viernes, 9 de mayo de 2014


Emmanuel Hernández
A01226929
Consumismo
Introducción

Un mundo económicamente globalizado tiene que echar cuentas globalmente sobre quiénes no pueden consumir ni lo básico y por qué, y quiénes consumen compulsivamente y por qué, y qué relación hay entre el no consumo de unos y el consumo excesivo de otros. Las cosas se tiene que equilibrar porque es de justicia. (Cortina, A. 2002. P.14) Cada año, millones de personas mueres por desnutrición y males de salud relacionados debido a la carencia económica que sufren y a la falta de oportunidad. Y esto sucede, tanto en países primermundista como en países de tercer mundo.
Gastamos dinero en nosotros mismos, no solo para cubrir las necesidades de la vida, si no para también comprar inumerables lujos: buenos automóviles, vestimenta costosa, estéreos, casas, joyas y demás. Esto es un problema que afecta nuestro egoísmo ético. El propósito moral más alto del hombre es alcanzar su propia felicidad. (Rachels, 2013)


Desarrollo

La expansión y aceleración del consumo y su posición como articulador de las relaciones de convivencia social es un fenómeno del siglo XX. La sociedad de consumo y la cultura del consumo son el ambiente mental y el modelo civilizatorio que comienza a abarcar el mundo a partir de la producción en masa viabilizada por la segunda revolución industrial. (Carosio. Alba, 2013)
El consumismo es la actividad de adquirir bienes de manera inmoderada. Muchas veces el consumismo está relacionado con el materialismo,  ya que el materialismo, que consiste en darle prioridad a lo material antes que a la persona misma y valorar a una persona por lo que tiene y no lo que es,  está muy presente en nuestra sociedad actual, y es por eso que, constantemente se nos incita a la compra descontrolada de bienes, que, en muchos casos son innecesarios. El modelo del capitalismo se basa en el aumento constante de bienes que propone la utopía de la abundancia infinita. Estimular la compra y aumentar los deseos de consumo supone un conjunto de valores, donde el placer y el tener se presentan como objetivos deseables y centrales en la vida. (Carosio, A. 2013)

En 2005, la población urbana del mundo era de 3.18 billones de personas, lo que representaba el 49% de la población total; de ésta, sólo 1.700 millones son consumidores, pero 2.800 millones de pobres viven con menos de 3 dólares diarios. El 15% de la población mundial vive en países de altos ingresos y le corresponde el 56% de todo el consumo del mundo, mientras que al 40% más pobre de la población mundial, que vive en países en desarrollo, le corresponde únicamente el 11%. (Carosio, A. 2013)

Kant penssaba, que los seres humanos ocupan un lugar especial en la creación, el decía que tenemos “un valor intrínseco, esto es, dignidad”, lo que nos hace valiosos sobre cualquier precio. (Rachels. J, 2013. p.209) Es por ello que en el momento que le das un valor a una persona por la ropa que usa, el coche que trae o las joyas que vista, estás faltando ante la idea de lo que nos vuelve humanos, nuestra dignidad.

Hay sólidas pruebas de que el comercio impulsa el crecimiento económico, el cual se ve reflejado en más empleos. Pero también es cierto que se pierden empleos cuando el comercio se encuentra en expansión. (Organización mundial del comercio).
Sin duda el comercio tiene potencial para la creación de empleos, y es por ello que el consumo de vienes no trae en sí nada malo, el problema nace cuando la persona le da un significado más allá de aquel para el que fue creado. John Stuart Mill, en su doctrina utilitarista, afirma que la felicidad es deseable y la única cosa deseable como fin; todas las demás cosas son deseables como medios para este fin, una idea hedonista. (Rachels, 2013) En otras palabras, debemos ver las cosas como herramientas para alcanzar la felicidad y no lo contrario, buscar la felicidad en las cosas. Este principio es fundamental para entender el dilema ético que se presenta. Por un lado, abusar de el es inclinarnos al conformismo, que sería lo mismo al no buscar un desarrollo personal ni desear algo más de la vida, adaptarnos a lo que tenemos o lo que nos han dado y simplemente vivir con ello. Por el otro lado, esta el consumismo, que como hemos visto, nos crea una necesidad de obtener cada vez más y más, queriendo llenar aquello que mi padre nombraba “el séptimo costal”, aquel de la avaricia. Ya que la avaricia nunca se satisface.

La mayoría de las personas vive una batalla constante sobre quién viste la mejor ropa, los mejores accesorios o quien conduce el mejor auto. Sólo una actividad económica en continua expansión será capaz de satisfacer esa ilusión de conseguir el bienestar a base de consumir cada vez más. “Estas creencias y valores están muy arraigados entre nosotros, hasta tal punto que uno de los indicadores clave para medir nuestro estado de bienestar suele ser el incremento del consumo.” (Economía Solidaria)

La RAE define al consumismo como: “Tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios.” (RAE). Y al materialismo como: “Tendencia a dar importancia primordial a los intereses materiales.” (RAE)
Esto afecta directamente a la dignidad humana, uno de los principios básicos de Kant. Ya que deformamos la imagen de las personas para darle principal importancia a la manera que visten, hablan o se comportan, en lugar de respetar a la persona, que por el simple hecho de ser humano, se merece.

Hoobs fundamenta que, el hombre en el estado de naturaleza es un ser orientado por sus pasiones, afectos, sentimientos e intereses individuales. (Cortés, F. 2013)
En el programa “Obsesión”, desarrollado por National Geographic, dedican una sección al consumismo y a los famosos compradores compulsivos, en la cual dicen que algunas personas experimentan situaciones que atormentan su vida; hombres y mujeres que pierden el control de su comportamiento y son esclavos de su mente, que los obliga a vivir al límite con ansiedad y angustia. (National Geographic). Aquí se demuestra que la gente comienza a ser reflejo de sus posesiones, esto los obliga a desear cada vez más y más.

Hay que tener en cuenta también que la sociedad necesita del consumo para su supervivencia, ya que el mercado es una de las bases de la sociedad, el intercambio de bienes entre las personas, de la misma manera el consumo de vienen, la compra y venta, apoyan al crecimiento de la economía. Pero uno de los principales problemas es que en su búsqueda por recursos, para la producción de vienes, la naciones ricas (y las corporaciones) han devastado a las naciones pobres, destruyendo sus bosques, erosionando su tierra y ensuciando su agua. (Reich, R. 2013) Esto afecta directamente a las personas que viven en éstas naciones, a las cuales las cortan de sus recursos naturales para su supervivencia. Esto crea un problema tanto ético como moral, ya que es responsabilidad de todos el cuidado de nuestro planeta, ya que todos habitamos en el y también de todas aquellas personas más necesitadas.
Thomas Hobbs, el filósofo británico, planteaba lo siguiente: Todos queremos vivir tan bien como sea posible, pero nadie puede prosperar a menos que tengamos un orden social pacifico y cooperativo; y no podemos tener un orden social pacifico y cooperativo sin reglas. (Rachels, J. 2013, p.226)
La idea del contrato social nos obliga entonces a que igualemos nuestras necesidades, que cuidemos el hecho de la escasez y que busquemos compartir nuestros bienes. Ya que de acuerdo a Hobbs, que cree en la igualdad esencial del poder humano, Nadie es tan superior a los otros, ni en fuerza ni en astucia, que pueda imponerse a ellos indefinidamente. (Rachels, J. 2013, p. 227) Es por ello entonces que dependemos de la caridad y de la buena voluntad de los otros para ayudarnos entre si. Convertir el consumismo en una oportunidad de desarrollo, dejar la avaricia de lado y comenzar a compartir. Una práctica sencilla para llevar a cabo esto es el regalar tu ropa usada, que cada vez que uno compra una camisa nueva o un pantalón, regalar un pantalón usado o un camisa usada a las personas necesitadas. De esta manera se crea un círculo en que los vienes se reciclan y llegan a las personas que más lo necesitan.




Conclusión
La gran desigualdad que existe entre ricos y pobres nos tiene que convertir en seres más sensibles ante las necesidades de las demás personas. Hay que aprender también a distinguir nuestra obligación en nuestras acciones, es decir, conocer aquellas supererogatorias, acciones y conductas que superan nuestro deber social y moral como ciudadanos y humanos. Cuidar la imagen que hemos malformado sobre el uso de las cosas, que hemos dejado de utilizarlas como una herramienta para alcanzar la felicidad y comenzamos a buscarlas como último fin, es decir como que la felicidad se encuentra en las cosas.











Referencias

·              Rachels, J. (2013), Introducción a la filosofía moral. Nueva York, Nueva York, Estados Unidos: The McGraw-Hill Companies, Inc.

·              Cortina, A. (2014), Por una Ética del Consumo. Santa Fé de Bogotá, Colombia: Aguilar, Altea, Taurus y Alfaguara S.A.

·              Michelini, D. J. (2010). Dignidad humana en Kant y Habermas. Estudios de filosofía práctica e historia de las ideas12(1), 41-49.

·              Carosio, Alba. (2013). El género de consumo en la sociedad de consumo. Recuperado desde: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-94362008000100006

·              Carocio, A. (2013). El consumo en la encrusijada ética. Recuperado desde: http://www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S1315-52162008000200002&script=sci_arttext

·              Cortés Rodas, F. (2011). El contrato social en Hobbes:¿ absolutista o liberal?.Estudios Políticos, (37). Recuperado desde:



·              Economia Solidaria. (2013). Consumo responsable. Recuperado desde: http://www.economiasolidaria.org/consumo_responsable
·              National Geographic. (2013). Obsesión. Recuperado desde: http://www.natgeo.tv/la/especiales/obsesion
·              RAE. (2013) Definición de consumismo.
·              ttp://www.scielo.pid=S0120-2596m conocer aquellas supererogatorias, acciones y conductas que superan nuestro deber social y mor Recuperado desde: http://lema.rae.es/drae/?val=mo
·              Reich, R. (2013). ¿Por qué el crecimiento económico (no el consumismo) es algo bueno? Recuperado desde: http://sabanerox.wordpress.com/2010/08/18/%C2%BFpor-que-el-crecimiento-economico-no-el-consumismo-es-algo-bueno/
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