viernes, 10 de mayo de 2019

Moda Sostenible - María Luisa González Guerrero

María Luisa González Guerrero
Ética, profesión y ciudadanía

MODA SOSTENIBLE
Resumen

En este ensayo se aborda la problemática social que existe en la industria de la moda y su sostenibilidad desde el enfoque del consumidor/usuario, fuerza laboral y del diseñador como primer responsable del desarrollo de esta industria, además, se analizarán las principales categorías éticas que como profesionista deberá tomar en cuenta para tomar las mejores decisiones al momento de llevar a cabo sus actividades.

Palabras clave

Moda sostenible, diseño sostenible, bienestar, responsabilidad, dignidad.


Texto

Durante los últimos años hemos sido testigos y participantes del acelerado crecimiento en la producción y consumo de ropa. Vemos tendencias, compramos, utilizamos un par de veces y tiramos, esperando a que la siguiente prenda llegue a los centros comerciales; como menciona Adela Cortina “consumir productos del mercado es acción tan obvia en nuestras sociedades que nos resulta imposible imaginar cómo sería un mundo sin ella” (Cortina, 1999). Actualmente, la industria de la moda esta liderada por marcas de pronto moda, que toman como referencia tendencias en redes sociales o marcas de lujo para en un corto periodo de tiempo, lanzar al mercado réplicas o prendas en tendencia a precio accesible para el consumo masivo (The True Cost, 2015). Si bien es cierto que gracias a redes sociales y plataformas en línea el consumidor busca saber cada vez más acerca de los productos y marcas que adquiere, se cuestiona si los consumidores realmente estarían dispuestos a sacrificar sus propias necesidades personales para respaldar la ropa producida éticamente (Jorgens, 2006).

Dentro de la industria, el término sweatshop (fábrica de explotación) se ha adoptado de manera internacional para describir a las fábricas en países de tercer mundo donde las personas trabajan largas jornadas en pésimas condiciones laborales y de seguridad, con bajos salarios y en ocasiones, trabajo forzado o infantil. Al día de hoy, 40 millones de personas conforman la fuerza laboral encargada de maquilar la ropa, de las cuales el 85% son mujeres (The True Cost, 2015). A pesar de ser una industria tan poderosa a nivel mundial, la gran mayoría de las personas que trabajan dentro de estas fábricas se enfrentan a la violación de sus derechos humanos, como mujeres y como trabajadores. A pesar de la realidad que tantísimas personas dentro de la industria deben enfrentar día con día, la gran mayoría de los consumidores ignora la realidad detrás de su ropa de precio accesible, pues la comunicación de las marcas insinúa que el consumidor debe estar a la moda y consumir constantemente sin importar nada más. En 2013, más de 1,134 personas perdieron la vida en el colapso de la fábrica de Rana Plaza en Bangladesh, donde a pesar de que los trabajadores ya habían manifestado en varias ocasiones a sus jefes que el edificio tenía grietas y que no era seguro permanecer ahí, recibieron la amenaza de perder su trabajo en caso de no continuar con sus actividades (The True Cost, 2015). Casos como éste y muchos más nos demuestran la negligencia que se vive en estos espacios por parte de las marcas, los dueños de las fábricas y los gobiernos; como respuesta a esta problemática surge el movimiento de moda sostenible, que consiste en "un enfoque para el diseño, el suministro y la fabricación de prendas de vestir que maximiza los beneficios para las personas y las comunidades al tiempo que minimiza el impacto en el medio ambiente" (Ceballos Ochoa, 2006). Sin embargo, es necesario detenerse un poco y analizar si realmente el mundo cuenta con la mentalidad y la estructura necesaria para adoptar estas nuevas prácticas, pues esta nueva indumentaria sostenible tomarían en cuenta materia prima y procesos además de seguridad, salud y condiciones de trabajo de todos los stakeholders: manufactureros, productores de materia prima, diseñadores, consumidores… (Ceballos Ochoa, 2006)

En este ensayo, abordaremos la problemática social que existe en la industria de la moda y su sostenibilidad desde el enfoque del consumidor/usuario, fuerza laboral y del diseñador como primer responsable del desarrollo de esta industria. El diseñador, “la noción de diseño sostenible no se trata de desarrollar argumentos de un solo tema. Más bien, se trata de participar plenamente en el mundo de una manera que es empática, intuitiva y estética " (Walker, 2006).

El diseñador es el primer responsable de definir los procesos además de la selección de materiales hasta llegar a ser la pieza final. Su actividad principal es crear y desarrollar productos y servicios que resuelvan necesidades del ser humano y lo ayuden a alcanzar el mayor nivel de bienestar y felicidad, sin embargo, para que pueda desarrollar esta actividad existen distintas barreras: muchos diseñadores se ven obligados a trabajar con empresas grandes, pues no todos cuentan con los recursos para emprender su propio estudio o taller, esto limita su proceso creativo y la toma de decisiones al interés real de la empresa, la búsqueda de un beneficio económico más que, como menciona el enfoque utilitarista, “un bienestar para el mayor número de personas” (Rachels, 20006). Dentro de la industria, las empresas de pronto moda tienen muy claro que su valor es ofrecer al mercado masivo productos en tendencia -de media/baja calidad- a precio accesible. Son muy pocas las marcas que buscan generar una ética económica, como menciona Adela Cortina, “la ética económica se refiere, o bien a todo el campo en general de las relaciones sobre economía y ética, o bien específicamente a la reflexión ética sobre los sistemas económicos en los que tienen actualmente un especial interés las reflexiones sobre la ética del capitalismo” (Cortina, Trotta, 2003).
Sería totalmente utópico pensar el diseñador puede arreglar en su totalidad la problemática social que actualmente rodea a la industria de la moda; será necesario que esté consciente de que cada acción tiene consecuencias tanto negativas como positivas y es importante tomar decisiones con un planteamiento sólido para no caer en las trampas de la industria. Una de las categorías que es importante destacar es la dignidad; pues en numerosas ocasiones el trabajador, podría no acceso a la seguridad social, en espacios con infraestructura inadecuada o con su trabajo no remunerado. Kant menciona que la dignidad significa que los seres humanos tienen “un valor intrínseco” lo cual los hace valiosos sobre cualquier precio. (Rachels, 2006), resulta alarmante pensar el consumidor pagó tan solo $5 dólares a cambio de una camiseta blanca y la vida de un trabajador. Como diseñadores, la primera posibilidad es, en caso de contar con un estudio propio, asegurarse que la fábrica encargada de maquilar sus diseños busque el bienestar de sus empleados, brindándoles acceso a la seguridad social, condiciones laborales seguras y adecuadas y una remuneración digna por su trabajo. Si el diseñador se encuentra trabajando para una empresa mucho mayor, puede realizar su investigación de los lugares donde se fabrica la ropa o dentro de su proceso de diseño, desarrollar maneras en que el corte de las piezas, el patronaje y la confección no signifiquen un riesgo o desperdicio de materiales y si es asi, preguntarse si realmente vale la pena continuar en esa empresa.

En el diseño, la máxima responsabilidad es generar soluciones que busquen el bienestar y resolver las necesidades del usuario. El utilitarismo menciona la importancia preguntarse ¿qué acciones son correctas?, pues son estas las que producen el mayor bien (Rachels, 2006). En el caso del diseñador, será necesario que esta búsqueda de soluciones tenga en cuenta no solamente el bienestar y felicidad del usuario que tomará el rol del consumidor, sino de las personas que dan vida a las prendas y son parte fundamental de la cadena de valor.

Como menciona Stuart Walker en el libro Sustainable by Design “en lugar de ver la estética del producto como un objetivo directo, podría considerarse como el resultado de un buen proceso de diseño. Si el diseñador elige centrarse en los significados de la cultura material, el desarrollo y su evolución, por consecuencia la definición estética también evolucionará” (Walker, 2016). El diseñador debe ser capaz de identificar maneras en que el material pueda ser aprovechado al máximo y reducir el número de desperdicios, así como los procesos menos agresivos para el medio ambiente, preguntarse si realmente hay proporcionalidad entre los beneficios obtenidos y las consecuencias o efectos negativos previsibles.
Al sacrificar la calidad con el fin de producir productos de moda que rápidamente podrían dañarse o serán reemplazados por la siguiente tendencia, se podría decir que las marcas ven al consumidor como “un medio y no como un fin” (Rachels, 2006), pues el producto no cuenta con las características necesarias para que el consumidor reciba el mayor número de beneficios.

En su libro de Ética, Responsabilidad ética y sostenibilidad empresarial, Raufflet menciona que “la responsabilidad de las empresas está en función del grado de poder que éstas tienen en la sociedad, de manera que aquellas que generan un mayor impacto en la economía, al encontrarse más cerca de ciertos grupos de poder, deberían tener una mayor responsabilidad con la sociedad” (Raufflet, 2017). Como diseñadores, debemos ser capaces de desarrollar reflexiones éticas en nuestro estudio, marca o empresa en la que trabajemos. Por último, es importante destacar que como profesionales de la industria creativa, diseñamos por y para seres humanos, la comunicación efectiva es vital para nuestra profesión por lo tanto debemos brindar a los consumidores toda la información necesaria para permitirles a ellos también hacer mejores juicios éticos (Jorgens, 2006).
En conclusión, como como profesionales de la industria creativa, los diseñadores tenemos la capacidad de generar pequeños cambios que podrían traducirse en mejores soluciones para todos los stakeholders y no como productos meramente de consumo. Somos responsables de que nuestro proceso de diseño busque un beneficio para toda la cadena de valor, ser capaces de tomar las mejores decisiones para no comprometer la dignidad humana aunque eso signifique un ajuste a nuestros precios, además de comunicar de manera efectiva a los usuarios del beneficio que esto significaba para todos. En lo medioambiental, debemos diseñar siendo conscientes del impacto que tendrá la selección de los materiales y procesos, así como buscar el menor desperdicio posible. Si bien nuestra profesión ha sido clasificada los últimos años como una constante de contaminación y productos de consumo masivo, es momento de nosotros los diseñadores emergentes seamos capaces de ver los errores del pasado y corregirlos siendo capaces de reflexionar que el planeta es nuestro hogar y somos responsables de su cuidado y el de todos los seres que habitan en él.











Referencias básicas:
Ceballos Ochoa, L. Will 'Eco-Fashion' Take Off? A Survey of Potential Customers of Organic Cotton Clothes in London. AD-minister [en linea] 2010, (Enero-Junio): Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=322327247007
Cortina, A. Ética de la empresa (2003). Akal. Madrid, España.
Cortina, A. (21 de enero 1999). Ética del consumo. EL PAÍS. Recuperado de: https://elpais.com/diario/1999/01/21/opinion/916873203_850215.html
Jorgens, C. (2006) "Ethical fashion: myth or future trend?", Journal of Fashion Marketing and Management: An International Journal, Vol. 10 Issue: 3, pp.360-371, Disponible en:  https://doi.org/10.1108/13612020610679321
Rachels, J. Introducción a la filosofía moral (2006). Fondo de de Cultura Económica. México.
Raufflet, E., et al. Ética, Responsabilidad ética y sostenibilidad empresarial. (2017). Ciudad de México. Pearson. Raufflet, E., et al. Ética, Responsabilidad ética y sostenibilidad empresarial. (2017). Ciudad de México. Pearson.
Walker, S. (2006). Sustainable by Design : Explorations in Theory and Practice. London: Routledge. Retrieved from http://search.ebscohost.com.millenium.itesm.mx/login.aspx?direct=true&db=nlebk&AN=157641&lang=es&site=eds-live
Referencias complementarias:
Blackburn, P.(2006). La ética: Fundamentos y problemáticas contemporáneas. México DF, México. Fondo Nacional de la Cultura Económica.
           Morgan, A., Ross, M. The True Cost(2015). Documental. Untold Creative: USA.

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