Abstract:
Con la
toma de poder de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México, una
serie de cambios importantes para la sociedad venían asomándose desde hacía
tiempo. La firma del T-MEC, sustituyendo al TLCAN, la iniciativa para la
eliminación del fuero o el aumento en el salario mínimo para los mexicanos son
algunos ejemplos de estos cambios para el 2019, siendo este último aspecto el
que abrirá un tema de discusión ético en este ensayo. Lo que se buscará a
partir del tema es mostrar por qué se requiere un actuar ético en la fijación
de salario mínimo en nuestro país, con el fin de apoyar de manera positiva al
bienestar general de la sociedad, al influir en una de las facetas del trabajo
decente: el empleo remunerado.
Considero
este tema relevante en materia de dignidad humana por estar fuertemente
relacionado con el trabajo decente. La remuneración adecuada forma parte de lo
que ya se exponía en el trabajo de Dharam GHAI (2003) en relación a los
medidores del empleo, que pueden llevar a que un trabajo sea considerado como
decente para quien lo lleve a cabo.
Palabras
Clave: Salario mínimo, Bienestar imparcial, trabajo decente, felicidad.
El
tema de la fijación del salario mínimo presenta varias problemáticas: una de
ellas surge por la necesidad de buscar una relación más positiva entre el
salario mínimo y la productividad laboral en nuestro país. Al comparar a México
en materia de salario mínimo con países de Latinoamérica, según investigaciones
en 22 países latinoamericanos, aportadas por Moreno, Garry y Monroy (2014),
nuestro país resultó ser el más bajo, siendo superado incluso por países como
Bolivia o Nicaragua, aun cuando en productividad laboral, según los mismos
estudios, nuestro país contaba con uno de los más altos en la región. Con esto
se ha provocado una desigualdad económica a lo largo de nuestra historia pues
lo que se debería ganar no corresponde a los servicios y productos que nuestro
país genera, haciendo difícil alcanzar un bienestar imparcial, bajo conceptos
utilitaristas.
Otra
problemática a considerar es acerca de la imposibilidad de lograr que los
mexicanos obtengan un empleo remunerado si no se fija un mayor salario mínimo,
pues una mayor fijación puede contribuir, junto a otros aspectos, a alcanzarlo.
Para Dharam (2003, 132) “Una característica importante del trabajo decente es
que los trabajadores disfruten de un empleo «remunerador», que es un elemento
de la «calidad» del trabajo”, y al no contar con un empleo remunerado, no se
podría alcanzar fácilmente lo que se conoce como “trabajo decente”, definido
por la OIT como el “trabajo digno y productivo en condiciones de libertad,
equidad, seguridad y dignidad, en el cual los derechos son protegidos y que
cuenta con remuneración adecuada y protección social” (Gálvez, Gutiérrez,
Picazzo, Osorio, 2016,72).), y que al estar ligado a conceptos éticos tan
importantes como lo son la dignidad humana, concebida como “el trato o respeto
debido a las personas por su sola condición de seres humanos” (Martínez, 2013,
43), el bienestar imparcial y la
libertad, no sería posible alcanzar la felicidad, que entendemos, según Yepes
(1997) como … la ausencia de males futuros, mirar hacia adelante y estar
seguros y regocijarnos con la expectativa de disfrutar o seguir disfrutando los
bienes anhelados o ya poseídos.”, y que para Aristóteles, según expone Cortina
(1996, 1), “la felicidad es el fin último que nos proponemos por naturaleza, es
decir, de forma inevitable”.
Así
pues, como punto de contrapartida sobre esta problemática tenemos al mal uso
que el gobierno puede provocar, de manera directa o indirecta, por la fijación
no controlada de un salario mínimo dentro de la sociedad, pues puede provocar
resultados negativos que terminarían dañando a la misma sociedad que se buscaba
beneficiar en primer lugar, yendo en contra de la teoría utilitarista del bien
mayor, que según nos explica Rachels (2006, 148), la idea principal en esto es
que “… cuando tengamos que elegir entre diferentes acciones o políticas
sociales, debemos elegir aquella que tenga las mejores consecuencias globales
para todos los afectados”.
Para
todas estas problemáticas, a continuación, se presentará una serie argumentos
que apoyen o debatan ideas para la mejor resolución de estas.
Se
iniciará con un poco de historia: la globalización en las últimas décadas ha
traído consigo ventajas y desventajas para todos los países que conforman el
mundo. Para el caso de México, esta ocasionó una apertura a nivel internacional
más amplia, lo que lo volvió más competitivos y permitió un aumento favorable
en los trabajos que se realizaban. Sin embargo, esto no contribuyó como se
quisiera a un mayor bienestar imparcial, entendiendo la imparcialidad de forma
ética como “La idea básica es que los intereses de todos son igualmente
importantes y que, desde un punto de vista moral, no hay personas privilegiadas.”,
(Rachels, 2006,35) ya que uno de los problemas de actualidad es la desigualdad
que se vive en nuestro país. Para esto, “La OIT lanzó en 1999 la propuesta de
Trabajo decente, como una forma de promover la generación de empleos de
calidad, que todas las personas en edad productiva debieran disfrutar, en
contraposición a los precarios, resultantes de la globalización.” (Gálvez,
Gutiérrez, Picazzo, Osorio, 2016,72). El trabajo decente presenta una serie de
conceptos que, en conjunto, pueden ayudar a alcanzarlo, siendo uno de estos el
empleo remunerado, que a su vez presenta varios aspectos a tomar en cuenta para
su obtención, como lo es el salario. Con la fijación de un salario mínimo en
nuestro país que ayude a los trabajadores más vulnerables a contar con mayores
oportunidades para salir adelante, mantener a su familia y que todavía pueda
utilizar el sobrante que le quede para llevar a cabo sus metas personales, es
posible un mayor alcance del trabajo decente, lo que podrá lograr un bienestar
más imparcial en nuestro país, ya que se logrará un bien mayor para la mayor
cantidad de personas, acorde a las ideas planteadas por el utilitarismo..
“… la
intuición a primera vista pareciera mostrar que al pagar un salario mínimo
mayor causaría incentivos a contratar menos trabajadores. Sin embargo, la
evidencia empírica internacional no concuerda con esa intuición.” (Campos,
2015, 91), señalaba el señor Campos Vázquez, en la revista Economíaunam
respecto a los argumentos que se dan respecto a que una mayor fijación en el
salario mínimo podría desembocar en despidos para un porcentaje de trabajadores
en diversas industrias.
Es
importante entender, por otro lado, que el salario mínimo no es el único
aspecto a tomar en cuenta para alcanzar un trabajo decente. Según menciona
Dharam, “Entre los elementos que abarcan las condiciones de trabajo están el
trabajo nocturno, las horas de trabajo, el reposo semanal y las vacaciones
pagadas” (Dharam, 2003, 134-135). Una importante cuestión que debemos hacernos
es ¿por qué enfocarnos únicamente en el aspecto del salario mínimo, teniendo
una gran cantidad de beneficios que de igual manera siguen siendo poco
solicitados en nuestra sociedad? Es cierto que el salario mínimo resulta ser el
principal foco de importancia para un trabajo más remunerado, pero dejar de
lado otros temas como la calidad del trabajo puede resultar de igual manera
contraproducente para la moral del trabajador, así como la productividad que
este genera para su empresa. Así pues, no se estaría generando el mayor bien para
el mayor número de personas, como lo expone la teoría utilitarista sobre la
cual “las acciones correctas son aquellas que producen el mayor balance posible
de felicidad sobre la infelicidad, y en que la felicidad de cada persona cuenta
como igualmente importante” (Rachels, 2006,165)
Así pues,
resulta importante considerar que la fijación del salario mínimo no siempre es
sinónimo de mejora, como lo expone José Gabriel Martínez González, investigador
de la revista “Análisis Económico”, pues para él “un salario mínimo más alto no
va a resolver el problema de la pobreza, de la discriminación contra las
mujeres y de las desventajas de jóvenes humildes que entran al mercado de
trabajo” (Martínez, 2018, 25). De igual manera expone que “(Un salario mínimo
más alto) No va a elevar el empleo. No va a mejorar la democracia ni va a
mejorar el diálogo social. Para ello se requiere de una política laboral
activa…” (Martínez, 2018, 25), y no sólo se requiere participación del
gobierno, sino también de la misma sociedad para poder alcanzar un bienestar
más imparcial.
Como
postura personal ante lo presentado, considero al tema de la fijación de
salario mínimo como un objetivo importante a perseguir por nuestra sociedad,
pues es esta una de las caras principales por las que se puede evaluar a un
país en materia, tanto de producción en el punto de vista económico, como el
bienestar imparcial, en el social.
Sin
embargo yo remarco que la fijación del salario mínimo debe ser, más que cuantitativa,
cualitativa, debido a que, en lugar de buscarse un salario mínimo mayor, lo que
se debe lograr en relación a este es que:
1.-
Sea fijado pero no usado como una herramienta política para ganar votos y de
cierta manera manipular a la población. De igual manera, que este se pueda
evaluar de forma periódica por medios independientes de los intereses de los
actores principales, si fuese o no necesario el cambiarse, con el fin de
acoplarse a las conveniencias de la situación actual.
2.- un
organismo autónomo y descentralizado sea el encargado de fijarlo de forma
justa, buscando que en todo momento se piense en el equilibrio de estos tres
actores: el gobierno (en materia inflacionaria), las empresas (en materia
económica) y en los trabajadores (en materia social).
3.- Su
fijación tome en cuenta indicadores de nuestro país como producción o mano de
obra, con el fin de que pueda existir una relación positiva entre el trabajo
empleado con el monto al que se le paga a cada trabajador, con el fin de que
exista mayor justicia, entendiéndose esta como el hecho de “…que tratemos a
todos equitativamente, según sus necesidades y méritos individuales” (Rachels,
2006, 170))
Y de
igual manera es importante que las personas luchen, no solamente por un mejor
salario, sino también por mejores condiciones de trabajo para estos, pues esto
contribuye también a una mejor vida. El buscar mejores servicios y prestaciones
para uno mismo y su familia también traerá consigo un impacto positivo tanto en
estos como en las futuras generaciones.
Así
que, la pregunta para concluir sería ¿qué se busca realmente con la fijación de
un salario mínimo en nuestro país?
Mis
pensamientos finales respecto a este tema son:
1) La
mala fijación que ha habido del salario mínimo en nuestro país ha provocado una
dificultad en la sociedad de que se pueda alcanzar la dignidad humana, lo que
afecta la obtención de la felicidad plena por parte de cada uno de los que
integran dicha sociedad, porque dicho salario mínimo no les permite salir
adelante, así como a los familiares que deben mantenerse con dicho monto.
2) El
fijar un mayor salario mínimo en México no puede por sí mismo capaz de alcanzar
el trabajo decente, que a su vez permitiría un mayor bienestar imparcial en la
sociedad, pues esta sólo forma parte de varios aspectos, y ya en incontables
ocasiones se ha visto que ha provocado un desequilibrio en la economía del
país. Por esto a largo plazo no sería posible beneficiar a la sociedad.
3) La
fijación de un salario mínimo debería basarse en que sea más justo para todos,
con el fin de alcanzar el ya mencionado trabajo decente que, al poder ser un
catalizador de cambio para los trabajadores, puede traer un bienestar más
imparcial a la sociedad, que de igual manera no se afecte de manera negativa a
los intereses de las empresas ni al gobierno en materia económica. Con esto se
puede lograr el mayor beneficio para la mayor cantidad posible de personas en
nuestro país.
4.- Referencias
Bibliográficas:
1.-
Campos Vázquez, R. (2015). El salario mínimo y el empleo: Evidencia
internacional y posibles impactos para el caso mexicano. Economíaunam, 12 (36),
90-106. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=363542904006
2.-
Dharam, G. (2003). Trabajo decente. Concepto e indicadores. Revista
Internacional del Trabajo, 122 (2), 125-160.
3.-
Gálvez Santillán, E., & Gutiérrez Garza, E., & Picazzo Palencia, E.,
& Osorio Calderón, J. (2016). El trabajo decente, una alternativa para
reducir la desigualdad en la globalización: el caso de México. Región y
Sociedad, XXVIII (66), 55-94. Recuperado de
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10244884003
4.-
Martínez González, J. (2018). La historia sin fin: el debate por el salario
mínimo. Análisis Económico, XXXIII (83), 5-28. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=41356919002
5.-
Moreno-Brid, J., & Garry, S., & Monroy-Gómez-Franco, L. (2014). El
Salario Mínimo en México. Economíaunam, 11 (33), 78-93. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=363542901004
6.- Martínez
Bullé-Goyri, V. (2013). REFLEXIONES SOBRE
LA DIGNIDAD HUMANA EN LA ACTUALIDAD. Boletín Mexicano de Derecho Comparado,
XLVI (136), 39-67.
7.-
Rachels, J. (2006). Introducción a la
filosofía moral, México, 2006, 1-352
8.-
Yepes, R. (1997). Fundamentos de
Antropología. Pamplona: EUNSA, pp. 211 - 224.
9.-
Cortina, A. (1996). Ética. La vida moral
y la reflexión ética. Santillana, Madrid
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