Estephania Peña Alvarez
A01225838
ITESM, Campus GDL
La discapacidad, un problema de todos
“Sé el cambio que quieres ver en el mundo”
Gandhi. (De los Ángeles, M. 2009).
Introducción
La mayoría de las personas tenemos
la mala costumbre de quejarnos de todo lo que pasa a nuestro alrededor y todo
el tiempo, nos ponemos de malas por el tráfico, por el frio, por el calor, nos
abrumamos por que tenemos muchas tareas por realizar, maldecimos y nos quejemos
con Dios por todo lo malo que nos pasa. Parece que vivimos en otro mundo y que
no nos damos cuenta de los problemas verdaderos que existen a nuestro
alrededor; ¿por qué no, despertar y en lugar de quejarnos por el clima
agradecemos a Dios por estar sanos, por no tener ningún dolor, por poder ver el
amanecer, por caminar, por sentir?
Tristemente,
hay muchas personas no tienen la dicha poder hacerlo, por que padecen de alguna
discapacidad; sin embargo, no se dan por vencidas a pesar de las dificultadas
por las que a traviesan a lo largo de su vida. Muchas de estas dificultades son
propiciadas por la discriminación, que se vive en diversos ámbitos como lo es a
nivel social, cultural, urbanístico, etc. Especialmente en nuestro país, la
discriminación para los discapacitados es evidente, las construcciones son
deficientes para las personas con discapacidad,
no existen rampas correctamente aplicadas, espacios amplios para el uso
de sillas de ruedas, etc.
La
discriminación es problema que nos afecta a todos y que esta en cada uno de
nosotros hacer algo por mejorarlo. Deberíamos hacer conciencia para respetar y
tomar en cuenta a todas las personas, incluyendo a los discapacitados. Es por
esto que es en este ensayo se hablará de esta desigualdad y como podemos
combatirla.
Palabras Clave: discapacidad,
discriminación, exclusión, marginación, derechos humanos, felicidad, barreras, respeto, dignidad, igualdad.
“El tema de las personas
discapacitadas es todo un reto, ya que desde el primer núcleo de la sociedad,
que es la familia, la mayoría de ellas enfrentan los primeros problemas de
aceptación, maltrato y total dependencia de la familia, posteriormente la lucha
es acomodarse en la sociedad, misma que los discrimina y margina, tratándolos
como personas “defectuosas” (Flores Salgado, L. 2010,p. 112). ¿Cuántas veces nos
hemos sentido incomodos ante la presencia de un discapacitado? ¿cuántas has sentido lástima? ¿Alguna vez has
pensado que los discapacitados son raros
por que no pueden hacer todas las cosas?
Tristemente, muchas personas lo piensan; esta manera de ver a los
discapacitados es un enorme problema que existe en México: la
discriminación; nos cuesta trabajo
pensar que las personas con discapacidad forman parte de nuestro mundo y que
así como cualquier ser humano tiene el derecho de ser feliz.
Los discapacitados
no solamente experimentan la discriminación
al verlos diferentes, muchas veces son incapaces de realizar ciertas
actividades por varias razones, incluyendo que los espacios en los que se
desarrollan no son apropiados para ellos. “Los obstáculos que
enfrentan diariamente las personas con discapacidad impiden o dificultan el
desarrollo de sus actividades y contribuyen a su marginación” (Comisión de los
Derechos Humanos, 1999. p.28). La discriminación para los discapacitados no
termina, y es que en mi punto de vista,
no nos ponemos en sus zapatos; detengámonos por un momentos y
pensemos lo que pasaría si fueras
en carretera y de pronto sufres un terrible
accidente, pierdes el conocimiento y lo recuperas al despertar en un
hospital sin movilidad en las piernas, el doctor te da la noticia de que no
volverás a caminar y tendrás que usar
silla de ruedas el resto de tu vida. Por supuesto que no sería una noticia agradable y sería difícil de
asimilar pero al incorporarnos a nuestra
rutina nos gustaría que las demás personas nos respetaran, que no nos vieran
como bichos raros, también quisiéramos poder realizar todas las actividades que
antes del accidente solíamos hacer, ir a trabajar, divertirnos, reunirnos con
amigos, salir a distraernos a la calle, ir a centros comerciales, etc. Ahora
piensa la realidad que vivimos en México, muchas de estas actividades serían
sumamente difíciles de realizar, si no es que imposibles, debido a las
deficiencias que muestran muchos de los edificios y calles en nuestro país; ni
siquiera podríamos salir a dar la vuelta en nuestra colonia porque la silla de
ruedas se atoraría en todas irregularidades de la acera, tampoco podríamos ir a
los edificios que no cuentan con elevadores o que no sirvan, así como muchas
actividades más. Lo triste es que como la mayoría de las personas tenemos la
suerte de no tener ninguna discapacidad no vemos esta realidad como un grave
problema, esta es una manera egoísta de ver las cosas, puesto que no nos
importa lo que le pase al otro, como lo dice el egoísmo ético “nuestro único
deber es hacer aquello que es lo mejor para
nosotros mismos” (Rachels, J. 2006. p. 129). “El egoísmo ético es la idea
de que cada quien debe buscar exclusivamente su propio interés” (Rachels, J.
2006. p. 128).Pensar en nosotros solamente, en mi punto de vista no es la mejor
opción pues la convivencia con las demás personas se vuelve algo innecesario o
de conveniencia. Sin embargo, hasta que nos pasa a nosotros es cuando valoramos
lo que tenemos; por esto es importante considerar que todos los seres humanos
somos iguales y que a todos nos puede pasar por lo que la inclusión de los
discapacitados es un trabajo social y cultural en el que se requiere
responsabilidad ética; como bien lo
resume la regla de oro: “ trata a los demás como quieres que te traten” (De los
Ángeles, M. 2009), así todos seríamos respetuosos con todos y podríamos vivir
más felices.
Las
personas con discapacidades presentan mucha dificultad para acceder a los edificios en México, como lo dice una
encuesta realizada a 45 adultos con esta
discapacidad en donde se detectó que
“Las mayores barreras fueron el acceso a los edificios públicos (54%) y a la
educación técnica (83%).” (Hurtado Floyd, 2010) por lo tanto presentan gran
dificultad para realizar sus actividades y tener una convivencia de igualdad.
Los discapacitados se sienten impotentes al ser presas de la discriminación
tanto en edificios como en el comportamiento de las demás personas. En muchos
de los casos la marginación también la encontramos en la construcción de las
calles “debido a que el diseño urbano no contempla las necesidades y los
requerimientos de las personas con discapacidad, éstas se sienten excluidas y
marginadas, pues no existen las condiciones de equidad que les facilite la
posibilidad de acceder a los diferentes servicios”(Comisión de los
Derechos Humanos, 1999. p.28). Estas deficiencias en el ámbito urbano crean a
su vez una discriminación mayor, ya que al no poder acceder con facilidad a
los edificios de trabajo, tienen menor
oportunidad para conseguir empleos; al no poder acceder a los bares, cines,
restaurantes, etc. les impide la convivencia con las demás personas así como
hacer nuevos amigos y encontrar pareja, discriminación en la educación, y más.
(Barton, L. 1998. p.214)
Todas las personas somos iguales y por tanto
merecemos los mismos derechos “el esquema adoptado por la Ley consiste en
subrayar los derechos que tienen las personas discapacitadas, los cuales desde
luego son los mismos que el resto de la población” (De la Torre, M, C. 2006.
p.347). Para los discapacitados muchos de estos derechos no son del todo
respetados o no tienen la misma importancia para algunas personas, ya que
existe el pensamiento egoísta de que al no ser la mayoría de la población los
que tienen una discapacidad no es una
obligación ayudar a la inclusión de los discapacitados; sin embargo “Deben de
considerarse como derechos de las personas discapacitadas el derecho a la protección
de su salud, derecho al trabajo, derechos políticos, derecho urbanístico
(instalaciones urbanísticas y arquitectónicas adecuadas, que les permitan
desarrollar sus actividades) derecho a la cultura y deporte, derecho a la
protección del consumidor, derechos fiscales” (Flores Salgado, L. 2010, p.
116).
Es importante que pongamos de nuestra parte y respetemos los derechos de
todas las personas sin hacer excepciones
para que esta desigualdad que existe hacia las personas con discapacidad
se vaya erradicando. Como lo dice la teoría de Kant, “nuestro deber es obedecer las reglas que
pudiéramos consistentemente desear que fueran universales; esto es, reglas que
quisiéramos que la gente siguiera en toda circunstancia”(Rachels, J.2006
p.266). A todas las personas les gustaría ser tratado igual y tener los mismos
derechos a pesar de cualquier discapacidad, entonces respetar y ayudar al desarrollo de los discapacitados
se vuelve una regla universal. Por eso, “su integración en la vida de la
sociedad debe promoverse y apoyarse mediante legislaciones que garanticen el
acceso a instalaciones y servicios, entre otros: edificios públicos y a lugares
de trabajo, calles y aceras, transportes públicos, vivienda respetando las
normas de accesibilidad arquitectónica, de perros guías en lugares públicos,
atención sanitaria” (Santillán Rivero, E. 2004p. 5).
Es un hecho que la discriminación
está presente en nuestro país, vamos describiendo un ejemplo de cómo los
discapacitados sufren de la exclusión hasta en la educación. Las bibliotecas
nacionales: “Tienen además como misión acercar toda esa información a los
ciudadanos nativos de su país, sin importar raza, sexo, religión, lengua,
opinión o cualquier otra condición o circunstancia social”(Santillán Rivero, E.
2004, p. 3). Sin embargo, en muchas
bibliotecas de México no se cuenta ni con las instalaciones apropiadas para el
paso de una persona en silla de ruedas (no hay rampas,
el espacio del baño, así como los pasillos
se encuentran muy reducidos para el movimiento de personas con
discapacidad, etc.) otras bibliotecas en
donde el personal no tiene la disponibilidad para ayudar a los discapacitados a
encontrar libros o cualquier otro material que busquen; en otras,
no hay libros para las personas ciegas y podríamos seguir con una larga
lista de deficiencias pero el punto importante es que no solo se trata de una discriminación
social, sino también a nivel urbano y sobre todo una discriminación en la educación;
¿cómo se pretende incluir a las personas con discapacidad si no tienen las mismas oportunidades en la
educación? Si no se incluyen en la
educación, también sabremos que serán excluidas
en el ámbito laboral y seguir con esta cadena de desigualdad.
Podremos ofrecer una mejor calidad de vida a las personas con discapacidad
si empezamos a crear edificios que
permitan un fácil acceso con rampas que tengan la pendiente necesaria para
acceder a este en una silla de ruedas, baños
y pasillos amplios, uso de tecnologías y muchos más.
Diseñar edificios con mayor inclusión para las personas con discapacidad,
no es tarea sencilla; un aspecto por lo cual las personas están en contra de la
creación de espacios que permitan que
los discapacitados se sientan incluidos en la vida “ normal” de las personas es
porque “... atender las demandas de los usuarios discapacitados significa un
enorme reto, porque ello hace necesario realizar adecuaciones tanto de
servicios como de instalaciones ” (Santillán Rivero, E. 2004, p. 3) y resulta ser algo costoso o difícil de
realizar por algo que según algunas personas no es tan importante. Mencionando
de nuevo al egoísmo ético, sugiere que “cada uno de nosotros divida el mundo en
dos categorías de personas -nosotros mismos y los demás- y que consideremos los
intereses del primer grupo como más importantes que los del segundo grupo”
(Rachels, J. 2006. p.146). Con este pensamiento podríamos decir que es correcto
no hacer nada para mejorar las instalaciones o los espacios, no tendríamos
porque hacer algo para los demás, porque el interés de cada uno es más
importante que el de los demás.
Sin embargo no existe diferencia alguna entre nosotros y los demás, así que
“los intereses de otras personas deben importarnos por la misma razón por la
que nos importan nuestros propios intereses; porque sus necesidades y deseos
son comparables
a los nuestros. (Rachels, J. 2006. p.146)
Los empresarios y dueños de edificios, así como el gobierno consideran que
la inclusión de las personas con discapacidad en cuestión de urbanidad y
arquitectura representa un fuerte desembolso económico. En muchos de los casos
se piensa que este gasto es innecesario puesto que la mayoría de las personas
no tienen esta discapacidad. Se piensa que el beneficio no es tan grande o no
lo es para la y el costo seria algo significativo, por lo que prefieren no
invertir o hacerlo en su mínima expresión, dando pie a edificios públicos y
privados con una calidad no apropiada para el uso de las personas con
discapacidad. Estas empresas toman la decisión en base al costo-beneficio y
dicen que el costo es muy grande puesto que se tiene que invertir mucho dinero
en la implementación de estas servicios, sin embargo no se fijan en que el
beneficio no se basa en un valor económico, estas comparando con la calidad de
vida de muchas personas, aunque no sean la mayoría. “Si cierta acción
beneficiara (o dañara) a otras personas, entonces ésta sería una razón de por
qué deberíamos (o no deberíamos) realizar esa acción” ( Rachels, J. 2006,
p.128); o como lo dice el utilitarismo de la regla, existen reglas para no
violar los derechos humanos y en este caso se están violando los derechos de
los discapacitados, sumándole que en un futuro el beneficio tendrá un impacto
importante que será benéfico no solo para su empresa misma, si no también para
toda la nación (Rachels, J. 2006. P. 120).
Para poder tener un país, como es lo esperado en
México, sin discriminación; las leyes y
los derechos humanos juegan un papel muy importante. “México cuenta con un
marco jurídico que protege a las personas con alguna discapacidad física, tales
como la Ley General de Protección a Personas con Discapacidad, Ley de
Protección e Integración de las Personas Discapacitadas...” (Flores Salgado, L.
2010,p.121) por mencionar algunas. Aún con estas leyes y programas, la discriminación sigue
estando presente y sigue siendo un problema con un fuerte impacto a nivel
social en nuestro país, puesto que
muchas las personas no tienen la
conciencia de respetar y tratar a las
personas con discapacidad de manera equitativa.
Basándonos el ejemplo de las bibliotecas, podemos ver que la preocupación para evitar esta
discriminación no es solo a nacional, también es internacional. En diferentes
partes mundo existen diferentes
bibliotecas que desean integrar a las personas con discapacidad para que tengan
acceso a toda la información; en estas bibliotecas se les
proporcionan audiolibros y material en braille a
las personas videntes; se preocupan por tener personal preparado para ayudar a
cualquier discapacitado, entre muchas otras cosas como lo muestran los gráficos
anexos al final del escrito.[1]
(Santillán, Rivero, E. 2004. P.11). Esperando así, que como en los diferentes
países del mundo, México se ocupe realmente por la eliminación de esta
desigualdad entre discapacitados y no discapacitados.
Conclusión
En
resumen podemos decir que la discapacidad es un problema que no solamente
afecta a la persona que lo padece y por
tanto debemos de estar comprometidos con los demás para vivir mejor como
sociedad y como seres humanos. Todas las personas son iguales y merecen el
mismo respeto y gozar de todos sus derechos, dejemos de juzgar a los
discapacitados simplemente por ser diferentes. Tengamos siempre en mente que en
cualquier momento nos puede pasar a nosotros y en ese caso nos gustaría ser
tratados con respeto e igualdad.
La discriminación es un grave problema en México,
sin embargo, no es imposible de erradicar; está en que cada uno de nosotros
haga lo que este en sus manos para que esto cambie. Pequeños o grandes cambios
como no burlarlos de ellos, cederles el paso, respetar los señalamientos,
diseñar o construir espacios apropiados para su movilidad, implementar
servicios de tecnología y muchos otros más, pueden hacer la diferencia entre un
país con discriminación y uno equitativo y justo.
En lo que a mi respecta en el ámbito laboral,
debido a la profesión que ejerceré de arquitecta, haré todo lo posible por
romper con esas barreras y crear espacios públicos y privados para que todas
las personas sin excepción alguna, pueda disfrutar de ellos.
Al contribuir para que esta discriminación se
acabe, no solo estamos ayudando a los discapacitados nos estamos ayudando
todos; nos sentiremos mejor con nosotros mismo al ser capaces de ayudar a otro,
mejoraremos nuestra relación social y sobre todo crearemos un país con muchas
más posibilidades de crecimientos. Dejemos de quejarnos por lo insignificante,
pongamos en los zapatos del otro y seamos el cambio que queremos ver.
Referencias
Básicas
Barton, L. (1998). Discapacidad y sociedad. Ediciones
Morata. Madrid. 283p.
Comisión nacional de los derechos
humanos. México. (1999). La incorporación
al desarrollo de las personas con discapacidad. México. 1ra edición. 39p.
De la Torre, Martínez, C. (2006). El derecho a la no discriminación en México.
Editorial Porrúa. México. 1ra edición. p.396.
Flores Salgado, Lucerito Ludmila.
(2010). Las personas discapacitadas como grupo vulnerable a la luz de la
Constitución mexicana. IUS. Revista del Instituto de Ciencias Jurídicas de
Puebla A.C., . 113-125. Recuperado de:http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=293222980007
Hurtado Floyd, M. Aguilar Zambrono,
J. Mora Antó, A. etc. (2010)
Identificación de las barreras del entorno que afectan la inclusión social de
las personas con discapacidad motriz de miembros inferiores. Revista salud Uninorte, artículo original.
Recuperado de: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script= sci_arttext&pid=
Rachels,
James. (2006). La introducción a la
filosofía moral. Fondo de cultura económica.1ra Edición es español. P. 352.
Santillán,
Rivero, Emma; Valles, Valenzuela, Javier. (2004). Las bibliotecas nacionales y
los servicios para discapacitados . Anales de Documentación, . 1-13.
Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=63500723
Referencias
Complementarias:
De
los Ángeles, M. (2009). La regla de oro. Vida Extraordinaria.
Recuperado de: http://www.vidaextraordinaria.com/la-regla-de-oro/
Anexos:
[1] Santillán, Rivero, Emma;
Valles, Valenzuela, Javier. (2004). Las bibliotecas nacionales y los servicios
para discapacitados . Anales de Documentación, . 1-13. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=63500723
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