Ética Profesional y Ciudadanía
Carolina Peña Ochoa
A00818244
Energías renovables
Introducción
Ante los hechos de las últimas décadas; catástrofes naturales, aumento general de temperatura, derretimiento de los polos, no podemos negar la existencia del cambio climático global. Hay pocas dudas de que el origen de los problemas medioambientales actuales es social.
La transformación de hidrocarburos a energía eléctrica constituye la principal contribución de gases efecto invernadero. Debemos cambiar el uso desmedido de combustibles fósiles como fuente principal de energía, y solidarizarnos con las generaciones futuras, pues somos, en más de un sentido, responsables de la sostenibilidad de nuestro planeta.
Palabras clave: Responsabilidad, RSE, sustentabilidad, energía renovable.
El informe emitido en 2018 por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) dice que el planeta alcanzará el umbral crucial de 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales para 2030, lo que precipitará el riesgo de una sequía extrema, incendios forestales, inundaciones y escasez de alimentos para cientos de millones de personas (CNN, 2018). Amenazando la calidad de vida, la salud e incluso la vida per se de gran parte de la población mundial.
Para evitar que todo esto ocurra, como se ha mencionado ya desde hace varias décadas en distintos pactos, conferencias y cumbres de las Naciones Unidas, debemos apostar por el desarrollo sustentable. Éste es definido en el informe Bruntland como: “aquel que busca satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de responder a sus propias necesidades” (Naciones Unidas, 1987).
Esto es de crucial importancia, porque hace notar que también debe considerarse que las generaciones futuras tienen derecho a habitar este planeta en condiciones dignas. La perspectiva de igualdad propuesta por la CEPAL(2014) coincide con esta definición
“En primer lugar, la igualdad se invoca en el marco de la abolición de privilegios y la consagración de la igualdad de derechos de todos los individuos, independientemente de sus orígenes, condiciones y adscripciones. En segundo lugar, plantea no solo la universalidad de derechos civiles y políticos sino también un horizonte de justicia distributiva en función del cual todos puedan disfrutar de los beneficios del progreso y ser reconocidos como iguales en derechos y dignidad.” Es decir, que incluye la responsabilidad de preservar la sostenibilidad ecológica del planeta en condiciones ambientales que hagan posible el desarrollo de las próximas generaciones. En este sentido la dimensión ambiental es clave para la solidaridad intergeneracional.
¿Por qué somos responsables? Según la definición del filósofo Hans Lenk (Raufflet, 2017) “responsabilidad significa estar dispuesto o ser capaz de responder ante alguien por algo.” Y Raufflet añade “alguien es responsable si tiene la capacidad de entender, plantear, juzgar y actuar en una situación específica”.
Considero que en la actualidad tenemos la evidencia científica suficiente para entender que el cambio climático está ocurriendo y que la razón principal es la emisión de CO2 y gases efecto invernadero. Conocemos, pues se nos ha bombardeado hasta el cansancio en los medios, las catastróficas consecuencias de continuar con el sistema económico de consumo y producción como hasta ahora. Se ha planteado, entro otras, el uso de energías renovables como una alternativa. ¿Seremos capaces de actuar a tiempo? ¿Cómo responderemos ante las futuras generaciones cuando no podamos asegurar su desarrollo y subsistencia?
Se ha advertido que deben hacerse “cambios rápidos de largo alcance, y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad” para evitar niveles desastrosos de calentamiento global. (CNN, 2018). Uno de estos cambios tiene que ser sin duda la forma de generar energía. De acuerdo con datos de la ONU (Moran, 2018) la energía es el factor que contribuye principalmente al cambio climático y representa alrededor del 60% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
En el mundo contemporáneo, la energía, en especial la eléctrica, se ha convertido en parte esencial de nuestras vidas; nos facilita múltiples actividades diarias, gracias a ella podemos acceder a internet, tenemos diversos electrodomésticos y aparatos electrónicos, incluso nos sirve para transportarnos. También se requiere para necesidades más básicas como luz, conservación y cocción de alimentos. El acceso a la energía juega un papel muy importante en la vida digna de las personas, tanto, que la energía asequible y no contaminante es una de las prioridades en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
¿Qué hacer entonces, si al tiempo que el consumo de energía nos condena, tampoco podemos prescindir de ella? Augusto Ángel arroja un poco de luz al respecto “Si el hombre no tiene otra salida que transformar las leyes básicas del ecosistema, el imperativo categórico debería ser que aprenda a transformar bien” (Leff, 2002). Es decir, si forzosamente debemos generar energía, hagámoslo de la mejor manera posible, utilicemos aquellas tecnologías que sean más eficientes, que no contaminen ni alteren los ecosistemas, ni comprometan los recursos para la posteridad.
Ahora, si bien es necesario un cambio cultural y todos somos responsables del consumo de energía y sus afectaciones al ambiente, volviendo a la definición de responsabilidad de Raufflet (2017), se dice además que hay varios factores que inciden en el nivel de responsabilidad. A saber:
Capacidad física o de recursos
Capacidad de autoridad o poder (influencia)
Capacidad de conocimiento
En pocas palabras “A mayor capacidad, mayor responsabilidad”. Pues bien, el ámbito ambiental no es la excepción y en materia energética, considero que, junto con el gobierno, que se ha quedado corto ante las expectativas mundiales, son las empresas industriales quienes tienen la mayor capacidad, tanto de recursos económicos, como la influencia de educar y crear una cultura y consciencia colectiva entre sus empleados. Son las empresas quienes tienen mayor capacidad de generar conocimiento, invirtiendo en la investigación y desarrollo de tecnologías más eficientes, incluso para su propio beneficio. En México, el sector industrial consumió, en 2016, 1680.7 PJ, que representa el 30.7% de consumo final energético, superado sólo por el sector de transporte (SENER, 2017).
Probablemente debido a que las empresas son entes que poseen mayor capacidad en cuanto a estos tres factores, es que surge el concepto de Responsabilidad Social Empresarial, el cual ha ido evolucionando a lo largo del tiempo y puede considerarse como “la responsabilidad que tiene la organización con actores internos y externos y con el impacto que genera en el entorno en que se encuentra” (Raufflet, 2017).
Precisamente, uno de los principales objetivos de la RSE es el desarrollo sustentable, entendiendo que éste tiene tres dimensiones: económica, ambiental y social, las cuales se relacionan estrechamente entre sí.
Las energías alternativas, además de los beneficios ambientales, tienen ventajas que apoyan la dimensión económica y social. De acuerdo con Olivera (2010):
• Creación de empleo local.
• Mejora la calidad del ambiente y por ende la calidad de vida de los ciudadanos.
• Permite llevar servicios energéticos en regiones apartadas con lo que se logra una cohesión económica y social de estas zonas.
• Ahorro por medio de la cogeneración.
• Nuevas oportunidades de inversión.
• Financiamiento para proyectos de investigación y desarrollo.
• Creación de asociaciones con actores estratégicos en zonas en las que no se cuentan con recursos energéticos.
• Cooperación para contribuir al desarrollo sostenible por medio de los mecanismos de desarrollo limpio.
• Incrementar la participación de otros actores internacionales en la solución de los problemas ambientales.
Conclusión
El cambio climático es inminente. Graves consecuencias se prevén con certidumbre en el futuro cercano, amenazando la salud y bienestar de la población. Debemos hacernos responsables y brindar a las generaciones futuras las mismas oportunidades de desarrollo que ahora tenemos.
Al ser el consumo de energía la principal fuente de gases efecto invernadero, es necesario centrarnos en este rubro para lograr un cambio significativo. Debido a que las empresas tienen la mayor oportunidad de generar un impacto en la sociedad, son quienes tienen la mayor responsabilidad, y quienes deberían empezar la migración hacia el uso de energías alternativas, ya que además del peso de las razones éticas, que cumple con los objetivos de la Responsabilidad Social Empresarial, podría ser sumamente beneficioso para sí mismas.
Posteriormente, la sociedad en general podría gozar de mayor cantidad, mejores y más eficientes formas de generar energía, alternativas a los combustibles fósiles.
Salto de página
Referencias
CEPAL, 2014. Pactos para la igualdad. Hacia un futuro sostenible. Lima, abril de 2014. Versión en PDF.
Jay Croft, B. M. (2018, 8 octubre). El planeta solo tiene hasta 2030 para detener un cambio climático catastrófico, advierten los expertos. Recuperado 3 mayo, 2019, de https://cnnespanol.cnn.com/2018/10/08/el-planeta-solo-tiene-hasta-2030-para-detener-un-cambio-climatico-catastrofico-advierten-los-expertos/
Moran, M. (2018, 5 septiembre). Energía - Desarrollo Sostenible. Recuperado 8 mayo, 2019, de https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/energy/
Naciones Unidas (agosto 1987). Informe Brundtland. Desarrollo y Cooperación Económica Internacional: Medio Ambiente.
Raufflet, E., et al. Ética, Responsabilidad ética y sostenibilidad empresarial. (2017). Ciudad de México. Pearson.
SENER (2017). Balance Nacional de Energía 2016. Primera edición, Ciudad de México. Recuperado 1 de mayo, 2019, de
https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/288692/Balance_Nacional_de_Energ_a_2016__2_.pdf
Olivera, E. (2010). Energía y medio ambiente Revista Mexicana de Opinión Pública, núm. 9, octubre, 2010, pp. 51-65 Universidad Nacional Autónoma de México Distrito Federal, México.
PNUMA (2002). Ética, vida, sustentabilidad. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. México D.F.
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