viernes, 8 de mayo de 2015

Liberación Sexual Femenina

Ensayo Final

Rosa Itzel Lino Muñoz
A01225951
Ética, Persona y Sociedad
Grupo 13

50 Sombras de Liberación Sexual Femenina

RESÚMEN
El presente ensayo habla sobre la lucha de  mujer a través de los años para su liberación sexual. La manera en que el machismo y la igualdad de género toman cada aspecto de nuestras vidas y hasta a nuestras camas se ha metido. La lucha por quitar la venda de una sociedad que desde hace años reconoce indirectamente la importancia que la sexualidad, fuera de la procreación, representa no sólo para el hombre sino para la mujer también, y que poco ha hecho al respecto más que ridiculizar y burlarse de la mujer que descubre su poder, necesidad y derecho más allá de lo que le ha otorgado la sociedad.
Palabras Clave: mujer, sociedad, liberación sexual, derechos humanos, machismo, igualdad de género.

A) ÍNDICE

1. [Antecedentes de la Sexualidad Femenina]
1.1. La píldora anticonceptiva y sus efectos secundarios
1.2. Mujeres histéricas
2. [Machismo en el sexo]
2.1. Reacción masculina ante la libertad
2.2. No solo los hombres son machistas
3. [Liberación erótica femenina ]
3.1. Más que una obligación, una recreación
3.2. La sexualidad también como derecho para la mujer


“Nada es más difícil que reconocer la libertad del otro, sobre todo cuando el otro es una persona que amo y se desea”.                                  –Octavio Paz
Algunos de los humanos habitantes del planeta Tierra, creemos en la evolución, en el proceso por el que todos nuestros cuerpos y mentes han pasado para llegar a la posición en la que hoy se encuentran. Parte de este camino, fue el reconocimiento de la mujer como habitante del mismo planeta del hombre con los mismos derechos y las mismas obligaciones. Empezaron por cedernos voz, darnos lugar, aumentar nuestras oportunidades.. Pero, ¿qué es lo que les detiene de vernos como iguales?¿Por qué “hacernos el favor” de darnos un lugar que desde un principio nos pertenecía? Con esto dicho, el tema a abordar no sólo es sobre la controversia del machismo, sino sobre el tabú de la sexualidad y el erotismo femenino. Y es que, todavía en éstos días, “la que se libera, se vuelve zorra”.

1. Antecedentes de la Sexualidad Femenina

1.1 La píldora anticonceptiva y sus efectos secundarios

Desde los inicios de nuestra especie, el fin de las relaciones sexuales ha sido el de la preservación de la especie. La mujer había de embarazarse y cuidar de sus crías mientras el hombre buscaba alimento y les brindaba protección. Pero siendo esto miles de millones de años atrás, y hablando de evolución, es hora de verlo con otros ojos. Si bien los hombres, por su libertad otorgada, descubrieron que el sexo no era específicamente para la procreación, tomó la invención de un fármaco para abrir los ojos, las mentes, y las piernas de las mujeres. 

En el momento en que la mujer tuvo mayor noción de que su sexualidad no era sólo para la procreación, sino que también existía por placer, se vuelve una revolución. Después de tantas generaciones de ser objetos de placer y juguetes sexuales para el hombre, ahora era obvio que las mujeres podían hacer lo mismo. Los 60´s marcan grandes cambios en cuanto a sexualidad y amor respecta. Tan así que esa época es reconocida como Revolución Sexual. Se es libre de hablar de sexualidad, la información va en ascenso junto con la literatura al respecto, se reivindica la virginidad como valor, reivindicación de placer sexual en la mujer, se dan avances en la anticoncepción.

Se rompe con tabúes que habían sido creados por las regulaciones del comportamiento sexual, dominantes y restrictivas, de antes. Es aquí cuando las mujeres encuentran la posibilidad de placer y mayor actividad sexual. Ahora la sexualidad ya no es vista como “pecado”, se avanza hacia una sexualidad “libre aunque genitalizada” (Fernández, 2004, p.4).

1.2 Mujeres Histéricas
Desde mucho antes de este descubrimiento y la mencionada revolución, médicos comenzaban a darse cuenta que el sexo era mucho más para la mujer que sólo dar a luz a sus hijos. Incluso, la mujer con “mala cama” era estudiada y considerada enferma. La condena a sufrir este mal era interminable en aquellos tiempos, viviendo en una sociedad prejuiciosa y llena de dobles morales, la única cura para su enfermedad era el matrimonio. Para entonces poder tener sexo, de otra manera, era imposible.
“La concepción de la etiología consideraba que esta enfermedad se daba principalmente en mujeres que no habían tenido relaciones sexuales y que debido a ello se podría producir un resecamiento en la matriz, por lo que su movimiento buscaría recobrar la humedad perdida en la cavidad abdominal o en la garganta. Se hacía una distinción en el tratamiento de acuerdo a la edad de la paciente y si eran vírgenes, casadas o viudas. En el caso de las mujeres solteras se recomendaba como medio más eficaz la consecución pronta de un marido... No se puede desconocer que la psicología popular conserva estas ideas en la actualidad”(Marchant, 2000, p.3).
Existen quienes atribuyen a éste fenómeno la invención de los dildos o comúnmente conocidos como “consoladores”. Antes usados para la cura de una “enfermedad” y ahora vistos como tabú.

Machismo en el sexo
La periodista Yale Farache, en su artículo “Mis tetas y yo”, da perfecto ejemplo de lo que para un hombre representa la imagen de una mujer libre, en todos sus aspectos. Se le conoce al género femenino como “lo desconocido” y a la vez se le sitúa a su lado cual si fuera un adorno necesario para su vida, más no como igual. El parecido existente como miembros de la misma especie, permite que ambos sean reflejo del otro. “El hombre teme al poder de la mujer y al cubrirla “desaparece” su feminidad, su otredad, su amenaza”[1]. 
2.1. Reacción masculina ante la libertad

Si bien los hombres ya lo sabían, al darse cuenta las mujeres comienzan a utilizar el sexo sanamente a su favor. Los hombres en su búsqueda constante de control se aterran y martirizan a las mujeres sexualmente libres, sobretodo tachándoles casi de prostitutas.

Francesco Alberoni delimita dos mundos, el erotismo y la pornografía. El primero, según el autor es un mundo femenino y el segundo es el mundo masculino. Claro que con el tiempo, dichas fronteras se irán aminorando. “El devenir es siempre una síntesis entre lo antiguo y lo nuevo... los arquetipos que se registran en nuestra cultura, las figuras que ordenan el aprendizaje, serán reelaborados, no destruidos” (Alberoni: 2000). (Freyman, 2011, p.8).
El  sexo  como  placer  permitió  a  las mujeres  liberar rasgos  de  carácter  que  están considerados  como  masculinos normalmente.  “Esto  ha revolucionado  la  identidad  y  el comportamiento sexual femeninos, le ha dado mayor libertad y ha acentuado la autonomía de la mujer con respecto al hombre” (Fernández, 2004,
p28)
2.2. No solo los hombres son machistas
La mujer vive y se ha creado bajo la tutela de una sociedad que antepone la figura del hombre. Desde viejos tiempos hemos creado pactos entre hombres y entre mujeres para llevar una vida más plena y pacífica. Uno de éstos pactos ha sido el de cubrirnos, y con la ropa también tapar nuestro deseo, sensualidad y sexualidad. Aceptamos cubrirnos siempre y cuando las demás también lo hagan. Tanto los hombres como las mujeres conocemos el poder y capital erótico que representa una mujer al descubierto. Es una irresistible amenaza. Como Farache podría mencionar, “cubrir las tetas es un acto desarme”.
Es por esto que las mujeres son incluso más rígidas al momento de juzgar. Una mujer sexualmente libre, es como una potencia amenazando de usar su más potente arma incluso antes de que la guerra comience. Con eso comienza la condena. Es la violación de un pacto pensado por hombres y perpetuado por todos. “La mujer vigila que el pacto se cumpla, y castiga a la infractora con la burla, el rechazo, o el ostracismo. El hombre, en cambio, anhela que rompa el pacto, pero cuando lo hace la tilda de puta”[2].
La sociedad entera teme a éste nuevo alce de la conciencia del placer sexual fuera del matrimonio y con propósito distinto a la mera procreación. Las mujeres, al igual que los hombres, se tachan entre ellas y crean tabúes para aquello que les parece “inmoral” en una mujer pero perfectamente normal en un nombre.
“Es  como  si  reprodujera  la  noción  del  sexo como  algo  malo  y  tabú,  oculto, clandestino, antinatural y reprimido” (Fernández, 2004, p26). Algunas personas, las más tradicionales y conservadoras en cuanto a costumbres y religión, podrían ver el sexo como sólo un medio para la reproducción, fuera de eso es irrelevante. Otros pueden considerar el sexo sin valor, empobrecido y rutinario, con tendencia a considerar el sexo como una fuerza benéfica que está reprimida por una civilización corrupta (Reich, 1985).

Liberación erótica femenina

3.1. Más que una obligación, una recreación

La mujer, al hacer su descubrimiento del sexo como una representación de amor y de placer, también descubre que no tiene por qué ser al servicio únicamente de su pareja o de su familia. Se descubre a sí misma y a su valor. Si la sexualidad sólo sirviera para la reproducción, “la sexualidad humana sería un lujo inútil y superabundante” (Bonnín, 2001, p. 28) Tiende hacia una comunidad del amor separando la reproducción de la sexualidad y haciendo posible poder planificar su propia vida, adoptando un nuevo
papel en la sociedad.

La mujer ya no sólo existía para ser madre. El escritor Octavio Paz, que hace la distinción entre la sexualidad animal y la humana, nos hace la aclaración de que una sexualidad animal se fundamenta, en la mayoría de los casos, con la reproducción; en cambio la humana no, “sino que se alimenta del erotismo” ” (Freyman, 2011, p.3). Mientras a muchos de nosotros nos educaban en casa con el pensamiento contrario.

Pensando en la sexualidad como recreación, recordamos el término erotismo, y para esto reconozcamos al erotismo por su “tendencia femenina”, y por su pura inclinación de dejar la procreación de lado para enfocarse en el “goce sensual”(Freyman, 2011, p.2). En nuestra educación familiar y alrededor en nuestra sociedad, de hecho el enfoque se encuentra en pensar que la mujer es más sobre amor y flores y romanticismo, y que el hombre es quien siempre está pensando en sexo. Francesco Alberoni menciona la existencia de dos lenguajes: el de los poetas y el de la pornografía. En cambio, “en el amor, por ser la suma de todo, habita todas las palabras” (Alberoni, 2000). Y podría ser que la mujer se enfoca en el amor, hasta que descubre que también puede pensar en sexo, sin ser sancionada.

3.2. La sexualidad como derecho para la mujer

Todos como seres de la misma raza humana, merecemos los mismos derechos. Si un hombre tiene el derecho al placer ¿por qué una mujer debería de ser avergonzada, tachada o incluso prohibida por la sociedad al respecto? Y es aquí dónde encontramos una discrepancia ética en términos de Derechos Humanos: Para la procreación, es necesaria tanto la semilla del hombre como el seno de la mujer ¿Por qué, entonces, la sexualidad se vuelve en un “trabajo de procreación” solamente para la mujer y no para el hombre también?

El placer forma parte de los derechos sexuales y se considera fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual aunque este muchas veces se nos ha negado en especial a la mujer. .La mujer fue históricamente postergada en el aspecto del goce y el erotismo y es mucho el terreno que le queda por ganar, aunque ha habido avances significativos en los últimos años” (Reich, 1985).
¿Será que en la sociedad de nuestros días, el poder sexual femenino está tomando tanta fuerza que aterroriza a la comunidad misógina? Y es que la liberación de la sexualidad femenina no solamente es el hecho de tener acceso al placer y la recreación más que al deber y la procreación, sino que representa una mujer segura que sabe cómo utilizar los atributos que una sana sexualidad le atribuye. “La sexualidad se ha vuelto más importante para todo el mundo […] y una de las consecuencias de éste fenómeno es el aumento del valor del capital erótico femenino” (Hakum, 2014, p.20).
Conclusiones

Si bien será difícil la lucha en contra de aquellos con ideologías más tradicionales y cerradas, el paradigma de lo que se le atribuye a una mujer y lo que no debe cambiar. Si logramos que nos dieran voz y voto, ¿por qué no podríamos lograr que nos dejaran de nombrar “zorras” por hacer algo a lo que tenemos derecho y que además los hombres son premiados por hacer? La intimidad es un refugio. “El sexo es una forma de dar y recibir placer”. Cómo poner erotismo en nuestra vida, estimular el deseo, encender la pasión y protegernos así de las crisis y los conflictos de un mundo cada vez más hostil. (Allende, 2014 )


C) BIBLIOFRAFÍA
·       Fuentes Básicas

Alberoni, Francesco. (2000) El origen de los sueños. Barcelona: Gedisa.

Allende Isabel. (2014) Afrodita. Editorial Porrúa, 5ta edición.  México, DF.

Bonnín, E. (2001). Ética Matrimonial, Familiar y Sexual. San Pablo Editorial.
Fernández Rius, L. (28, julio-diciembre, 2004,).  Amor y Sexualidad: Algunos desafíos. Universidades, n.28. Disponible en: http://www.redalyc.org/pdf/373/37302804.pdf

Freyman, R. (3 de Marzo del 2015). Geografía y lenguaje erótico: Razón y Palabra. 1, 15 páginas.

Hakim, C. (2014). Capital Erótico (Primera ed.). México, D.F.: Penguin Random House Grupo Editorial.
Marchant, M. (2000) Apuntes sobre la Histeria. Santiago, Chile: Revista de Psicología,vol.IX, núm.1. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=26409109
Reich, Wilhelm. La revolución sexual. Editorial Origen Planeta. México 1985.

Urtubey, S. (2004). Erotismo Femenino: La llave de sexualidad contemporánea. España, Barcelona.: Circulo Latino Editorial.





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