lunes, 7 de marzo de 2011

¡Todo es culpa del gobierno! por Paula Elena Magaña Cuevas

La pobreza en México frena el avance del país, dejándonos en un tercer mundo. El desempleo en el país hace que la industria no sobresalga. La educación impartida por el gobierno crea varios huecos de ignorancia en los jóvenes. La inseguridad nacional inhibe el pleno desarrollo social del pueblo mexicano; Y el principal culpable es el gobierno.

México es un país en rico en cultura, en flora, fauna y materia prima; Un país en el cual el clima es propicio para la agricultura y el turismo. Un país cuyos paisajes son inigualables. Un país con reservas de petróleo, a fin de cuentas, un país que no sabe aprovechar lo que tiene. El problema de nuestro amado país es la falta de disciplina, el no seguimiento de reglas por parte de los mexicanos que nos hace caer en lo que somos, un país de tercer mundo con el cual todos estamos conformes.

Somos tan felices con nuestras grandes fiestas y viviendo ebrios. Haciendo celebre el día del taco y sin trabajar por ello, por claro que es fiesta nacional. Esperando con ansia el mundial de futbol para faltar a clases. Llegando impuntualmente a todo aquel evento que tengamos; Haciendo un esfuerzo sobrehumano por mover la más mínima parte del dedo si de trabajar se trata.

El pueblo mexicano necesita un cambio de actitud urgente. En nuestro entorno están sucediendo cambios, cambios que nos afectan directamente, ya sea del clima o de la inseguridad que incrementa día con día. ¿De verdad somos tan pocos como para no promover un cambio? En la ética de Hobbes encontramos que el contrato social es un pacto firmado con acciones que nos comprometen a éste, es muy fácil notar que en México una de esas partes está fallando, de esta manera se justifica completamente la desobediencia ciudadana; por desgracia vivimos en un país en el cual el que es desobediente recibe más rápido y más fuerte su castigo que aquellos que atentan contra la salud.

¿Por qué nos es tan difícil seguir reglas? La ética de Kant nos exige regirnos por un imperativo categórico, que es lo que debemos de hacer, no lo que se quiere. El pueblo mexicano se caracteriza por hacer todo a su manera, cada quien a su estilo, siguiendo sus propias reglas y así poder alcanzar los mínimos estándares para vivir de una manera estable, cómoda que nos alcance para pagar las deudas, con uno o dos préstamos, ¿Cómodo no? La falta de actitud en el pueblo mexicano nos lleva a situaciones de irresponsabilidad e injusticia que después nos hacen dudar de la eficiencia de nuestro país.

Pueblo mexicano el país no es el gobierno únicamente, no se basa en la cámara de diputados y senadores, no son los gobernadores. El pueblo precisamente es EL PUEBLO, los pequeños contribuyentes, las empresas, los jóvenes y niños que recibirán un México más acabado que el que nos heredaron nuestros padres, un México conformista, un México que sigue otros países como su modelo a seguir, un México que no es México.

Ciertamente sabemos que el gobierno mexicano pues, es el gobierno mexicano y se especializa en el cobro de impuestos para el bienestar de sus bolsillos, recordemos que México es el único país que cobra tenencia sin notar grandes cambiamos. Pero tampoco esperemos milagros si nuestra forma de ser y de pensar no lo exige. Es sorprendente que en el único rubro que México puede aspirar ser campeón es en obesidad en adultos y niños. ¡Muchas felicidades México, estamos gordos! Y al parecer estamos orgullosos por ello.

México debe de aprender a seguir reglas, a regirse por una estricta disciplina, como podemos exigir al exterior si en nuestra persona no lo hacemos, cómo saber qué es lo que buscamos en realidad si no seguimos ningún camino, cómo el pueblo mexicano puede vivir de imperativos hipotéticos y ser feliz con ellos. Lo que realmente necesita México es un cambio en la forma de ser y de actuar de su pueblo, que exija lo que le hace falta pero que de igual manera entregue todo lo que tiene de sí para sacar adelante este país, nuestro país; El país que no pienso dejar atrás y vivir la vida únicamente por vivirla

Referencias

Rachels, J. (2006). Introducción a la Filosofía Moral. México: Fondo de Cultura Económica.

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