El plagio en el Tec de Monterrey
Introducción
El
plagio es “todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial,
presentándolas como propias” (Astudillo, 2006, pág. 244). Es un tema que no
percibe muchos castigos y la realidad es que es algo frecuente, muchas veces la
razón es porque las autoridades no se dan cuenta, otras porque las autoridades
no creen que sea un tema severo. Sin embargo, el presentar trabajos como
propios no sólo indigna a quien le fue robado de su originalidad, esfuerzo y
dedicación, sino que indigna a quien comete este acto, pues quien lo hace,
además de mentir, engaña y manipula, lo que el célebre filósofo Kant
denominaría: usar a las personas solamente como medios (Rachels, 2009, pág. 211).
Lo cual es una acción que no es permisible bajo ningún motivo. Y no sólo eso,
sino que quien lo hace se vale de ciertas artimañas y trucos que desvirtúan su
ser, como tomar fotos a exámenes, copiar, llevar acordeones, utilizar
dispositivos tecnológicos para encontrar la respuesta, entre otras cosas.
El
Tec de Monterrey Campus Guadalajara tiene un sistema deficiente para castigar
el plagio en sus alumnos, siendo muy flexible en unos casos, y muy severo en
otros, provocando una contradicción importante en su convicción.
Uno
de los lugares donde se realiza con más frecuencia el plagio es en la escuela,
y éste no es un problema nuevo, de facto,
el 80% de los alumnos en la universidad afirman haber cometido deshonestidades
o fraudes académicos durante su carrera, aunado a esto, las investigaciones
datan desde antes de 1936 (Vaamonde, 2008, pág. 7), además las técnicas para
lograrlo evolucionan con el tiempo. Éste es un grave problema, pues repercute
en la moralidad de los alumnos, y aún más que eso, derrumba en principio el
motivo de la evaluación (como los exámenes, proyectos y tareas) pues, si
siempre se plagia entonces no se evalúa o confirma ningún conocimiento o
habilidad adquirida.
Existen
muchas razones por la que los alumnos recurren a estas actividades, en primera
instancia porque muchos alumnos son flojos y no se esfuerzan demasiado en
estudiar para exámenes o en realizar proyectos con tiempo, entre otras cosas.
En
otras ocasiones se recurre al plagio cuando lo que se aprende en clase no queda
bastante claro o no se comprende adecuadamente y por meros motivos vanidosos o
egoístas no quieren obtener malas calificaciones y por no perder ante sus compañeros el mito de ser más
inteligente.
Las formas de plagiar son variadas; sin embargo,
muchas incluyen conseguir información (como exámenes) de manera ilícita o
valiéndose de artimañas mientras se realiza el examen. El obtener esa
información que de cierto modo es confidencial es una acción que debe
analizarse, pues se está haciendo una acción sumamente inmoral. Para poder
demostrar esto, hay que seguir el postulado de Kant: Es permisible una acción,
si cuando lo planteamos se puede convertir en una ley universal (Hoffe, 2006,
pág. 18); en otras palabras ¿Sería correcto que todos tuvieran acceso a
información confidencial? o aún peor ¿Sería correcto que alguien me robara
información que sólo ciertas personas deberían tener? La respuesta es
claramente no.
El
Tec de Monterrey considera el plagio como algo reprochable e impermisible y por
tanto castigable, a tal grado que al conseguir tres Deshonestidades Académicas
(DA’s), el alumno es dado de baja del sistema. Sin embargo, las sanciones que
se aplican en lo particular, son variables, pues se recurre a un comité que
decide qué acción es la que debe hacerse para corregir este comportamiento. Sin
embargo, los DA’s que se efectúan son muy pocos en relación a los actos
deshonestos que se cometen. Muchas veces es muy claro que los alumnos copian en
exámenes o tareas y aun así no se sancionan, por diversos motivos antes
mencionados, como que los maestros no lo consideran severo o muchas veces no
quieren “perjudicar” a sus alumnos. No obstante, esta acción de permitir
habitualmente el plagio, es una acción que contradice la postura del Tec de
Monterrey; en otras palabras, rechaza rotundamente las actividades de plagio,
pero lo permite en lo particular. Esto se puede traducir en que el Tec de
Monterrey no está siendo íntegro ni congruente con lo que dice y hace, lo cual
desvirtúa moralmente la institución.
El
plagio ha sido trasmutado en la institución a tal grado que pequeños errores
son considerados deshonestidades académicas, como lo es cometer errores de
citación, de referencia o de consulta, por lo que ese tipo de errores deberían
ser sancionados diferente y no con esta pena que no se relaciona tanto como la
institución lo cree, pues este tipo de errores no hablan de la honestidad de
las personas.
El
plagio es una actividad que no debe de realizarse, pues atenta de hecho contra
la integridad y dignidad de las personas, de tanto a quien se le despoja como
de quien realiza la acción, como ya se analizó previamente. Es por ello que
debe sancionarse, pues se atenta ante la razón y dignidad del individuo; no
obstante, una pregunta que debe realizarse es ¿Cómo debe sancionarse?
Para
obedecer un principio de justicia y sobre todo de igualdad, Kant dice que es
importante castigar de acuerdo a la proporción del “delito”, en otras palabras
“castigos pequeños pueden bastar para delitos pequeños, pero grandes castigos
son respuesta a grandes crímenes” (Rachels, 2009, pág. 219), es por ello que
debe restructurarse los castigos por copia o plagio.
No
es lo mismo copiar una tarea que un quiz,
que un examen parcial, que un examen final o que un proyecto final. Debido a
esto, debe estructurarse la forma de sancionar las deshonestidades académicas,
jerarquizarlas y establecerlas bien de tal modo que sean justas y que al mismo
tiempo cada estudiante esté consciente de lo que implicaría el plagio en cada
trabajo, para que al mismo tiempo se aplique correctamente cada sanción.
Para
muchos pensadores, filósofos y psicólogos el crimen disminuye si se amenaza con
castigarlo (Rachels, 2009, pág. 215). Empero, no es suficiente con amenazar
sino que debe de cumplirse el castigo y debe sancionarse, de modo que si se
castiga, es muy probable que el intento de plagio en la institución disminuya
considerablemente.
Un
problema que aún no se aborda, es que la culpa no siempre la tienen los
estudiantes, de hecho muchas veces es culpa del sistema de evaluación
deficiente ¿A qué se refiere esto? a que en los exámenes no se selecciona debidamente el contenido
general de un curso, o no se evalúan las competencias; al contrario, se evalúa
qué tanto el alumno puede memorizar fórmulas, definiciones, artículos, entre otras
cosas. Cuando esto ocurre, es necesario realizar un cambio prudente para evaluar
de un modo más justo.
Siguiendo
el principio de justicia, muchos autores afirman que el conocimiento no se
trata de memorizar, se trata de adquirir competencias que se requerirán en el
futuro: “Las competencias facilitan el desarrollo de una verdadera educación
integral puesto que estas engloban todas las dimensiones del ser humano”
(Mérida 2005, pág. 4). Las fórmulas, las
definiciones y los artículos siempre se pueden revisar, las competencias se adquieren
con trabajo, práctica y entendimiento de las distintas materias. Es por ello
que si estamos buscando lo justo (principio que busca la ética), debemos
comenzar por realizar sistemas que evalúen justamente a las personas por su
conocimiento significativo y sus competencias y habilidades desarrolladas.
Conclusión
A
modo de corolario, no podemos dejar de lado este aspecto de la institución,
pues tiene que ser congruente con su convicción y castigarse el plagio en
medida de su gravedad. Al mismo tiempo es claro que tiene que revisarse el
sistema de evaluación para hacerlo justo. No se debe cargarle todo el peso a la
memoria de los alumnos, que finalmente terminarán olvidando el contenido de la
materia. No basta con aprender para pasar una materia, hay que aprender y
enseñar para adquirir habilidades, competencias y conocimientos, de este modo
el Tec de Monterrey estaría cumpliendo con la ética al ser justo y no permitir
que los alumnos se desvirtúen o cometan actos indignos.
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