Por Estefanía González Ramírez
Guadalajara es una bella ciudad en el hermoso Estado de Jalisco. Es mundialmente reconocida por su historia, su gastronomía, su cultura, el mariachi y el tequila. Solía ser una ciudad tranquila, salvo por problemas de tráfico vehicular. Sin embargo, hace unos meses, la tranquilidad que se vivía se vio interrumpida por varios hechos lamentables. Desde antes había noticias de personas desaparecidas y que después las encontraban descuartizadas en bolsas de basura en calles residenciales. Esto comenzó a alarmar a la sociedad tapatía de que algo no iba bien. Y la tranquilidad desapareció cuando elementos militares asesinaron a Ignacio Coronel en su casa ubicada en Colinas de San Javier el 29 de julio del año pasado.
Desde mi punto de vista, este último hecho fue el que marcó la diferencia en la Zona Metropolitana de Guadalajara, ya que al caer la cabeza de uno de los jefes más importantes de narcotraficantes en Jalisco, los cárteles se dividieron, disputándose el poder del territorio que se encontraba “libre” o sin dueño fijo.
Otros hechos importantes acontecidos recientemente son las balaceras alrededor de la ciudad. Cómo olvidar el 1 de febrero de este año, cuando hubo camiones incendiados, ataques con granadas y balaceras en siete puntos de la Zona Metropolitana de Guadalajara. O qué decir de las niñas que por estar en la calle fueron asesinadas al presenciar la ejecución de un narcotraficante, sólo por estar en el momento inapropiado. Hechos como estos han causado que 9,548 (hasta el día de hoy) sigan a @BalaceraGDL en Twitter, a la espera de recibir noticas oportunamente y evitar estar donde suceda algún ataque.
Vivir en este estado no es vivir bien. La seguridad es una necesidad de cualquier sociedad y es un beneficio que se obtiene al seguir el Contrato Social. Como Hobbes lo estableció, la necesidad de crear normas para la convivencia pacífica obligó a la sociedad a firmar un acuerdo implícito con el Estado, que garantizara que la convivencia iba a llevarse a cabo de manera legal y que las personas que no siguieran las normas establecidas serían sancionados por el Estado.
Sin embargo, ¿cómo podríamos determinar al verdadero culpable que habría de sancionar? ¿Son sólo las personas vinculadas con el narcotráfico que se empeñan en dañar a la sociedad, no sólo por la venta de drogas, sino por asesinarse entre ellos y a los civiles que presencian sus actos? ¿O también tendríamos que sancionar al ineficiente gobierno que no ha capturado a todos los implicados y garantizado la seguridad pública? Además, si por la falta de seguridad suponemos que vivimos en un cuasi estado de naturaleza y no existe la reciprocidad entre el Estado-sociedad-individuo porque el Estado no cumple con su trabajo al 100%, un porcentaje de la sociedad ataca a otros y el individuo no puede desarrollarse plenamente, entonces ¿es correcto recurrir a la desobediencia civil? La desobediencia civil aplicaría en un caso extremo, donde la sociedad debería estar muy bien organizada para implementar un nuevo orden gubernamental, lo cual no es posible en este momento ya que los ataques son recientes e incurrir en un golpe de estado sería algo catastrófico para la situación.
Si bien es cierto que no podemos tomar una pistola y asesinar a todo aquel que tenga en mente hacer el mayor daño posible a los demás, de forma consciente o inconsciente, no podemos por que la consecuencia nos convertiría en lo que queremos erradicar, sí podemos resolver el problema desde un ángulo diferente. Como ciudadanos es nuestro deber exigir al gobierno que cumpla con su trabajo, al igual que es nuestro deber exigirnos cumplir con el nuestro. Al educar a una sociedad más consiente de que no vivimos en un lugar aislado y que cada acción tiene un impacto hacia los demás hará que la sociedad sea más sana y que sea posible desarrollarse plenamente, sin problemas como la inseguridad.
Bibliografía:
@Balacera GDL. (n.d.). From Twitter: http://twitter.com/BalaceraGDL
Grupo Milenio. (01 de 02 de 2011). Granadazos, balaceras y narcobloqueos en siete puntos de Guadalajara. From Milenio.com: http://www.milenio.com/node/636083
Maerker, D. (14 de 02 de 2011). La vida por evitar un ''pericazo'' ajeno. From El Informador: http://www.informador.com.mx/mexico/2011/270935/6/la-vida-por-evitar-un-pericazo-ajeno.htm
Rachels, J. (2007). Introducción a la Filosofía Moral. Fondo de Cultura Económica.
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