Emmanuel Hernández
A01226929
Consumismo
Introducción
Un mundo económicamente
globalizado tiene que echar cuentas globalmente sobre quiénes no pueden
consumir ni lo básico y por qué, y quiénes consumen compulsivamente y por qué,
y qué relación hay entre el no consumo de unos y el consumo excesivo de otros. Las
cosas se tiene que equilibrar porque es de justicia. (Cortina, A. 2002. P.14) Cada
año, millones de personas mueres por desnutrición y males de salud relacionados
debido a la carencia económica que sufren y a la falta de oportunidad. Y esto
sucede, tanto en países primermundista como en países de tercer mundo.
Gastamos
dinero en nosotros mismos, no solo para cubrir las necesidades de la vida, si
no para también comprar inumerables lujos: buenos automóviles, vestimenta
costosa, estéreos, casas, joyas y demás. Esto es un problema que afecta nuestro
egoísmo ético. El propósito moral más alto del hombre es alcanzar su propia
felicidad. (Rachels, 2013)
Desarrollo
La
expansión y aceleración del consumo y su posición como articulador de las
relaciones de convivencia social es un fenómeno del siglo XX. La sociedad de
consumo y la cultura del consumo son el ambiente mental y el modelo
civilizatorio que comienza a abarcar el mundo a partir de la producción en masa
viabilizada por la segunda revolución industrial. (Carosio. Alba, 2013)
El
consumismo es la actividad de adquirir bienes de manera inmoderada. Muchas
veces el consumismo está relacionado con el materialismo, ya que el materialismo, que consiste en darle
prioridad a lo material antes que a la persona misma y valorar a una persona
por lo que tiene y no lo que es, está
muy presente en nuestra sociedad actual, y es por eso que, constantemente se nos
incita a la compra descontrolada de bienes, que, en muchos casos son
innecesarios. El modelo del capitalismo se basa en el aumento constante de
bienes que propone la utopía de la abundancia infinita. Estimular la compra y
aumentar los deseos de consumo supone un conjunto de valores, donde el placer y
el tener se presentan como objetivos deseables y centrales en la vida.
(Carosio, A. 2013)
En
2005, la población urbana del mundo era de 3.18 billones de personas, lo que
representaba el 49% de la población total; de ésta, sólo 1.700 millones son
consumidores, pero 2.800 millones de pobres viven con menos de 3 dólares
diarios. El 15% de la población mundial vive en países de altos ingresos y le
corresponde el 56% de todo el consumo del mundo, mientras que al 40% más pobre
de la población mundial, que vive en países en desarrollo, le corresponde
únicamente el 11%. (Carosio, A. 2013)
Kant
penssaba, que los seres humanos ocupan un lugar especial en la creación, el
decía que tenemos “un valor intrínseco, esto es, dignidad”, lo que nos hace
valiosos sobre cualquier precio. (Rachels. J, 2013. p.209) Es por ello que en
el momento que le das un valor a una persona por la ropa que usa, el coche que trae
o las joyas que vista, estás faltando ante la idea de lo que nos vuelve
humanos, nuestra dignidad.
Hay
sólidas pruebas de que el comercio impulsa el crecimiento económico, el cual se
ve reflejado en más empleos. Pero también es cierto que se pierden empleos
cuando el comercio se encuentra en expansión. (Organización mundial del
comercio).
Sin
duda el comercio tiene potencial para la creación de empleos, y es por ello que
el consumo de vienes no trae en sí nada malo, el problema nace cuando la
persona le da un significado más allá de aquel para el que fue creado. John
Stuart Mill, en su doctrina utilitarista, afirma que la felicidad es deseable y
la única cosa deseable como fin; todas las demás cosas son deseables como
medios para este fin, una idea hedonista. (Rachels, 2013) En otras palabras,
debemos ver las cosas como herramientas para alcanzar la felicidad y no lo
contrario, buscar la felicidad en las cosas. Este principio es fundamental para
entender el dilema ético que se presenta. Por un lado, abusar de el es
inclinarnos al conformismo, que sería lo mismo al no buscar un desarrollo
personal ni desear algo más de la vida, adaptarnos a lo que tenemos o lo que
nos han dado y simplemente vivir con ello. Por el otro lado, esta el
consumismo, que como hemos visto, nos crea una necesidad de obtener cada vez
más y más, queriendo llenar aquello que mi padre nombraba “el séptimo costal”,
aquel de la avaricia. Ya que la avaricia nunca se satisface.
La
mayoría de las personas vive una batalla constante sobre quién viste la mejor
ropa, los mejores accesorios o quien conduce el mejor auto. Sólo una actividad
económica en continua expansión será capaz de satisfacer esa ilusión de
conseguir el bienestar a base de consumir cada vez más. “Estas creencias y
valores están muy arraigados entre nosotros, hasta tal punto que uno de los
indicadores clave para medir nuestro estado de bienestar suele ser el
incremento del consumo.” (Economía Solidaria)
La
RAE define al consumismo como: “Tendencia inmoderada a adquirir, gastar o
consumir bienes, no siempre necesarios.” (RAE) . Y al
materialismo como: “Tendencia a dar importancia primordial a los intereses
materiales.” (RAE)
Esto
afecta directamente a la dignidad humana, uno de los principios básicos de
Kant. Ya que deformamos la imagen de las personas para darle principal
importancia a la manera que visten, hablan o se comportan, en lugar de respetar
a la persona, que por el simple hecho de ser humano, se merece.
Hoobs
fundamenta que, el hombre en el estado de naturaleza es un ser orientado por
sus pasiones, afectos, sentimientos e intereses individuales. (Cortés, F. 2013)
En
el programa “Obsesión”, desarrollado por National
Geographic, dedican una sección al consumismo y a los famosos compradores
compulsivos, en la cual dicen que algunas personas experimentan situaciones que
atormentan su vida; hombres y mujeres que pierden el control de su
comportamiento y son esclavos de su mente, que los obliga a vivir al límite con
ansiedad y angustia. (National Geographic) . Aquí se
demuestra que la gente comienza a ser reflejo de sus posesiones, esto los
obliga a desear cada vez más y más.
Hay
que tener en cuenta también que la sociedad necesita del consumo para su
supervivencia, ya que el mercado es una de las bases de la sociedad, el
intercambio de bienes entre las personas, de la misma manera el consumo de
vienen, la compra y venta, apoyan al crecimiento de la economía. Pero uno de
los principales problemas es que en su búsqueda por recursos, para la
producción de vienes, la naciones ricas (y las corporaciones) han devastado a
las naciones pobres, destruyendo sus bosques, erosionando su tierra y
ensuciando su agua. (Reich, R. 2013) Esto afecta directamente a las personas
que viven en éstas naciones, a las cuales las cortan de sus recursos naturales
para su supervivencia. Esto crea un problema tanto ético como moral, ya que es
responsabilidad de todos el cuidado de nuestro planeta, ya que todos habitamos
en el y también de todas aquellas personas más necesitadas.
Thomas
Hobbs, el filósofo británico, planteaba lo siguiente: Todos queremos vivir tan
bien como sea posible, pero nadie puede prosperar a menos que tengamos un orden
social pacifico y cooperativo; y no podemos tener un orden social pacifico y
cooperativo sin reglas. (Rachels, J. 2013, p.226)
La
idea del contrato social nos obliga entonces a que igualemos nuestras
necesidades, que cuidemos el hecho de la escasez y que busquemos compartir
nuestros bienes. Ya que de acuerdo a Hobbs, que cree en la igualdad esencial
del poder humano, Nadie es tan superior a los otros, ni en fuerza ni en
astucia, que pueda imponerse a ellos indefinidamente. (Rachels, J. 2013, p.
227) Es por ello entonces que dependemos de la caridad y de la buena voluntad
de los otros para ayudarnos entre si. Convertir el consumismo en una
oportunidad de desarrollo, dejar la avaricia de lado y comenzar a compartir.
Una práctica sencilla para llevar a cabo esto es el regalar tu ropa usada, que
cada vez que uno compra una camisa nueva o un pantalón, regalar un pantalón
usado o un camisa usada a las personas necesitadas. De esta manera se crea un
círculo en que los vienes se reciclan y llegan a las personas que más lo
necesitan.
Conclusión
La
gran desigualdad que existe entre ricos y pobres nos tiene que convertir en
seres más sensibles ante las necesidades de las demás personas. Hay que
aprender también a distinguir nuestra obligación en nuestras acciones, es
decir, conocer aquellas supererogatorias, acciones y conductas que superan
nuestro deber social y moral como ciudadanos y humanos. Cuidar la imagen que
hemos malformado sobre el uso de las cosas, que hemos dejado de utilizarlas
como una herramienta para alcanzar la felicidad y comenzamos a buscarlas como
último fin, es decir como que la felicidad se encuentra en las cosas.
Referencias
·
Rachels, J. (2013), Introducción a la filosofía moral. Nueva
York, Nueva York, Estados Unidos: The McGraw-Hill Companies, Inc.
·
Cortina, A. (2014), Por una Ética del Consumo. Santa Fé de
Bogotá, Colombia: Aguilar, Altea, Taurus y Alfaguara S.A.
·
Michelini, D. J. (2010). Dignidad humana en Kant y Habermas. Estudios
de filosofía práctica e historia de las ideas, 12(1), 41-49.
·
Carosio, Alba. (2013). El
género de consumo en la sociedad de consumo. Recuperado desde: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-94362008000100006
·
Carocio, A. (2013). El
consumo en la encrusijada ética. Recuperado desde: http://www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S1315-52162008000200002&script=sci_arttext
·
Cortés Rodas, F. (2011). El contrato social en Hobbes:¿ absolutista o
liberal?.Estudios Políticos, (37). Recuperado desde:
·
Economia Solidaria. (2013). Consumo responsable. Recuperado desde: http://www.economiasolidaria.org/consumo_responsable
·
National Geographic. (2013). Obsesión. Recuperado desde: http://www.natgeo.tv/la/especiales/obsesion
·
RAE. (2013) Definición
de consumismo.
·
Reich, R. (2013). ¿Por
qué el crecimiento económico (no el consumismo) es algo bueno? Recuperado
desde: http://sabanerox.wordpress.com/2010/08/18/%C2%BFpor-que-el-crecimiento-economico-no-el-consumismo-es-algo-bueno/
·
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