Por: Rafael Pérez de la Torre
28 de Marzo de 2014
28 de Marzo de 2014
La pobreza que abastece al mundo
Abstract
En
México nos encontramos con un gran problema social cada vez más preocupante: alrededor
de un 40% de la población de México vive en condiciones de pobreza. La mayoría
de la población no tiene acceso a los recursos básicos para satisfacer sus
necesidades. Este es un problema muy serio, ya que las implicaciones en la vida
social pueden llegar a perjudicar la ética y la moral de las personas que,
arrastradas por la necesidad, se ven obligadas a recurrir a la violencia, al
robo y al engaño para sobrevivir.
Sin embargo, lo que tal vez no
sepamos es que este no es un problema reciente, sino que la pobreza ha existido
en México desde hace cientos de años; lo que sí sabemos es que cada vez daña más
a la sociedad. Y contrario a lo que
muchos piensan, nos afecta a todos, ya que a partir de la pobreza se derogan
otros problemas, como puede ser la delincuencia, discriminación, desempleo.
Desarrollo
La información da
cuenta de las variaciones en la pobreza a lo largo del territorio nacional: el
hecho de que 52 millones de mexicanas y mexicanos se encuentren en situación de
pobreza, y 11.7 millones en condición de pobreza extrema, permite dimensionar
la magnitud de los desafíos que enfrenta el Estado para erradicar la pobreza,
especialmente en las regiones y los grupos sociales más desfavorecidos y
rezagados. (CONEVAL , 2010)
Boltvinik sostiene que los datos
oficiales de CONEVAL, que son los datos oficiales de la Pobreza en México, son maquillados
para encubrir la dimensión real y dramática del problema de la pobreza. De
acuerdo a uno de sus análisis, cuatro de cada cinco mexicanos sufre algún tipo
de carencias. O lo que es lo mismo, 80% de la población mexicana vive en
condiciones de pobreza, real o vulnerable. (Boltvinik, 2014)
Los niveles de pobreza y desigualdad
en México afectan no sólo a las personas como individuos, sino que también limita
el desarrollo de la nación. El bajo índice de desarrollo humano con el que
contamos pone en peligro la estabilidad social, fomenta la falta de educación, los bajos niveles de
salud y la carencia de un empleo formal. Todo esto a su vez completa el cuadro
de la inseguridad económica, debido a la incapacidad de la mayoría de la
población para sufragar los gastos, tanto básicos como estos que de manera
inherente contribuirían a sacar adelante al país. Tal como asegura Sen: "El análisis de la pobreza debe estar enfocado en
las posibilidades que tiene un individuo de funcionar, más que en los
resultados que obtiene de ese funcionamiento". (Quesada,
2001)
La pobreza es generalmente el
resultado de complejas interacciones entre variables estructurales, ambientales
y personales. Sus efectos son por lo común devastadores, e imprimen una
desgarradora impronta tanto en el malestar material como en el alma de quienes
la padecen. Pero, sean como consecuencia o como causalidad, las microculturas,
incluyendo los valores y las actitudes, de las personas que viven en pobreza
influyen sobre su situación, para posibilitar superarla o, por el contrario,
deplorablemente, para reforzarla. (Schiappa-Pietra, 2011)
Las dos tendencias políticas más
conocidas que contemplan modelos económicos que involucran a su vez a la
pobreza son la tendencia la liberal y la socialista. De ellas se puede
sintetizar que en ambas se tiene en el mismo concepto de una persona pobre: el
pobre es, en esencia, uno de los ejes centrales de estas políticas. A diferencia de antes, ahora son percibidos
como sujetos de integración social a los
que se integrar, no segregar, del resto. Cada modelo pretende lograr esto a su
manera, ya sea a través de la política o de la economía, pero resulta indudable
que cada vez más se tiene consciencia de que la pobreza no debe existir bajo
ningún concepto, en ningún modelo aplicable a cualquier país del mundo. (LAOS, 2011) Después de todo, en
palabras de Muhammad Yunus, conocido como el ‘banquero de los pobres’: “Una buena
teoría económica debe dar a las personas la oportunidad de usar sus talentos
para construir sus propias vidas. Debemos escapar de la ruta tradicional, donde
los ricos hacen los negocios y los pobres dependen de la caridad privada o
pública.”** (Yunus, 2006).
La información disponible da cuenta de los cambios en la
pobreza a lo largo del territorio nacional: el hecho de que “52 millones de
mexicanas y mexicanos se encuentren en situación de pobreza, y 11.7 millones en
condición de pobreza extrema” (CONEVAL , 2010) , permite dimensionar
la magnitud de los desafíos que enfrenta el Estado para erradicar la pobreza,
especialmente en las regiones y los grupos sociales más desfavorecidos y
rezagados.
Tomemos en cuenta que dentro de las
éticas teleológicas se propone como meta el bienestar humano, y todas aquellas
personas que viven en la pobreza no lo están teniendo, no tienen una vida de
calidad digna para ellos, el no ser pobre implicaría “[...] tener seguridad personal y ambiental, acceso a bienes materiales para llevar una vida digna, buena salud y buenas relaciones sociales, todo lo
cual guarda una estrecha relación con y subyace a la libertad para tomar decisiones y actuar.” (Perspectivas del Medio
Ambiente Mundial GEO, 2008, p. 13)
Pero
dejando de lado las éticas teleológicas. Si partimos desde un punto de justicia y equidad,
creo que es de los puntos más importantes sobre la pobreza, qué tal si nos
preguntamos: ¿la sociedad es injusta sólo para algunos? ¿Sólo para los 52
millones de mexicanos que se encuentran en situación de pobreza? Entonces eso
significa que también condenamos a esa sociedad, aun sabiendo que las
injusticias garantizan beneficios utilitarios para unos cuantos. La justicia
distributiva consiste en repartir de una manera imparcial las cargas de la
sociedad. Las personas que viven en la pobreza, no es que le haya gustado esa
forma de vida, sino que la mayoría se ve forzada a vivir de tal modo, luego se
tienen que resignar y ellos mismos se hacen de la idea que sus problemas no
tienen solución, que están condenados a eso, que no hay quien pueda ayudarlos.
Sin embargo, en ese punto quisiera agregar
que en algunas ocasiones, no en todas, puede darse el caso en que algunas
personas deseen salir de la pobreza pero la falta de medios no sea lo que los
detiene. Hay quienes pasan toda su existencia, no en condiciones de pobreza
extrema, pero sí de carencia y se ven obligados a aceptar trabajos rácanamente
remunerados. Pero aun así es más fácil quejarse y soñar con la vida de un rico,
por lo tanto se abandonan a un conformismo y una ignorancia deplorables. Tal
condición es, a mi entender, una muestra clara de pereza mental, una que raya
además en un complejo ingenuo y superficial de ver el mundo. Y no obstante, la
gente vive ‘miserablemente feliz’, con un complejo de inferioridad superior,
esto es, inferior porque desean un estilo de vida mejor al que tienen pero
viven conformes, haciendo esfuerzos mínimos por cambiar su situación, pero de
alguna forma esto les parece suficiente, superior porque he observado que en
ocasiones su situación y su incapacidad para cambiarla dota a algunos de un
sentido de orgullo que les hace creer que no pudieron haber hacho nada de mejor
manera, que están bien donde están, que no quieren convertirse en un ‘rico
mamón insufrible’, cuando es evidente que sí.
Creo
que las palabras de Muhammad Yunus expresan consistentemente la idea de que se
puede vivir en un mundo sin pobreza, con esto no me refiero a que todos seamos
ricos, sino a que se puede crear un mundo con m[as igualdad, las palabras son son:
“Creo firmemente que podemos crear un mundo sin pobreza, si creemos en ello, de
manera colectiva. En un mundo sin pobreza, el único lugar en el que ustedes
podrían verla, es en los museos de pobreza. **” (Yunus. 2006)
Conclusión
No obstante, esto sólo sirve para
representar a una pequeña parte de los afectados, la realidad es que la gran
mayoría se ve bastante afectada por las condiciones de pobreza y eso es algo
que no se debe poder permitir en un país civilizado y democrático como se
supone que es el nuestro.
Para concluir, Aristóteles decía que
los seres humanos efectuamos nuestras acciones y elecciones con un fin: ser
felices. Por tanto, la felicidad es el fin último que nos proponemos por
naturaleza, de forma ineludible. Dicen que el dinero no compra la felicidad
pero es indudable que sí puede mejorar localidad de vida de las personas. Y
siendo la felicidad algo tan subjetivo que resulta imposible definirlo con
palabras, me parece poco probable que además podamos darle precio. Pero eso no
es excusa para que no busquemos ponerle fin a la condición infrahumana en la
que viven tantas personas en el país, personas quizá no muy diferentes a
nosotros, cuya única diferencia fue la suerte de familia en la que nacieron.
Referencias
Boltvinik, J. (24 de Febrero de 2014). La pobreza
analizada por Julio Boltvinik. Obtenido de
http://www.infocajeme.com/noticias.php?id=25882
CONEVAL . (2010). Obtenido de
http://www.coneval.gob.mx/medicion/Paginas/Medici%C3%B3n/Pobreza-2010.aspx
LAOS, J. B. (2011).
redalyc.org. Estudios Sociologicos . Obtenido de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=59855112
Perspectivas
del Medio Ambiente Mundial GEO 4. (2008). Perspectivas
del Medio Ambiente Mundial GEO 4.
Dinamarca: PNUMA.
Quesada, C. (Agosto de
2001). Amartya Sen y las mil caras de
la pobreza. Revista del Banco
Interamericano de desarrollo. Obtenido de
http://www.iadb.org/idbamerica/spanish/jul01s/jul01s2.html
Schiappa-Pietra, O. (2
de 05 de 2011). Instituto del Peru. Obtenido de
http://institutodelperu.org.pe/index.php?option=com_content&task=view&id=1484&Itemid=130
Yunus, M.
(2006). The Nobel Peace Prize 2006.
07/05/2014, de The Nobel Foundation Sitio web: http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/peace/laureates/2006/yunus-lecture-en.html
** En inglés en el
original.
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