Iván Briseño
Ensayo Inmigración.
Actualmente, el gran crecimiento de las urbes
que ha surgido dentro de los países en vías de desarrollo como México, ha
traído una ola de desempleo y por lo tanto una fuga de personas en edad
productiva hacia otros países, en especial hacia los Estados Unidos de
Norteamérica. Este es un problema ético debido a que el fenómeno de la
migración trae consigo no sólo dejar a tu país sin fuerza laboral, sino que en
el proceso se encuentran con atentados contra la dignidad, violación de principios
de libertad, discriminación y muchos más problemas.
Para abrir un panorama de la
situación de la migración mexicana, a continuación se explican tres puntos de
análisis que establece Reyna (2009, Pág. 163). En primera instancia, hay un
incentivo en el mexicano a irse pues hay una evidente diferencia salarial entre
México y Estados Unidos. La segunda cuestión proviene de Estados Unidos, pues las
actuales políticas predican con la idea de que fortalecer la frontera reduce
los intentos de entrar en forma ilegal al país. Por último se analiza la
influencia de la evolución de la economía sobre la migración ilegal.
Para analizar el primer punto
mencionado es necesario recurrir a una teoría muy importante durante los
últimos siglos, el utilitarismo. El utilitarismo exige que “cuando tengamos que
elegir entre diferentes acciones o políticas sociales, debemos elegir aquellas
que tengan las mejores consecuencias” (Rachels, 2011, pág. 151). Esto se
refiere en gran parte a que debemos buscar la acción que haga feliz al mayor
número de personas. Entonces, desde esta perspectiva el que un trabajador se
vaya a Estados Unidos a laborar, debe ser permisible, pues así ayuda a mejorar
su nivel de vida, pero sobre todo el de su familia en México. Sin embargo,
falta ahondar más en este aspecto, pues aquí en México se pierde mucho capital
humano cuando todos esos hombres se van; consecuentemente, México pierde
economía y le da un golpe duro al PIB nacional, por lo que se afectan muchas
personas también en su país.
El segundo punto nos decía
que la política estadounidense se ha enfocado en tratar de fortalecer la
frontera; es decir, hacer más difícil la entrada de inmigrantes ilegales, si no
es que imposible, a tal grado que incluso pueda ser justificado herirlos
gravemente y aunque no se exprese así, incluso matarlos. Lo cual sería algo
abominable no sólo en términos éticos. No obstante, lo que debería plantearse
Estados Unidos es otras formas de combatir “los males” de la migración. La
mayoría de las quejas son muchos prejuicios estadounidenses, como que traen
enfermedad, delincuencia, drogas, vandalismo y que quitan empleos. Claramente
no todo es cierto. La delincuencia es una práctica que sí se efectúa, sin
embargo, la razón primordial es porque el gobierno de Estados Unidos tiene
políticas de cero tolerancia a los inmigrantes, así que cuando necesitan algún
tipo de servicio bancario, tener empleos estables o conseguir empleos más fácil
y rápidamente, se les cierra la puerta rotundamente. Por otro lado, los
mexicanos en lugar de hacer daño, en la mayoría de los casos benefician a los
norteamericanos con su arduo trabajo en sus hogares, o con mano de obra menos
costosa; mientras tanto, los mexicanos son bien remunerados por estos trabajos.
Es entonces donde yo me pregunto ¿no sería mejor adoptar una política que los
acepte, pues las ocasiones donde podrían hacer daño se suscitan debido a que no
se les da la aceptación norteamericana? En todo caso si todas las partes
involucradas tienen bienestar, entonces estamos hablando que cumplen el
principio de utilidad anteriormente mencionado.
El
tercer punto, como ya se mencionó es el de la evolución económica y cómo éste
influye. Una de las razones primordiales por las que se da la migración es que
no hay empleos suficientes en México, o por lo menos no bien remunerados. Es
por ello que el gobierno mexicano juega un papel de suma importancia, debe de
implementar estrategias que apoyan a subir el crecimiento económico de México y
con esto aumente el número de empleos, y que además sean mejores pagados. Esto
porque en términos de libertad e igualdad, no sería lo justo prohibirles o
pedirles que no se vayan de nuestro país, si en primer lugar no están
propiciando que haya las mismas oportunidades para todos. Como dice Rawls, para
que exista igualdad debe haber entre otras cosas, oportunidades justas de
ingresos y riqueza, así como libertades básicas y de trabajo (Camps, 2009, pág.
293). Como se ve en la investigación del Rascón (2005, pág 218. ) Dice que después de 1996
hubo una gran recesión en el país y los índices de pobreza se dispararon por
los cielos, para el año 2000 en adelante estos disminuyeron porque el gobierno
mexicano empezó a implementar programas
sociales, para evitar la delincuencia, crimen organizado e inmigración; tres
problemas que van de la mano.
Además del análisis general
del problema, no podemos dejar de lado las condiciones inmediatas que tienen
las personas inmigrantes. Para empezar, esta
población es de los grupos más vulnerables, ya que tienen problemas sanitarios
muy graves, y no siempre se les otorga una salud pública real y sensible (Burgos,
2011 página 588). El hecho de encontrarse enfermo en un lugar desconocido y sin
las redes habituales de su país de origen sitúa al migrante en un escenario de
particular dificultad. Sumado a esto, muchas veces migran en búsqueda de oportunidades
para ellos y sus familias, una oportunidad de crecer en su desarrollo social de
la que no gozan en sus países.
El trato que reciben los
indocumentados en su viaje, según las palabras de Eduardo González se expresa
en la siguiente cita:
La violencia
que sufren los migrantes no es solo criminal: secuestros, extorsiones, asaltos,
violaciones y asesinatos, sino también política. A pesar de que la nueva Ley
Federal de Migración no es el documento que permita solventar las ausencias en
la legislación migratoria, el "gobierno" de Felipe Calderón aún no la
promulga, con lo cual el retraso para su puesta en marcha es ya de cinco meses,
esto deja en la indefensión a los migrantes que cruzan el territorio nacional
rumbo a la Unión Americana. (2013, sin página)
Lo anterior queda dentro de
una perspectiva kantiana como algo abominable. Kant fue uno de los pensadores
más importantes del Siglo XVIII y para él, el respeto a la dignidad es algo más
que fundamental y nada puede pasar por encima de ésta (Aguirre-Pabón, 2011,
pág. 6). Al saber lo que les ocurre a estas personas, es claro que no debe
permitírseles estar en esas condiciones, deben de algún modo ser ayudados para
que esto no ocurra. Una forma de hacerlo es con el trabajo en conjunto de ambos
países involucrados, así como los inmigrantes, llevando todas estas inquietudes a un diálogo
para respetar ese principio fundamental del cual Kant nos dejó herencia.
Por otro lado, muchos podrían
objetar que lo que hacen los mexicanos es en principio ilegal y no debe hacerse
porque va en contra de la ley. No obstante, están dejando de lado la idea del
contrato social. Existe un contrato implícito en el que los ciudadanos en
México aceptan las normas, y las aceptan porque benefician a todos y hacen
posible la convivencia y el desarrollo en plenitud de los ciudadanos. Pero,
cuando a estas personas se les excluyen de este contrato, no se les da
oportunidad de crecer, de poder alimentarse y tener servicios dignos, tienen
que recurrir a ignorar estas leyes porque se les ha excluido de estos derechos,
y deben luchar por lo que se merecen.
Algunas veces como es el caso
de los jornaleros de Oaxaca, que “cuenta con un índice de pobreza de 52.7
puntos” (Coneval, 2000), emigran para poder darle educación a sus hijos (Leal
Sorcia, 2007, pág. 51), aquí se podría decir que las acciones de los padres son
éticas aún cuando hacen algo ilegal, pues lo hacen para tener el derecho que
muchos más tienen en la sociedad y que todos deberían tener: educación. Entonces
según la teoría del contrato social es permisible.
Al
principio estaba pensando que la solución radicaba en mejorar el trato de los
migrantes en su paso, pero al analizar desde las diferentes teorías éticas,
vemos que no es sólo eso, sino que desde las políticas de ambos países
involucrados se está cayendo en prácticas antiéticas. En primera instancia
México debe trabajar mucho más en la creación de más y mejores empleos, así
como en educación y realizarlo todo esto en conjunto con una conciencia de no
migración. Por otro lado, el gobierno de los Estados Unidos debe portarse más
coherente y a la altura de las circunstancias, ya que sí sus ciudadanos están
en bienestar al contratar mexicanos para laborar y al mismo tiempo los
mexicanos tienen bienestar al trabajar allí, entonces debe apoyárseles con la
ciudadanía que tanto se merecen. Al mismo tiempo, deben seguir la regla de oro
de la ética; es decir, no hagan lo que no quieren que les hagan, pues existen
muchos estadounidenses laborando y viviendo también en nuestro país y ellos no
querrían que se les negará ser parte de nuestra sociedad. Por último, algo que
debe hacerse ipso facto, es luchar en
conjunto para que no se atente contra la dignidad de los inmigrantes: que no se
les maltrate, que no sean víctimas de estafas, de condiciones insalubres, de
explotación de violación, entre muchas otras acciones aborrecibles.
Referencia:
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