferencia por formar médicos varones
“(…) hace tan
solo 50 años la hegemonía femenina se limitaba a enfermeras y matronas,
mientras que en las demás profesiones del sector la mayoría eran varones”
(Ortiz, 2006, p.61), desde tiempos remotos se creía que las mujeres no tenían
nada que hacer o no era de su incumbencia los asuntos relacionados a las
ciencias, que ellas estaban relegadas a labores domésticas, subestimándolas por
completo; hoy en día, casi el 50% de los alumnos que entran a la carrera de
medicina en la universidad son mujeres (González, 2005, p. 342). Hasta hace
relativamente poco, a las mujeres se les veía mal si decidían estudiar una
carrera como medicina, los padres de familia solían no apoyarlas y los profesores
en las escuelas las discriminaban y trataban mal, esto no solo en la escuela de
medicina básica sino que también en la residencia, sobre todo en las
quirúrgicas. Como testimonio tenemos a
la ahora presidenta del Consejo de Cirugía Plástica de Sinaloa, la Dra. Ana
Chang, egresada hace aproximadamente 20 años de la facultad, comenta “ (…) recuerdo que cuando entré a la especialidad,
todos mis compañeros eran hombres y que mi profesor me dijo: al primer error te
vas” (Chang, 2015), ella siendo uno de los muchos ejemplos de mujeres
poderosas hoy en día que sufrieron discriminación durante su carrera de
medicina, cuenta con una historia fascinante y es un gran ejemplo de cómo una
mujer puede lograr desarrollar una carrera de este tipo, mantener una familia
unida con dos hijas y un esposo, tener una buena posición económica y llegar a
ser una figura representativa en el país.
Es verdad
que las instituciones educativas hoy en día, en pleno siglo XXI, han cambiado
mucho de cómo eran hace 20 o 30 años, sin embargo, esta discriminación sigue
siento vigente más en el campo de especialidades, habido temas considerados
“tabú” como es el pensar en una mujer con especialidad en urología “La incorporación de la mujer a la
Urología es cada vez mayor, aunque todavía es una especialidad mayoritariamente
masculina” (Juárez,
2011, p.244); las
personas comunes suelen pensar que esta rama de las ciencias médicas se dedica
plenamente a la inspección de los órganos sexuales masculinos, olvidándose casi
por completo que también estudia es aparato urinario de ambos sexos, incluyendo
riñones, y siendo que en realidad abunda la cantidad de pacientes femeninas en
esta área, ya que la mujer, por la disposición de sus órganos, es más propensa
a contraer infecciones de vías urinarias, pero la gente se deja llevar por el “morbo” y considera que si una mujer estudia
esto es una pervertida. La primera mujer uróloga en nuestro país fue la Dra.
Tijerina, egresada en 1976 del IMSS de Nuevo León, ella misma fue
víctima de discriminación al intentar acceder a esta especialidad ya que el
director del hospital para la misma “(…)
tuvo que discutir incluso con el jefe nacional de enseñanza del IMSS para que
Susana fuese aceptada como residente de Urología” (Juárez, 2011, p. 246). Es
por mujeres como ella que “(…) es
posible que en México existan alrededor de 15 mujeres graduadas como
urólogas” (Juárez, 2011, p.246) número
que si se compara con países más desarrollados como EUA, donde “Actualmente hay más de 300 participantes
activas en la Asociación de Mujeres en Urología, afiliada a la AUA fundada en
el Congreso de San Francisco, California” (Juárez, 2011, p.245) y esto es
solo en uno de sus estados, siendo la
cantidad en nuestro país aún muy
baja. Esto aplica para
especialidades quirúrgicas también o las vistas como muy difíciles tales como
neurología, siendo que en realidad la mujer es considerada más detallista que
el hombre por lo cual sugiere gran capacidad para operaciones e intervenciones
en pequeños espacios así como una mayor visión estética.
2.2 Hospitales,
clínicas y consultorios
Los
hospitales y distintas instituciones que brindan servicios de salud suelen no
dar los mismos derechos, oportunidades y/o salarios a las mujeres como a los
hombres, esto siendo una práctica
discriminatoria de primera clase ya que se están violando los derechos humanos
de la persona haciendo distinción de sexos aunque posean la misma profesión y
preparación.
“En México, en la vida institucional no hay
discriminación salarial, pero en la práctica privada los ingresos se ven
repercutidos con el prestigio y el reconocimiento del médico, influyendo en
esto la discriminación de género de nueva cuenta” (González, 2005, p. 342).
Recordemos que en la actualidad existen más hospitales e instituciones privadas
que públicas, por lo tanto esta discriminación es latente. Comienza desde el
establecimiento del consultorio del médico, en una torre donde se venden estos
suele dársele preferencia por uno más grande o lujoso al médico varón que a la
mujer, aunque posean la misma especialidad y tengan las mismas necesidades.
También le siguen la ocupación de puestos importantes, “En general los puestos directivos son ocupados por hombres en
un alto porcentaje (…) En ocasiones, las mujeres son percibidas con menor
habilidad para el liderazgo y la competencia” (González, 2005, p. 342) tomando estas
decisiones sin argumentos o bases lógicas y razonables. Usualmente se cree o se
menciona mucho que la resistencia física en un hombre es mayor, argumento que
lo favorece, quitándole oportunidades de trabajo a la mujer, que puede y ha
demostrado tener la misma resistencia física, evidencia de estos son las
múltiples traumatólogas a lo largo del mundo que pasan días sin dormir al igual
que sus colegas varones y experimentan experiencias desastrosas y repugnantes.
En realidad, el argumento de la fuerza es inválido de igual manera ya que para
la cirugía en este caso, no se requiere de dicha fuerza física, sino de la
capacidad intelectual de la persona para tomar decisiones rápidas, seguras y
acertadas y sus habilidades con las manos (González, 2005, p.342).
2.3 Relación
con el paciente y su visión
Muchos
pacientes, sobre todo en una sociedad machista como lo es la mexicana, no están
acostumbrados a las consecuencias que ha tenido la revolución femenina en la
actualidad y como el mundo ha cambiado y ahora se habla de él como
contemporáneo o moderno, esto considerando más a los de la tercera edad o
adultos mayores en general, los cuales no se sienten cómodos siendo atendidos
por una mujer que sea médica, sea o no especialista, ya que suelen no tomar en
serio la visión femenina en las ciencias, pues fueron educados y se
desarrollaron en tiempos distintos con diferentes ideales a los actuales.
“La gente tiene opiniones diferentes, pero en
lo tocante a la moral, no hay “hechos” y nadie está en lo “correcto”. La gente
simplemente opina de diversas maneras y allí se acaba la discusión.” (Rachels,
2007, pág. 63), estas ideologías deben de ser respetadas, como la persona que
las emite y el que opina de las mismas, sin embargo, no se sugiere que sean
correctas, ya que el no gustar de ser atendido por una mujer puede verse igual
de discriminatorio que no querer ser atendido por un afroamericano o un hombre
de raza hindú o árabe, alguien que salga de los contextos habituales. Es por
eso que “La
concientización con respecto a la equidad es un factor muy importante para
evitar las tendencias sexistas de hombres, pero también de mujeres. Se hace
necesario un cambio de actitud y mentalidad de toda la sociedad” (González, 2005, p. 342), con el fin de
lograr una igualdad de géneros en todos los ambientes sociales y así lograr una
mayor paz en el mundo.
Conclusiones
De
acuerdo a lo expuesto anteriormente, se puede decir que la mujer cuenta con las
mismas capacidades que un varón para estudiar y ejercer de manera efectiva la
carrera de médico cirujano seguida de cualquier
especialidad que sea de su
elección, ya que, ha demostrado a lo largo de la historia que tiene grandes
habilidades que son equiparables a las de su sexo contrario y que su capacidad
para formar una familia o dar inicio a esta así como los sentimientos más
cálidos de algunas no resultan un impedimento para su realización en la
práctica sanitaria.
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Rachels,
J. (2007). Introducción a la filosofía moral. México: Fondo de Cultura
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Referencias
complementarias
Cedaw
(1981). Convención sobre la eliminación
de todas las formas de discriminación contra la mujer.
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Recuperado de: http://www.cndh.org.mx/Que_Son_Derechos_Humanos
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A. (2011). Urólogas en México, su inicio, devenir y estatus, dentro de la
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