sábado, 10 de mayo de 2014

La sociedad mexicana discrimina a hombres y mujeres homosexuales, mostrando poca tolerancia hacia ellos como ciudadanos en términos de igualdad de derechos

Andrea Magaña Vergara
Tecnológico de Monterrey
Guadalajara, Jalisco
10 de mayo del 2014

Abstract: Una ética de mínimos requiere que las personas estemos conscientes de las diferencias ideológicas o distintas concepciones morales que pueden haber, y a pesar de ello lograr que haya una convivencia armónica y tolerante entre los miembros de una sociedad. Tal como menciona Cortina en Valores mínimos de una ética cívica (2010), si se sigue el marco de la Declaración de Derechos Humanos, podemos ver que los requerimientos indispensables para que los miembros de una sociedad puedan coexistir de manera pacífica incluyen la libertad de elección, igualdad de oportunidades materiales, sociales y culturas en cuanto a los demás que permitan tener una vida digna, terminar con la discriminación así como la tolerancia y el respeto frente a otros individuos que actúan o piensan diferente a mí. Sin embargo, esta ética de mínimos no siempre se practica en relación al tema de la homosexualidad. Dentro de la sociedad mexicana en particular la discriminación a personas homosexuales tanto de género masculino o femenino es común y sus derechos no son los mismos que los del resto de los ciudadanos, ya que se ven privados de algunos de ellos. ¿Pero cómo esperamos que la gente sea más tolerante hacia la homosexualidad si hay tantas personas que tienen un planteamiento de la homosexualidad basado en la ignorancia? Para dar ese paso a la tolerancia y respeto, primero se tienen que quitar de en medio la concepción errónea que tantas personas tienen sobre el tema. Tal como menciona Marta Lamas, hay personas que perciben en la homosexualidad una degeneración asociada con pedofilia, pederastia y prostitución” (2010).  Este tipo de prejuicios y generalizaciones fundadas en concepciones erróneas son los principales problemas ante los cuales los homosexuales se enfrentan, estigmas que los han marcado y le han dado una percepción tan negativa ante otros miembros de la sociedad.

Palabras clave: ética, homosexualidad, homofobia, discriminación, México, derechos humanos.

Acuña-Ruiz y Oyuela (2006) explican que los prejuicios rara vez llegan a ser un factor positivo, ya que en su mayoría son una creencia que ha sido generalizada en exceso. El prejuicio con el que se mira a los individuos homosexuales según Withley es que son “enfermos, desviados y peligrosos” (Acuña-Ruiz & Oyuela, 2006, p. 61). Es importante tomar en cuenta que una de las bases del tema del prejuicio sobre la homosexualidad es la tipificación del rol sexual, donde ciertos aspectos son singularizados como norma para un sexo. La institucionalización social de estos caracteres o funciones son vistas como rasgos innatos y por lo tanto socialmente válidos. LeVay (1995) explica que Hombre y mujeres tiene determinados este tipo de comportamientos porque son percibidos socialmente como lo único “natural”, todo lo demás se prohíbe y se considera “contra natura” (Acuña-Ruiz & Oyuela, p.62). Corraze (1972) afirma que la homosexualidad existe tanto en culturas avanzadas como también existió en pueblos primitivos, lo que indica que no es una práctica de degeneración o decadencia cultural como se llega a asumir hoy en día (Acuña-Ruiz & Oyuela, p. 63).

Una vez que se entiende todo lo que la homosexualidad no es, se termina con la concepción errónea basada en prejuicios y se puede entender de manera adecuada –basándonos en hechos, no en juicios- qué sí es la homosexualidad. A diferencia de lo que muchos podrían asegurar basándose en los estudios de Alfred Kinsey, la orientación sexual no se divide únicamente en dos categorías: heterosexual y homosexual. La homosexualidad es continuum o cuestión que no depende únicamente de un sí es, no es, sino de grado (Acuña-Ruiz & Oyuela, p. 63). “Con respecto al comportamiento sexual, ha sido posible mantener esta dicotomía con sólo ubicar a todas personas que son exclusivamente heterosexuales en una categoría heterosexual y todas las personas que tienen algún tipo de experiencia con su propio sexo, incluso aquellas con la menor experiencia, en una categoría homosexual” (Kinsey et al, p. 468 - 469). De esta forma Kinsey se enfocó en que se prestara atención a no sólo etiquetar a personas que se relacionan con personas del otro sexo como “heterosexual” y a las personas que hubieran tenido alguna práctica homosexual, por más mínima que fuera, como “homosexuales”. En su estudio, Kinsey nos muestra que hay rangos en cuanto a este tema (DuBay, 2001).

Lo que Kinsey realmente planteó en sus estudios publicados en El comportamiento sexual en el hombre (1948) y El comportamiento sexual en la mujer (1953), es que existen más de dos categorías de orientación sexual, las cuales fueron explicadas en una escala que va del 0 al 6. Kinsey representó de la siguiente manera los distintos tipos de comportamiento heterosexual y homosexual:

·         0 - Exclusivamente heterosexual
·         1 - Principalmente heterosexual, con contactos homosexuales esporádicos
·         2 - Predominantemente heterosexual, aunque con contactos homosexuales más que esporádicos
·         3 - Igualmente heterosexual y homosexual (Bisexual)
·         4  - Predominantemente homosexual, aunque con contactos heterosexuales más que esporádicos
·         5 - Principalmente homosexual, con contactos heterosexuales esporádicos
·         6 - Exclusivamente homosexual

Es causa de shock lo mal informadas que podemos estar las personas en relación a ciertos temas. No sólo no se está bien enterado de  las propias características del las distintas orientaciones sexuales, sino que también en muchos casos se tiene una concepción completamente errónea y plagada de prejuicios acerca del comportamiento homosexual. La ignorancia ante estos hechos se puede notar en comentarios homofóbicos como el del obispo de Aguascalientes, que dijo que “ni siquiera los perros hacen sexo con perros de su mismo sexo” (Lamas, 2010).

Para contextualizar el caso en el espacio estudiado, es necesario mencionar que en México dos de los factores que más influyen a la discriminación y al trato homofóbico son la “cultura del macho” que existe en nuestro país (tomado en cuenta para el caso particular de los hombres homosexuales) y el hecho de que México es un país mayormente católico. Fueron estos los dos factores que se tomaron en cuenta en este ensayo para sustentar la discriminación que la sociedad mexicana practica contra hombre y mujeres homosexuales.

Tanto hombres como mujeres homosexuales son víctimas de discriminación por parte de ambos géneros, sin embargo es muy notable el hecho de que una variedad de estudios comprueban que los hombres heterosexuales tienen una percepción mucho más negativa hacia hombres homosexuales y son ellos los principales practicantes de agresividad y maltrato hacia ellos (Lozano, 2009). Este es uno de los pilares de esta problemática social de nuestro país.

Los hombres en general “han construido su identidad de género en oposición a la identidad femenina; de esta forma el hombre es aquello contrario a los estereotipos asignados a la mujer” (Acuña-Ruiz et al, p. 66). Sin embargo, el hecho de que un hombre desee a otro hombre no significa que automáticamente vaya a empezar a actuar como mujer, que es uno de los estereotipos que ha sido otorgado a los hombres homosexuales con mayor ahínco. Esta concepción errónea del afeminamiento de un hombre es parte del prejuicio más fuerte contra el que los homosexuales masculinos se enfrentan en México, donde el machismo y el valor de ser hombre es tan dominante (Lozano, p.164). Es por esto que en nuestra sociedad el hombre homosexual es “doblemente negativo”, porque se tiene la creencia común de que no sólo se afeminó, sino que además tomó la decisión de adoptar estas características femeninas y rechazar su masculinidad. En una sociedad heterosexista y machista, donde los valores masculinos adquieren una mayor importancia y prevalece una subordinación de la mujer y de lo femenino, es entendible una percepción negativa hacia los hombres gays” (Lozano, p. 164). Castañeda (2006) afirma que la problemática se basa que una mayoría de la sociedad percibe al hombre homosexual como un afeminado que se “rebajó” a la condición femenina, mientras que una lesbiana es vista como una mujer que peca de orgullo por querer usurpar una masculinidad que no le corresponde (Lozano, p.164).

En cuanto a la religión, la iglesia católica es una de las instituciones que más castigan la homosexualidad, incluso considerándola una “abominación”, incluso van tan lejos queademás de ver a lesbianas y gays como seres degenerados o anormales, se les considera peligrosos y se teme que “corrompan” a los demás” (Lamas, 2010). En su libro Pureza o peligro (1966), Mary Douglas denominó al asco como una respuesta biológica. La homofobia no es más que un tipo de asco y esto depende completamente de nuestra percepción de la sociedad y cultura. En México, nuestra cultura está muy de la mano de la religión más fuerte en el país, que es la católica. En su asco hacia la homosexualidad la iglesia católica alienta lo que la antropóloga peruana Rocío Silva llama “basurización simbólica”. Con este término podemos entender un tipo de odio o asco basado en ideología de que podemos poner a otra persona como “elemento sobrante de un sistema simbólico” (Lamas, 2010).
El estudio realizado en dos universidades de la ciudad de México demostró la correlación que existe entre la religiosidad de las personas y su conducta homofóbica. A través de los cuestionarios que se aplicaron, se llegó a la conclusión de que la religión y la homofobia son estadísticamente significativas: al aumentar en puntos de religiosidad se incrementan los puntos de homofobia (Pulido Rull et al, 2013). Con este estudio se puede determinar que la “religión contribuye al desarrollo de actitudes homofóbicas” (Pulido Rull et al, p. 108).

Puig (2005) menciona una discrepancia entre el actuar de los practicantes católicos y cristianos que vale la pena resaltar. El discurso “original” del catolicismo y el cristianismo es que los practicantes lleven a cabo en su vida conceptos como la fraternidad, no juzgar a otros y “pensar en el prójimo como hijo de Dios”, sin embargo se comprobó con el estudio que aquellas personas con un mayor nivel de religiosidad son los que más alienan y descalifican a los homosexuales (Pulido Rull et al, p. 111).  Es importante mencionar también que  “La Iglesia católica es una de las instituciones sociales internacionales que en  más ocasiones se ha manifestado públicamente sobre la homosexualidad. La mayoría de las veces […] los juicios doctrinales emitidos por la jerarquía en este campo adoptan una actitud condenatoria hacia comportamientos sexuales no relacionados con la reproducción, como la masturbación, la contracepción, las actividades pornográficas o las relaciones afectivas y sexuales entre personas del mismo sexo” ().

Una ética cívica demanda que los juicios éticos estén fundados en buenas razones y que haya consideración imparcial de los intereses de cada quien (Rachels, p.32).  Sin embargo una muestra significativa de practicantes de la religión católica en nuestro país no está cumpliendo con estos conceptos según los estudios analizados. Un actuar racional es íntegro, y por íntegro se entiende que se actúa con coherencia a lo que se predica. En el caso de algunos practicantes de la religión católica en México, no se está actuando según lo que su iglesia predica (“La igualdad fundamental entre todos los hombres exige un reconocimiento cada vez mayor. Porque todos ellos, dotados de alma racional y creados a imagen de Dios, tienen la misma naturaleza y el mismo origen. Y porque, redimidos por Cristo, disfrutan de la misma vocación y de idéntico destino”, Santa Sede, 1965), ya que su actitud hacia los homosexuales es la que se presenta como más homofóbica que la de otros sectores de la sociedad mexicana.

Una ética cívica o una ética de mínimos en una sociedad se basa en los puntos mencionados al inicio de este ensayo, todo ello con el fin de la convivencia armoniosa de una sociedad. La discriminación hacia los homosexuales rompe con este principio básico de la ética de mínimos. ¿Qué clase de sociedad tenemos en México si es a partir de la vida sexual de las personas como se norman su ciudadanía y su valor intrínseco?

Los tres valores intrínsecos de la ética (imparcialidad, racionalidad y universalidad. Rachels, 2006) se ven violados en el caso de la discriminación a homosexuales en nuestro país. Primeramente, cualquier tipo de discriminación es inaceptable, ya que la imparcialidad demanda que no existan personas privilegiadas y haya trato de igualdad. En este caso los heterosexuales son los privilegiados, ya que a ellos no se les cuestiona si merecen que su derecho a la dignidad sea respetado. Los heterosexuales son los privilegiados en esta situación porque a ellos no se les privan ciertos aspectos de la vida social como trabajos o el derecho al matrimonio, como se hace en contra de los homosexuales. Con el ejemplo concreto del matrimonio se utiliza el principio de refutación para explicar porque no debería de otorgarse este derecho a los homosexuales. Con este principio se busca que las pruebas estén dirigidas a poner en evidencia aspectos falsos o equivocados de los planteamientos, que no son más que conjeturas, y al refutarlos se confrontan con la realidad de la situación (Hernández et al, 2005). Es con este principio en mente que algunas personas refutan que el matrimonio homosexual no debería de ser aceptado, ya que si se acepta una orientación sexual, todas deberían de ser aceptadas sin importar qué tipo de prácticas sexuales sean.

La racionalidad demanda que los juicios éticos no estén nublados por preferencias o sentimientos. En el caso de los homosexuales, ellos se han visto rodeados de prejuicios siempre. En el siglo pasado, a diferencia del Medievo, se dejó de tratar al homosexual como un criminal solo para  comenzar a tratarlo como un enfermo (Lozano, p. 155).

La discriminación hacia homosexuales es una situación que se podría resolver si se tomara acción para instaurar clases, ya que la educación es una manera efectiva de combatir las concepciones erróneas que se tienen sobre los homosexuales. La idea que se tiene en la sociedad mexicana sobre las personas homosexuales está compuesta en su mayoría por estereotipos y generalizaciones que tienen a calificar negativamente a estas personas, y por ende, a darles un mal trato o a discriminarlos. Esta medida acerca de educar a las personas se basa en el hecho de que el estudio de la homofobia realizado en universidades de México refleja que las actitudes de las personas hacia homosexuales se vuelven menos negativa si se han llegado a tomar clases de temas relacionados a temas de educación sexual y sobre orientación sexual. Mientras mayor conocimiento se tenga sobre un tema es menor la posibilidad de caer en estereotipos y mayor la probabilidad de actuar con más tolerancia hacia los demás. Si se puntualiza en clases este tipo de información, el comportamiento de muchos mexicanos puede comenzar a tornarse más positivo en relación  a su trato a personas homosexuales. Es importante también ahondar en clases de ética que todas las personas tenemos derechos a un trato digno y con igualdad, ya que algunas personas pueden no estar conscientes completamente de la gravedad de sus actos al discriminar a las personas homosexuales o mostrando una actitud de tinte homofóbico. La instrucción de estas ideas pueden ser una solución para que en la sociedad mexicana verdaderamente se lleve a cabo la ética de mínimos y la discriminación a homosexuales se detenga.






Bibliografía
Referencias básicas:
Acuña-Ruiz, Andrea Elizabeth; Oyuela Vargas, Raúl. (2006). Diferencias en los prejuicios frente a la homosexualidad masculina en tres rangos de edad en una muestra de hombres y mujeres heterosexuales. Psicología desde el Caribe, agosto-diciembre, 58-88. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=21301804

DuBay, William H. Homosexualidad: Lo que Kinsey dijo realmente, 2001.

Kinsey, A.C., Pomeroy, W.P., and Martin, C.E. Sexual Behavior in the Human Male. Philadelphia: Saunders, 1948.and Gebhard, P.H. Sexual Behavior in the Human Female. Philadelphia: Saunders, 1953

Lozano, Ignacio. (2009). El significado de homosexualidad en jóvenes de la ciudad de México. Enseñanza e Investigación en Psicología, Enero-Junio, 153-168.  Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=29214111

Pulido Rull, Marco Antonio; Huerta Leyva, Alejandra; Muñoz Ortiz, Fernanda; Pahua Mendoza, Erik; Pérez-Palacios Rodríguez , Pamela; Saracho Rosado, Santiago. (2013). Homofobia en universidades de la Ciudad de México. Revista Intercontinental de Psicología y Educación, Julio-Diciembre, 93-114 Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80228344006

Rachels, J. (2006) Introducción a la filosofía moral. México: Fondo de Cultura Económica.


Referencias complementarias:
Hernández Fernández, L., Romero Borre, J. & Bracho Rincón, N. (2005). Tesis Básicas Del Racionalismo Crítico. Cinta de Moebio, (23) Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10102305

Lamas, Marta. ¡Qué asco me dan los gays!, 2010. Recuperado de http://lastresyuncuarto.wordpress.com/2010/01/16/marta-lamas¡que-asco-me-dan-los-gays/

Santa Sede (1965) Catecismo de la Iglesia Católica. Constitución pastoral Gaudium et spes. Recuperado de http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651207_gaudium-et-spes_sp.html


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