viernes, 10 de mayo de 2019

Javier De León García A01261003

Ética profesional y ciudadanía
ITESM Campus Guadalajara

El usuario como medio, no como un fin

En el pasado, los seres humanos teníamos y adquiríamos lo necesario y suficiente para sobrevivir, con excepción de algunos casos, en los que buscábamos el poder por medio de los bienes. En contraste, hoy en día vivimos en un mundo menos estático y más inestable, que permanece en cambio constante, con variables interminables, lleno de “necesidades”, deseos y objetos que nos satisfacen mediante su consumo continuo y en muchos casos, desmedido. Vivimos en un mundo en donde abundan las empresas meramente capitalistas, con el fin de enriquecerse a sí mismas y  a los inversionistas, sin un compromiso por la verdad ni con su principal pilar, el consumidor; empresas llenas de códigos morales y “éticos”, pero sin un pensamiento realmente crítico ético y en algunos casos, pensamientos superficiales utilitaristas; con variables reducidas a su conveniencia; con una visión monológica, sin categorías éticas complementarias y con el fin de justificar sus acciones a su favor.

La empresa moderna se ve “forzada” a controlar al consumidor, gracias a la economía tan volátil y cambiante que tenemos hoy en dia. La forma de controlar al consumidor es “diciéndoles” cuándo y cuánto tienen que comprar, por medio de diferentes métodos. La obsolescencia programada es el método mediante el cual muchas empresas suelen controlar al consumidor, para comprar mas y mas seguido. En este ensayo hablaremos sobre la obsolescencia programada desde tres perspectivas éticas distintas, la Utilitarista, la Kantiana, y la dialógica, posteriormente comparándolas para llegar a una o varias posibles soluciones acerca de la obsolescencia programada.

En principio me gustaría definir lo que es la obsolescencia programada y sus orígenes, y posteriormente como se lleva a cabo hoy en dia. Existen dos tipos de obsolescencia programada, una de ellas sucede previamente de sacar un producto al mercado, y la segunda sucede posteriormente a su introducción al mercado. La primera consta de generar o mas bien debilitar un producto ya sea por el uso de materiales y/o procesos y de esta manera acortar su vida, el otro tipo se genera a partir de que la empresa incita a la compra mediante dos métodos, uno de ellos es por estética y novedad, y el otro puede se puede generar a partir de la incompatibilidad de los productos antiguos con los nuevos, de esta manera acortando su tiempo de vida por percepción y no por medio de la función.

El primer caso de obsolescencia  documentado surgió en los años veintes, con uno de los objetos más esenciales en nuestro dia a dia, el foco. En un principio cuando Edison anunció su primer foco a la venta, contaba con una vida útil de dos mil quinientas, hasta que llegó el cartel llamado Phoebus controlando la producción alrededor del mundo, debilitando las bombillas y así haciéndolas durar un total de mil hrs, y de este modo hacer que los consumidores comprarán más focos en menor tiempo. Como podemos observar en este caso es un caso de obsolescencia programada previa a su lanzamiento al mercado.

En los años treintas la obsolescencia programada se propuso como una solución por Bernard London para la recesión de los Estados Unidos, en donde London proponía que los objetos tuvieran una vida útil y después de cierto tiempo de destruyeran, con el fin de generar más empleo y desde su visión y círculo virtuoso de la economía, no con el fin único de generar ganancias, sino de empleos. A Pesar de sus buenas intenciones, esta propuesta no fue llevada a cabo, sin embargo no fue la última vez que se habló de la obsolescencia programada.

Brook Stevens, diseñador industrial,  fue la siguiente persona que hablo de estos temas, pero con una visión distinta, donde no se trataba de obligar al consumidor a comprar un nuevo producto, sino de seducirlo a hacerlo, ya se por mejoras a los productos, o simplemente mejorando su diseño estético y de esta manera atacando a su deseabilidad, como mencionamos en el segundo tipo de obsolescencia programada, que se genera posteriormente a que un producto sale al mercado.

Actualmente la obsolescencia programada se percibe como un mal necesario, ya que no solo está el interés de las empresas de por medio, sino que en muchos caso esto es lo que le da trabajo a diseñadores, arquitectos, y otras carreras enfocadas a la producción y creación de nuevos productos.

Ya que tenemos más claro el contexto de la obsolescencia programada, sus “beneficios” y repercusiones podemos pasar a analizarlos desde las diferentes perspectivas, me gustaría empezar desde el punto de vista utilitarista. Bentham afirma que el objetivo universal del utilitarismo no es buscar la mayor cantidad de felicidad de todos, sino la del mayor número de personas (Bentham, 1789, pag. 12), como podemos ver en esta teoría ética filosófica, se involucran dos factores, uno de ellos es el número de personas, y el siguiente es desde una perspectiva hedonista, la felicidad de cada uno de ellos, posteriormente de tomar en cuenta ambos, se tiene que tomar una decisión hacia el lado donde se perciba un bien para la mayor cantidad de personas. Ahora también tenemos que saber que felicidad es más importante para las personas, según Stuart Mill, los utilitaristas han basado la superioridad de los placeres mentales sobre los corporales. (Mill, 1984, pag. 02) Tomando en cuenta lo ya mencionado, es casi imposible llegar a una solución o conclusión ética, ya que en este mundo tenemos un sin fin de variables, como por ejemplo todas las personas que hay detrás de un producto, son incontables, ya que un producto por más sencillo que sea tiene una mano de obra incomprensible en su totalidad, desde las personas que extraen la materia prima, los fabricantes, las personas que operan el las maquinarias, administradores, etc., el transporte de los productos, equipos de diseño, mercadotecnia y detallistas, el impacto ambiental y por el último el impacto en la vida de las personas. Es un trabajo de vida optar por esta ruta para llegar a una conclusión real y sensata, donde no se involucre un punto de vista o una preferencia y de esta manera involucrar todas las variables posibles, ya sea el punto de vista de la empresa que se enfocaría en seguir produciendo ya que de ellos dependen miles de personas, o el punto de vista del usuario, que siempre va a querer que su dinero le rinda de mejor manera.

Ahora bien si este tema lo vemos desde un punto de vista Kantiano podemos llegar a conclusiones más concisas y claras, simplemente por el hecho que Kant, cuanta con una filosofía de valores y/o respuestas universales. La perspectiva de Kant hacia la ética, parte de la dignidad, donde el menciona que “los seres humanos tienen un valor intrínseco, esto es dignidad, que los hace valiosos sobre cualquier precio” (Rachels. 2006, 204), tomando en cuenta esto y que Kant también menciona que al ser humano siempre lo tenemos que ver como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como medio (Rachels, 2006, 205). Teniendo clara la postura Kantian podemos ver que el ser humano siempre tiene que estar por arriba de nuestros propios intereses, cosa que la obsolescencia programada no genera, porque de esta manera las empresas suelen controlar al mercado (consumidor), cuando es algo que nosotros en realidad no pedimos pero estamos involucrados de manera involuntaria atacando de esta manera nuestra dignidad y autonomía, haciéndonos ver solo como un medio para su fin, sin en realidad ser un fin para ellos.

Al igual que Kant podemos apreciar la visión dialógica de Apel, que comparte el mismo sentir de Kant, sin embargo su método no consta solamente de un pensamiento teórico sino pragmático, ya que considera que el pensamiento Kantiano “no se preocupa por las consecuencias al momento de aplicar las máximas, y que es un lujo que la ética de la responsabilidad no se puede dar” ( Apel, 1991, pag. 27), además Apel considera que todas las personas involucradas son las que tienen que dialogar, para llegar a un acuerdo, de este modo podemos darnos cuenta que, la teoría dialógica toma en cuenta los mismos aspectos de la dignidad y autonomía que tenía Kant, sin embargo solo se le ha agregado ese factor dialógico y de esta manera como lo menciona Apel, “la relación sujeto - sujeto… nos ha mostrado que la razón humana es en el diálogo y no el monólogo” (Apel, 1991, pag. 27), cosa que las empresas hoy en dia no hacen en el momento que nos venden algo, ya que de cierta manera genera que el ser humano no se convierta en un fin sino en un medio, no por el hecho de que un producto se descomponga, deje de funcionar o queramos comprar otro, sino la manera en la que se maneja todo este tema con las empresas, porque no existe transparencia de las empresas al usuario, donde no se explica los límites del producto, y realmente lo que se puede esperar de él, lo único que podemos ver de las empresas a nosotros son falsas espectativas que apelan a nuestras emociones y no realmente a nuestra razón, de esta manera atentando contra nuestra autonomía y dignidad en nuestras decisiones del dia a dia.

En conclusión podemos ver que la obsolescencia programada en realidad no es algo que en realidad existiera desde el principio de los tiempos, sino que es algo que el mismo ser humano a creado y no sabe controlar, ahora, la problemática no está solo en la falta de calidad, ni en los fallos preestablecidos, o simplemente un diseño feo y poco deseable, sino que radica en dos situaciones: una es en cómo se utiliza al usuario como medio para cumplir con los fines de las empresas, dándole a las personas una calidad de cosa no racional, ni autónoma, como Kant lo menciona; y  la segunda, con el diálogo inexistente en un canal directo inexistente también de las empresas con el consumidor, sin la posibilidad de hacer a las empresas responsables de sus errores, o promesas.

Debido a cómo se ha estructurado la sociedad hoy en día, el ser humano necesita de los productos para alcanzar su sentido de trascendencia, convirtiéndolos en un mal necesario de su modus vivendi. Es por ésto que nosotros como diseñadores, así como los empresarios, somos los responsables de interpretar, detectar y culminar estas necesidades y problemas en la sociedad y en el mercado de la manera más éticamente posible, eliminando conceptos irreales y no sustentables como el de la obsolescencia programada y de esta manera siempre dando lo mejor.



















Referencias Bibliográficas
Apel, K., & Smilg, N. (1991). Teoría de la verdad y ética del discurso. Barcelona: Paidós Ibérica.
Bentham, J. (1984). An introduction to the principles of morals and legislation. New York: Hafner.
DiCorleone, L. (2012). Motion picture on Documental. España: Cosima Dannoritzer. Retrieved May 10, 2019, from https://www.youtube.com/watch?v=24CM4g8V6w8
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Mill, J. S., & Guisán, E. (1984). El utilitarismo. Un sistema de la lógica. Madrid: Alianza Editorial.
Rachels, J. (2007). Introducción a la filosofía moral(G. O. Millán, Trans.). México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.
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Shaffer, K. (2015). “In order to maintain sales, is it ethical to make products of lesser than possible quality so that the product will wear out more quickly and require customers to repurchase?”. Planned Obsolescence. Retrieved April 1, 2019.

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