Guillermo Pérez
A01225547
27/03/14
Modelo
económico fructífero y destructivo
En
este trabajo se presentan diferentes posturas que analizan la relación medio
ambiente – desarrollo. Su objetivo, adoptando una postura imparcial, es mostrar
argumentos que sirvan para el análisis del modelo económico a tratar. De esta
manera se puede presentar diferentes interrogantes sobre el porqué de la
preferencia del modelo económico actual, el cual se basa en utilización de
energías no renovables, las cuales tienen como referente los hidrocarburos. En
este trabajo se destaca; lo negativo y positivo que conlleva el realizar
ciertas actividades relacionadas con energías no renovables y el impacto que
genera para el medio ambiente y para la sociedad.
Palabras clave:
medio ambiente, desarrollo, economía, energías.
Para comprender como es que se formó lo que en pleno siglo XXI fue la fuente
principal fuente de energía y una de las actividades económicas más importantes
del mundo (el petróleo) necesitamos retroceder el tiempo
algunos millones de años. Para los
científicos la teoría más acertada de cómo se formó el petróleo es su origen
orgánico, es decir que proviene de los restos de animales y plantas que
existieron hace millones de años, en edades geológicas remotas, principalmente
de billones de microscópicas criaturas y vegetales marinos que al morir, sus cuerpos descendieron hacia el fondo del
mar. Atacados por ciertas bacterias, denominadas anaerobias (bacterias que no
necesitan oxígeno para sobrevivir), las grasas contenidas en ellos acabaron
convirtiéndose en lo que se llama petróleo.Desde
tiempos remotos el petróleo ha sido utilizado, incluso La Biblia en sus
escrituras lo menciona como betún, o como asfalto. En la era de la
pre-colonización por indígenas y hasta los chinos lo usaban pero para cosas muy
limitadas como impermeabilizante para embarcaciones y el gas para cocción de
alimentos.
No
fue hasta 1850 cuando Edwin L. Drake perforó
en Titusville, Pennsylvania, un pozo de veinte metros de profundidad,
que produjo históricamente el primer chorro de petróleo comercial de los
Estados Unidos, con el fin de producir cantidades industriales de kerosina para
la iluminación. Con este acontecimiento se da inicio a una nueva actividad económica para el ser
humano. Sin embargo lo que no se sabía era que el nuevo “oro negro” sería
contraproducente para nuestro planeta. Es curioso asimilar un recurso que sea
para el progreso del ser humano se convertiría con el tiempo en algo dañino para el “hogar” del
mismo.
Las
energías no renovables, como el nombre indica, son aquellas fuentes de energía
halladas en la naturaleza y que se dispone de
una cantidad limitada de ellas, la
cual una vez consumida no puede ser sustituida por ningún medio. Las energías
no renovables más fructíferas en el tema económico son los hidrocarburos pero
al mismo tiempo las que más daño hacen al medio ambiente.
Ahora bien, ¿Por qué los hidrocarburos son dañinos para el medio ambiente? Muy simple, porque todo lo relacionado con
ellos significa un impacto negativo para nuestro medio ambiente.
“El crecimiento esperado en el consumo de
energía en el mundo, conlleva el aumento de la preocupación sobre la
contaminación y los efectos ambientales derivados de utilizar combustibles
convencionales”. (Rico, D. 2008). Por ejemplo en nuestra atmosfera, cada que se
expulsan gases se está afectando a la atmosfera, los gases que expulsamos son
mediante la quema, ya sea por la gasolina de nuestros coches, barcos, aviones,
fábricas de explotaciones petrolíferas,
estos gases producirán lo que se llama el efecto invernadero, lo que
produce que la temperatura de la tierra suba. También se afecta cuando hay
búsqueda de petróleo ya sea en el mar o en la tierra, porque ocasiona daños muy
graves, por ejemplo en el derrame de petróleo en los mares provoca serios daños
en la vida marítima. De la quema de gases se deriva el smog y otras afectaciones
como la lluvia ácida, los cuales afectan directamente al ser humano. En algunos
países como Estados Unidos y Canadá, “estas actividades son la fuente más
grande de contaminación en aire, tierra y agua, y los pronósticos para el
futuro resultan alarmantes en lo que se refiere al cambio climático: sequías,
pérdida de cosechas, muerte de bosques, elevaciones en los niveles del mar,
incendios, tormentas violentas, entre otras consecuencias”. (Román, A. 2007). Adicionalmente este tipo de energía tiene un
rival que está creciendo mucho, y son las energías renovables. Las cuales por
el contrario sí son renovables ya que se obtienen de fuentes naturales
virtualmente inagotables, ya sea por la inmensa cantidad de energía que
contienen, o porque son capaces de regenerarse por medios naturales. Entre las energías renovables se cuentan la
eólica, geotérmica, hidroeléctrica, mareomotriz, solar, undimotriz, la biomasa
y los biocombustibles. Pero entonces, si
existen energías alternativas que son amigables con el medio ambiente y son
renovables ¿Por qué no sustituyen a las energías no renovables? Simplemente porque las energías no renovables
han demostrado su sustentabilidad económica. En las actividades secundarias es
la primer actividad económica a nivel mundial. Tan solo en México, según datos
de Petróleos Mexicanos (PEMEX) en 2013 se registró un saldo positivo de 20mil
263 millones de dólares en flujo de efectivo. Lo que lo hace el principal
ingreso del gobierno federal. Además “la problemática para incrementar la
producción de energía renovable radica en su costo, tanto de los equipos
(inversión de capital) para generarla”. (Funes, M. 2013). Y si a esto le
sumamos que su rendimiento es muy bajo al de las energías no renovables, pues
se torna todavía menos atractiva la idea de sustituir al modelo económico
actual.
Para
mí tiene que ser un proceso por etapas, no se puede sustituir de la noche a la
noche a la mañana un modelo económico tan fuerte como el que se tiene
actualmente. Y al parecer este modelo causa mucha satisfacción financiera para muchos países y para sus
habitantes aunque sea a costa de nuestro medio ambiente. Esto, basándonos en
Rachels podría sonar un tanto
utilitarista “debemos juzgar las acciones como correctas o incorrectas
dependiendo de si causan más felicidad o más infelicidad”. (Rachels, 2011,
p.164). Pero yo difiero con esta teoría, yo creo que no todos estamos de
acuerdo con que se deteriore nuestro lugar donde vivimos porque al fin de
cuentas el fin del hombre de lucrar económicamente sería inútil sin un lugar
digno y adecuado para vivir. Al no estar
todos de acuerdo se estaría atentando contra una teoría muy importante la de
Kant, la cual tiene como base el contrato social: “es el conjunto de reglas que
gobiernan cómo personas deben tratarse unas a otras, que la gente racional
estará de acuerdo en aceptar, para su mutuo beneficio, a condición de que los
demás también sigan esas reglas”. (Rachels, 2011, p. 237). Entonces, si no
todos estamos de acuerdo en que se esté afectando al medio ambiente, existe una
discrepancia que rompe con el contrato social. Como decía anteriormente creo que el cambio se
tiene que dar sí o sí no hay de otra. No tiene sentido la búsqueda insaciable
de nuevos mantos petrolíferos para consumo humano porque si estamos
contaminando y destruyendo poco a poco nuestro ecosistema, puede que no nos
toque el desastre total a nosotros pero a nuestros hijos o a sus hijos sin duda
les tocará. Cabe mencionar que cada vez es más común ver desastres que tienen que ver con la naturaleza, por
ejemplo: huracanes, maremotos, temblores, derretimiento de polos, altas
temperaturas y ondas de calor, vientos fuertes, lluvias constantes, etc.
Yo
creo que se podría reconsiderar el hecho de que las energías renovables no son
tan fructíferas como las no renovables. Según la asociación ecologista WWF
(World Wildlife Fund), ya muchos países europeos están sustituyendo las
energías convencionales por renovables. Es más, en otros continentes la
tendencia es esa. Sin duda es un nuevo mercado que no hay mucha competencia y
se puede explotar. México es uno de los países que este año comenzará por
apostar por energías renovables. Según datos de El Economista, a través de asociaciones
público privadas (APPs) y con una inversión inicial de más de 1,627 millones de
pesos para la conformación de tres consorcios, México por primera vez enfoca su
rumbo para aprovechar energías renovables y alcanzar la meta que se planteó
para el 2030: que 35% de la energía que se consuma proceda de fuentes como el
Sol, la Tierra o el viento. Pero desgraciadamente también se está apostando y
mucho por las energías no renovables, así lo podemos ver con las nuevas
reformas energéticas. Por todo lo anterior
expuesto creo que es hora de actuar. No hay duda alguna que las energías no
renovables son muy fructíferas económicamente y que por muchos años han sido el
sustento de muchos países ¿Pero a qué precio? Hemos llegado al punto de
lastimar lo más preciado que tenemos los seres humanos: nuestro hogar, nuestro
entorno, a nosotros mismos, a nuestro ecosistema y peor aún a nuestras próximas
generaciones. Es hora de cambiar el modelo económico, pero para que esto suceda
es necesario que todos pongamos nuestro
granito de arena y no solo con buenos deseos. Todos tenemos que actuar desde
los altos mandos como lo es el gobierno, hasta empresas privadas, ciudadanos,
expertos en la materia, activistas, etc. Tenemos que aportar en lo que nos
corresponda e interesarnos más en no
dañar lo que es de todos, lo que nos pertenece a todos: La tierra.
Referencias
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