miércoles, 8 de mayo de 2019

El Salario Mínimo en México: Aspectos éticos en su fijación. Manuel Fong Choy Santillán A01224490


Abstract:

Con la toma de poder de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México, una serie de cambios importantes para la sociedad venían asomándose desde hacía tiempo. La firma del T-MEC, sustituyendo al TLCAN, la iniciativa para la eliminación del fuero o el aumento en el salario mínimo para los mexicanos son algunos ejemplos de estos cambios para el 2019, siendo este último aspecto el que abrirá un tema de discusión ético en este ensayo. Lo que se buscará a partir del tema es mostrar por qué se requiere un actuar ético en la fijación de salario mínimo en nuestro país, con el fin de apoyar de manera positiva al bienestar general de la sociedad, al influir en una de las facetas del trabajo decente: el empleo remunerado.
Considero este tema relevante en materia de dignidad humana por estar fuertemente relacionado con el trabajo decente. La remuneración adecuada forma parte de lo que ya se exponía en el trabajo de Dharam GHAI (2003) en relación a los medidores del empleo, que pueden llevar a que un trabajo sea considerado como decente para quien lo lleve a cabo. 

Palabras Clave: Salario mínimo, Bienestar imparcial, trabajo decente, felicidad.

El tema de la fijación del salario mínimo presenta varias problemáticas: una de ellas surge por la necesidad de buscar una relación más positiva entre el salario mínimo y la productividad laboral en nuestro país. Al comparar a México en materia de salario mínimo con países de Latinoamérica, según investigaciones en 22 países latinoamericanos, aportadas por Moreno, Garry y Monroy (2014), nuestro país resultó ser el más bajo, siendo superado incluso por países como Bolivia o Nicaragua, aun cuando en productividad laboral, según los mismos estudios, nuestro país contaba con uno de los más altos en la región. Con esto se ha provocado una desigualdad económica a lo largo de nuestra historia pues lo que se debería ganar no corresponde a los servicios y productos que nuestro país genera, haciendo difícil alcanzar un bienestar imparcial, bajo conceptos utilitaristas.
Otra problemática a considerar es acerca de la imposibilidad de lograr que los mexicanos obtengan un empleo remunerado si no se fija un mayor salario mínimo, pues una mayor fijación puede contribuir, junto a otros aspectos, a alcanzarlo. Para Dharam (2003, 132) “Una característica importante del trabajo decente es que los trabajadores disfruten de un empleo «remunerador», que es un elemento de la «calidad» del trabajo”, y al no contar con un empleo remunerado, no se podría alcanzar fácilmente lo que se conoce como “trabajo decente”, definido por la OIT como el “trabajo digno y productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad, en el cual los derechos son protegidos y que cuenta con remuneración adecuada y protección social” (Gálvez, Gutiérrez, Picazzo, Osorio, 2016,72).), y que al estar ligado a conceptos éticos tan importantes como lo son la dignidad humana, concebida como “el trato o respeto debido a las personas por su sola condición de seres humanos” (Martínez, 2013, 43),  el bienestar imparcial y la libertad, no sería posible alcanzar la felicidad, que entendemos, según Yepes (1997) como … la ausencia de males futuros, mirar hacia adelante y estar seguros y regocijarnos con la expectativa de disfrutar o seguir disfrutando los bienes anhelados o ya poseídos.”, y que para Aristóteles, según expone Cortina (1996, 1), “la felicidad es el fin último que nos proponemos por naturaleza, es decir, de forma inevitable”.      
Así pues, como punto de contrapartida sobre esta problemática tenemos al mal uso que el gobierno puede provocar, de manera directa o indirecta, por la fijación no controlada de un salario mínimo dentro de la sociedad, pues puede provocar resultados negativos que terminarían dañando a la misma sociedad que se buscaba beneficiar en primer lugar, yendo en contra de la teoría utilitarista del bien mayor, que según nos explica Rachels (2006, 148), la idea principal en esto es que “… cuando tengamos que elegir entre diferentes acciones o políticas sociales, debemos elegir aquella que tenga las mejores consecuencias globales para todos los afectados”.
Para todas estas problemáticas, a continuación, se presentará una serie argumentos que apoyen o debatan ideas para la mejor resolución de estas.
Se iniciará con un poco de historia: la globalización en las últimas décadas ha traído consigo ventajas y desventajas para todos los países que conforman el mundo. Para el caso de México, esta ocasionó una apertura a nivel internacional más amplia, lo que lo volvió más competitivos y permitió un aumento favorable en los trabajos que se realizaban. Sin embargo, esto no contribuyó como se quisiera a un mayor bienestar imparcial, entendiendo la imparcialidad de forma ética como “La idea básica es que los intereses de todos son igualmente importantes y que, desde un punto de vista moral, no hay personas privilegiadas.”, (Rachels, 2006,35) ya que uno de los problemas de actualidad es la desigualdad que se vive en nuestro país. Para esto, “La OIT lanzó en 1999 la propuesta de Trabajo decente, como una forma de promover la generación de empleos de calidad, que todas las personas en edad productiva debieran disfrutar, en contraposición a los precarios, resultantes de la globalización.” (Gálvez, Gutiérrez, Picazzo, Osorio, 2016,72). El trabajo decente presenta una serie de conceptos que, en conjunto, pueden ayudar a alcanzarlo, siendo uno de estos el empleo remunerado, que a su vez presenta varios aspectos a tomar en cuenta para su obtención, como lo es el salario. Con la fijación de un salario mínimo en nuestro país que ayude a los trabajadores más vulnerables a contar con mayores oportunidades para salir adelante, mantener a su familia y que todavía pueda utilizar el sobrante que le quede para llevar a cabo sus metas personales, es posible un mayor alcance del trabajo decente, lo que podrá lograr un bienestar más imparcial en nuestro país, ya que se logrará un bien mayor para la mayor cantidad de personas, acorde a las ideas planteadas por el utilitarismo..  
“… la intuición a primera vista pareciera mostrar que al pagar un salario mínimo mayor causaría incentivos a contratar menos trabajadores. Sin embargo, la evidencia empírica internacional no concuerda con esa intuición.” (Campos, 2015, 91), señalaba el señor Campos Vázquez, en la revista Economíaunam respecto a los argumentos que se dan respecto a que una mayor fijación en el salario mínimo podría desembocar en despidos para un porcentaje de trabajadores en diversas industrias.
Es importante entender, por otro lado, que el salario mínimo no es el único aspecto a tomar en cuenta para alcanzar un trabajo decente. Según menciona Dharam, “Entre los elementos que abarcan las condiciones de trabajo están el trabajo nocturno, las horas de trabajo, el reposo semanal y las vacaciones pagadas” (Dharam, 2003, 134-135). Una importante cuestión que debemos hacernos es ¿por qué enfocarnos únicamente en el aspecto del salario mínimo, teniendo una gran cantidad de beneficios que de igual manera siguen siendo poco solicitados en nuestra sociedad? Es cierto que el salario mínimo resulta ser el principal foco de importancia para un trabajo más remunerado, pero dejar de lado otros temas como la calidad del trabajo puede resultar de igual manera contraproducente para la moral del trabajador, así como la productividad que este genera para su empresa. Así pues, no se estaría generando el mayor bien para el mayor número de personas, como lo expone la teoría utilitarista sobre la cual “las acciones correctas son aquellas que producen el mayor balance posible de felicidad sobre la infelicidad, y en que la felicidad de cada persona cuenta como igualmente importante” (Rachels, 2006,165)
Así pues, resulta importante considerar que la fijación del salario mínimo no siempre es sinónimo de mejora, como lo expone José Gabriel Martínez González, investigador de la revista “Análisis Económico”, pues para él “un salario mínimo más alto no va a resolver el problema de la pobreza, de la discriminación contra las mujeres y de las desventajas de jóvenes humildes que entran al mercado de trabajo” (Martínez, 2018, 25). De igual manera expone que “(Un salario mínimo más alto) No va a elevar el empleo. No va a mejorar la democracia ni va a mejorar el diálogo social. Para ello se requiere de una política laboral activa…” (Martínez, 2018, 25), y no sólo se requiere participación del gobierno, sino también de la misma sociedad para poder alcanzar un bienestar más imparcial.
Como postura personal ante lo presentado, considero al tema de la fijación de salario mínimo como un objetivo importante a perseguir por nuestra sociedad, pues es esta una de las caras principales por las que se puede evaluar a un país en materia, tanto de producción en el punto de vista económico, como el bienestar imparcial, en el social.
Sin embargo yo remarco que la fijación del salario mínimo debe ser, más que cuantitativa, cualitativa, debido a que, en lugar de buscarse un salario mínimo mayor, lo que se debe lograr en relación a este es que:
1.- Sea fijado pero no usado como una herramienta política para ganar votos y de cierta manera manipular a la población. De igual manera, que este se pueda evaluar de forma periódica por medios independientes de los intereses de los actores principales, si fuese o no necesario el cambiarse, con el fin de acoplarse a las conveniencias de la situación actual. 
2.- un organismo autónomo y descentralizado sea el encargado de fijarlo de forma justa, buscando que en todo momento se piense en el equilibrio de estos tres actores: el gobierno (en materia inflacionaria), las empresas (en materia económica) y en los trabajadores (en materia social).
3.- Su fijación tome en cuenta indicadores de nuestro país como producción o mano de obra, con el fin de que pueda existir una relación positiva entre el trabajo empleado con el monto al que se le paga a cada trabajador, con el fin de que exista mayor justicia, entendiéndose esta como el hecho de “…que tratemos a todos equitativamente, según sus necesidades y méritos individuales” (Rachels, 2006, 170))
Y de igual manera es importante que las personas luchen, no solamente por un mejor salario, sino también por mejores condiciones de trabajo para estos, pues esto contribuye también a una mejor vida. El buscar mejores servicios y prestaciones para uno mismo y su familia también traerá consigo un impacto positivo tanto en estos como en las futuras generaciones.
Así que, la pregunta para concluir sería ¿qué se busca realmente con la fijación de un salario mínimo en nuestro país?
Mis pensamientos finales respecto a este tema son:
1) La mala fijación que ha habido del salario mínimo en nuestro país ha provocado una dificultad en la sociedad de que se pueda alcanzar la dignidad humana, lo que afecta la obtención de la felicidad plena por parte de cada uno de los que integran dicha sociedad, porque dicho salario mínimo no les permite salir adelante, así como a los familiares que deben mantenerse con dicho monto.
2) El fijar un mayor salario mínimo en México no puede por sí mismo capaz de alcanzar el trabajo decente, que a su vez permitiría un mayor bienestar imparcial en la sociedad, pues esta sólo forma parte de varios aspectos, y ya en incontables ocasiones se ha visto que ha provocado un desequilibrio en la economía del país. Por esto a largo plazo no sería posible beneficiar a la sociedad.   
3) La fijación de un salario mínimo debería basarse en que sea más justo para todos, con el fin de alcanzar el ya mencionado trabajo decente que, al poder ser un catalizador de cambio para los trabajadores, puede traer un bienestar más imparcial a la sociedad, que de igual manera no se afecte de manera negativa a los intereses de las empresas ni al gobierno en materia económica. Con esto se puede lograr el mayor beneficio para la mayor cantidad posible de personas en nuestro país.








4.- Referencias Bibliográficas:
1.- Campos Vázquez, R. (2015). El salario mínimo y el empleo: Evidencia internacional y posibles impactos para el caso mexicano. Economíaunam, 12 (36), 90-106. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=363542904006
2.- Dharam, G. (2003). Trabajo decente. Concepto e indicadores. Revista Internacional del Trabajo, 122 (2), 125-160.
3.- Gálvez Santillán, E., & Gutiérrez Garza, E., & Picazzo Palencia, E., & Osorio Calderón, J. (2016). El trabajo decente, una alternativa para reducir la desigualdad en la globalización: el caso de México. Región y Sociedad, XXVIII (66), 55-94. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10244884003
4.- Martínez González, J. (2018). La historia sin fin: el debate por el salario mínimo. Análisis Económico, XXXIII (83), 5-28. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=41356919002
5.- Moreno-Brid, J., & Garry, S., & Monroy-Gómez-Franco, L. (2014). El Salario Mínimo en México. Economíaunam, 11 (33), 78-93. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=363542901004
6.- Martínez Bullé-Goyri, V. (2013). REFLEXIONES SOBRE LA DIGNIDAD HUMANA EN LA ACTUALIDAD. Boletín Mexicano de Derecho Comparado, XLVI (136), 39-67.
7.- Rachels, J. (2006). Introducción a la filosofía moral, México, 2006, 1-352
8.- Yepes, R. (1997). Fundamentos de Antropología. Pamplona: EUNSA, pp. 211 - 224.
9.- Cortina, A. (1996). Ética. La vida moral y la reflexión ética. Santillana, Madrid


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