Renata Martín Intriago
A01632337
Contenido digital como factor
de cambio
Abstarct
Este
ensayo abordará la importancia de producir contenido digital que sirva de motor
de empoderamiento para que los integrantes de la sociedad tomen decisiones en
pro de comunidades más justas, inclusivas y ecológicas. Es de suma relevancia
que el contenido digital, en todos sus formatos, abandone los hábitos y
tendencias donde lo más importante son las características superficiales de una
persona; y se centren en la urgente necesidad de influir positivamente en los
integrantes de la sociedad, invitándolos a abandonar prácticas que dañen su
entorno e intercambiarlas por aquellas que generen un ambiente social y
ecológico más saludable para todos.
El
objetivo es exponer información sobre cómo los medios pueden ayudar a
implementar este cambio. Para ello, se hablará del papel de los medios de
comunicación en el desarrollo de un pensamiento ético, de la importancia de
llegar a un acuerdo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (de
los que se hablará a detalle más adelante), de cómo los modelos de comunicación
pueden crear hábitos en las audiencias que impacten positivamente en el medio
ambiente, y de los medios digitales como herramienta de cambio social.
Este
tema es importante para la dignidad humana porque el contenido digital
compartido en redes sociales puede atentar contra la misma como consecuencia de
las tendencias de comportamiento y consumismo dañinas, que afectan directamente
a los usuarios y los influye negativamente.
Por
esta misma razón, es importante hablar sobre el impacto que dicho contenido
puede tener en las personas y cómo puede emplearse para fines positivos, como
fomentar el bienestar, y el desarrollo social y sostenible mediante imágenes,
videos y textos con mensajes reales, éticos y que generen un llamado a la
acción.
Palabras clave: dignidad,
desarrollo social, desarrollo sostenible, ODS, bienestar, contenido digital,
medios de comunicación, transformación, hábitos.
Rachels (2006, p. 204) señala que,
para Kant, los seres humanos tienen un valor intrínseco, que es la dignidad.
Ésta los hace valiosos. Es sumamente importante para la dignidad humana que, en
tiempos donde dicho valor se mide y pisotea mediante el contenido digital
compartido en redes sociales, se reivindique su propósito y sentido, para que
la dignidad de ningún ser humano se vea atentada por la producción y
viralización de contenido digital negativo.
Es posible hacer una transformación
en los medios de comunicación para generar un pensamiento ético en las personas
mediante el contenido digital que comparten. “Se sostiene que los medios de
comunicación son capaces (…) de promover un pensamiento ético comunitario y
planetario, dadas las diferentes problemáticas que enfrenta el mundo en
diversos ámbitos” (Barroso, 2009). Dicho esto, el enfoque del contenido generado
podría guiarse por motivaciones y finalidades que busquen el desarrollo
sostenible y social.
El desarrollo sostenible es aquel
que “satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades” (Ki y Hwang,
2017, p. 11). Su relevancia radica en el hecho de que los medios tienden a
inculcar hábitos de consumo que alejan a las personas de las metas del
desarrollo sostenible. Por ello, es indispensable su transformación hacia un
modelo que impulse este tipo de desarrollo en particular.
Por su parte, el desarrollo social
se enfoca, según el Banco Mundial (2017), en la necesidad de que las personas
sean la principal prioridad en los procesos de desarrollo. Éste promueve la
inclusión social, “creando sociedades cohesivas y resilientes, y mejorando la
accesibilidad y la rendición de cuentas de las instituciones frente a los
ciudadanos” (Banco Mundial, 2017).
El desarrollo social debería, pues,
ser el núcleo y objetivo principal a alcanzar por medio de la transformación
del contenido digital para generar un impacto positivo en las personas, que a
su vez las motive a trabajar para alcanzar los Objetivos de Desarrollo
Sostenible.
Específicamente, los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas fueron
adoptados en 2015 por los líderes mundiales con la misión de “erradicar la
pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de
una nueva agenda de desarrollo sostenible” (Organización de las Naciones
Unidas, s.f.). Es mediante ellos que podemos revertir el daño que le hemos
causado durante las últimas décadas a la humanidad y al planeta.
Si las personas nos vemos
influenciadas por las grandes figuras de poder o los movimientos sociales en
los que nos involucramos, entonces es más importante que nunca que el contenido
digital que consumimos todos los días directa e indirectamente envíe un mensaje
que, más que fuente de inspiración, funcione como un llamado a la acción urgente.
Para
este fin, puede que sea necesario reemplazar los hábitos negativos por hábitos
positivos, para que así, las personas puedan forjar un carácter que las lleve a
hacer el bien. Y, para reemplazar dichos hábitos, es pertinente promover un pensamiento
ético a través del contenido digital.
“Los medios aceptan y difunden (muchas veces
acríticamente) multiplicidad de discursos y relatos; representan ‘simulacros’
de la realidad, dado que todo mensaje es seleccionado, construido y transmitido
como ‘verdadero’ y ‘real’” (Barroso, 2009). De esta forma, las redes sociales y
medios de comunicación influyen en el estilo de vida adoptado como un estándar
por la sociedad en general; incluso si éste es perjudicial.
El bienestar, explicado desde el principio
de utilidad por Rachels (2006, p. 148), implica que elijamos acciones y
políticas que impliquen las mejores consecuencias globales para todos los
involucrados. Por lo tanto, el empleo negativo del contenido digital es un
problema ético que enajena a las personas, alienándolas para aparentar algo que
no son y consumir lo que no necesitan, así como adoptar prácticas que atentan
contra su bienestar personal y el medio ambiente. Pero, por otro lado, los
medios de comunicación también brindan la posibilidad de usar su poder e
influencia para contribuir al desarrollo social y sostenible.
Algunos ODS que más podrían
implementarse en la agenda personal de cada persona son aquellos que están
estrechamente relacionados con el cuidado del medio ambiente, como el de acción
por el clima (#13), vida submarina (#14), vida de ecosistemas terrestres (#15).
Todos ellos mediante la implementación del número 12: producción y consumo
responsables. Si el contenido digital, como las series y videos que encontramos
en línea, nos ayuda a despertar y tomar medidas en la forma en que consumimos
(materiales, frecuencia, reutilización), podríamos contrarrestar el cambio
climático y proteger la vida de todas las especies por consiguiente.
Con este posicionamiento, poder e
influencia de los medios de comunicación, los usuarios se pueden considerar
actores activos en la transformación de la sociedad; lo que podría ser un arma
de doble filo, a favor o en contra de ella. Gómez y Treviño lo explican así:
“Los efectos de la tecnología no solo afectan el rol de las audiencias, también
están causando transformaciones psicológicas profundas que influyen en sus
hábitos de búsqueda, selección, almacenamiento, consumo, retención y
transferencia de información, así como su definición de espacio-tiempo, lo cual
presenta una nueva dimensión de su realidad” (Gómez y Treviño, 2015).
En otras palabras, los hábitos de
consumo en los medios de comunicación están cambiando la realidad de las
personas. Y, si éstos no promueven el desarrollo sostenible y social,
posiblemente nos llevarán por la dirección opuesta.
Esto quiere decir que las personas
ya no son sólo oyentes, lectores y observadores. En cambio, juegan un papel
donde todo lo que hagan les fomentará la creación de un hábito; bueno o malo.
“Este panorama exige nuevas prácticas comunicativas capaces de fluir a través
de múltiples dispositivos y plataformas tejiendo narrativas transmedia dentro
de un ecosistema digital, que logren permanecer en el imaginario de las
personas lo suficiente como para modificar o crear hábitos y comportamientos
que impacten positivamente en el medio ambiente” (Gómez y Treviño, 2015).
Si, como se menciona en este caso,
lo que se busca es impulsar la protección del medio ambiente; habrá que
enfocarse en generar el contenido pertinente para influenciar a las personas de
forma correcta y ayudarlas a crear hábitos de consumo y en su vida diaria que
las lleven a cuidar de los recursos naturales, reducir su huella de carbono,
entre otras prácticas.
Vuelvo a citar a Gómez y Treviño
(2015) cuando mencionan: “Así como la tecnología puede ofrecer importantes
oportunidades para mitigar los efectos del cambio climático y seguridad para
las personas, también presenta obstáculos para la efectividad de los mensajes
de comunicación destinados a captar un público que cuenta con la posibilidad de
ignorar o elegir la información que desea consumir para formar su realidad”.
Es relevante resaltar, una vez más,
que los medios de comunicación tienen el potencial de colaborar en la lucha
contra el cambio climático y el desarrollo social; pero la forma en la que
lleguen a las personas y la efectividad de sus mensajes será crucial, pues son
las personas las responsables de darles el uso correcto y de elegir la
información con la que se quieren quedar para formar hábitos, nuevamente,
buenos o malos.
Personalmente, estoy a favor de la
influencia de los medios de comunicación. Los considero espacios lo
suficientemente amplios para que todos participen y formen parte de una
revolución social que nos lleve a generar un cambio verdadero. Es un regalo de
la evolución tecnológica que no teníamos antes, pues los medios eran mucho más
exclusivos y la información no tenía el potencial de llegar a tantas personas y
de tantas maneras.
A pesar del daño que puede causar,
no es la herramienta sino el uso que le hemos dado lo que nos ha traído muchas consecuencias
negativas hasta el momento. Sin embargo, al emplearla de forma correcta
(creando y compartiendo contenido que inculque y promueva hábitos y comportamientos
encaminados a la sostenibilidad y el respeto a la dignidad humana), podría ser
la clave para lograr nuestras metas sociales y de desarrollo sostenible.
Como menciona Li (2018), “Debemos
instar a los países, a la sociedad civil y al sector privado a reconocer la
necesidad de un mejor trato a todo el planeta; un acuerdo global para la
naturaleza y la gente para elevar el nivel de ambición y esfuerzo para
implementar los ODS de una manera verdaderamente integral”. La sociedad civil
está más al pendiente que nunca de los productos audiovisuales, visuales y
escritos en los medios de comunicación. Por ello, los medios de comunicación
podrían ser el canal ideal para difundir y alcanzar dichos objetivos. Martínez
(2018), argumenta que incluso la UNESCO sugirió a los 194 países firmantes de
la CMNUCC que posicionaran el tema del cambio climático a través de la
educación formal y herramientas como los medios de comunicación, “a los cuales
consideran una especie de motor de cambio” (Martínez, 2018).
Para llegar a este punto de
transformación de nuestros hábitos, y así generar un impacto positivo
fomentando el desarrollo sostenible y social, será importante que el contenido
digital utilice su poder e influencia para impulsar el empoderamiento de las
personas. Vidal-Gávez y Téllez-Infantes (2016) lo explican mejor: “…el lenguaje
audiovisual (…) Permite a su vez aglutinar frente a un mismo discurso a un
amplio grupo de personas, lo cual contribuye a abrir diálogos que desatomizan
nuestras realidades y apoyan el empoderamiento colectivo”.
Durante las últimas décadas, los
medios de comunicación han ido creciendo considerablemente, y se han
desarrollado tanto que hoy en día es poco probable que algún ser humano
consciente no haya sido influenciado directa o indirectamente por éstos. Por
ello, es sumamente importante cuidar el contenido que compartimos y al que
reaccionamos, pues estamos fomentando que llegue a otras personas y no siempre
tiene un mensaje que vale la pena difundir.
También es importante, como
audiencia activa y creadores de contenido, generar productos visuales,
audiovisuales y escritos que inviten al resto de los usuarios a reflexionar, a
generar un pensamiento ético, a crear hábitos positivos, a buscar hacer el
bien, a proteger el medio ambiente, y a impulsar el sano desarrollo de la
sociedad de la que forman parte.
Las consecuencias, en el ámbito
social y del desarrollo sostenible, podrían tener alcances importantes. Si el
contenido de los medios digitales es una gran influencia para la sociedad;
entonces deberíamos asegurarnos de que dicha influencia sea lo que queremos y
que nos lleve a donde deseamos llegar. No obstante, ya no es cuestión de
generar contenido que “inspire”. Como dijo la activista de 16 años nominada al
Premio Nobel de la Paz, Greta Thunberg: “…sí, necesitamos esperanza, por
supuesto. Pero lo que más necesitamos es acción. Cuando actuemos, la esperanza
estará ahí. Así que, en lugar de esperanza, busquemos acción. Solamente así, la
esperanza llegará” (Thunberg, 2018).
Uno de los principales temas tocados
en este ensayo es la importancia de la preservación del medio ambiente mediante
la búsqueda e implementación de hábitos que estén en armonía con el desarrollo
sostenible. Asimismo, se habla sobre la dignidad humana, que no se puede
separar de la preservación y cuidado del medio ambiente. Si no tenemos recursos
suficientes para todos, si no tenemos los espacios para desarrollarnos sana y
plenamente, si no hay modo de que las posibilidades sean justas y estén al
alcance de todo ser humano; no podremos hablar de verdadero respeto a la
dignidad humana.
Asimismo, fomentando contenido que
impulse la creación de hábitos positivos, el desarrollo social y sostenible; se
erradicará, poco a poco, la viralización y creación de contenido cuyo fin sea
generar hábitos de consumo y resaltar las características superfluas de los
seres humanos.
Una vez logrado esto, quizás
podremos hablar de respeto a la dignidad humana, y de paso, al único planeta
habitable que tenemos.
Referencias
Banco
Mundial (2017). Desarrollo social. Recuperado de:
https://www.bancomundial.org/es/topic/socialdevelopment/overview
Barroso,
G. J. (2009). MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y POSMODERNIDAD: HACIA UN PENSAMIENTO
ETICO, COMUNITARIO Y PLANETARIO. Razón y Palabra, 14 (69). Recuperado de:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=199520330080
Gómez
I. J., y Treviño, F. (2015). Cambio climático y ecosistemas digitales: Las
narrativas transmedia como nuevas prácticas comunicativas. Razón y Palabra, 19
(91). Recuperado de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=199541387037
Ki,
J. y Hwang, S. (2017). UN SDGs. Recuperado de:
https://www.unescap.org/sites/default/files/UN%20and%20SDGs_A%20Handbook%20For%20Youth.pdf
Lin,
L. (30 de noviembre, 2018). Porqué necesitamos un nuevo acuerdo para la
naturaleza y la gente para lograr las Metas de Desarrollo Sustentable.
Recuperado de: http://www.wwf.org.mx/noticias/blog_del_panda/?uNewsID=339793
Martínez,
G. F. J. (10 de septiembre, 2018). La difusión sobre el medio ambiente en
medios de comunicación mexicanos. Recuperado de:
https://transferencia.tec.mx/2018/09/10/la-difusion-sobre-el-medio-ambiente-en-medios-de-comunicacion-mexicanos/
Organización
de las Naciones Unidas (s.f.). Objetivos de Desarrollo Sostenible. Recuperado
de: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/
Rachels,
J. (2006). Introducción a la Filosofía Moral. México: Fondo de Cultura
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Thunberg, G. (2018, noviembre). The disarming case to
act right now on climate change [Archivo de video]. Recuperado
de: https://www.ted.com/talks/amanda_palmer_the_art_of_asking
Vidal-Gávez,
J. M. y Téllez-Infantes, A. (2016). El audiovisual como medio
sociocomunicativo: hacia una antropología audiovisual performativa. Palabra
Clave, 19(2). Recuperado de: https://www.redalyc.org/jatsRepo/649/64944803009/index.html
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