martes, 12 de mayo de 2015

La desvalorización de la mujer

Mariana Sánchez Sierra 

La desvalorización de la mujer


Introducción

     A través de este ensayo pretendo mostrar una visión de la realidad de las mujeres y de cómo a sido su recorrido a través de la historia en distintos aspectos. A demás presentaré mi postura a favor de una sociedad en donde mujeres y hombres tengan las mismas oportunidades y gocen de una vida plena ejerciendo todos sus derechos. Me basaré principalmente en la ética de género dividiendo distintos problemas a los que se enfrentan las mujeres.

Palabras clave: ética, mujer, derechos humanos, desigualdad, discriminación, dignidad, placer sexual, opresión, moral sexual, domesticación, dominación masculina, educación, sociedad paternalista, sumisión, rol social, mal, moral, prototipo, etiqueta, femenina, femineidad,









Desarrollo
1. Derechos Humanos
     1.1. DDHH de las mujeres
     A lo largo de la historia, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a sido la encargada de vigilar y de llevar acabo acciones para que los Derechos humanos de todas las personas se cumplan, para que tanto hombres como mujeres gocen del acceso a las mismas oportunidades y al ejercicio de estos. Desafortunadamente, la mujer es quien se ha visto más afectada en el incumplimiento de los Derechos Humanos presentándosele de manera constante obstáculos, principalmente la desigualdad y la discriminación trayendo como resultado que las mujeres no puedan gozar de plena autonomía. Según el Artículo 1º de la Declaración Universal de Derechos Humanos (ONU) de 1948 reafirma que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados con conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros” (Artículo 1º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ONU, 1948).  De igual manera, la Convención Americana sobre Derechos humanos ,DEA, de 1969, en su artículo 24º establece que “Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin discriminación, a igual protección de la ley”. (Artículo 24º “Igualdad ante la ley” de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, DEA,  1969). Por otra parte, en la Primera Conferencia Mundial de la mujer, que se realizó en México en el año de 1975, se declaró que […] las mujeres y los hombres de todos los países deben tener iguales derechos y deberes, y que incumbe a todos los Estados crear las condiciones necesarias para que todas aquéllas los alcancen y puedan ejercerlos […] (Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, CEDAW, 1979, pp. 207). A pesar de que el Artículo 3º del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos  garantice que “hombres y mujeres gocen de igualdad en todos los derechos civiles y políticos” (Artículo 3º del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) y también los mencionados anteriormente, la mujer sigue careciendo de sus derechos. Día a día, podemos observar como la discriminación contra las mujeres viola sus principios de igualdad, de respeto y de dignidad, que a diferencia de los hombres se les dificulta y entorpece la participación en distintas actividades, por ejemplo, en las políticas, sociales, económicas o culturales, y no por carencia de habilidades o de desempeño, sino simplemente por no ser hombres. Por lo tanto, considero que esto supone un gran impedimento para que puedan desarrollarse como personas con dignidad, para que puedan desarrollar y ampliar su bienestar de vida tanto en la sociedad como en sus hogares y en sus familias, dificultando la posibilidad y el progreso de que las mujeres puedan desempeñarse laboral e individualmente, generando una sociedad más justa entre hombres y mujeres.

     2. Ética del placer
     Sócrates consideraba que una vida sin placer, no merecía ser vivida. (Rivara, 2007 p.162)  Desafortunadamente, las mujeres se han visto privadas de el y han sido colocadas en una situación de opresión. Con placer no sólo se abarca el placer sexual, pues existen otros placeres como el de comer o disfrutar alguna actividad. Sin embargo, para este ensayo si me centraré en el. Un resultado del placer sexual es el orgasmo, con el tenemos la capacidad de potencializarnos pues podemos tener el control sobre el.  En una sociedad patriarcal tradicional como la de nosotros, las mujeres tienen diversas restricciones para alcanzar el placer, por lo tanto, el orgasmo no suele ser muy frecuentado por las mujeres, no porque ellas así lo decidan sino que existen diversas razones que lo evitan, como los planteamiento puritanos que les han impuesto respecto a su pureza, sumisión y recato o la mentalidad represiva que se les inculca, y que además puede tener como consecuencia enfermedades mentales. El utilizar la moralidad machista y la doble moral sexual ha sido la estrategia más asertiva para tener controladas a las mujeres y que actúen según normas. Consecuentemente, el placer se ha separado de la sexualidad de la mujer, esta sólo se enfoca en la procreación de la familia. La moral femenina se enfoca principalmente en educar respecto a las partes del cuerpo en especial las partes sexuales, haciendo presión sobre cómo deben cubrirse, hablar o tratar de ellas. Estas maneras de mantener el cuerpo, profundamente asociadas a la actitud moral y al pudor que deben mantener las mujeres, sigue imponiéndose, como a pesar suyo, incluso cuando dejan de ser impuestas por el atuendo. (P. Bourdieu, pp. 44) Esta actitud atenta contra su dignidad y contra la libertad de las mujeres, pues una persona tiene el derecho de disfrutar su sexualidad.

    
3. Influencias culturales sobre el rol de la mujer en la sociedad
     3.1. De la domesticación a la educación
     La domesticación, la dominación y la educación que se le a impuesto a las mujeres son los factores número uno para que no se haya logrado aún una sociedad incluyente y sean lo que impida el pleno desarrollo de ellas, creando una sociedad paternalista.  La mujer a vivido una historia en constante conflicto entre su realidad interior y con el papel que impone sobre ella la sociedad dominada por el sexo masculino. Esta sociedad machista obliga a las mujeres a adoptar una posición y actitud sumisa, pasiva y de constante espera y la hace despojarse de su poder sobre ella misma y de las necesidades de su cuerpo. Esta sociedad dirigida principalmente por hombres se a encargado de hacer y manipular a la mujer a su manera, de ser quienes dominen la sociedad, para complacer sus deseos y necesidades aumentando su poder, dejando a las mujeres en último plano. El rol de género que la sociedad prepara para las mujeres está sustentado en su total inferiorización. (Rivara, 2007 p.162)  “El hombre goza del placer, del dominio y del poder, mientras que la mujer permanece encerrada en la viviendo familiar sin que se le permita participar en ninguno de los numerosos hechos sociales que componen su sociedad” (V. Woolf, p. 230-23). Este orden social al que pertenecemos es producto de la dominación masculina, que funciona como una inmensa máquina simbólica que establece como debemos ser, pensar y actuar, especialmente las mujeres. (Lamas, 2000 p.13) Por ejemplo, determina qué es lo femenino y lo masculino, dejando de lado lo que decreta la naturaleza, creando construcciones puramente culturales. (Serrano,2004 p.15) Las formalidades del orden físico y del rol social imponen e inculcan las disposiciones al excluir a las mujeres de las tareas más nobles, asignándoles unas tareas inferiores, enseñándoles cómo comportarse con su cuerpo, mantener la cabeza bajar, cruzar los brazos sobre el pecho o estar en posición derecha, atribuyéndoles tareas penosas, bajas y mezquinas que pueden atentar contra su dignidad y, más aprovechándose, en el sentido de los presupuestos fundamentales, de las diferencias biológicas, que así parecen en la base de las diferencias sociales. (P. Bourdieu, p. 38-39) Por lo tanto, es así que a las mujeres se le a pautado que la única actitud permitida es la de la eterna espera sin respuesta. Como consecuencia a todo este sistema, las mujeres como objetos y no sujetos están en constante inseguridad de cómo ser, cuestionándose si esta bien o mal lo que hacen o piensan pues existen por y para que las vean los demás.

     3.2. La mujer y el mal
     Desde tiempos remotos e inicios de la humanidad, se ha relacionado estrechamente a la mujer con el mal, por ejemplo con la rebeldía de pandora o de Eva cuando probó la manzana prohibida. Es a partir de ahí que se a vinculado a la mujer con el mal. Se define al mal como lo que debemos rechazar o evitar y lo contrario al bien, y el mal moral se determina de acuerdo a los valores y normas que existen, pero que no se cumplen. Pitágoras determinó que había un principio bueno que creó el orden, la luz y al hombre, y un principio malo que creó caos, la oscuridad y a la mujer. (G. Hierro, 1992 p. 167)  Como ya mencione en los apartados anteriores, a la mujer se le considera menos y más débil, y ahora anexemos que más unida al mal o un tanto más susceptible a el que los hombres. (Noddings, 1989, p. 39) El hecho de que a las mujeres se les relacione con el mal tiene que ver principalmente por el deseo que el cuerpo de la mujer provoca en el hombre. El hombre al considerar ese deseo malo y querer despojarse de el por no soportarlo, lo confiere a la mujer. Como ese deseo era malo y esta en la mujer eso significa que el demonio está en ella, por lo tanto la mujer es mala por levantar pasiones e invitar al mal moral al hombre, (G. Hierro, 1992 p. 171) por ejemplo, si una mujer se viste con escote o ropa muy ajustada y como resultado provoca al sexo opuesto y hace que la desee, es ella la culpable por tentar al hombre, este se deslinda de toda responsabilidad ética y moral. Todo recae en la mujer, incluso de llevarse acabo un castigo.

    3.3. Los  prototipos de la femineidad
     En una cultura patriarcal como la nuestra, el imponer procesos de etiquetamiento como mecanismo para determinar cómo es o debe ser una mujer es muy común. Existen muchas etiquetas para la mujer como por ejemplo, la prostituta, la amante, la fácil entre otras, pero me centrare específicamente en las etiquetas que se enfocan en ser una mujer femenina.  Para iniciar con esto debo establecer que las mujeres y los hombres, lo femenino y lo masculino son resultado de una producción de la historia y de la cultura, el humano es quien a definido este orden de lenguaje y estas representaciones. (P. Bourdieu,1997) Por lo tanto,  depende de la sexualización que se de en cada cultura para que se establezca ese lenguaje y esas representaciones. (Lamas, 2000 p.1) En la nuestra, a la mujer se le enseña cómo vivir femeninamente, cómo debe comportarse, vestir, hablar, caminar, socializar, etc. A una mujer desde niña hasta esposa y madre de familia se le inculca inconscientemente como obediencia voluntaria, la forma correcta de peinarse, dirigir la mirada, de comportarse para los demás. Se espera que sea femenina, sonriente, simpática, atenta, sumisa, discreta, que se contenga, etc. Esa supuesta femineidad es una manera de complacer las expectativas masculinas, pues repito, consideran a la mujer por y para ellos. (P. Bourdieu, p. 86) Es un constante bombardeo de cómo ser por fuera y por dentro, por ejemplo adquirir posturas cargadas de significado moral como sentarse con las piernas cerradas. Considero que la actitud de sumisión que se le impone a las mujeres tiene como objetivo hacerlas menos, empequeñecerlas y denigrarlas, tratándolas de encerrar en un cuarto de paredes invisibles, en el cual sus movimientos se restringen, al igual que su forma de vestir, actuar y hablar, todo esto atentando contra su libertad y su dignidad como persona.


     3.4.  El cuerpo femenino sexualizado
      Como ya mencione antes, los conceptos de femenino y masculino son símbolos que la cultura a determinado. El que existan géneros significa que se a impuesto valores de poder. El hombre se ha encargado de sexualizar el cuerpo de la mujer, por lo tanto, el género masculino estableció un dominio y poder superior ante la mujer, pues el género es la sexualización del poder. (Rivara, G. 2007, p. 160) Esto es una gran consecuencia de la dominación masculina. Como el cuerpo femenino se considera un objeto,  la mujer se erotiza y sexualiza, convirtiéndose exclusivamente en objeto para el servicio de esta dominación con apreciación sexual. (Coral – Díaz, A.  2010, p. 386)
Suspendida como si fuera un atributo de una persona, la desigualdad sexual adopta la forma de género; moviéndose como una relación entre la gente, adopta la forma de sexualidad. El género surge como la forma petrificada de la sexualización de la desigualdad entre el hombre y la mujer. (MacKinnon, C. 1987)

     3.5. Pureza y virginidad
     Se a establecido que la mujer es por y para los demás. Al ser considerada un objeto, la mujer debe mantener un perfil bajo y de obediencia cumpliendo normas y valores que la lleven por el camino de la virginidad y la castidad. Es por eso, que el placer y el deseo sexual es un atributo que le pertenece sólo a los hombres, en cambio a las mujeres se les atribuye la pureza. La virginidad en las mujeres se ha convertido en un tesoro preciado que determina su pureza y su obediencia. (Reyes, N. 2012 p .35) Existe un decreto en esta sociedad el cual dice que todas las mujeres deben llegar y permanecer vírgenes al matrimonio, de no ser así llegan las etiquetas como prostituta o mujer fácil, por ejemplo, sin mencionar que se convierte en una mujer impura que a atentado contra los mandatos de esta sociedad machista. Este encasillamiento de tener que guardar y privar la sexualidad de la mujer, genera que las mujeres no puedan desarrollarse verdaderamente, se vuelven dependientes de los hombres y de sus mandatos, tomando el rol de victima sin poder desenvolverse en todos los aspecto para realizarse como persona.


Conclusión

    A lo largo de la historia, la mujer se ha visto privada de muchos de sus derechos y libertades. En una sociedad patriarcal es muy difícil que los patrones cambien y más si desde pequeñas a las niñas se le comienza inculcando esa mentalidad de sumisión y dominación. Hoy en día, los movimientos feministas han ayudado a las mujeres a tomar las riendas de su vida, tal vez aún no como deberían pero poco a poco se a ida dando el cambio. Mujeres que tenían miedo a expresarse, decir lo que piensan o sienten, ahora lo hacen. Como mujeres, debemos afrontar esta situación y tomar como ejemplo a todas esas personas que han luchado por nuestros derechos. Todas las personas tienen derecho a tener vida propia, a ser felices y a disfrutar. Dejemos de ser victimas y sumémonos a esta gran revolución para la mujer. 










Referencias
Básicas:
Coral – Díaz, A.  El cuerpo femenino sexualizado: entre las construcciones de género y la Ley de justicia y Paz. (2010) International Law: Revista colombiana de Derecho Internacional. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia.
Bourdieu, P. (1997). La dominación masculina. Barcelona, España: Editorial Anagrama.
Convención Americana sobre Derechos Humanos, DEA. (1969). San José, Costa Rica.
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, CEDAW. Organización de las Naciones Unidas. (1979) .
Declaración Universal de los Derechos Humanos, Organización de las Naciones Unidas. (1948).
Hierro, G. 2001. La ética del placer. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). México.
Lamas, M.  2000. Diferencias de sexo, género y diferencia sexual. Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Distrito Federal, México.
MacKinnon, C. Feminism Unmodified: Discourses on Life and Law (1987), Cambridge: Harvard University Press.
Noddings, N. (1989). Women and Evil. Los Ángeles, California: University of California Press.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966). Nueva York, EUA.
Rivara, G. 2007. El proyecto ético en la ética del placer de Graciela Hierro. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Puebla, México.
Reyes, N. (2012). La virginidad: ¿Una decisión individual o un mandato cultural?. Universidad Iberoamericana, Ciudad de México. Distrito Federal, México.
Serrano, H.  2004. La dominación masculina en México. Algunos aspectos formativos y educativos. Fines del Siglo XVIII y XIX. Universidad Autónoma de México. Toluca, México.
Woolf, V. A Room of One’s and Three Guineas. (2008). United States: Oxford University Press.

Complementarias:
Hierro, G. 1992. La mujer y el mal. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). México.


2 comentarios:

  1. Excelente ensayo Mariana, una real aportación bien estudiada y documentada.

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