jueves, 8 de mayo de 2014

De vida a materia prima.

Erick Martínez Villa

                                            De vida a materia prima.
Resumen.
Este ensayo tiene como objetivo hacer un análisis imparcial a la moral detrás del consumo de alimentos de origen animal junto con el sufrimiento de los mismos a causa de los humanos, y así mismo se pretende dar un enfoque a la industria que se encarga de esto. Se analizaran distintos puntos de vista al respecto para intentar encontrar una alternativa que pueda beneficiar la estructura moral humana con respecto a los animales sin afectar drásticamente sus hábitos alimenticios.
Palabras clave: sufrimiento animal, especismo, industria alimentaria.
Desde los inicios de la humanidad lo hombres han recurrido a la cacería para poder subsistir. Este acto que se aprendió directamente de la naturaleza preservando el orden natural; unos mueren para que otros puedan vivir. Sin embargo, a lo largo de la historia nos encontramos con perspectivas distintas con respecto al trato a los animales; mientras que unas culturas consideran su existencia digna de respeto e incluso sagrada, otros aseguran que son incapaces de “sentir” y por lo tanto pueden ser tratados a merced del hombre.
En la actualidad, la sobrepoblación y el consumismo conllevan a una demanda excesiva de alimento, lo cual abre las puertas para que las grandes empresas alimenticias se vean beneficiadas al producir y proveer vasta mercancía para saciar la necesidad de los consumidores. Es entonces, que las empresas de industria animal comienzan a comercializar con la carne y productos derivados de los animales; y es aquí donde surge uno de los principales cuestionamientos de este ensayo: cuando la materia prima con la que comercializa una empresa es un ser vivo, ¿es moralmente correcto hacerlo? Y de ser así, ¿qué normas éticas deberían regir los procesos que conlleva este tipo de industria?
Es cierto que los animales no cuentan con las mismas capacidades intelectuales que los humanos, no son capaces de “razonar” al mismo nivel y suelen actuar más por instinto que por libre albedrio. Empero, esto no quiere decir que sean seres irracionales e insensibles; que no se desarrollen igual que nosotros no es razón suficiente para que los consideremos inferiores y los tratemos como objetos inanimados para nuestro beneficio, contrario a lo que dicta la creencia cristiana en la cual el hombre, único ser hecho a imagen y semejanza de Dios, puede disponer de las bestias sin espíritu como le plazca.
Desde un punto de vista utilitarista, no importa si los animales son capaces de razonar para que sean merecedores de un sentido de dignidad y derechos, sino el simple hecho de poder experimentar placer o dolor. “Si un ser es capaz de sufrir, entonces tenemos el deber de tomar eso en cuenta al decidir qué hacer, incluso si el ser en cuestión no es humano.” (Rachels, 2007). Jeremy Bentham y John Stuart Mill fueron pensadores utilitaristas que defendían el razonamiento en el cual los animales tenían el mismo derecho que nosotros a la consideración moral, ya que si a nosotros nos importa si otro humano sufre, no hay razón para ignorar el sufrimiento de otros seres vivos solo por su incapacidad de comunicarse como nosotros.
Si nos quedamos con este último pensamiento resulta muy difícil imaginar la vida como la conocemos evitando todo daño a los animales, sin consumir su carne ni otros productos que se derivan de los mismos. Este nivel de pensamiento utilitarista sugeriría que toda la humanidad se convirtiera en vegetariana para poder preservar la integridad de los animales como lo hacemos de los humanos pero esta es una solución utópica con contrariedades. Viéndolo desde una perspectiva científica, el humano no está hecho para poder sobrevivir sin consumir los nutrientes que se encuentran en la carne y otros alimentos de origen animal. Según se muestra en estudios realizados por la universidad de Graz en Febrero del 2014  “Los vegetarianos presentaron casi el doble de patologías alérgicas que los consumidores de  carnes (30,6% a 16,7%) y mostraron un 166% más de patologías cancerosas (4,8% a 1,8%). Además, los investigadores constataron un  150% más de patologías cardiovasculares entre los vegetarianos que entre los carnívoros (1,5% a 0,6%). En general, los investigadores estudiaron  18 enfermedades crónicas diferentes. En comparación con los consumidores de carne, los vegetarianos enfermaban con más frecuencia (78%)  en  14 de las 18 enfermedades estudiadas –  que incluyen el asma, la diabetes, la migraña y la osteoporosis.” (Gómez, 2014).
Nos encontramos entonces en una encrucijada, por un lado el enfoque utilitarista nos dicta la consideración moral que merecen los animales por su capacidad de sentir dolor como un humano, pero por otro lado la falta de alimentos de origen animal afectaría directamente a la humanidad dificultando su supervivencia y desarrollo lo cual va completamente contra cualquier pensamiento filosófico y ético en el que se busca preservar el bienestar humano. Es por esta razón, que con este ensayo no se busca promover el veganismo entre la población, solamente se planea crear consciencia del mal trato y la explotación que se le da a ciertas especies animales en los procesos industriales.
Suponiendo que se optara por el camino utilitarista, y el hombre dejara de consumir productos de origen animal, nos enfrentaríamos ante una problemática mayor, ya que desequilibraríamos la cadena alimentaria natural. Es decir, causaríamos grandes fenómenos climatológicos al sobreexplotar la agricultura. Por esta razón, es aceptable que balanceemos nuestra dieta, sin embargo, debemos tener en consideración el proceso por el cual obtenemos nuestros alimentos. Y, con el fin de que este ensayo tenga un tono más real, simplemente se asumirá a partir de ahora que la mayoría de la sociedad es consumidora de carne y alimentos en origen animal.
Los animales siempre han estado presentes en el desarrollo de la humanidad, a través de los años se han forjado lazos con ellos para asegurar el orden de la cadena alimenticia. Algunas de estas especies se han acoplado tanto a los
hombres que hoy en día suelen vivir en nuestras casas e inclusive llegamos a considerarlos parte de nuestras familias. Al mismo tiempo que esto pasa, las industrias alimenticias trabajan con cifras sumamente aterradoras de vidas animales, según datos “En el 2009 en México, el consumo aparente de carne de pollo, cerdo y res fue de 3.29, 1.66 y 1.88 millones de toneladas” (El Economista, 2010).Estas empresas se ven beneficiadas únicamente del producto final así que la calidad de vida de los animales en el periodo de la obtención del mismo es irrelevante. El documental From Farm to Fridge nos muestra esta cruda realidad que ocurre cada día, estas empresas se sustentan con el sufrimiento y masacre de millones de vidas animales. Cada uno de las máquinas para llevar acabo los procesos necesarios de esta industria está diseñado para obtener la mayor efectividad para obtención de la materia prima, pero la capacidad de sufrir que mencionamos antes no se contempla.
“El especista permite a los intereses de su propia especie anularlos mayores intereses de miembros de otras especies.” (Singer, 1975). Como lo expresa Singer, este comportamiento especista es fácilmente comparable con el del racismo y el sexismo ya que cierto grupo de personas sobrepone el peso de sus intereses sobre los de otros sin justificación coherente. Podemos concluir entonces que no estamos justificados para disponer de los animales a nuestro criterio ya que su capacidad de sufrir amerita una consideración moral. Por otro lado, no podemos evitar el consumo de su carne y derivados, ya que son parte de la cadena alimenticia natural. Teniendo en cuenta estos últimos puntos construimos un nuevo pensamiento moral para implementar en la industria y en la sociedad, el consumo de carne de animales y derivados es justificado pero esto no requiere el sufrimiento y maltrato de los mismos.
Me gustaría finalizar este ensayo con mi propio punto de vista ante este caso; estando consciente de que la carne es parte esencial de nuestra alimentación, me propuse a cambiar ligeramente mi dieta incluyendo de dos a tres días vegetarianos a la semana desde hace unos meses. El resultado que he experimentado es sumamente satisfactorio, además de añadir una gran variedad de platillos diferentes a mi dieta, es para mí un gran gusto saber que aminoro aunque sea en un porcentaje el consumo indiscriminado de animales. Aconsejo ampliamente a cualquier persona a que intente adoptar este cambio de dieta; que no resulta en ningún sacrificio, como también a tener un consumo más responsable a la hora de comprar carne u otros productos derivados de animales, evitando los productos de grandes industrias, lo cual repercutirá en un pequeña contribución a nuestra moral humana por respetar la vida de otros seres vivos y finalmente llevar una vida más sana e integra.




Referencias:
Lora, P. d. (2003). Justicia para los animales: la ética más allá de la humanidad. Madrid: Alianza Editorial.
Peter, S. (1977). Animal Liberation. Nueva York: Avon Books.
Riechmann, J. (2005). Todos los animales somos hermanos: ensayos sobre el lugar de los animales en las sociedades industrializadas. Madrid: Catarata.
Carruthers, P. (1995). La cuestión de los animales: teoría de la moral aplicada. Cambridge [England: Cambridge University Press.
Rachels, J., & Millán, G. (2007). Introducción a la filosofía moral. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.
Lee, I. (Director). (2011). From Farm To Fridge, the truth behind meat production. [Documental]. Estados Unidos: Audio Visual Centre, Dunedin College of Education.
El Economista (2010, Febrero 19). El consumo de carne en México Recuperado en Abril 1, 2014, de http://eleconomista.com.mx/columnas/agro-negocios/2010/02/19/consumo-carne-mexico

Gómez, L. (2014, Marzo 9). Nuevo estudio destroza algunos mitos vegano-vegetarianos. Desde el exilio. Recuperado Abril 2, 2014, de http://www.desdeelexilio.com/2014/03/09/nuevo-estudio-destroza-algunos-mitos-vegano-vegetarianos/

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